Está en la página 1de 16
 
INSTITUTO SUPERIOR
 –
 SANTA ELENA OCTUBRE 2014 / PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
1
ANTROPOLOGÍA, FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN TENSIONES Y DESAFÍOS DE NUESTRO TIEMPO
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO norojor@cablenet.com.ar 
Ten siempre a Ítaca en tu mente. Llegar allí es tu destino. Más no apresures nunca el viaje. Mejor que dure muchos años. KAVAFIS
 
01.
 
ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA
 
Educación y filosofía, filosofía y educación parecen ocupar un territorio compartido, afín, próximo, aunque no necesariamente desprovisto de tensiones. La filosofia parece moverse en un campo más amplio y generoso que la educación que debe responder a fines pre-definidos, marcados, específicos. La filosofia crea sus propias especulaciones con una libertad absoluta, mientras que la educación debe responder a numerosos mandatos y aunque puede dar curso al libre juego de las ideas, opera bajo la demanda de un compromiso social ineludible. Ambas comparten, un núcleo temático común, aunque con diversas estrategias en los abordajes. En torno al tema de la autonomía, esta distinción esencial y esta complementariedad funcional representan una de las características más sobresaliente.
 
La antropología que se asocia a la educación es necesariamente la antropología filosófica, porque es la que sintetiza y expresa todos los fundamentos antropológicos provenientes de las diversas disciplinas que pueden operar en la educación. Es la filosofía la que puede operar la síntesis, porque el ser hombre, el ser del ente que todos somos, es un tema central de filosofía. Y desde ese centro ontológico opera la síntesis hacia las otras disciplinas como la Antropología cultural, la Antropología física o biológica, Antropología social, Antropología arqueológica (evolución). Cada una de estas orientaciones científicas no puede ni necesita dialogar con la educación. Ni la educación requiere sus aportes y producciones.
 
Lo que la educación necesita de la ANTROPOLOGÍA debe desprenderse de la ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA, que no es ya la que concentra todos los estudios sobre el ser humano (como en la filosofía clásica del pasado), sino que opera una síntesis integradora de todos los aportes y discursos y lo hace desde la mirada ontológica que atiende al ser del hombre, a su constitución como un ser privilegiado que puede preguntarse por el ser, que es el lugar en el que el ser se manifiesta y revela (Heidegger).
 
Se trata de una ANTROPOLOGÍA que dialoga generosamente con las ciencias que abordan el tema del hombre desde perspectivas diversas, y
 –
 al mismo tiempo
 –
 articula este diálogo para poder construir una síntesis que sea responsable del diálogo con otras disciplinas o áreas del conocimiento. Por eso el abordaje asume siempre una perspectiva crítico-problemática.
 
INSTITUTO SUPERIOR
 –
 SANTA ELENA OCTUBRE 2014 / PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
2
 
La ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA se hace cargo de las preguntas fundantes del ser del hombre, aquellas que no pueden ser abordadas por las ciencias: persona, individuo, identidad, sujeto, el otro, el nosotros, las relaciones intersubjetivas, vida, muerte, trascendencia, unidad bio-pico-espiritual, sexo y género, obrar humano, responsabilidad moral, consciencia social y compromiso político.
 
La ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA se convierte así en el punto central del pensamiento filosófico y el lugar en el que se construye el diálogo más activo con la educación, porque todas las demandas teóricas y referenciales de la educación abrevan en el encuentro con los temas y problemas de la ANTROPOLOGÍA.
 
Sabemos que FILOSOFÍA Y EDUCACION tienen vida propia, es decir, no se agotan en la relación: la filosofía vive perfectamente y opera libremente sin ocuparse de los temas educativos. De hecho hay numerosos autores que no han abordado el tema o no se interesan por el mismo. A su vez, existen numerosos problemas de la filosofía que no afectan directamente a la educación. Y a su vez la educación no siempre recurre a la filosofía: frecuentemente confía en los seguros saberes que provienen de otras ciencias. A diferencias de ciertas posiciones de la tradición clásica, podemos afirmar que una y otra tienen ocupaciones, tareas, menesteres que pueden llevar adelante sin requerir de la presencia de su pareja.
 
Pareciera que LA FILOSOFÍA encuentra en la educación un terreno propicio para poner en marcha y en funciones las propias ideas, para proyectarlas más allá de sus escritos, cátedras y especulaciones, y que LA EDUCACIÓN encuentra en la filosofía
 –
 cuando recurre a ella
 –
 un cuerpo de definiciones y fundamentos que le permiten operar con una determinada direccionalidad: saber, en suma, de qué se trata educar y pensar hacia donde debe ir la educación en cada una de sus manifestaciones.
 
Es una relación que
 –
 aplicado un criterio del tomismo clásico
 –
 permite armonizar y distinguir ambos aportes y discursos. Sin embargo el cruce entre la filosofia y la educación (o filosofía de la educación) puede representar
 –
 operando juntas y articuladas
 –
 un escenario propio, dinámico, dialéctico, ajustado a las demandas que mutuamente se formulan, desencadenando las tensiones propias de los cruces dialécticos. No basta la filosofía para fundamentar y poner en marcha la educación, pero no hay un verdadero fundamento de la educación sin la presencia de la filosofía.
 
Su funcionamiento concreto y su presencia en diversos lugares del discurso educativo no está exento de confusión y sospecha. La FILOSOFÍA suele acusar a los DISCURSOS PEDAGOGICOS de una manifiesta equivocidad, uso generoso de neologismos y de variados vocablos; la EDUCACION considera que la FILOSOFIA se pierde en especulaciones vanas que solamente resultan inteligibles y útiles para sus iniciados. Por eso podemos parodiar el conocido texto de JARSPERS: Qué sea la filosofía o la antropología de la educación y cuál es su valor es cosa discutida y depende de cada uno de sus cultores. De tal filosofía (1) se esperan revelaciones extraordinarias para la educación o bien se la deja indiferentemente de lado como un pensar que en nada nuevo y valioso aporta a la educación. (2) Se la mira con temor y respeto como la tarea sagrada de académicos especializados en temas muy complejos o bien se la bastardea como un discurso en que cada uno puede decir o inventar lo que le parezca. (3) Se la tiene como una fuente que debe interesar a todos y como tal debe mostrarse simple y comprensible o bien se la considera como un conjunto de textos, autores y sistemas cuya dificultad lo transforma en inaccesible para la mayoría.
 
INSTITUTO SUPERIOR
 –
 SANTA ELENA OCTUBRE 2014 / PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
3 02.
 
LA PRESENCIA DE LA FILOSOFÍA
 
Lo que nos interesa es problematizar la relación, mostrando las tensiones, que pueden o deben producirse. La filosofía es tal
 –
 y sobre todo es necesaria
 –
 si funciona o se transforma en una fuerza motriz de la educación, en un TÁBANO MOLESTO que la inoportuna y, una presencia que la inquieta y obliga a revisiones constantes, a procesos de des-naturalización, de discusión de lo que se considera obvio, necesario, sustancial, definitivo.
 
A la filosofía le corresponde DESINSTALAR LOS PROGRAMAS agotados de la educación. La función de la filosofía es romper con los discursos establecidos, con lo dado, cambiar, mover el escenario. Por su parte la educación es quien opera en y con la realidad, trabaja con la sociedad, con la dinámica de la cultura y con los sujetos de las nuevas generaciones. Mientras la filosofía se nutre de la revolución permanente en el campo de las ideas y su tarea es movilizar, poner tensión, remover, lo propio de la educación es acostumbrarse a lo dado, reiterar los esquemas, confiar en la tradición, asumir los mandatos como prescripciones indiscutibles, ontologizar los modelos y suponerlos con-naturales e inamovibles.
 
Una rápida mirada por la historia nos permite reconocer la irrupción del pensamiento sobre las prácticas: ése es el papel de quienes revolucionan la educación desde la filosofía. Ni siquiera se dan tiempo para certificar si funcionan las ideas. Les basta saber que debe ser así: no les interesa saber si es posible, porque suponen que es necesario. Y lo necesario se convierte
 –
 tarde o temprano
 –
 en posible. Podríamos citar a Sócrates, Platón, Agustín, Comenio, Rousseau, Condorcet, Kant, Herbart, Comte y hasta el mismo Freire.
 
Tal vez, con respecto a la filosofía, la función de la ANTROPOLOGÍA FILO SÓFICA sea otra: más constitutiva, porque sus aportes le otorgan un rol más productivo que crítico, especialmente al definir esencia y existencia de lo humano y, sobre todo, las categorías antropológicas que permiten ampliar la definición y caracterización de lo humano para facilitar el enunciado de las dimensiones educables de la persona. Mientras las CATEGORÍAS son predicados de lo humano, afirmaciones que se realizan tomando como referencia la definición de lo humano, para ampliarla, para poder ser mas precisa, para saber qué es lo que el hombre pleno ha decidido ser; la DIMENSIONES EDUCABLES son los fines o propósitos que debe formularse y llevar adelante toda educación para ser integral. Sin las CATEGORÍAS las dimensiones educables son vacías y ciegas, y sin las DIMENSIONES EDUCABLES las categorías con estériles e improductivas.
ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA EDUCACIÓN CATEGORIAS ANTROPOLÓGICAS DIMENSIONES EDUCABLES
 
Así, por ejemplo, cuerpo, libertad, cultura son categorías antropológicas que se convierten en dimensiones educables para constituirse en tal, para pasar de la potencia al acto, de la mera posibilidad a la realidad: esencia que se constituye a través de la existencia.
03.
 
QUÉ FILOSOFÍA
 –
 QUÉ EDUCACIÓN
 
Sin embargo, se hace necesario atender al sobrevuelo de algunos interrogantes: ¿Que filosofia? ¿Qué educación? Definidos los ámbitos y las relaciones, los problemas no disminuyen sino que se desplazan, se vuelven más complejos. ¿A qué filosofía debemos recurrir? ¿Y de qué educación se trata? Porque todo varía, todo se altera cuando combinamos tipos o configuraciones de filosofía y de educación. Según la concepción que tengamos

Recompense su curiosidad

Todo lo que desea leer.
En cualquier momento. En cualquier lugar. Cualquier dispositivo.
Sin compromisos. Cancele cuando quiera.
576648e32a3d8b82ca71961b7a986505