La historia del arte es uno de los libros dedicados al arte más
famosos y populares nunca escritos y ha sido un best-seller durante medio siglo. Durante cinco décadas no ha tenido ningún rival como introducción al arte en su totalidad, abarcando desde las pinturas rupestres primitivas hasta el arte experimental contemporáne o. Atraídos por la claridad y simplicidad de su narrativa, lectores de todas las edades y condiciones han encontrado en el profesor Gombrich al auténtico maestro, que combina el conocimiento y sabiduría con un don único para comunicar su profundo amor por el arte. La historia del arte debe su amplia difusión a lo directo y espontáneo de su estilo, así como a la clara exposición del autor. Este libro siempre ha sido admirado por dos cualidades: es un placer de leer y un placer de manejar, combina un texto que fluye suavemente con un diseño claro, simple y de accesible formato. En su nueva edición, la 16ª de este clásico, está destinada a seguir siendo punto de referencia indispensable para las nuevas generaciones, así como la primera fuente de información para los recién llegados al mundo del arte. Ernst Gombrich nació en Viena y se trasladó a Gran Bretaña en 1936. Pasó gran parte de su vida trabajando en el instituto Warburg de la Universidad de Londres, donde fue director desde 1959 hasta su retiro en 1976. Su “jubilación” vio la publicación de numerosos libros, artículos y ensayos y la concesión de numerosos honores internacionales, incluidos el título de Sir y la Orden del Mérito. En 1994 la ciudad de Frankfurt le concedió el premio Goethe. Su best seller The Story of Art, publicada por primera vez hace 50 años, continua deleitando e informando a los estudiantes del mundo entero.
Título original
Ernst Gombrich - Historia del Arte (capitulos 24,25 y 26)
La historia del arte es uno de los libros dedicados al arte más
famosos y populares nunca escritos y ha sido un best-seller durante medio siglo. Durante cinco décadas no ha tenido ningún rival como introducción al arte en su totalidad, abarcando desde las pinturas rupestres primitivas hasta el arte experimental contemporáne o. Atraídos por la claridad y simplicidad de su narrativa, lectores de todas las edades y condiciones han encontrado en el profesor Gombrich al auténtico maestro, que combina el conocimiento y sabiduría con un don único para comunicar su profundo amor por el arte. La historia del arte debe su amplia difusión a lo directo y espontáneo de su estilo, así como a la clara exposición del autor. Este libro siempre ha sido admirado por dos cualidades: es un placer de leer y un placer de manejar, combina un texto que fluye suavemente con un diseño claro, simple y de accesible formato. En su nueva edición, la 16ª de este clásico, está destinada a seguir siendo punto de referencia indispensable para las nuevas generaciones, así como la primera fuente de información para los recién llegados al mundo del arte. Ernst Gombrich nació en Viena y se trasladó a Gran Bretaña en 1936. Pasó gran parte de su vida trabajando en el instituto Warburg de la Universidad de Londres, donde fue director desde 1959 hasta su retiro en 1976. Su “jubilación” vio la publicación de numerosos libros, artículos y ensayos y la concesión de numerosos honores internacionales, incluidos el título de Sir y la Orden del Mérito. En 1994 la ciudad de Frankfurt le concedió el premio Goethe. Su best seller The Story of Art, publicada por primera vez hace 50 años, continua deleitando e informando a los estudiantes del mundo entero.
La historia del arte es uno de los libros dedicados al arte más
famosos y populares nunca escritos y ha sido un best-seller durante medio siglo. Durante cinco décadas no ha tenido ningún rival como introducción al arte en su totalidad, abarcando desde las pinturas rupestres primitivas hasta el arte experimental contemporáne o. Atraídos por la claridad y simplicidad de su narrativa, lectores de todas las edades y condiciones han encontrado en el profesor Gombrich al auténtico maestro, que combina el conocimiento y sabiduría con un don único para comunicar su profundo amor por el arte. La historia del arte debe su amplia difusión a lo directo y espontáneo de su estilo, así como a la clara exposición del autor. Este libro siempre ha sido admirado por dos cualidades: es un placer de leer y un placer de manejar, combina un texto que fluye suavemente con un diseño claro, simple y de accesible formato. En su nueva edición, la 16ª de este clásico, está destinada a seguir siendo punto de referencia indispensable para las nuevas generaciones, así como la primera fuente de información para los recién llegados al mundo del arte. Ernst Gombrich nació en Viena y se trasladó a Gran Bretaña en 1936. Pasó gran parte de su vida trabajando en el instituto Warburg de la Universidad de Londres, donde fue director desde 1959 hasta su retiro en 1976. Su “jubilación” vio la publicación de numerosos libros, artículos y ensayos y la concesión de numerosos honores internacionales, incluidos el título de Sir y la Orden del Mérito. En 1994 la ciudad de Frankfurt le concedió el premio Goethe. Su best seller The Story of Art, publicada por primera vez hace 50 años, continua deleitando e informando a los estudiantes del mundo entero.
Capitulo 23
LA EDAD DE LA RAZON
Inglaterra y Francia en el siglo XVIII
La época en toro a 1700 vio la culminacién del movimiento
barroco en la Europa catélica. Los paises protestantes no pudicron
evitar el influjo de esta tendencia avasalladora; pero, sin embargo,
no Ilegaron realmente a adoptarla. Esto pucde aplicarse también
a Inglaterra en el periodo de la restauracién, cuando la corte
de los Estuardos tenia las miradas pucstas en Francia y aborrecia
los gustos y puntos de vista de los puritanos. Fue en esta época
cuando Inglaterra produjo a su maximo arquitecto, sir Christopher
Wren (1632-1723), al que se confié la tarea de reconstruir las
iglesias de Londres tras cl incendio de 1666. Resulta interesante
comparar su catedral de San Pablo con una iglesia barroca romana,
construida tan s6lo veinte afios antes (fig. 257). Observamos que
Wren fue influido claramente por los efectos y combinaciones
del arquitecto barroco, aun cuando nunca hubiera estado en Roma.
Como la iglesia de Borromini, la catedral de Wren, cuya escala
es mucho mayor, tiene una cipula central, dos torres a los lados
y la evocacién de Ja fachada de un templo antiguo enmarcando
la puerta principal. Incluso existe una evidente similitud entre
las torres barrocas de Borromini y las de Wren, especialmente
en el cuerpo central de unas y otras. No obstante, la impresion
de conjunto de ambas fachadas es muy diferente. La de Wren
carece de ondulacién, no sugiere la idea de movimiento, sino384
mis bien la de firmeza y estabilidad. El modo de emplearse en
ella pares de columnas para que le confieran nobleza y solidez
recuerda a la fachada de Versalles (fig. 266) més que a las del
barroco romano. Observando los pormenores, incluso podemos
titubear en darle cl nombre de barroco al estilo de Wren, pues
no existe nada fantastico 0 caprichoso en su ornamentacién; todas
sus formas se atienen estrictamente a los mejores modelos del
renacimiento italiano. Cada forma y cada fragmento del edificio
pueden ser considerados en si mismos sin que pierdan nada de
su intrinseco sentido. Comparado con la exuberancia de Borromi-
ni, 0 del arquitecto de Melk, Wren produce una impresién de con-
tencién y sobriedad.
El contraste entre la arquitectura protestante y la catélica se
nota mas atin al considerar los interiores de las iglesias de Wren,
por ejemplo la de San Esteban Walbrook de Londres (fig. 276).
Una iglesia anglicana es, ante todo y principalmente, una sala en la
cual la fe se manifiesta por la reunién de la comunidad. Su finali-
dad no es la de evocar otro mundo, sino la de permitirnos recoger-
nos en nuestros pensamientos. En las muchas iglesias que traz6,
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275, UrWren procuré ofrecer variantes siempre nuevas del tema de una
sala semejante, que fuera, a la par, grave y sencilla.
Y lo mismo que de las iglesias ha de decirse de los castillos.
Ningiin rey de Inglaterra podia haber reunido las sumas ingentes
que se necesitaban para construir un Versalles, ni ningtin par inglés
hubiera querido competir en Injo y dispendio con los pequenos
principes alemanes. Es cierto que la mania de construir también
alcanz6 a Inglaterra y que el palacio de Blenheim, de Malborough,
posee mayores proporciones atin que el Belvedere del principe Eu-
genio; pero se trata de excepciones, ya que el ideal del siglo xvur
inglés no fueron los castillos, sino las residenc
jas campestres
Los arquitectos constructores de estas tiltimas generalmente
rechazaron las extravagancias del estilo barroco. Su ambicién fue
la de no infringir ninguna regla de lo que consideraban «buen
gusto», y por ello ansiaban respetar tan fielmente como pudieran
las verdaderas o pretendidas leyes de la arquitectura clisica. Los
arquitectos del Renacimiento italiano, que estudiaron y calcularon
las ruinas de las construccion:
antiguas con cientifica minuciosidad,
habian publicado sus hallazgos en libros de consulta que suministra-
2
zl
de Saw Esteban Walbrook de Ls
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