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Seoras

M. VZQUEZ MONTALBN 04/12/1995


Sus seoras han tenido una mala semana. Todos los esfuerzos acumulados para
demostrar que son ovnis, objetos volantes no identificados, han recibido un
refrendo, as como la sospecha de que la trama parlamentaria del GAL es ms
extensa de lo que habamos imaginado. El seor Pons dejar la presidencia del
Parlamento en olor a Vaticano y no se conocen hasta ahora las reacciones de la
fraccin abortista del PSOE, encabezada por la seora Alberdi, dispuesta a
digerir las resistencias pasivas interiores que han tenido en Pons su cabeza
visible y las exteriores que renen complicidades tan inquietantes como la del
pujolismo y el loyolismo, de Loyola del Palacio. Cuando gane el PP y vayan a la
crcel las mujeres abortadoras y los mdicos que las atiendan, es de esperar que
el seor Pons se ponga al frente de las manifestaciones pblicas reclamando el
indulto y la revisin de las leyes sobre el abort. All nos encontraremos.Las
otras seoras, las de segunda divisin, han demostrado que el Senado slo sirve
para demostrarse a s mismo que no sirve para nada. Las senadeces que han
rodeado la formacin de la comisin GAL ilustran sobre el filibusterismo ms
tragicmico, y menos mal que el PP ha puesto fin a la comedia, porque el que
estaba haciendo el ridculo era el presidente de la comisin, obligado a su pesar
a actuar como alcahueta de la partida tramposa. Cuando se escriba la historia de
los GAL habr que dedicar un captulo a las complicidades objetivables, y dentro
de ese captulo deber tener especial relevancia el apartado sobre las tramas
parlamentarias del GAL. Es decir, el papel cuantitativo y cualitativo de los
diputados que por activa y por pasiva han colaborado para que no prosiguiera la
investigacin, sumndose como guardaespaldas intelectuales, orgnicos y
activos de esta historia de checas democrticas.

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