En la Santa Cena, Comunin o Eucarista, el pan y el
vino son, a los ojos de la fe, verdadero cuerpo y verdadera sangre de Cristo que nos fortalece en la fe y en la comunin con Dios. Cada vez que compartimos la Cena del Seor, entramos en contacto con Jesucristo resucitado y recibimos el perdn de los pecados que nos hace aptos para la salvacin por fe en l. El mayor amor de Dios se manifiesta en la comunidad cuando sta se rene alrededor de su mesa y recibe su gracia. Como la Santa Cena es un don dado por Dios, nosotros creemos que la mesa es abierta y que toda persona bautizada que crea que ese pan y ese vino son el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de nuestro Seor, debe ir y recibir el Sacramento, sin importar si es o no miembro de la iglesia. Al ser ste un regalo de Dios, que nos es dado sin merecerlo, no debemos pensar que se ofrece a personas perfectas. El Sacramento es para los pecadores y no para los perfectos. Mientras ms pecado hay en nosotros, entonces ms necesitamos del cuerpo y la sangre de Jesucristo, que nos fortalece e ilumina en el infinito amor de Dios. En la celebracin luterana de la Santa Cena tanto el pan como el vino son recibidos por todos los comulgantes. A diferencia de otros grupos protestantes, los luteranos proclaman la Presencia Real de Cristo en, con y bajo los elementos del pan y el vino en la Eucarista, creencia basada en la promesa que el propio Jesucristo hizo en la institucin de la Sagrada Comunin cuando dijo: Este es mi cuerpo y Esta es mi sangre (Mt. 26, 26-28). Los Sacramentos son el regalo que Dios nos dej en Jesucristo. Nosotros slo los recibimos por fe, junto a la Comunidad que se rene en su Nombre. No hacemos nada ms que presentarnos humildemente ante Dios; es Dios quien acta regalndonos su amor y dndonos esperanza en un presente y un futuro de comunin eterna con l y con nuestros hermanos y hermanas en la fe.