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Guacaneme Eduardo Becerra era un instructor de educacion fisica en la Universidad

de Salamanca. Hombre bajo, indigena de piel marron, voz aspera, pene corto y labios
sabios. Le gustaba mecer a su perro en una hamaca que estaba sentada en un palo
que estaba en un hueco que estaba en la orilla del mar. Mar mediterraneo por su
pollo. Por lo que Salamanca queda en Espana. Guacaneme trauma varios infantes a
lo largo de su trayectoria, los tragitos amargos que le forjaron como docente le
formaron escarmiento sobre su superficie cerebral. Loco por las locomotoras y los
afiches de futbol.
Su historia es simple. Esto es en el ano 2006, sus hombros caidos llevan el peso de
una carrera universitaria. El vive en Duote, cuidad pequena aledana a Coglione,
cuidad universitaria. Duote es un pueblo tranquilo donde puede meditar, y forjar sus
practicas fisicas sin tener contacto con la vida moderna. Trabaja de lunes a viernes
en la u. Vive solo en un duplex en la calle cuarta con Fleminco. Su lava la carita con
agua y jabon todos los dias. No tiene televisor, ni internet, ni libros, ni periodicos ni
gazetas de ningun tipo. Le gusta hacer ejercicio. Quemo libros al acabar su pregrado.

Pero los acontecimientos del 8 de febrero le torcieron el rostro. Su dia comienza
regularmente, se lava los dientes con mantequilla de mani. Le quedan cafesitos. Le
trama el alientico a cebolla con higado. Le come regularmente. Tiene diabetes. Es
musculoso por vocacion. Nunca fue a un gimnasio por esto construye un parque
especializado para el. Tiene pines en el ingenieria mecanica. Construye diversos
aparatos para la construccion de los distintos tejidos del cuerpo, como el triceps. Tal
dia fue a dar clase y

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