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TT: FH 45002 wisToRICAs Critica S S/Cy E. PATLAGEAN, A. DucELLER C. ASDRACHA Y R, MANTRAN HISTORIA DE BIZANCIO CRITICA BARCELONA wt 4B CLASIF.. DAI. MIP ° ADQuIS. LY, 45002 peca: 6:0: 2003 proceolaly pelt. $ 236-68 Fs W79 BIBLIOTECA WASAGL G2ci8 GRANADO imstituz0 ce errriicasts wssroncat usansigusamente probs sin a aorizacém esrita de lo titles del copyright, taps sanconesexabee en as eyes, fa reproduc total o parcial de esta obra gor sulguer medio 0 procedmieno, comprendides la reprografiay el tratamiento in fermi, ylatacié de ejemplares de lla mediante aluier 0 préstamo plc. ‘Traduccincaseana de Rafsel Santamaria (capitulos 1-8) _y Manuel Since (Glosario),revisada por Manuel Sanchez, Fosocomposicin: Vitor Igual, SL, Cubierta Jean Batlle (© 1982. 1983 y 2000, Armand Colin Editeur 20) lated castan para Espa y Amie PHORIAL CxIHICA, SL, Provenga, ISON 8 a ee SLs Proves, 20, 08008 Barcekona Depini Aoopreso en Espa 2011 ARM Gre, SL, Sant Prpétua de Mogeata (Barcelona) PROLOGO La historia de Bizancio ha desaparecido en buena medida de nuestra memoria colectiva, y el Estambul de hoy apenas si conserva unos pobre recuerdos de ae. Ios tiempos. ¥ sin embargo, durante doce siglos, Constantinopla fue para toda Bu. a, ¢ incluso para el Islam, un Faro deslumbrante yun objeto de toda ls cod cias. Unica ciudad cristiana comparable a las metrépol orientales éplica de Roma y espejo de su gloria, conservaba, en ocasiones con celo, los tesorus de la cultura antigua, Pero este prestigio tanto tiempo intacto, no debia su esplendor acircuns- tancias inevitables. Es cierto que la stuacién geogritica dela Ciudad la convertia en la centinela de la Europa cristiana y grecorromana frente al Asia menor y al Oriente Prximo, primero persas y luego musulmanes, en la duefa y stra de los estrechos que habia que franquear para pasar de un lado a oto, pero no era la suya tuna posicién de «capital»: para ello habria que esperar a la decisién del emperador ‘Constantino de establecer en ella la sede de su poder, en tornoa 340, lest del Im- perio romano cuyo control le disputaban, La convirtié en una capital en medio del fragor de las interminables guerras de los siglos ty tv eritianos de la historia de Roma. Serfa la concentracién de autoridad publica en dicho lugar y no en otro lo «que le abrirfa las puertas de! porvenir. Cuando, més al oeste, la avanzada germéni- ‘ca 0 los desirdenes hicieron imposible gobemar el Imperio desde Roma, fue a la antigua Bizancio hacia donde confluyeron las fuerzasvivas dela Romania, en tor- no al mar Egeo, cuna de ta cultura grega. Sin duda, después de S00 y durante ma- cho tiempo se siguié calificando al principe que reinaba en Constantinopla de vem perador de los romanosy» y, para el Iskim, sus siibditos eran «numis»; peru el destino ‘oriental del «lmperio de Oriente» se encontraba efectivamente en el este. s cierto que, entre 500 y 800, se sigue alimentando el suefio de una recons- truccidn del antiguo Imperio occidental: en la época de Justiniano y més tarde, ¢n el siglo 1x, los emperadores tata ¢ incluso consiguicron restablevere fem Poralmente en Roma en Ravena 0 en Sicilia y Venecia. Pero Gaia y Ponte Zafaron una y otra ver del control de Bizancio, haciendo vanos ts Ios inte los francos; a segunda. de reconstruccidns la primera habla pasado a manos de hos fancon enn nos de Tos gods y luego de los musulmanes, ¥ fa ereacion en BONS MT Perio de Oceidente, franco y mis adelante alemin, abd com [as Fanzas de reunificacisn, Fy voter BIBLIOTECA DUPAEL GFRCIA GRAIL institur0 6 seins (Quesan rigursamente prohibids, sn la autorizacin excita de los ttulares del copyright, Dayo las sancionesestableidas en las leyes, la reproducciOn total 0 parcial de esta ob or cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprograffay el tratamiento formstco y la dstnbucion de eyemplares de ella mediante alquiler © préstamo paiblicos. ‘Traduccin eaelana de Rafael Santamaria (captulos 1-8) 1 Manet Sanchez (Glosario),revisada por Manuel Snchez Foxocomposicin: Vitor Igual, $1. Culbert: Joan Batlle {© 1982, 1983 y 2000; Armand Colin Editeur (© 2001 de tatradcevin casellna para Espa y América Eotioniat Critics, SL, Prov ISHN a ar nGh SEs Powe, 2.08008 Barcelona Depésito eal B. 2786-2001 Inpresnen Fspuia ANL“MAM Gh SL, Sua Paptuade Mapua Barcelona) PROLOGO La historia de Bizancio ha desaparecdo en buena mela de nesta memoria coectiva,yel Estanbul de hay apenas si conserva unos bres recuendos dee los tiempos. ¥ sinembargo, durante doce silos, Constantinopa fue para toda 1 € incluso para el Islam, un faro deslumbrante yun objeto de adas ls cod cits. Unica ciudad cristina comparable a las metrdpli orientale, rptica de Roma ¥ espejo de su gloria, conservaba, en ocasiones con celo, os tesoros de la cultura antigua. Pero este prestgio, tanto tiempo intacto, no debia su esplendor a circuns tancias inevitables. Es cierto que la situacin geogrfica de la Ciudad la converta en Ia centinela de la Europa cristana y grecortomana frente al Asia menor y a Oriente Préximo, primero persas y luego musulmanes en la due y sefora de los estrechos que habfs.que franquear para pasar de un lado a otro, pero no era a suya tuna posicin de «capital»: para elo arta qu esperar al decisin del emperador Constantino de establecer en lla la sede de su poder, en tornoa 40, a este del Ine perio romano cuyo control le disputaban. La convirié en una capital en medio del fragor de las interminables guerra de los siglos my 1 cristianos dela historia de Roma, Seria Ia concentracion de autoridad pablica en dicho lugar y no en or lo {que le abrirfa ls puertas del porvenir, Cuando, mas al oest, la avanzada gemini- 0 los desGrdenes hicieron imposible gobemar el Imperio desde Roma, fue ala antigua Bizancio hacia donde confluyeron las fuerzas vivas de la Romani ¢n1"- no al mar Egeo, cuna de la cultura griega. Sin duda, después de 500 y durame mu- cho tiempo se siguiscalificando al principe que einabaen Consiantinopla de vem peraor de los romanos» y, para el Islam, sus sits eran unis; peroel destino oriental del «linperio de Oriente» se encontaba efectivamenteen el este Es cierto que, entre 500 y 800, se sigue limentando el suenio de una recons- truccidn del antiguo Imperio occidental: en la 6poca de Justiniano y ms tarde, en eli To empeades tar sho consign exslee poralmente en Roma, en Ravens on Sicilia y Wenca Per Galt y Eanes aaron una yoxra verde contol de Bizanci, haciendo vos todos 0 me de regonsteueein a primera haba pasado 8 manos de Hs Francona eb manos de los gods y luego de los musulmanes,Y la reacin em ' ae ieee cab con las tinas espe Perio de Occidentes, franco y 1 . faneas de reuniticacin. te alemén, fil Y50er istoRIA DE BIZANCIO mperio de Oriente se heleniza prs dl a cea acuia monedis de oro ¥ poss mae | poder local o el trono son cla- ines se disputan el poder sera de aia Geen de fay divetsas provincia fa que manda ae aa iglesia cristina, desarrada pr la heres y ls cismas: quienes se dizan on soprendenesprvilegios comerciales en la Ciudad son los comer- antes, en su mayora itaianas. Pero los micleos rurales, pese a poseer una es tructura bastante sélida, tienen una existencia replegada sobre sf misma, diriase {que indiferente alas apoiticas» adoptadas en palacio: en efecto, es en la Ciudad y sdlo en ella donde residen la ‘autoridad y la cultura. Este periodo central es sin Fgara dudase1 mis billante de la historia bizantina, Es cierto que ha tenido que ‘ceder todo el oeste al Islam 0 alos «francosm; no cabe duda también de que la rup- {ura religiosa con Roma y el papado, o la progresiva desaparicidn en el oeste de las monedas de oro han contribuido poderosamente a aistar a Constantinopla y a atizar los rencores, pero el vigor del Imperio no deja por ello de sorprender: es el ‘momento en el que las tropas del busileus Hegan a las puertas de Jerusalén, en el ‘que soldados y misioneros logran introducir entre los bilgaros y eslavos meri- ionales la fey la escitura de los griegos. ‘A mediados del siglo x1 Hega la hora del declive: los tureos en Asia menor, los «cruzados» en Siria y los italianos por todas partes, comprimen, suplantan y lame. El régimen de este patrimonio sutre las cons?” te oficies son motvedie a tes lt Iplesia son inaenables, las derogacio 8 autorizada a vender itiioabi ‘reunstancias particulares. Asf, la Iglesia de Mis!® bles porque necesita fondos para rescatar prisione” ont En Ua préctica, tas iglesias ariendat 2 Tn arth ee alesis y los elrigos enti? cas inmuni fa ituyeN una categoria de conttiby” Pues. Taman oats compensatorias de estas gltimas. Ca es Fespecto de las cuales el legislador vaell? !Portancia de los bienes de la Iglesia COM? de Tos, que S. que es una forma de benef menudo sus tietras, INTRODUCCION A UNA HISTORIA DE ORIENTE a y.que el concilio de Calcedonia del afio 451 reconoce por pr siciones fiscales y patrimonials o los mecanismos de donveion soe anne, indicar se aplicaron entonces alos monasterio, as como'a las nsione caridad, al cuidado de los mismos, que se multptcan en aquel momento. A prin. cipios del siglo v, los monjes constituyen ya una fuerza cultural y social muy im portante, original conjugacién de éxodos campesinos y de impulsos espritvales de gentes instruidas, pero atin no son una insttucidn. Les dejamos, pues, en el lugar en que volveremos a encontrarios més adelante en el curso de la evoluci6n de la sociedad. Probables resbalones, desviaciones seguras La Iglesia es piiblicamente competente en cuanto a su disciplina interna, a la de los cristianos, y al dogma. Toma sus decisiones en concilios, unos regionales, ‘otros ecuménicos. El emperador los preside de derecho. Su carécter pilblico se pone de manifiesto en el uso de las postas por los obispos que se retnen en ellos. Por otra parte, los doctores més influyentes, en primer lugar Basilio de Cesarea, muerto en el aiio 379, han puesto los cimientos del derecho canénico bizantino cen respuesta a cuestiones planteadas 0 a partir de casos concretos. La Iglesia dis- pone de su propio sistema de penas, exclusivamente espirtuales, entre las que la mds grave es la exclusidn del culpable por un tiempo proporcional a su falta. Pero std sustentada por el brazo secular 0, mejor dicho, es un poder nico, por Wn lado espiritual y por el otro politico, que define y castiga las desviaciones, tanto en los comportamientos (fidelidad a los vijos ritvales mégicos, transpresiones las normas’ matrimoniales, sexualidad desviada), como en Ta profesion de lai cristana, Tal es al menos el principio del poder en Bizancio. La realidad, si duda, no siempre se corresponde con él a En primer lugar so faltan motvos de conto entre I autora pln 3 las exigencias de la Iglesia. Las vacilaciones det lego promi adele ae nidad de los elérigos lo muestra claramente, El derecho de silo 0 OO. los edi atigos es un ejemplo perfecto: su principio eS reconocie, alc tida, el poder imperial se limites son objeto de un bando pablico. En con ee esfucrza por restringilo de manera ae 0 PONE TT canto aes PO- ejemplo en el caso de los exclave: HI a ia aparenet sicién, Igualmente, la entrada en la clericatht como el medio de escapar a otras obligacions los colegios profesionales. El legislador # esf tas evasiones haciendo hincapié en que el pat en este caso en Ia asociacion, em f826% _ colectva be et dogma cuye etievadelantey no toda ta Tesi, wi mucho MENON SATAN iy verdad de campos seca es ef poder. Las heres que A oe gel Impe ter Foe ee one erenes. Us dt ATO, con nome Toi ence gue no comparen 3861200 Je OU tern dl ore diversos, se reducen a una unica ¥ po val an eristianismo radical Social cristiano en nombre rbanas © es, como las de las curs . es orzé desde el siglo V por ajar es trimonio de los individuos quedais ies recuerda, de su responsabilid 8 HISTORIA DE BIZANCIO 5 jesa el siglo V se refiere a la relacién de gon ne ten sm en Segara ens Neel Hj es na evatura del Padre, que Te precede; en tang que Verbo, El cred a su vez al Espiritu Santo. El arrianismo, palabra derivadg det nombre del sacerdote alejandrino Arzio, habja sido condenado en el concitio. de Nivea, en el alo 325, y de nuevo en el segundo concilio ecuménico de Cons. tantinopla, en el 381. Nos es dificil, hoy dia, no el entrar en la polémica en s, sino comprender la amplitud de los movimientos que provoc6. Unicamente pode. mos proponer dos observaciones sobre este punto. La primera es que Cristo es ya en es época objeto de una adoracién lo bastante ferviente, como para que el pueblo cristiano espere de sus doctores la exaltaciGn, al mismo tiempo, de su po. der divino y de su proximidad humana, La segunda observacién es que los deba- tes del siglo v revisten una dimension regional ya perceptible en la controversia arriana: la sede de Antiogufa y la de Alejandria, la capital, los monjes sirios y los monjes coptos, y tras ellos las poblaciones, trazan en este debate una red de particularismos cuya duracién, que sobrepasa incluso la conquista drabe, da una buena prueba de su arraigo. El Occidente germanico, por su parte, habia recibido brennan ca la forma arriana, lo cual tiene su peso, en el contencioso ‘ado mas arriba entre los godos federados y los habitantes de Constantinopla alrededor del aio 400, Aone al cbs Por la polémica, las actas de los concilios y las Historias oe prin imente la de Teodoreto, obispo de Ciro, que llega hasta el sreimatee Tatts cere en lilo v, pus aba en torno de ls tésmims sees leis) spersona (hypostass). La escuela de Antioguta profest ae ae Hs taturalezas, la din y le humana, coexisten en la persona de Crist, ates er ramamele dferenciadas, de manera que sélo el hombre, trina, legs a ser patiaea ce routs 8h a cruz. Nestor, portavoz de esta doc Gikecenics ‘oon “onstantinopla en el allo 428, por lo que se apoy6 tn dels do Pate ates Ae Alejandra defend, por el eontrario, patric Cio, resp por RoPersone de Cristo, A Nestorio se opone ¢l exté Quenudi, aad del oer RO? Y Por los monjes coptos, a cuya caber2 naste consi ecuméico, teuido en Elen onal git Tebaida, El tees oor mee a Cuarto concilio ecuménico, reunil El edo de Cait frmula intermedia, defendida PP jandad romeng igue siendo el de la ortodoxia de Con INTRODUCCION A UNA HISTORIA DEORIENTE » mo, por su parte, se difundiré por Irén que parten del foco sirio. Las herejias que se pueden considerar subversive nas ortodoxas, las polémica, los cénoncs concliares, tas fommalee eee cidn y por algunos testimonios directos. Un descubrimiento llevado gear, alto Egipto en 1945 sacé a la luz toda una biblioteca heterodoxa, en la gue : encontraba el Evangelio apserifo de Tomés, conservado en copto {,silo it") los Hechos de Tomas (conocidos en el siglo 1¥), en siiao; el Libro de Grados, también en siriaco y anterior al 350, todos ellos de idéntica inspiraci6n, Por shi. mo, la Iglesia griega incluy6 en su hagiograffa relatos que iustran de hecho estas ideas. Es la continuacién de una actitud radical, que procede de la gnosis, amplia especulacién fundada en el siglo 11 sobre la filosofia politeista, el judaismo o el cristianismo, y que profesaba la dualidad del poder divino y de un creador del mundo, en suma, el divorcio del alma y de la Creacién. La aplicacién de tales principios suponia la negacién de todas las normas que cimentaban el orden de esa época. Hombres y mujeres vagan y duermen juntos, mezclados unos con ‘otros. Las mujeres se cortan el cabello y llevan unas vestiduras masculinas. Los vinculos familiares se deshacen, los esclavos huyen, los monjes escapan a sus su- periores y a su retiro, e1 matrimonio es condenado, los sacerdotes casados recha- zados, el calendario y las festividades de Ia Iglesia sustituidos por celebraciones privadas. El Libro de Grados presenta una jerarqufa de Perfectos y de Justes, estos citimos comprometidos en las tareas corrientes de la vida, Unicamente Tos primeros admitidos a la contemplacién divina. No es diffi intuir que tal corrente era capaz de atravesar los siglos y, efectivamente. se la vuelve a encontrar méis tarde. Pero Epifanio de Salamina observa ya cn el siglo tv, en su tratado sobre herejias, que el movimiento no hace més que desarrollar con demasiado ceo los preceptos del abandono de bienes. En otras palabras, estas actitudes no -estaban, después de todo, tan alejadas del ascetismo ortodoxo. yel Asia Central, gra 8 a las misiones UNA SOLIDA BASE CAMPESINA Consie- Tal era el poder central y éstos eran los rasgos culturales generales. . "i nada. Las provincias, numeroses remos ahora mis de cerca esta sociedad ast ordes ao as ences, 2618 Y poco extensas, estén regidas por su gobernador y_ alti be He se encuentran ‘ceacar ¥s de los prefecios del Pe a ‘rerio ‘nen bajo su jurisdiccién la pirdmide de las autoridades provi wo general, 0110 de Oriente tiene un prefecto del pretorio para Oriente Y- PX Th ue ng Para Iitia. Por lo demas, estas divisiones estén aint n f los niveles ms a= contraremos aqui, En contrapartida, se wata abors de WBE TT , iudades, tiguos de la organizacién social en el Oriente rom SY as del siglo vu: las al~ Cuya vieja vitalidad se manticne hasta los brutales car nos estables cio eampesino. poco mas 0 MCA deas, 0, dicho de otra manera, el espacio AMPETT. Ydesputs, e de Bizaneos ‘en sus formas inmemoriales bajo el imperio de Fie rc. ¥ €l espacio deshabitado, revelador de los cambios HISTORIA DE BIZANCIO 30 Producir y comer it sin duda, a través de semejante extensign Esaildad pero 50 ee prponet ‘algunas definiciones comunes. En terial. No oPMeeeadaies que tata de satisfacer Ia producciOn agricola, Los Paitree de ext época, desde el campesino pobre 0 el esclavo hasta el empera. or ttsmen pan de trigo; cuanto més arriba se esté en la eseala econémica, més femco ec come, mientras que los pobres, los soldados, los solitarios del desierto, wSimentan de galeta 0 gachas; la cebada, que siempre se vende a un precio chor on un tercio al del trigo, es el paiativo de los malos dias. Se bebe vino, inde menos bueno. més o menos rebajado con agua. La dosis de azticar esti asegurada por la miel, los frutos secos y los datiles, consumidos en abundancia en Egipto y en Palestina. Los frutos frescos del tiempo aparecen, por el contrario, ‘como un lujo. Todo el mundo consume legumbres, «hierbas» o «raices». Pero el abanico social de Ia alimentacién se abre cuando se pasa a las proteinas y a las grass. Estas iltimas se obticnen del aceite, para la cocina y el alifio: aceite de oliva, de desigual calidad, y aceite de diversas semillas para los mas pobres. Se consume poco queso, o exe otro producto lécteo al que los pueblos de la estepa som tan aficionados. Se come pescado, fresco 0 en salaz6n, asi como caldo de pescado, algunos huevos y aves, y carne que, a veces, se reduce a salchichas: ‘éngase en cuenta que el mundo bizantino, a diferencia de Italia y la Galia, no come cetdo, al menos en su parte meridional, Egipto, Siri y Palestina, cosa, sin did meno reevene en el Asia Menor y en los Balcanes en la misma época. ea como sea, es evidente que se consume més pescado cerca de las costas, aun- sue no se desconozea el pescado de ro; el pescado y la enmme son més aecesibles ee que para los campesinos; y la carne figura en las raciones de Ts Sader ee ute acer a sos productos, los més pobres de Ope ent ae consumes de leguminsas, a ea To tice racn Eat aciones Unidas. sein ie ca adul constituye un bosquejo de la produccién campesina, pero imponen ain tres observaciones, En primer lugar, , 7 bios natures, Parcs ser que el rendimento de ln sening ceri so ona soo Sin el. 3 pr 1 pera els emis asia en una propor las estaciones, cuyas alteraciones pueblan ai eines Ponen en peligro las cote as ls devas fiero demasiado riguroso asucla en ¢! ferme ya mph oe poe? 98 sao brbaro, el hambre, Ia unstanis. El inviemo vue erie salvajes, debida sin duda a las it hombres y animales, en el 449; Gyre S805, Seguidos de una mortalidad d¢ Semtedetiids por ae ie yo edores de Constantnopla, El ham: J go ts cays posbitdoday du? © exbada, afecta a los campos més en de ma aprovisionamiento son menos locale iede cor : to ejetcit, im Y de fa capa as omPFenderse, el aprovisionamiem! Se las dificult INTRODUCCION A UNA HISTORIA DE ORIENTE u viven, Ineluso consumen, Hevan al mercado utbano Y entregan al fisco, I el caso, otros productos. En Egipto y en el sur de Palestina se hacen saninee esteras, cestas y recipientes para medir con fibra : de palma, En las montafa cosas del Asia Menor se vende madera, de le que, por el contro canon i, Manura de Anatolia hasta el punto de que, tanto en aquel tiempo como en fg actualidad, allf se utiliza para calentarse boniga seca. Los campos proporcionan ‘uero, cuando hay en ellos ganado vacuno, lana y fibras textiles como el aprecia- do lino de Egipto. Egipto suministra el papiro a todo el Mediterréneo, inclusive el occidental. Se alcanza a percibir asf, al mismo tiempo, el equipo productivo rural, y los problemas planteados por su organizacién econémica y social, 0 sus relaciones con las ciudades. Alli también reina la diversidad geogréfica, de donde se des prenden algunos rasgos comunes. La unidad de producci6n es la familia campesi- na, que conocemos por las declaraciones fiscales y las leyes: hombres que algunos mosaicos muestran en su trabajo; mujeres, que figuran en las lstas del fisco y ‘que una ley del afto 386 para el Ponto estima en la mitad de un hombre para él célculo de la capitacién, pero cuyas actividades ignoramos. La familia se completa ‘con los esclavos, uno 0 dos, y a veces con asalariados. Los bueyes sirven para Jabrar, para arrastrar en la era la pesada plancha erizada de puntas que efectéa Ja trilla, para tirar de los carros. El asno es también util para el tito, pero sobre todo como animal de carga. Los caballos, utilizados por el ejército y por el correo pablico, y las mulas transportan a las personas. En cuanto a las herramientas, las de metal son escasas. Se labra la tierra con el arado romano. Se hace uso de diversos tipos de hachas, podaderas y binadoras, Pero los equipamientos més im- Portantes son los que proporcioan una idea mis cabal sobre el panorama social del campo. La era donde se trilla el grano, el lagar para el vino o el aceite. la muela movida por el asno y el molino de agua, allf donde ha sido posible instalar- lo, pertenecen al «amo de casa» campesino, a la aldea o, incluso, al gran propie- tatio. EI habitat rural esta en principio agrupado, pero algunos textos mencionan asentamientos aislados. Esta rodeado de «huertos» de policultivo, viedos, vermis de labor y monte bajo; las parcelas de cada explotacion estén dspersas por od el terreno, sin que se distinga una oxganizacin coletiva del cultivo: excepeion®- ‘mente, un relato palestino menciona a un chiquillo que leva a pacer juntos @ 1s Animales de os aldeanos. Por lo dems, las variantes son infnitas: guarichs Of salteadores montaiieses de In provincia de Isaura, villas de Siria proviso os ¢ iglesias, aldeas alejadas y aisladas en invierno Ee os lS ‘de los Crisostomo,’ Aunque el artesanado aldcano no figura aun en fos Wine arquedlogos, salvo en Tracia, los textos indican actividades coment Ta de Siria det norte produce afamadas nvezes tal otra orees Wh MAT hey 2ue en el alto de una ruta importante o en la proximidad & MA er. Su monasterio, Por otra parte, los campesinos van # "ETA 4 oro y bronce cado de la ciudad mas proxima, para conseBuit ae Ite Pre semble su pro- Decesarias para las compras, los impuestos oles tribarow VON cog au aso Pia fuerza de trabajo en las obras de construcci6n, €st4 mejor pagado que un hombre solo. isTORIA DE BIZANCIO 3 et vigor de las comunidades aldeanas vtcacin dete comunidad rural en Bizancio ha sido Lasser I amet A oy nico en Rusia finales del ae et de dist roe el auge de ls estuos sobre Bizancio eoincidia coq Sa ee nee provk ‘secaigs contemporsneos. Para aelarar 1a euestign, es Weise dia elbvta,l soieda yl instiasione El caricter agrupado del tes un dato cierto, del que hay que partir, y qu se emguccers mis ali de Ia dversidad regional, cuando se haya excavadg ae ai tlmero de emplazamientos. De todos modos, los resultados ya obteni- dos, asi como los textos, dan fe de una primera solidaridad en relacién con los prope edfiis, ls atalayas de las aldeas de la estepa siria, los equipamientos os que nos acabamos de reert, 0 incluso, alli donde existen, el bao y la igle- Sia La exstenia de tirrascomunales parece cierta, como la de eriales, bosques ¥ limites entre terrenos. No obstante, a sociedad aldeana no esté formada solo por campesinos, sno también por remistas det suelo, sacerdotes, soldados y alin due otro artesno, Por asi desilo, es una sociedad desigual, en la que el nivel economico mide, sin duda, por el rasero de la tierra y de los medios con que sl: enue. por eempl. en ls campo, tabajadores sin tra eon. mst soe das oe sacerdote pueden sr cnsiderados como aati deco reve y como grandes propitriosy tener una residenc eral came eisentad ene gobierno de a des po Ciemplo, en una decision de contut que quedard revceds on ane iene cr coche ems qve queda seeoga en una insrpn, Pertenece en vent tpt, en I adhesion a una conteskin iad organ ease Calero, Adem, ene las fails y La com tcc saad ee aes ners de os sven», coy impo Preferente de compra sobre lar parcels icl siglo v que les reconocen un derecho Puestas en venta. Por lo demds, a juzgat or los repartos de her Heats y conten en aut 88 ha legado, los vesinos son a menudo pa 2 Proxima, cn indo be a eee comple que la ley designa como «los oma up gn Pe or cin Ge ct sos on 2 de isticiones tan an 7 |e comunidad eideane'y Ie yoes lgunas parcelas que son d& ue la aldea puede, por ailtim '8 Por campesinos propietarios © varios amos, En una palabra. i may el hombre en otras aa dines GUE 1 pibicas, oe mbre no tienen 188 ditectamente guinness & decir, las fiscales: el eampesif Sco. La dependencia, por ¢! Ye incrementada por una e- INTRODUCCION A UNA HISTORIA DE ORIENTE 3 ducein Rec en Provecho del duefio del suelo, y figura en el registro fiscal en el apartado de éste, por cuyo intermedio paga el impuesto, Pero el campesino dependiente 0 «olonor es, sin embargo, un justiciable y un contribuyente de ple- no derecho. Puede incluso promover una accién judicial contra el duefo del suelo si considera abusiva la deduccién normalmente fijada por el derecho consuetudi- nario, Pues el colono no esté adscrito a su dueno, sino a la tierra, segin f6rmula contenida en una ley del aio 393. La Gnica disminucién de su libertad personal ‘es, pues, la prohibicién que se le impone de desplazarse, eon lo que contribuiria ‘a menguar una mano de obra que, por el estado de la técnica, no es nunca muy abundante. Sin embargo, el Oriente bizantino de este periodo, ficl en esto a su igua tradici6n, no conoce otra prestacién que la publica. La fuerza de trabajo campesina s6lo beneficia al duefio del suelo en la parte que le corresponde de su producto, en especies o en dinero, implicando este segundo caso el acceso directo del campesino al mercado. Se vuelve a encontrar aqut la solidaridad de la comu- nidad, en particular cuando ésta es independiente. El fisco la considera, en efec- to, solidariamente responsable, lo que explica, por otra parte, los derechos de preferencia de compra sefialados mas arriba. Ademds, la comunidad indepen- diente se procura solidariamente un patrono, un protector contra la exigencia fiscal. La historia de los campos durante este primer perfodo de Bizancio se com- prende, en efecto, no a través de la condicién fijada al campesinado, sino a través de los cambios que afectan al grupo social de los ducitos del suelo. Estos eran tradicionalmente los ciudadanos, de los que hablaremos més adelante, los gran~ des propietarios, en cuya primera linea figuraba el emperador, las iglesias y los establecimientos piadosos. Esta distribucién cambia completamente en detrimen- to de la burguesia urbana por la préctica del patronazgo que impulsa a los eam- pesinos a buscar una proteccidn eficaz contra el fisco, sean por su parte depen- dientes 0 no, pues, como hemos visto, el problema es similar en ambos casos. Esta proteccidn, el patronazgo, se ejerce también ante los tribunales. Constituye, subrayémoslo, una clave de las précticas sociales de la época. El poder protector de los patronos tiene diversos origenes: el ascendente religioso, como en el caso del santo misionero cuya historia nos refiere Teodoreto, y a quien una aldea adn pagana de Siria del norte promete con esta condicién una conversidn colectiva: © la fuerza de esos magnates a los que Ia ley prohibe sin éxito desde finales del siglo 1v tener sus tropas y sus prisiones privadas, o amparar desertores, pero en ‘cuyo provecho aparece en el 409, para Egipto, el régimen de autopragia o persst cién auténoma del impuesto, que convierte a un dominio en una unidad fisca}, sefialada por sus limites. Se valen también de su solvencia y de sus relaciones oficiales en procesos que no benefician a los colonos, Es evidente que, con ie tismos medios, la protecsién pou ser impuest ) , Be oe 4 : - ‘una redistribucion ma, se tiene ta impresidn de que ests en curso una Fea oc chos efectivos sobre el producto de la tierra que, Por jucto de ta ticrra 4 erdadera defini- Negativamente a los propietarios legitimos. En una palabra ta verde eae cidn de la condicién eampesina en esta sociedad, como en otras THEN GT fe tipo, es la confusién en una misma dedueci6n de Ia renta fiscal. stoRIA DE BIZANCIO aM Los vacios . i ertura arqueol6gica lo bas. i 1os siempre, de una cob : CCarecemos ai, ¥ carecsToMN cazmente sobre la ocupaciOn del espacio bj. tante completa como para razon’ © Se pueden proponer hipstesis ge. poca y sobre su Ya ranting en esta poca » sy siguiente capftulo. Tgualmente es posible hacer nerales, que expont ir ahora cierta: esta ocupacién es discontinua, tural desd i oe obser etal gun ls regions. Pero los textos dan fe de Ta existencia Je i re santo constituye la primera presencia huma- i a cen oo one tras el inverno, a saquear los campos vecinos; es también la estepa ieee donde los ndmadas camelleros son tan pronto caravaneros como cazadores aaa eles en ls fronterassirias o en la gran ruta que se interna en la pentnsula Jer Sina! 0; incluso, en el desierto egipcio; son, finalmente, espacios incultos, Sbandonads @ los demonios no lejos de la aldeas evacuadas en Tracia ante una preocupante amengza barbara. Alhistoriador le gustaria poder descifrar as varia- Prones de poblacion en estos dmbitos. El hombre de la época atribuy6 a este es- pacio valores cuyo cambio de signo es uno de los grandes hechos culturales y focales de ese tiempo. Cambio experimentado, en primer lugar, en Egipto desde finales del siglo m, con la atormentada soledad de Antonio, y el acuartelamiento de los monjes de Pacomio que acudian en escuadras al trabajo del campo, contro- Jando estrctamente sus dias y sus costumbres. En el siglo 1v, el desierto oc tal de Exipto se puebla de ascetas cuyo modo de vida, hazafias y sentencias se ifunden por medio de relatos piadosos. Pero, como puede verse, su solediad es, de hecho, te6rca: comparten Sus cabatias de grava con un «discipulo» o estén cerca de otro solitario y venden en las aldeas productos artesanales, cuerdas, ces tos. Otros consttuyen organizaciones que prefiguran la lavra (laura), forma tipica e semicomunidad del monaquismo ortodoxo cuyos miembros viven solos, pet? s¢ reuinen el sdbado y el domingo para tomar sus raciones y celebrar la liturgia en comin. Finalmente, existen ya verdaderos conventos (koinobia, ‘lugar de vida ¢n comin’), tales como los de Wadi Natrun, 0 el monasterio de Santa Catalit8, ue eas eee al siglo tv. En este mismo siglo, el movimiento te praraae el Orente soy Palestina, posteriormente el Asia Menor, cO¥ Genk Fe acne pads. Vinjerosoeedenales como Etera, pro te ogc ani, 0 el monje marselés Juan Casiano, difunden en sus pates Por estas formas de vida, mientras que JerSnimo, instalado en Belén, atrae a Palesti } atrae a Palesti ; 0 ° es ina @ algunos de sus penitentes romanos. Solitario 0 como la Gada oe ensst€o pone en cuestién, en sus principios, tanto la alde 4 lejos ni de la una ni de la otra aun cuando el desierto no est aunque la ciudad acoja en este primer vinculos de célula social primaria de la 6p" Samino aseético comiin, Parentesco unan a veces a los hombres en U Sietto y su salvacion, INTRODUCCION A UNA HISTORIA DE ORIENTE 35 malignidad fundamental, pero también con sus vertir; la soledad o la comunidad de hermanos; Seon conviccién interior, la iniciativa espiritual ola au cos del dogma y del sacerdocio. El monaguism de estos problemas, que nunca resolverd por entero, ya que lee A términos se mi ditean de siglo en silo, Las respuestas alas que se heed coca nse cipio del siglo vt marcaron el periodo con un sello muy fuerte.) alos que hay que con- I trabajo o la contemplacién; la toridad de la jerarquia y los mar- }0 de Bizancio evoluciona a través LA FUBRZA DE LOS VALORES DE LA CIUDAD Y DE LAS REALIDADES URBANAS. Los valores culturales y politicos del Mediterréneo helénico eran, desde hacia siglos, valores urbanos: la sociabilidad, masculina, la facilidad de los encuentros, el discurso, politico o literatio, los placeres cémodamente disponibles del agua corriente para la bebida y el bao, asi como un mercado perfectamente provisto, de todos los alimentos esenciales, trigo ante todo, para consumidores de pan y de galleta, aceite de oliva, vino, «hierbas», carne y pescado. La ciudad, es, pues, en una primera definicién, el conjunto de los lugares donde se encuentran estos, valores, que persisten hasta el principio del siglo vi. Son testimonio de ellos la historiografia, los elogios de las ciudades que componen los retéricos profesiona- les, las numerosas inscripciones, las decisiones y sermones con los que Ia Iglesia de los obispos, también profundamente urbana, se es{uerza por crstianizar la ciu- dad, y los relatos sobre los hombres santos. Sin olvidar las imigenes de algunos mosaicos ni las excavaciones de emplazamientos urbanos como Sardes, Efeso, Apamea 0 Antioquia, mejor conocidas que Ia capital, donde la estabilidad de a aglomeracin hizo imposible una verdadera exploracidn arqueolégica. Sin embar- 20. ¢8 dificil proponer una clasificacién de las ciudades en el siglo V, ya que faltan ritetios cuantitativos y que las fuentes documentales son tan poco homogéncas como las razones de su prosperidad y de su crecimiento. Antioquia y Alejandria son ciudades igualmente importantes desde el punto de vista cultural y comercial; la atraccién de Jerusalén es tinicamente religiosa, pero eso ya es mucho; y una Pequefia ciudad como Coricos de Cilicia revela una intensa actividad por Tas ins- Cripeiones de su cementerio que indican detalladamente los oficios de fos difun- tos. No obstante, se pudo llegar a decir que ésta era una época de «grandes civ dades», en el sentido de que, una vez sobrepasado un cierto umbraly el Recho urbano eambiaba de naturaleza, Y esto es cierto, sobre todo, respecto de Cons, tantinopla, puesto que no es una ciudad, ni la mayor de ellas sino la capital ¥ en este sentido es radicalmente singular. La ciudad, vestigio de la Antigitedad r win Una vez hechas estas reservas, el marco waco hep pat Surge, sin embargo, de nuestras fuentes: las bates ag expuestos #15 gua caliente, donde los muchachos, si no se las plazas, donde : emtes; las plazas. Sinuaciones de quienes se sienten atraides por ellos: a fe en res y 8 otf S€ alzan las estatuas y las inscripciones que celebran HISTORIA DE BIZANCIO 36 centre cuyas columnas se establecen precarigg s; las calles com pOrico®, Ever peligro de incendio; las posadas, donde personajes com tendetetes de madera y (le nh gones, donde pueden comprarse alimenigg se encuentra comida ¥ ua NET alan los rumores y donde @ Veces se originay coca ans a especticulos divertidos y licenciosos suscitan el enty. tumalos: eae ea repagnancia de los doctos, la hostilidad de la Iglesia siasmo del gran Pip, los govemnadores de la provincia reciben las aclamaciones 2 omit eheos de una opinion piblica que précticamente no tiene otro medio fa express: veces, como en Cesarea de Palestina, la ciudad cuenta con un Fipédromo, al igual que la capital; por wltimo, la basilica, amplia lonja rectangu. lat, forma arquitectnica anterior al culto cristiano, lugar donde se llevan a cabo negocios y procesos, y donde el poder central esté representado en ocasiones por la silla del gobernador. Las iglesias, tanto en las ciudades como en los suburbios, se crigen en centros de una nueva sociabilidad, semejante, no obstante, a si mi ‘ma: los fieles se resinen en ellas para la liturgia o la predicacién, 0 salen en masa para las procesiones o, algunas veces, los motines. Los mendigos se instalan en las inmediaciones. En el siglo v aparecen los primeros monasterios urbanos, y se 0 «benefactor» (evergetes) daban romano habia adoptado Guna un bafto o remediado una carestia. El Estado pales (ls cuias) areas Seen sistema, encargando a las asambleas munic- tien ney ts come el mantenimiento de los eaminos, los aprovision- s udaciones tributarias, bajo su responsabilidad Severo tuvo lugar un endureimie™ cake ps in de la herencia de Ia condicién curial tend ndeeriblenan , Y of pe ataos en Su seno, Las curias se sitdan ata Scaproveho, simplemente Pe fe codificado y, sin embargo, capaz d° © fiscal. El mismo y tiguan, en efecto, una cre Me Pagan entonces con gy, pec wees municipales empobrece a 105 SY Persona, o huyen al dominio de un gra INTRODUCCION A UNA HISTORIA DE ORIENTE ” propctaro que Ie toma su servicio. En conta, un Gestaca sobre los demés: los «primeros», los adler wan i yores fortunas tratan de evadirse del marco Toca, consderede peda ‘a dcberes municipales para entrar a formar parte del senado de Constaning le. a las grandes carreras que les ofrece Ia funcién pablica, Por su parte, la binges municipal protesta ante Ia admision en la curia de fortunas jurgadas inmotion no estar cimentadas en la tierra sino en el beneficio mercantil. Pueden entreverse pues, los elementos de la decadencia de la institucign municipal. Pero la vol, cidn es muy lenta, aun cuando haya comenzado ya a finales del siglo 1v. EI poder central esta representado en las ciudades més importantes por el go- bernador de la provincia y en las secundarias por al menos una oficina fecal. Loe gobernadores tienen competencias esencialmente administrativas y judiciales Son, en principio, ajenos a la provincia, donde les esté prohibido adquirir bienes, y estin integrados en el viejo estereotipo, ya que numerosas inscripciones a 10 largo de las provincias celebran su magnificencia de edificadores. Pero una serie de leyes nos hablan de dfas menos gloriosos, al prohibirles robar para sus cons- trucciones las columnas de marmol de otros edificios, o bautizar con su nombre ‘empresas comenzadas por sus predecesores. Pero los gobernadores no sélo bus- can el prestigio tradicional; también temen los tumultos y por esta raz6n se preo- cupan del aprovisionamiento. Y no tardan en formar parte de la verdadera capa dirigente de la sociedad provincial. Estén muy cerca de esos personajes de recien- te implantacin, pero de primordial importancia, que son los obispos. Brupo restringido se La emergencia del episcopado urbano Inicialmente, la funcién episcopal no tiene su sede necesariamente en la ciu- dad. Pero los siglos rv al vi son, de todas formas, la edad de oro det episcopado uurbano. Los obispos de ciudades a menudo secundarias proceden de familias ilus- ttes de las provincias, 0 son hijos de funcionarios, y comparten la cultura clésica de todos los hombres de este medio. Es significativo que el siglo tv y la primera mitad del v sean testigos de la floracidn, tan brillante como sin continuidad, de Erandes escritores episcopales, autores de cartas adminisrativas 0 espirtuales, sermones, de tratados polémicos 0 dogmaticos, en los que hacen gala de sus co- Aocimientos a esar de una influencia monés- nientos de la retérica y a filosofia antiguas. a pesar in tica ya perceptible: Basil ssarea (hacia 330-379), tal vez ef monje més im- ica ya perceptible: Basilio de Cesarea (! oa. 8 ne Portante de la Iglesia bizantina por la riqueza de rio Nacianceno (e 330-390). obispo de la capital durante un breve Sempo (a 381); Gregorio de Nissa, hermano de Basilio (¢. 335. 394). maestro Ost Far mo cristiano, son hombres del siglo 1v, pero eonstituyen un pune Ce HT Para el porvenir, Fueron dignos representantes no slo dela prone’ Se Por excelencia, la Capadocia, sino también del momento ines ado. Su en que el helenismo ya plenamentecristanizado queds toraninre MN contempordneo Juan Boca de Oro (Criséstomo) C44 * vy alto cargo militar—. de Antioquia —donde su padre era magistr miltun. el mS TIO CSS 397 que representa la voz eclesidstica, junto al obispo Flav 0. una conti En esta fecha se convierte en arzobispo de la capital ¥ uistORIA DE BIZANCIO * Jacio y, sobre todo, con fa emperatriz Eudocia. Muere en gf relacin con el pats ¥ pimteror de la Capadocia. Representa otra forma det exitio en el afo ig omnipotencia del discurso retérico que sive para ig : H cacerdocio. Se convierte, pues, en el defen, mismo momento cul 6 minipotencia de © reivingicacion la Ov dicador de las normas cristianas, el jugz tioquia, el prec p rane 10-3), enfilaen el interior de la Pentépotis bia la misma figura ca ros (qu ss companers de Capaocia. La seri se cera con Teodoret re Saab 466), antioqueno también, pero més dado al trabajo en su des. pacho que al ppt, como queda patente en su Historia eclesidstica, en sus tra Pos contra los herejes y los paganos, en sus relatos edificantes sobre los santos personajes de la Siria del norte, a la que pertenecia su pobre diGcesis. En él, la cultura antigua ¢s algo més alejado de la figura episcopal. Elegidos por aclamacién, tras una experiencia personal del mundo, los obis- pos de esta época encontraron fécilmente su lugar en el sistema urbano combi- tindo de una manera nueva algunas de sus funciones. En cierto modo, son las sucesores del portavoz tradicional, que era el retérico de la ciudad, y toman par- te, cada vez més, en la gestidn urbana, fundamentalmente en las ciudades secun- darias. Se preocupan de los aprovisionamientos, de las murallas, de las interven- -ciones ante el fisco relacionadas con los clérigos 0 su didcesis, asi como del arbi- traje judicial, que sera codificado por Justiniano, Al igual que los demés notables, ‘construyen, y Sus edificaciones son evidentemente especificas. Este estado de co- sas se prolonga en el siglo vi, como Io atestiguan las inscripeiones, y en mayor medida en las grandes ciudades. La Vida de Juan el Misericordioso, patriatca de Alejandria del 610 al 619, escrita en su mismo ambiente por Leoncio, obispo de Nedpolis, re, ofrece todavia un cuadro de asombrosa vivacidad de las activi- dades de la iglesia de la ciudad, entre las que se cuenta el comercio maritimo. En el mundo sirio y copto la eminencia de los ditigentes mondsticos es ms pre- ‘oz y més profunda que en la sociedad de las ciudades griegas. Para estas uiltimas, finalmente, la fuerza del poder episcopal pal se debe también a que responde mejot @ una nueva exigencia social que se va te estiticn, q Perfilando en su marco aparentement El ‘pueblo» urbano, reflejo de la Antigtiedad Loque voit the dcr propio dels pds en ea primer sx ota panes ot strar que la ciudad domina al campo que 1a autre. Et o. ES cierto que el eje poltnoe ge iwdad pero sus cargas repercuten en ¢l cal” Pero las cos se presenter ee et primera época de Bizancio se define # ‘nomicas de esta misma sociedad. ts si se quiere comprender las bases &° Es preciso partir, tamt 7 ‘ue los burgueses prop pr star urbaos de tenes Y ecatios de tieras se agrupaban en la curia INTRODUCCION A UNA HISTORIA DE oRtENTE : »® del Mediterraneo clésico. Basta considerarta en se precisa el sistema de delegacién de servicios definido mas arriba, Este sistema inspiré a los hi xx, confiados en las ilimitadas posiblidades de la empress inding bre las despiadadas coerciones que habrian inmovilzade » aes eee de origen en la sociedad del «bajo Impetio». De hecho, el euadro no es tan ne cripcin en un colegio fuera obligatoia, ya que, como se recordar, toda oblige cin tiene su contrapartida en un privilegio. Por otto lado, era efectivamente di. ficil abandonar el colegio paterno, 0 el propio. Pero, como en las cutias, la res. ponsabilidad solidaria unia mds los bienes que las personas. Hay que situar aparte los talleres del Estado, que acufiaban la moneda, fabricaban las armas y las ves- timentas militares, ¢ incluso los tejidos de purpura y seda reservados a la corte. Se hallan establecidos no solamente en Constantinopla, sino también en Antio- quia, Cizica y otros lugares. La condicién de los obreros era alli verdaderamente dura y proxima a la esclavitud, Por otro lado, los textos de todo tipo revelan la actividad de un artesanado urbano aparentemente independiente, sin duda més familiar que individual, a juz- gar por las lpidas sepulcrales que agrupan un padre y un hijo, o hermanos. De hecho, se plantea un problema al tratar de este artesanado en relacién con la produccién global de! imperio. Se observa que los bienes de consumo prevalecen abrumadoramente sobre los bienes de equipo, o sea, la fabricacién de herramicn- tas que sirven para determinadas actividades. De esto se deduce que los campos se equipan sobre todo a s{ mismos, y poco més. El artesanado comin es a la vez muy escaso y muy diversificado: se confecciona tal pastel, tal tipo de calzado. EL artesanado de lujo, que nos ha legado los maravillosos cofrecillos de marfil que se ofrecian en las bodas, llega también a su fin, De hecho, el sector indicador del movimiento econdmico, sobre todo en las ciudades, pero también en las ak deas y en los campos, es el de la construccidn. Indicador particular, especifico de sociedades como la que aqui estudiamos, y que encontraré su verdadero lugar después del 450. Sin embargo, hay grandes fortunas rtercantiles en las ciudades mas importan~ tes, Alejandria, Antioquia y Constantinopla sobre todo. En primer lugar los ar. madores y mercaderes del gran comercio, abastecedores de especias y seda sre las rutas maritimas del mar Rojo y del golf Pérsioo son tan conocidas anes Mente como la ruta terrestre que conduct la seda china al Meditersinto © del Asia central y del rd, Los beneficios del gran comercio, sobre rod Pat estén en relacién directa con los riesgos a los que se exponen a mas ‘metal © lo financian. Estén también los «negociantes en plat, maviPmnc ey Precioso, a la vez pesadores. cambistas y productores de objeios We TOY ge ‘arantia de un sello imperial, y engrosan tanto los sors a str poltico Jos monasterios. Pero estas fortunas nunca forman parte 21 <) ni de los movimientos importantes de capital. La ciudad antigua habia tenido un pueblo. €) der nformidad, proves: teralmente, el de hacer off su voz publicamente para dat ee ena fuera tar, reclamar, elegir o, al menos, aclamar: su clamor, eh 1a Ty adanos que legitimadora. La misma categoria politica. pues: T° la época de los Seve : Severos, en qu Piiblicos a titulo fiscal que hemos istoriadores de principio del siglo el demos griego. Su papel era lt ine at istoRIA DE BIZANCIO * tes y los art andes comerciantes ¥ feSaNOS mAs ca, no pertenecen a la cura, eT al 312 exime de cualquier obligacion fg, lificados hasta aquellos aU ria del pueblo de las ciudades de Oriente entre en aan desu iniencia. La coo social y ahi reside prose tos siglos v y vil Hele rico. El pueblo politico desempefiaba su papel en los ly. amente el problem Nilepiados en este sentido, el teatro en Antioquia, el hips. Fae ea meannapla yen o1as parte, pero también las plazas plies aro eo ce ese lugar nuevo que es Ia Iglesia, donde el pueblo de los fees contesta al predicador. y de donde sale en ocasiones para manifestarse en el ex. cos aae manifesaciones, por violentas que sean, obedecen de hecho a un reperorio que regula la prop violencia: ultrajes a las estatuas oficiales, lana. repro de piedras, griterio de consignas. A partir del 450-460 se exacerban, y u ‘cédigo cristaliza en torno de las rivalidades entre el Azul y el Verde en las carre- ras de caballos, en las calles y en los barrios. Para entender estas rivalidades se impone un paréntesis: se ha hecho mencién ya del hipddromo de Constantinopla, de su simbolismo césmico y del de las carr. as que se realizaban alli. De los cuatro colores iniciales, heredados de Roma, que Hlevaban los cocheros, sélo se seguian usando entonces el Azul y el Verde. Tgnoramos, a decir verdad, su significado para los hombres de esta época y no ‘comprendemos, pues, por qué se adherfan a una u otra facci6n. Los colores ocul- tan un grupo muy complejo. En primer lugar, sin duda, las cuadras de cabalos de carreras y todo el personal que gravita alrededor del espectaculo: los aurigas, pero también los bailarines y los mimos. Todo esto provoca pasiones incontrola- bles y peligrosas para el orden piblico. Prueba de ello son fas infructuosas medi- das de control, las rifias en el hipsdromo, o incluso las finas laminillas de plomo ue llevaban textos escritos con un punzén y destinadas a hechizar a determinada persona de la faccién opuesta, Por otro lado, el Azul y el Verde definen sectores de la opinion, quizds de la sociedad, pero, gcudles? Esta cuestién ha hecho verter ‘mucha tinta sin obtener una respuesta conereta. El Azul podrfa representar et Palacio, los altos funcionarios, la ortodoxia de Calcedonia, y el Verde la Ciudad, la merci Megado el caso, una marcada hostilidad frente a los judios. wis amid el els ened 0 mas probablemente sus cabecillas, salen Sanasde in Megan incluso, a partir del 530 ala delinevenea. Pero is an ee le violencia habra que buscarlas en la historia social h. Sane V1, la de sus ciudades mas concretamente. pola Kioriogate ames urban dela primera mitad del siglo v enumeradcs En la capita, hubo meget £0 Buardia contra toda lectura demasiado simple: 431, en que se ataco nine la is de subsistencias en los afios 409, 412 ¥ sede del prefecto dein oe bles: en el 412 los manifestantes incendian sibido a pedradas porel ec nami en el 431 el propio emperador «8 Pucblo hambriento», por citar a un contempordnco: Lt Popularidad personal tambi Sido uno de los motores ién parece ha ene urbana, P parece haber sido uno de | de In efor Phen, etches Juan Cris6stomo es condenado por el canelio manifiesta en Stier inane pony Pera censura de la emperat po ciudad 2 5 partidos incendon 7 SPO: ¥ Cuando toma el camino del exilio, e140 mother me ee 4 Solfa. La agitacion religiosa eristaliza, pues ° teol6gica atribuida, no se sabe muy bie? Po ates de la pasidn INTRODUCCION A UNA, ISTORIA DE ORIENTE, 4 1ué, por tantos historiadores a los bizantinos fa reciente importancia del factor confesional en el consemso unio eee fad busca, como cualqui uniicador que esta seid quer otra, Este factor legaré a ser dominante ee io Es facil ver que estas manifestaciones, a veces. é alarmantes, tienen una verdadera funcién politica coun ean — habia olvidado la antigua identiticacign entre vida publica vida upoea Ene lleva a hacerse alguna pregunta mis sobre la composiciin soil de ese pucbin Se aprchende como una forma, o més bien dos formas, una antigua, otra crstin: na, claramente distntas ain en la primera mitad del siglo v. El pucblo antigo estd constituido por los beneficiarios del sustento llamado scivico»(poltikol) tan. to en Constantinopla como en Alejandria, y de lo que atin subsiste dela genera. sidad tradicional. A él pertenecen también los hombres de las milcias urbanas, los «jévenes> que montan guardia en las murallas y que, al parecer, trabgjan in. cluso en Constantinopla, en el recinto amurallado de Teodosio I, y, por dltimo, Jos miembros activos de las facciones, que quizé fueran al mismo tiempo los mi- Ticianos a los que nos acabamos de referir. Sin duda, era la clase inferior de las ciudades, del pequeiio empleado al muchacho avieso, pero no estaba desatendi- da, Ademés su realidad no esté contenida en su marco pablico. Durante los st mos afios del siglo 1¥, Libanios presenta a los actores de las revueltas en Aotio- quia, «los 300 lobos del teatro, sobre todo, como una hez urbana de gentes sin casa ni hogar, extranjeros en la ciudad. Por clisico que sea el argumento, la cons- sponibilidad de revoltosos que representan, litealmente, set pucblo» de la ciudad fe otorga alguna consistencia: lo recordaremos cuando veamos confit, después del 460, el crecimiento de las ciudades con la cada vex mis frecuente sucesion de tumultos. La plaga de la indigencia y la irrupeién de tos monjes Las homilias cristianas multiplican, a partir de finales del siglo tv, las alusiones 8 las necesidades de la beneficiencia y a las miserias que hay que socorrer en} ‘marco urbano, mientras la legislaciGn de la época pone en relacion, con vacilacie nies que no viene al caso referir aqut la delegaciOn en a Iles de las fares 0 beneficencia y las inmunidades fiscales concedidas a ls clrigos y 2 Jos Dit edlesiisticos, Pobres, errantes, enfermos y bakdados, mendiges y vel® St tty pados en una definicién tinica de la pobreza como incapactda Eee on Propia subsistencia, Io que es muy bien visto. La respuesta § 2S Nees Tt también Gnica, es el establecimiento que asepura 2 18 ¥°E YO RN at age Miento y los eventuales euidados. El hospcio y su complete Ts esa cen en el-siglo iv, mientras que la Antighedad eisica los ar Ae a enoea de su prictiea médica. Constituyen, pues. una import el siglo 1v hay pruebas fe iniciativas privadas en resi a dia, Ex 1y pruebas de te existencia dencias particulares. El primer ejempl hasta su muerte acae- por Eustato. ‘obispo de Sebaste, ‘Armenia, desde el kin ele de Cesarea, que ida en ef 380. En este aspecto, como en otros ns? IsTORIA DE BIZANCIO 2 ciudad natal en el afio 370 y crea una especie de ciudad x. eer se Cesare, la Basiiada. Eustato y, tas él, Basilio poner nitaria a las pus Js establecimientos, lo cual se constituye asi en parte ine wie el modelo, que es, pues, en sus comienzos, urbanos. Las casas de cari aan eal mondstico se multiplican, fundamentalmente en la capital, ya en jy primera mitad del glo V. EI motivo cultural es, evidentemente, el primero que eee a la mente: [a institucién eristiana estaba dispuesta a producir tales forma, de ayuda para los que se encontraban fuera de los marcos entonces normales de Ja vida social. Por otra parte, las concibe a partir de los siglos 11 y Ill, en provecho de los aslados de la comunidad cristiana, las virgenes o las viudas, por ejemplo, Pero también hay que contar con la coyuntura del momento. Los pobres a los {que es preciso socorrer se multiplcan, al parecer, a partir del 360, mas 0 menos, cen relacién eon el crecimiento de las ciudades, que son, més que nunca, centro; de atraccién, sobre todo las ms importantes. Se huye de las exacciones a los funcionarios, de las sentencias inicuas de los gobernadores, de la carestia, de los abusos de los terratenientes, y se busca un sustento, otorgado por la tradicional generosidad de los notables 0 por esta nueva beneficencia cristiana. Y, una vez 1s, los nombres de Constantinopla, Jerusalén, Antioquia o Alejandria se sitian a la cabeza, aunque por razones, evidentemente, diferentes, También pudo dete- Fiorarse la salud de las poblaciones que, por lo que parece, debido a unos recur. 0s poco elisticos, cecfan lenta pero fitmemente. Por iiltimo, las enfermedades del i a propia historia: la lepra parece salir de 1a sombra en el tiltimo tercio en so es trastornos abides a Ta posesién demonfaca se hacen absolut Tear eat any son pacientes quedan en cierto modo invélidos, incapaces de dels aon We aap cominuads. Curisamente, las fuentes documentals Serd un hecho ea ait San cuenta de ningéin aumento de la eriminalidad: esto Sanos. sles poh stniano. Solamente se sabe que a los «mendlgos cima de od, le eens eH capt, ero iene éxito la medida? Por una diners oan sae eee aistidas 0 a punto de serlo contre Como vines, e models neni Potacn de ls ciudades. ee epemanretts el modelo. Los monjes in- en Antigua comers O® topas de choque de los conflctos dogmticos, tam’ La banda de tos cuarenta, que baja de Samo- monjes al cuidado de sv’ is cae ce ees los deudores jr me » €N el afio. sie a 0B Como el espacio que va del edificio al mut pace ni tbe herecg NN Aunque se esfuerea por preserva iS Siglo v, ta. tagonismo ‘mor i : “Ontario, no admite ninguna restricci6m io !. El monj ie el contrari suverstn heres oe soo io, la INTRODUCCION A UNA HISTORIA DE oRtENTE a las bandas errantes, a menudo mixtas, que se mezclan cor enya la ciudad. El primer monaquismo de Constantinople moacupie Saas xo. En todo caso, aparece independiente, informal. La regla no se entionde eq el sentido occidental del término, sino como un eédigo ascéico cuyo origen se remonta a Basilio de Cesarea, con un menor grado de disciplina que en ciertos establecimientos del desierto, y muy poco o ningtin encuadramiento sacerdotal, Tanto en la ciudad como en el desierio, el monje esté fuera de los marcos dela autoridad y de la sociedad. Y de aqui el vigor de la intervencién de la «fuerza monistica en las oposiciones teol6gicas, sus violencias, su asociacién con los po= bres, su agresividad respecto del episcopado como en el caso de Juan Crisdstomo en la capital, por ejemplo. Ademés, 10s monjes son a menudo hombres del cam- po, en el sentido no solamente social, sino también cultural, del término, Con ellos, el mundo copto o sirio hace irrupcisn en el medio helenizado de Alejandria 0 de Antioquia. En este sentido, los monjes de principios del siglo v son plenamente, como los pobres, un componente nuevo que modifica irreversiblemente la vieja catego- ria urbana de «pueblo». Los monasterios de la ciudad no son entonces cass So- rmetidas a reglas, sino, por el contrario, abiertas. Los monjes viven a veces en grupos muy pequeftos, de dos o de tres, a semejanza de los ascetas del siglo 1 {que permanectan en el seno de sus familias, o més exactamente, ya que son hom bres solos y a partir de ahora fuera de todo marco familiar, a semejanza de los ‘grupos comparables del desierto. Se comprende por ello la creciente severidad ‘por impedir ls libres desplazamientos de estos hom- de las leyes que se esfuerzan 0 bres de una a otra ciudad. El concilio de Calcedonia, celebrado en el afio 451, les prohibe cambiar de sitio, y somete la apertura y Ia actividad de sus estableci- felonies af blag dl Ciudad. Sin éxito, puesto que fa ley justinianea se estore, 14 finalmente por apartarlos de las ciudades. Mientras tanto, la primera mitag del siglo v ofrece claramente un panorama urbano de la Iglesia de tos mots que hemos visto desarrollarse en el desiert y, claramente también, e! aniagorite mo entre la Iglesia de los monjes y Ia de los obispos, que no tendr hasta el siglo x1, que seftala el triunfo de los primeros.

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