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Ahora, tambin, hay quien nos prefiere invisibles

No s si la novela alemana sobre la batalla de Orreaga que citaba Gara recientemente lograr,
como las versiones oficiales y sus numerosas derivaciones, el milagro de hacer desvanecerse en
el aire a los vascones de la poca.
Quienes derrotaron al ejrcito de Carlomagno no dejaron escritas sus memorias, aunque dieron
testimonio sacudindose el yugo del imperio franco y construyendo nuevas formas de
organizacin poltica para evitar ser asimilados por los grandes poderes que los rodeaban. Algo
que nunca les ha sido perdonado, pues cclicamente aparecen reinterpretaciones de la universal
pelea entre los sueos de dominacin y las aspiraciones de los pueblos a elegir su propio destino
en las que la apologa imperialista suele disfrazarse de cruzada civilizadora, modernizacin y
victoria de la humanidad sobre las particularidades. No es casual que importantes defensores de
la Unidad Europea hayan citado a Carlomagno como uno de sus precursores.
Por eso mismo, fuimos una molestia para el liberalismo modernizador de las quintas y el robo de
los comunales, el que quera cargarse los fueros en nombre de la libertad. Y no slo para los
poderes dominantes. Tambin han preferido no vernos quienes decan defender otras ideas. Por
ejemplo y ya ms recientemente, hemos sido bastante incmodos para la progresa espaola.
Una guerrillera nicaragense, el Ch con su fusil, Allende con casco y metralleta en mano en La
Moneda, las armas, a miles de kilmetros de distancia, representaban el anhelo de un mundo
mejor. En el Norte eso era terrorismo.
La lucha vasca quemaba porque no era una referencia de cartn piedra con la que hacerse el
guay, sino un conflicto real y sumamente duro. Apoyar las reivindicaciones del pueblo vasco se
pagaba muy caro, tanto que a mucha gente no le salan las cuentas, as que era mejor llamarnos
nacionalistas pequeoburgueses y acusarnos de dividir a la clase obrera, que en el fondo era otro
modo de hacernos invisibles.
Y ahora vuelven los mensajes espaolistas, eso s, con aires ms modernos. En 2014 tambin
nos prefieren invisibles porque seguimos siendo paletos ensimismados en minucias
nacionalistas que dividen y distraen al pueblo, al pueblo espaol, claro, una categora neutra,
natural, eterna, como todo el mundo sabe. Hemos vuelto a desvanecernos.

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