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116 LA UNIVERSIDAD. Roberto Markarian Dirigente del Sector Universitario de la U.C. EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL. SUS PERSPECTIVAS Nuestro Partido tiene una rica y creadora, elaboracién tedrica sobre los complejos te- mas de Ia Universidad, las capas medias y, en particular, los estudiantes y su papel en el proceso liberador. Pero nada tan falso ni tan ajeno al método cientifico que utiliza el Partido pa- ra abordar su estudio que la pretensién de dar por agotado y cancluido el trabajo, To- do lo contrario; es necesario una permanen- te labor de investigacién y aportes tomando naturalmente como base la labor desplega- da por todo el Partido y en espetial por el compatiero Arismendi, Es necesario inter- pretar y dar respuesta a nuevos problemas, surgidos de un curso politico vertiginoso, ¥ a Su reflejo especifice en las eapas medias. Los fenédmenos de 1970-1973, que se han dado en el marco de una crisis econémica que cantina agudizindose can duras con- secuencias para todos los sevtores popula- res, se han caracterizado por la perspectiva histérica del poder avanzado y democritica para el pueblo, como lo definiera el XX° Congreso de nuestro Partido, y por la cons- tituciin del Frente Amplio, herramienta fundamental para el proceso revolucionario. En particular, Io sucesos de 1972 han lanzado al panorama politico nuevos y complejos fenémenos, como la presencia de los militares en el cuadro politico, y la quicbra de determinadas concepeiones que iguieron a los duros golpes sufridos por la infraestructura del MLN. Estos son hechos que influyen en Ja cabeza de decenas de miles de universitarios que han jugado un papel importante en esta etapa del proceso, Pretendemos en este articulo simplemen- te formular algunos problemas primarios en dos direceiones principales, dejando en aro que es menester profundizar e inda- gar en esta compleja realidad para poder desempefiar acabadamente el papel de avanzada de !a juventud uruguaya y, en nuestro caso, del estudiantado universitario. El VIII? Congreso de Ia UJC, que mar- cari un jalén histérico en el desenvolvi- miento de las luchas juveniles, da a las tareas que cnunciiramos anteriormente pat- ticular vigegcia y realce. Nos hemos enfrentado ademas, a un de- safio lanzado por Arismendi en 1969 en la Mesa Redonda organizada en preparacién del VII? Congreso de la UJC: “ei queremos proceder con ia ri queza cientitica del método marxista, con su fiexibilidad dialéctica, ello nos obliga a pararnos frente al espejo y formularnos inquirimientos insos- layables. Es que el proletariado y su partido, no tienen en sus alforjas respueatas para el problema de ta cultura, de la edueacién y de ta en- eefianza, hasta tanto mo ee produz- ea la revolucion?”" (1) 4] partido del proletatindo ha dado suficientes prucbas de tener respucstas ¢o- rrectas y adecuadas a Ios fenémenos de la cultura. Respuestas que mucho md all de “interpretaciones” y que constitu- yen muestras elocuentes de una tarea de avanzada. Pero ese «lesafin es permanente y apre- miante en su doble faz: en la necesidad de desentrafiur las causas profundas que generan estos feadmencs y de actuar sobre ellos transformindolos en avances mis pro- nunciados del proceso liberador. @) Exposteién de Rodney Arismendi cu fa Mesa Redonda LA UNIVERSIDAD Y 1A REVOLUCION: HSTUDIOS 54, enero - f Grero de 1970, pig. 83. 1. LA UNIVERSIDAD, HOY Los acontecimientos nacionales del ult io afio, con su contenido plagade de peli gros y esperanzas, han obligado a definir actitudes en los distintas conglomeradas so- ciales y politicos del pais. Dichas definiciones se han hecho sobre la base de las polarizaciones fundamentales de la vida nacional: 0 el pais continia en la pendiente de la crisis econémica, la de- pendencia y la pérdida de libertades, o el pais comienza el dificil pera claro camino de la reconstruccién econémica, de la inde- pendencia y la democraeia. ‘Tal es el con- tenido de la contradiccién’ oligarquia-pue- blo en base a Ia cual los comunistas hemos definido nuestra actitud. Aquellos acontecimientos que tan tajan- temente contintian modificando Ia situacion nacional no podian ni pueden pasar inad- vertidos a Ia Universidad y a los univers tarios, Mas cuando éstes provienen sustan- cialmente de sectores sociales que estan petdiendo con particular rapidez su_nivel de vida y que, a pesar de sus hesitaciones y titubeos ideolégicos, contvibuyen al en- sanchamiento del campo de la revolucién. La valoracién genérica y principal sobre la situacién econémica de las capas me —principal porque es directa consecuencia, de Ja contradiccion fundamental antes alu- dida— no debe hacernos olvidar un fend- meno que no por nuevo deja de ser muy importante. En un articulo recientemente aparceido (2), el compafero Alberto Sud- Tez expresa que “En Ia sintesis del perfodo analiza- do, asi como se subraya la validez de las concepciones marxistas-leninistas sostenidas por nuestro Partido han quebrade, ¢n cambio, otras concep- ciones ideolégicas, Como se sabe, también en el Uruguay ss ha pro- ducido una ra acién de vastos sectores de las capas medias y su incorporacién al campa de la revolu= (2) PROBLEMAS DE LA PAZ Y EL SOCIALISMO N° 174, febrero de 1973, pal- 120. sién; eilas vienen con sus limitacio- nes, sus vacilaciones, eu. orfandad ideolégica, su Inexperiencia politica, su desconocimiento del papel de las clasea soclales y en particular del proletariade Luego de pintar en pocas pinceladas el en del MLN y los sucesos de abril, cul- mina asi: “Les Tupamares sufrieron una de- rrota militar e ideolégica, No logra~ ron mantener el fecreto de su orga- nizaciéh con la consiguiente apre- hensién o muerte de algunos de sus principales dirigentes. Mds adn, tos debates pariamentarios han revelado que hubo negosiacionas entre ndcleos de militares y los tupamaros en el transcurso de los cuales las ¢ondi- clones para la tregua impuestas por estos Gitimes no Inplicaban ningan cambio de estructura det pais, a di- ferencia de la linea de pacificacién del Frente Amplic que empujaba, me- diante el papel protagénico de las ma- sas, a radicalts transformaciones eco- némicorsocialés.” (pag. 132) La-justa apreciacién de este fenémeno es muy importante para los comunistas umi- versitarios pues el origen social, ideolégico € incluso, personal de los tupamaros ha lle- yado a que en amplios sectores de univer- sitarios —aun quienes no comulgaran al por cien can sus postulados ¢ incluso quie- nes, por ejempla, en las-elecciones nacio- nales habian votade las fOrmulas liberales de los partidos tradicionales— se abriera un margen atin mayor de vacilaciones, dudas ¥, brisquedas. Los comunistas podemos, y no sélo podemos sino que debemos, encauzar esas bisquedas si tenemos en cuenta, al decir de J, L, Massera: que este peso de las capas me- dias, determina también algunas de jas formas en que la Universidad vi- ve intensamente el reflele de fas pro- fundas conmociones sociales de nues- tro tiempo." (3) (3) “Palabras Preliminares” de In Mesa Redonda antes cltada, ESTUDIOS 54, pé- gina 14. Dos precisiones de particular vigencia No es nuestro interés especifico exponer aqui las definiciones del Partido sobre la naturaleza y la funeién social de la Uni- versidad: en el mimero de ESTUDIOS an- tes mencionade y en los capitulos IIT y IV de ln conferencia de Arismendi “Encuentros y Desencuentros de la Universidad con la Revolucién” (4) se formulan las mejores exposiciones de tales definiciones. Sin em- Dargo, importa hacer das preeisiones “doc- trinarias” de particular vigenci: La primera se refiere a lo que Arismen.). llama “una respuesta elementalmente justa’ alos problemas de la Universidad (5)- Elementalmente porque responde a los problemas primarios de Ja concentracién de Jas fuerzas de la revolucién y porque, de quedarnos sélo con ella, no tendriamos mis que “un cuchillo ‘punta ni filo para abrirle cl vientre a esta realidad contradic- toria y compleja” (6). Con palabras del peruano José Carlos Mariategni cscritas a fines de Ia década del 20, este aspecta se expresa asi: “El problema de la ensefianza no puede ser bien comprendide en nues- tro tiempo, si ne es considerado co- mo un problema econémico y como un problema social. El error de muchos reformadores ha eatado en au méte- do abstractamente ideatista, en su doctrina exclusivamente pedagégica Sus proyectos han ignorado el inti mo engranaje que hay entre fa eco— ‘ensefianza y han preten- icar éata, sin conocer tas leyes de aguélla, Por ende, no han nla ° do a reformar nada sino medida que las menespreciaa: implemente ignoradas leyes econé: so-sociales, tes han consentido.” (7) (4) En INSURGENCTA JU 1972, pags. 67 - 203, ()_ Exposleién de Rodney Arismendi_ en Ja Mesa Kedonda antes citada. ESTUDIOS 54, pag 31. (8) ESTUDIOS 54, pag. 82. @) “El Proceso de la Instrucciém Taiblix ea" en 7 ENSAYOS DE INTERPRETACION DE LA REATADAD PERUANA; Lima, 19605 pigs. 186 - 157. VENIL; EPU, Hay, quienes pretenderdn que tales pala- bras carecen de vigencia en estos tiempos, al menos en Uruguay, dado que no existen tales “reformadores”, Lo que en realidad sucede es que ostos reformadores actuales, ademas de arrastrar Ja herencia de aquéllos —que no cs moildita sino que responde a factores socials muy explicables— han aprendido a evitar los choques frontales con el analisis marxista-leninista, del que el citado libro de Mariategui es una de las primeras cont it Ademds, esta claro que de no haber sa- bido el hombre manejar un cuchillo sin pun- ta ni filo, jamds podria haber avanzado ha- cia la teenologi« moderna. Y por deseracia, como sucede con muchas cuestiones ideolé- gicas, periddicamente debemos volver a la edad de piedra para mostrarles a los hom- bres primitivos como se maneja el cuchillo de pala. En Ja sewnnda precisi6n ya no se trata de un cnchillo de palo, sing de aleo bas- tante mis puntiagude v filoso. Si bien la iversidad, por un lado, 4, .pertenece a una forma ponde en forma in- jas relaciones de produc- cién existentes (...); responde a la ideotegia de laa clases dominantes 6.2), por otro, las urgencias téeni- cas y cientificas inherentes aia en- seflanza son promovidas por el de- sarrollo de las fuerzas producti- vas.” (8) “Entonces. la contradiccién social fundamenta| entre fuerzas producti. vas y relaciones de produccién, apa- rece insita en la propia naturaleza y funcién de la Universidad. La conteadiceién fundamental tleaa a ta Universidad, sin embargo, tam- bién por otri Porque si esa contradiccién fundamental, en el pla- no econdmico, se manifiesta entre las fuerzas productivas y las retaciones de produccién, en et plano social se manifiesta en la division de la socie- dad en clases.” (9) (#) Rodney Arixmendi, Exposiciin en ‘Mesa Redonda antes citada, ESTUDIOS pay. 87. (6) José La minares cltadss; Massera, “Palabras Preli- ESTUDIOS 61, Paz. 14 Por tanto, si bien el primer aspecto. de la contradiccién fundamental en la Univer- sidad coloca en sus justos términos ¢l al- cance de las mejoras que se pueden lograr en ella, el segundo sefiala la gufa firme por Ja que la Universidad se ha transformado en un baluarte de las ltbertades, en un enemi- go acérrimo de la represién y la miseria, en un integrante de nuestro movimiento popular, Como parte de una sociedad basada en Ja lucha de clases, es haciénclase jarticipe y eco de las Iuchas populares que la Uni versidad avanza y fortifica su real aporte al pueblo, Pero no sdlo avanza y fo-tifica su aporte, sino que ha sido esta vinculacién este quehacer conjunto con Ja GNT y en el Encuentro Nacional por Solucfones, con las gremiales de la ensefianza y en el Mo- vimiento de Defensa de las Libertades, los que le han permitide rodcarse de puebla y ser defendida por el canjunto del ui0v miento popular, cada vex que era ata da (10). * Ademds, toda tormulacion que parta de definir el aporte de la Universidad al pue- blo exclusiva o fundamentalmente de la racionalidad de Jas soluciones que la Uni- versidad pueda ofrecer, terminari en el des- arrollismo. Sea por propia degeneracién, (19) El Ine. Oscar J. sesién dei Consejo Direct sé que “... el pueblo trabajador ( cuestionablemente en los Gltimos afiox ha acompafiado stempre a Ja Universidad en lus momentos ms diffciles. Pienso que es- ta circunstancia, que es conocida on los nblentes de gobierno, es la que le ha per jo x la Universidad, en forma un tan actuar con onergia frente desborde polleial “y del eJéreito. Se sabe que la Universidad no esta sola y que tiene su apoyo. Se sabe que hay una respuesta popular a los planteamentos de la Univer. sidad y por eso se la respota. Si la. Univer- sidlad estuviera alslada, s¢guramente, como mo Jo han preguntado en muchos patves de América Latina, nos Wubieran barride ya. Hay una cosa muy cierta on nuestra Uni- versidad, que la diferencia de las de otros paises y e¢ que ninguna esti tan fientifte da con Jas fuerzag sindicales organizadas, sto no lu podemos desechar improvisada- mente en una noche de gran fatiga.” Acta de In Sesién del 3¢ de setiembre ae pig 12. m to sorprendente, sea porque los sectores desarrollistas ten- din el campo hecho orégano para imponer * Jas soluciones que siempre han propugnado. Pueste que en definitiva, todas las for- mulaciones sobre las miserias del pueblo y sus soluciones que no partan de clarificar el origen de clase de tales miserias y por tanto, la necesidad de Iuchar para erradi- car tal origen, terminan en disquisiciones meramente téenicas, en bisqueda de solu- ciones alternativas para los problemas de las poblaciones, etc. Jamas en la necesidad fs cambios profundos, jamais ea la revolu- cidn, Esto nos coloca’ en el camino directo de responder a la pregunta principal que que- remos contestar en esta primera parte del articulo: gqué debe hacer la Universidad hoy, en medio de los combates que se li bran por imponer una salida democratica avanzada? Elementos para un balance La Universidad viene de un periodo en el que fue centro del ataque de la oligar- quia, Sea por la via juridica-formal (pro- yecta de destitucién de autoridades, pro- yecto del COSUPEN, Ley de Ensefianza, etc.), sea por la via financiera (varios mi- les de millones de pesos actmulades en deuda, presupuestos esmirriados, etc.) sea por la via de los hechos (muerte de estu- diantes por defender la autonomia, reiter dos asaltos, incluso al Hospital de Clini- cas, ete.), De mil y una maneras el gobierno, las ‘bandas fascistas, los distintos instrumentos de poder y represién de la oligarquia, se han avalanzade sobre Ja Universidad, Algdn observador imparcial podria decir que ello razonable puesto que sia la clase do- minante le molesta el desafio de la lucha, el avance en conciencla y organizacién de Jos trabajadores —y contra ellos lanza todos Sus instrumentos—, menos atin puede tolerar el desafiao de una Universidad que mera- mente deberia formar los téenicos que cl funcionamicnto del engranaje capitalista necesita. Y Jo cierto es que, sin apartarse de sus fines, la Universidad se ha penetrado de ideologia reyolucionaria, se ha enfren- tado con valentia a sus detractores. Nada mas simbélico de esta actitud que el proceder del ex Rector Maggiolo ante la banda fascista que en la noche del 29 al 30 de setiembre del 72 asalté el local cen- tral de Ia Universidad. Solo,.yendo delante de las fuerzas policiales, arraneé un cartel que anunciaba “Universidad Ocupada” e intenté penetrar al recinto asaltado, Este perfodo de Ja vida universitaria ha sido rico en experiencias de trabajo con or- ganizaciones sindicales y de modos de en- frentarse a los antiuniversitarios de sier- pre, A pesar de las carencias de todo tipo ha sido también un periodo de avance en su quehacer intelectual especifico. Las erea- ‘ciones de los Centros de Computacién y de Investigaciones Nucleares; los progresos cientificos en diversas ramas, por ejemplo, agronomi{a; la consolidacién de diversos gru- pos avanzados en estudios de ciencias so~ historia, economia, sociologia, etc., lo camprueban; sin tomar en cuenta la ab- sorcién del aumento significative del alum- nado, sin disminucidn apreciable del nivel de la ensefianza y modificando los planes de estudio de casi todas las carreras la Universidad contra la rosca El agravamiento de La crisis econémica y, la consiguiente miseria creciente de vastas capas populares, Ia debilidad de los sectores sociales que apoyan al gobierno, la corro- sién del aparate estatal, la incorporaciin de nuevas fuerzas antioligarquicas y el poderio de sus destacamentos de avanzada hacen prever modificaciones importantes. “El poder de Ia oligarquia cerremp da y del Imperialismo expoliador puc- de ser derrotade per las fuerzas uni- das de! pueblo. La hora es dramatica, pera esperanzada.” (11) (G1) ESTUDIOS 66, 1978, pig. 15. enero - marzo de Esas son polabras de ‘la declaracién del 13 de febrero del Comité Central del Par- tido. De lo que se trata, también en la Uni versidad, es dv colaborar para hacer reali- dad esa esperanza. La Universidad tiene un gran papel a cumplir en esc sentido, utilizando tede su potencial cientifieo, toda su solvencia téc- nica, La denuncia implacable de la rosea, de sus negocindos ilegales y legales, de lt sub-utilizacion de la acidad industrial instalada, las carencias energéticas a las que nos han Jevado sus componendas con los grandes monopolies y bancos “mullinaciona- les”, ef estudio y denuncia de las finalida- des’ “henéficas” (para sus inversores) de dichas organizaciones, Ja baja explotacién del campo v las posibilidades de mejoras con la introduccién de nuevas tecnologias y especies, la crisis de la vivienda y de la salud, etc., son todos aspectos que la Uni- versidad debe encarar en el plano cienti- fico, pero también en el de la denuncia y explicacién para las grandes masas popu- lares, A efectos de esto viltime la Universidad debe dotarse de instrumentus do divulga- cién mucho mis idéneos y adaptades a las nuevas tcenolugius de los que hoy dispone. Debe encarar sistemiticamente estudios so- bre la ineidencia de los distintas medios de comunicacién de masas y de Jos factores técnicos, politicos, sicolégicos que influyen en la comprensién de los mensajes que se envian a la publacién. Si la Universidad esiuvo en el centro de Ja vida politica en el periedo que comienza en el 68, fue porque sus integrantes y la institaeién como tal, dieron respuesta a los grandes problemas que acuciaban al pais. Cuando el desensnascaramiento de la rosea, la profundizacién de los aspectos mas visi- bles de sus andanzas son temas que colabo- ran en el desgaste de quienes detentan cl poder, Ja Universidad, que por los medios y la capacidad técnica de que dispone, esté en condiciones de avanzada, no puede re- munciar a esta obligacién de responder a Jos problemas que ahora acucian al pais. No dudamos de que muchas de estas co~ sas se han hecho anteriormente, y que en cl futuro las dificultades econémi¢as de la Universidad seran tamto o mis cansidera- bles que en el pasado, Pero lo que importa es definir prioridades acerca de las ma- neras de incidir en el medio, y obrar en consecuencia, Junto al movimiento popular, mds que nunca ¥ este proceso de elaboracién, de denun- cia no se puede dar aislado, rompiendo sus lazos fraternos com las organizaciones gre- miales, o pretendiendo dictar citedra a los que combaten por esos cambios imprescin- ibles. La Universidad no es un gremio (paroce ridicule decirlo) y por tanto sus relaciones con el movimiento obrero y popular deben darse de acuerdo a lo que son sus finalida- des y definiciones legales. Pero la Universi- dad ¥ los universitatios tampoco son Mesis llamados a libertar y redimir a los oprimi- dos de esta ticrra, a marcar sendas a los fieles que sélo tienen fe y les falta un Dios. Estas afirmaciones no las hacemos sobre una tabla rasa, sino a la Iz de las consi- deraciones insertas al comienzo del atticulo, Cuando se diluyen esperanzas puestas en organizaciones politicas que han sufride du- ros reveses; cuando las ansias de cambio se mantienen porque la situacién econdmica no sé ha modificada; y cuando se puede pensar qué por encima de las clases sociales es posible buscar las salidas a través de una institneién de gran prestigio, con princip’ avanzados y con instrumentos técnicas my poderosos. ¥ las hacemos con sano espivitu polémico porque ésas son algunas de las vacilaciones, hesitaciones, ete, con las que las capas me- dias se incorporan al campo de la revolu- cidn. Y las hacemos también porque, .. par nosotros mismos, por el marxisme - leninismo, por la clase obrera, por la ravolucién, por nues- tra dignidad de revolucionarios, en los temas ideciégicos y de princ' 3 necefario extraer determinadas lecciones esenciatts para la fueva etapa en que entramos.”’ (12) Lenin, en “ZA qué herencia renuncia- mos?”, comentanda el hecho de que los populistas se desentendian de “las relacio- nes existentes entre ‘la intetectualidad” y las instituciones politico-juridicas del pals con los intereses materiales de detetminadas clases sociales”, expresd que “La negacién de esta relacién, la fal- ta de una interpretacién materialist de estos facteres sociales, obligan a ver en los uma fuerza capi de arrastrar ta historia por otra via."<43) Y¥ mis adelante: “La falta de realismo soviolégice: (...) les lleva también a esa especial manera de pensar y razonar sobre asuntos y problemas sociales, que s puede denomi Presuncién estre- chamente intelectualista @, tal vez, mede burceratico de pensar. El pe- a siempre razona acerca de qué camino debemos escoger ‘nosotros’ para {a patria, con qué calamidade: habremes de tropezar si ‘nosotros’ encaminamos la patria per tal cami- no, (...), etc, De aqui Ia completa falta de fe y el desdén del populista por laa tendenclaa propiae de las di- ferentes clases sociales, que hacen la historia de conformidad con interests. Dé aqui la serprendente li- gereza con que el populista empren- de (elvidande tas circunstancias que lo rodean) todo posible aénera de proyectomanta social comenzande por cualquier ‘organizacién de! trabajo agrariot (...). A medida que s¢ am- plia y se profundiza la creacién this- ‘torica de los hombres, debe crecer también la masa de la poblacién que ea el forjador consciente de la his- toria. El populista, en cambio, que siempre razona sobre ta poblacién en general y sobre ta poblacién traba: Jadora en particular, considerandolas el objeto de talés 0 cualés medidas racionales, come un material que d be ser encaminade por ésta u otra ruta, y que Jariés considera a las di- (12) Rodney Arismendi, LA PERSPEC- TIVA DE UN PODER DEL PUEBLO: Bdi- giones de la Seccién de Propaganda dct CO, 1973, pg. 37, (3) OBRAS ESCOGIDAS EN 3 TOMOS; tomo T, pigs. 98 . 99. versas clases de la potilacién como Bersonajes histéricos que actaan In- dependientemente por un camino da- do, nunca se planted ei problema de las condiciones del camino en cues- tién, condiciones que pueden desarro- Nar (o, “por el contrario, paralizar) idad independiente y cons- de estos creadores dé ta hise «14 ley de Educacién: también en la Universidad Las tareas anteriormente planteadas pai la Universidad no oscurecen, sino que real- zan, por el contrario, una nueva situacion que debe ser resuelta calibradamente, La Ley de Educacién, trajo un panorama ne: gro para los demas Entes de la ensefanza {el CONAE y su legislacién represiva), pero también para la Universidad que en setiembre deberd realizar elecciones de acuerdo a las nuevas normas. Los vientos fascistas que cl CONAE hu- racané en Primaria y Secundaria’ tambicn aparecerin en la Universidad. Y al igual que todos los universitaries deben plegarse @ Ja dura batalla que libran padres, estu- diantes, profesores y funcionatios contra el CONAE y sus consecuencias, deben ser cx- pacts de resolver una situacién no tan gra- ve, pero dificil que no se puede subvalorar. Todos los reaccionatios y fascistas se sienten envalentonados’ por el impulso re- gresivo contra la ensefianza emprendido por cl gobiemo, A ese fenémeno no escapa la Universidad. Y tal cual ya han aparecido agrupaciones estudiantiles de diversos gru- pos tradicionales, no seriamos sino miopes politicos si no previéramos variadas listas en los sectores profesionales y agrupamien- tas amarillos que desconozcan los eandida- tas gremiales a nivel estudiantil. No cabe la menor duda pues que las eleceiones uniiversitarias seran nuevas bata- las que habr& que preparar concicnzuda- mente en el marco de la gran batalla contra el CONAE y su ley de creacién. (14) LENIN, op. eft. pags. 107 - 108. IL EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL, HOY Planteadas algunas de las tareas centrae les de la Uni idad en este momento po- litica, consideramos de importancia glosar el tema estudiantil especificamente. De inmediato surgen algunas preguntas: el papel del movimiento estudiantil, cse It mita a dinamizar ol proceso universitario 0 trasciende el marco interne y tiene aspec- tos instranferibles on otros niveles de Ja lu- cha social? gQué nuevos problemas y ex- periencias afronta la unidad obrero-cstu- diantil? gCudles son las cuestiones ideold- gicas fundamentales que conmueven al es tudiantado aniversitario y cémo se refle- jan en su estado de animo, en su eapacidad de combate? Es necesario tener presentes algunas con- sideraciones del aio 1972, pata encontrar la raiz de muchos de los problemas actua- les, Tomamos dos etapas esenciales. De abril a junio Durante el durisime periodo de abril a junio en que arrecié la acometida fascista y. Se pretendié ajustar cuentas cou todo cl movimiento obrera y popular, los estudian- tes desempeii un papel importante. Respaldaron, Inego de nna profunda dis sién gremial, Ja consigna de puacificacién con soluciones. Mas de 5.000 estudiantes debaticron, en multitudinarias mesas_ re- dondas en las que participuron diversas se tores politicos (I.A., P.L.P., Mov. de Ro- cha), los temas que conmovian a la Repa- blica. Esta fue una modesta pero no desde! ble contribucién a la gran tarea de ensan- char el campo democritico y antifascista_y de desenmascarar el contenido del plan oli- garquico. Pero no solo por lo que pas6, sino por lo que no pasé en el movimiento estudiantil, es necesario valorar esa etapa. Otras expe- riencias latinoamericanas son aleecionado- ras. En el cuadro de la quiebra de éoncep- ciones guérrilleristas y ante el embate reac- cionario, se detorioraron y aun fueron arra- sadas durante largos perfodos, en algunos paises del continente, las organizaciones uremiales del estudiantado; toca el proceso universitario sufrid retrocesos importantisi- mos. Nada de eso sucedié en cl Uruguay. Se preservé y se clevé en esos duro’ momentos la unidad del gremio, La Universidad se mantuyo firme y prestigiosa, Pero todos esas hechos no fueron ni es- pontineos ni casuales. Atributos muy, mane- jados en estas latitudes por determinados grupos para explicar la justeza de una tac- tica y de una concepcién. ¥ como no fue- ron ni espontineos ni casuales, nos interesa destacar tres elementos determinantes. PRIMEROQ: es necesario anotar no sdlo en atas de la verdad histérica, sino para asimilar experieneias imprescindibles, que fue la elase obrera la que encabezé la dura batalla para reubicar la verdadera diviso- ria entre la oligarquia y él pueblo, y la que detuvo la ofensiva oligarquica, todo lo eval permitié salir de la dificil situacién, Este factor determinante gravité fundamental- mente en Jas capas medias incluyendo como es natural, al estudiantada, Contribuyé a modificar las condiciones de repliegue; de falta de confianza, de pérdida de Ja capa- cidad combativa. SEGUNDO: también en la Universidad se desplegé uma tactica justa v adecuala a las particularidades y problemas especifi- cos. Combinando acertadamente una pro- funda explicaci’m ante las masas con los niveles apropiados de movilizacién para ca- da etapa, utilizando la labor propagandis- tica cuando las condiciones son adversas, como reelamaba Lenin. Fue la politica de vincular estrechamente al estudiantado a Ja clase obrera, Experiencias importantes son las columnas de obreros textiles de Marofias y de la construccién que convergieron so- bre la Universidad cuando el asalto fascista, O las masivas delegaciones estudiantiles efectuanda actos conjuntos en las puertas de las fbricas del vidrio, de la quimica, textiles, de los talleres de AMDET, ete. TERCERO: fue el éxito de una dura y tenaz batalla contra las posiciones derratis tas que se expresaban en “el todo por el todo” y arastraban al aniquilamiento al mo- vimiento en su conjunto. Manifestaciones claras de la pérdida total de perspectivas, de confianza en la accién de las masas. Es- tas formulaciones y planteos se desataron con particular fuerza en el movimiento es- tudiantil, La lucha ideolégica desde posi- ciones irreductibles de principios, pero im- placablemente dura, no cra sélo un ingré= dignte necesario, sino parte misma de la batalla, © influyé favorablemente en su re- solucién. Un gran combate El segundo jalén del aiio 72 corresponde a la gran contienda Nbrada en defensa de. la ensefianza, contra el proyecto fascista del entonces Ministro Sanguinetti, Para nosotros, desde el inicio, la batalla tenia varios ¢ indivisibles contenides que definsan el nivel de nuestras responsabili- dades. Era una etapa superier del gran combate contra los planes oligarquicos que pretendian mediatizar y ahogar “el espiritu democritico de nuestra cultura, Que pro- curaban transformarla, a sangte y fuego, en un décil instrumento a fin de recuperar su influencia en una juventud irremisiblemen- te perdida para las ideas cadueas y retrégra- das de las clases dominantes. Junto a este planteo estratégico se com- binaba la necesidad de enfrentar un nuevo peldafio en la senda de la dictadura “le- gal”, del vaciado de las instituciones, utili- zando para ello Jas banderas demagégicas del “orden” y Ia “normalidad en los cursos de la ensefianza”, y la campaiia, encabeza- da por la “15”, de la “modemizacién”, la “adecuaciin a la realidad nacional”, ete. Pero también se trataba de hacer gravi- tar al miximo a las grandes masas vineula- das a la ensenanza, de hacer efectiva, tam- bién mediante el combate de vastos sectores de:las capas medias, Ia consigna de la lucha independiente del pueblo tras auténticas soluciones. Por todo ello la batalla adquiriria Ja di- mensién de un gran combate de todo el pueble, y en primer lugar de estudiantes, maestros, profesores, padres y funcionarios. ‘Otros la concebfan sélo como una cam- pafia de denuncias, de “agitacién”, contra el proyecto de ley a la espera de tiempos mejores para ¢l enfrentamiento de fondo, Seguramente para después de su_sancién, invoeando eendiciones mis favorables que nadie podia explicar cémo habrian de ge- nerarse, Estas dos épticas diferentes se manifes- taron a lo largo de toda la dura batalla de mas dé 2 meses (incluidos 57 dias de huelga). El movimiento estudiantil universitario definié comenzar la huelga con toda la en- Sefianza por 3.500 votos contra 2.500; par- ticipé en centenares de acciones de movi- Mzacién callejera y propagandistica; puso a funcionar toda su inventiva y capacidad ereadora; combiné acertadamente las gran- des acciones de todo el movitniento (Acto en el Palacio Pefiatol, Marcha de la Ech cacién...) con una rica y variada activi dad por agrupamientos menores, Esta experiencia, que puso a prueba el movimienta estudiantil, demostré que en lo esencial se habia recuperado el nivel de combatividad y la capacidad de lucha en am periodo relativamente breve. Sin embargo es justo consignar las ca- reneias y debilidades que todavia persisten, las desproporciones entre los diversos cen- tros, entre Ins que discuten y los que eje- eutan las resoluciones gremiales. Estas batallas consolidaron’ nuestra, es trecha unidad con los compafieros soci listas, y mostraron la necesidad creciente de una profunda labor frenteamplisia en- tre los estudiantes universitarios. En todos los combates de 1972 los co- munistas universitarios dimos lo mejor de nosotros para ponernos al frente de ellos, para encauzarlos de acuerdo a las necesi- dades del movimiento popular y para ha- cer participar en ellos a los mayores con tingentes de estudiantes, En gran medida nuestros objetivos Ilegaron a buen término, redundando ello en un crecimiento aprecia- ble de nuestras filas. Las responsabilidades del estudiantado El resultado politico de la batalla con- tra la ley, ya talado en otros niimeros de no corresponde en este ar- ticulo, pero si ithporta marcar las grandes tareas que todo el movimiento de la en- sefianza y en especial los estudiantes tiencn para 1973, En Ia primera parte de este articulo se formulan opiniones en relacién al papel que la Universidad debe jugar en In compleja y particular encrucijada que vive el p: iantes, que desempefiaron un papel decisive come dinamizadores de to- do el fenémeno universitario, no pueden redueir sus taceas y, responsabilidades a ese marco. Hoy por hoy, Jos estudiantes, “antena sensible” a Jas vibraciones sociales y revo- lucionarias, tienen obligaciones impasterga- bles en la brega obrera y popular para concretar una salida democritica avanzada. Los estudiantes tienen sobte sus hom- bros para 1973 la gran tarea de contribuir ala denota de ese engendro regresivo que cs el CONAE. Pero, ademis de acometer contra toda la politica antieducacional del gobierno, de sus planteos —digamos— ideo- légiecos y policiacas, deben defender a una Universidad que adclece de gravisimos pro- blemas Iocativas y materiales. A una Uni- versidad que arrastra deudas multimillona- s y presupuestes de miseria, Programa, lucha, organizacién y unidad Les cabe también la responsabilidad de discutir, claborar y transformar en un ins- trumento fundamental para la lucha, el PROGRAMA DE LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS. Un programa elaborado no en el gabi- nete, sino resumen de Ja expericneia de estos afios, que eleve a wn nuevo nivel las definiciones politics de las masas estu- diantiles. Programa pata superar la estre- chez metodologista (ya bastante fenecitla), para suldar la unidad con la clase obrera y para transitar wn escalén mas en el com- promiso del estudiantade por la liberacién de la patria, Programa para acusar a la rosea y para contribuir con todos tos es- fuerzos a alumbrar la salida de democra- cia y soluciones que requiere el pais. Pro- grama, en fin, que tomando las grandes salidas que el movimiento sindical ha ela- horado, inchya propésites especificos en defensa y por el progreso de la educa- cion y la Universidad, Progrqma, reivindicaciones y antimpe- rialismo es la conjuncién de las diferentes vertientes que este afio deberd tomar el estudiantads. Antimperialismo que tiene profundas ba- ses pero que para 1973 ha planteado res- ponsabilidades del calibre del 5? Congreso Latinoamericano de Estudiantes (V CLAE) y del Festival Mundial de la Juventud y jos Estudiantes, a los que los universita- nios uruguayos pucden y deben aportar toda su rica y variada experiencia, La FEUU, que ha vivido un proceso im- portante, requiere nuevas etapas también en Jo referente a su estructura gremial: necesidad de vitalizar sus centros; de de- ‘mocratizarse y adaptarse a una nueva reali- dad; de solucionar el problema de centros de 5.000 estudiantes y ottos de unas po- cas centenas que naturalnente no pueden pesar de igual manera en la estructura fe- deral. Todas estas responsabilidades son inse- ‘parables de la profundizacién de la unidad obrero-estudiantil, del. aprovechamiento de Jas ticas cxperiencias del aio anterior, de sepultar definitivamente todas las corrien- tes paternalistas y “catedriticas” hacia la clase ebtere, Unidad con la clase obrera que seri tanta mis poderosa cuanto mis eoherente y agrupado esté el estudiantado, cuanto tas poderosos y representatives sean sus organismos, cuanto mas unicdos estemos en la militancia gremial de todos los dias. A nadie eseapa por otra parte que esta unidad del gremio es indisoluble del buen fnncionamiento conjunto de las fuerzas frenteamplistas, tratande «le resolver al uni- song los problemas de la Universidad, de Ja FEUU, y las necesidades en el plano politico que ellos ocasionen, Por muestra parte afianzaremos los fir- mes Iazos que hemos construide con los compaficros del Fidel, de la Cealicién 1001 y socialistas. Lazos que no se deben a acuerdos oeasionales sino a un comin pensamiento sobre grandes aspectos de la estrategia revolucionaria. En todos estos temas apenas emunei dos, jones 1973 sera sin duda un afio de preci fundamentales. Para, realizarlas bien, yara cumplir con los altos fines propuestos, necesitamos una grande, organizada y combatiente Juven- tod Comunista en la Universidad, La ne- cesitames para poner bases firmes a las luchas que de una manera u otra libraran miles de estudiantes, para llegar con el pensamieno revolucionario a los mis de 20,000 jovenes universitarios, para cumplir con el conjunte de las tareas que el Par- tido tiene asignadas. Pero la necesitamos no sélo como orga- nizaciin politiea sino como representante del pensamiento revolucionario. de nuestra época: el marxismo-leninismo, En un orga- nismo eminentemente intelectual, donde las subdivisiones ideoldgicas se exacerban; don- de los matices y variantes de una misma pasicién Hegan a su climax; donde, por tanto, las confusiones aparecen ficilmente; alli, en la Universidad, la presencia de un y numeroso destacamento marxis- ta es fundamental. ¥ lo necesitamos como representante del pensamiento marxista-leninista también por- gue si es cietto que “La conciencia poli tica de clase no se le puede aportar al obrero MAS QUE DESDE EL EXTE- RIOR, esto es desde fuera de Ja lucha eco- némica” (15), atin mas cierto lo es en el caso de javenes provenientes de las capas medias: sélo mediante uma poderosa orga- (3) LENIN. 4QUE HACER? Cap, 1; en OBRAS ESCOGIDAS en 3 TOMOS, to~ mot, pag. 192. nizacién podré avanzar Ia ideologia del pro- letarindo en la Universidad. Una profunda, leal y vivificante lucha ideolégica a lo largo y ancho de la Universidad Las capas medias son poco flexibles an- te los nuevos fenémenos y, a veces, exce- sivamente flexibles en sus oscilaciones pen- dulares. Los grandes y complejos temas del sig- nificado de Ia clase obrera, las masas y su papel como actores y no como recepticu- los; la alternativa y los caminos del poder popular; los componentes sociales del pro- veso liherador; el complejo fendmeno de los militares en la vida nacional; los temas del nacionalisma o de los sarpullidos uni- versitaristas, son algunos de los que sig- narin Ja batalla ideolégica en el movimien- to’ estudiantil y la Universidad, La simple mencién de los temas que ocuparin sin duda el centro del debate idcoldgico eleva a su verdadero nivel esta gran tarea, Sin embargo, algiin observador poco informado del proceso universitario de estos ultimos meses, podria, con toda justeza, formularse algunas interrogantes. ‘eDénde han quedado los clasicos temas del metodologismo, de la piroteenia, como componentes imprescindibles en cada mo- vilizacién? ¢¥ los plantcos “radicales”, y las barricadas, y el fuego, por sobre el pro- grama y la accién de masas? cY la agita- cién contra la propaganda, que fue objeto de debate en varias Convenciones de la FEUU? Es que, con signos opuestos, pero con las mismas raices ideolégicas, o mejor dicho, carentes de una ideologia propia, son esas mismas corrientes (y pocas mas) las que hoy pretenden, transformar Ia Universidad en el eje de la accién “concientizadora” en lo externa y en lo interno, las que hoy, confunden la militancia gremial y hasta la politica con lu participacién en planes de acereamiento de la Universidad a las co- munidades, las que hoy flirtean con la de- recha para Hevar adelante tales u otros planes. Pero, en quienes ayer consideraban al estudiantado la “espina irritativa” de las Iuchas populares y hoy madutan que la extensién universitaria es un peldaiio im- portante para el proceso liberador, es po- sible prever cambios y vertiginosas_com- binaciones de problemas. Nadie puede ne- gat que ciclicamente tengamos que afron- tar los envejecidos plantecs metodolagis- tas, combinados con estas oscilaciones hacia la derecha. Por ello, el combate ideold; menos que nunca debe tener un contenido mera- mente dactrinario. Forma parte de la lucha de clases, es una de sus expresiones, y como tal debemos atenderla. Y_si los co- munistas partimos de la base de que las ineludibles leyes del desarrollo de Ja lucha de clases y del avance histérico también actiian en cl medio universitario y_estu- diantil, ese combate va més alld de Ja de- tectacién y reconocimiento de posturas equivocadas, A les planteos mesianicos de la exten- sién y del contacto con cl medio, debemos oponer no sélo correctas formulaciones, si no lucha, experiencia de las masas, orga- nizacién, y profundos e_ indestructibles vinculas con el pueblo y el movimiento obrero,

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