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IV

EL FANTASMA
En la dura noche cerrada
o en la hmeda maana tierna,
sea invierno, sea verano,
est dormida, est despierta.
Aqu estoy si acaso me ven,
y lo mismo si no me vieran,
queriendo que abra aquel umbral
y me conozca aquella puerta.
En un turno de mando y ruego,
y sin irme, porque volviera,
con mis sentidos que tantean
slo este leo de una puerta,
Aqu me ven si es que ellos ven,
y aqu estoy aunque no supieran,
queriendo haber lo que yo haba,
que como sangre me sustenta
En pas que no es mi pas,
en ciudad que ninguno mienta,
!unto a casa que no es mi casa,
pero siendo ma una puerta,
"etr#s la cual yo puse todo,
yo de! todo como ciega,
sin traer llave que me conozca
y candado que me obedezca.
Aqu me estoy, y yo no supe
que volvera a esta puerta
sin brazo v#lido, sin mano dura
y sin la voz que mi voz era
$ue guardianes no me veran
ni oira su ore!a sierva,
y sus o!os no entenderan
que soy ntegra y verdadera
$ue anduve le!os y que vuelvo
y que yo soy, si hall la senda,
me s sus nombres con mi nombre
y entre puertas hall la puerta,
%A buscar lo que les de!
que es mi racin sobre la tierra,
de m respira y a m salta,
como un regato, si me encuentra&
A menos que l tambin olvide
y que tampoco entienda y vea
mi marcha de alga lamentable
que se retuerce contra su puerta.
'i sus o!os tambin son esos
que ven slo las (ormas ciertas,
que ven vides y ven olivos
y criaturas verdaderas
) de verdad yo soy la *arva
desga!ada de otra ribera,
que resbala pas de hombres
con el silencio de la niebla
%$ue no raya su pobre llano,
y no lo arruga de su huella,
y que no echa vaho de !adeo
sobre el al!ibe de una puerta&
%$ue dormida de! su carne,
como el #rabe de!a la tienda,
y por la noche, sin soslayo,
lleg a caer sobre su puerta&

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