vencido de mi constancia, Qu ha sacado tu arrogancia de alterar mi firme paz? Que aunque de vencer capaz es la punta de tu arpn, qu importa el tiro violento, si a pesar del vencimiento queda viva la razn? Tienes grande seoro; pero tu jurisdiccin domina la inclinacin, mas no pasa el albedro. Y as librarme confo de tu loco atrevimiento, pues aunque rendida siento y presa la libertad, se rinde la voluntad pero no el consentimiento. En dos partes dividida tengo el alma en confusin: una, esclava a la pasin, y otra, a la razn medida. Guerra civil, encendida, aflige el pecho importuna: quiere vencer cada una, y entre fortunas tan varias, morirn ambas contrarias pero vencer ninguna. Cuando fuera, Amor, te va, no merec de ti palma; y hoy, que ests dentro del alma, es resistir valenta. Crrase, pues, tu porfa, de los triunfos que te gano:
pues cuando ocupas, tirano,
el alma, sin resistillo, tienes vencido el Castillo e invencible el Castellano. Invicta razn alienta armas contra tu vil saa, y el pecho es corta campaa a batalla tan sangrienta. Y as, Amor, en vano intenta tu esfuerzo loco ofenderme: pues podr decir, al verme expirar sin entregarme, que conseguiste matarme mas no pudiste vencerme.