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Sigilosos los soldados avanzaban,

caminando en la nieve con bro,


sus miradas a Dios se izaron,
con sus almas envueltas en fro.
Fue ventisca que ciega la vida,
fueron copos de nieve mortales,
que cayeron desde el cielo hostl y sombro,
sentenciando sus destinos fatales.
Nios soldados con pecho de bronce,
empuando bayonetas caladas al viento,
dejaron sus vidas sin ningn lamento,
adormeciendo el fro, hasta sus sentimientos.
La bandera a media asta hoy llora,
por tan temprana partida,
de estos soldados gallardos,
que han sucumbido a la vida,
cumplindole a Dios y a la patria,
quedando sus almas a la deriva.
El honor de los mrtires quedar,
estampado con letras doradas,
con fulgores de metralla clavada,
que murieron abrazados a la nada,
mirando al cielo y pidiendo perdn,
por morir en el sueo eterno, y sin razn.
Viva Chile y sus soldados gloriosos!,
que han dejado un llanto desbordado,
pues hasta el copihue no deja de llorar,
a los mrtires de Antuco que han partido,
a un viaje sin retorno y compungido,
quedando sus almas de nios sin igual,
cobijadas para siempre... en un tibio trigal.

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