Está en la página 1de 1

Isidore Ducasse, conde de Lautramont - Estas

pginas sombras
Quiera el cielo que el lector, animoso y momentneamente tan feroz como lo que lee, encuentre sin
desorientarse su camino abrupto y salvaje a travs de las cinagas desoladas de estas pginas
sombras y rebosantes de veneno; pues, a no ser que aplique a su lectura una lgica rigurosa y una
tensin espiritual equivalente por lo menos a su desconfianza, las emanaciones mortferas de este libro
impregnarn su alma, igual que el agua impregna el azcar. No es aconsejable para todos leer las
pginas que seguirn; solamente a algunos les ser dado saborear sin riesgo este fruto amargo. Por lo
tanto, alma tmida, antes de penetrar ms en semejantes landas inexploradas, dirige tus pasos hacia
atrs y no hacia adelante. Escucha bien lo que te digo: dirige tus pasos hacia atrs y no hacia adelante,
del mismo modo que los ojos de un nio se apartan respetuosamente de la augusta contemplacin del
rostro maternal; o, mejor, como un ngulo, extendido hasta donde alcanza la vista, de grullas friolentas
y meditabundas que durante el invierno vuelan briosamente a travs del silencio, a toda vela, hacia un
punto determinado del horizonte, de donde parte repentinamente un viento extrao y violento,
precursor de la tempestad. La grulla ms vieja, convertida en avanzada solitaria, al ver esto mueve la
cabeza y a continuacin hace crujir tambin su pico como una persona razonable que no se siente
satisfecha (yo tampoco lo estara en su lugar), mientras su viejo cuello desplumado, contemporneo de
tres generaciones de grullas, se agita en ondas exasperadas que presagian la tormenta cada vez ms
prxima. Despus de arrojar, demostrando sangre fra, repetidas miradas a todos lados, con ojos
saturados de experiencia, muy prudentemente, y la primera de todas (pues ella tiene el privilegio de
mostrar las plumas de su cola a las otras grullas inferiores en inteligencia), con su grito alertador de
centinela melanclico que hace retroceder al enemigo comn, gira con flexibilidad la punta de la figura
geomtrica (podra ser un tringulo, pero no se ve el tercer lado que forman en el espacio esas
curiosas aves de paso) sea a babor, sea a estribor, como una hbil capitana; y, maniobrando con alas
que no parecen mayores que las de un gorrin, como no es estpida, emprende as un nuevo camino
filosfico y ms seguro.

En Cantos de Maldoror, Canto primero


Traduccin: Aldo Pellegrini

También podría gustarte