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—Sabes, ya me tienes harta

—¿Y?
—Será mejor que dejemos de saber el uno del otro
—Lo sé
—Me duele pensar que se perdió la amistad
—Quizá nunca fuimos amigos
—¿Y qué fuimos? Goodnight,
—Una hermosa mujer y un simple mortal
travel well

Espalda
Olvidaron volver a verse las caras; optaron por disimular la inexistencia
del otro, del malestar lo convirtieron en indiferencia y se les fue la vida
en ello; ahora, muchos segundos después él cuestiona ¿qué nos pasó?
¿qué hicimos mal?; aquí no existe un nos sino un desesperado tú-yo. No
existe más la conversación para los amantes que meses atrás todavía
decían la mentira de quererse; desnudos, con las piernas entrecruzadas
miraban sus manos, lamían sus frentes en señal de respeto, dilapidaban
miradas contraídas, excitadas las manos por recorrer las concavidades,
depositadas allí donde el vello termina.
De vuelta la tiránica espalda, siempre dos pasos detrás de ella, sin-
tiéndose inferior, un bicho raro ante la familia, los amigos, diosnuestro-
señor, su diosuseñor; el fin del disimulo, Orfeo invertido, con las ganas
de voltear y realmente sentir que ya no es necesario recorrer el Hades. A
su robusta espalda ella le dijo susurrando que le quería hasta que llegara
alguien más, y así fue.

Ángel Castel

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