Está en la página 1de 2

En la Gran Baera del Bosque vivan cientos de pequeos insectos y bichitos.

Era
una simple baera abandonada, pero resultaba un lugar perfecto para vivir, donde
solo haba que tener cuidado con el desage de la baera para que no
quedara obstruido y una lluvia inoportuna los hiciera morir ahogados. Por
eso los forzudos escarabajos eran los encargados de vigilar el desage.
Pero una maana, el desage amaneci taponado por una enorme sanda Qu
tragedia! Era una fruta tan grande que ni el escarabajo ms grande, ni los cinco
escarabajos ms grandes, ni siquiera todos los escarabajos juntos, pudieron
apartarla de all.
Los insectos ms fuertes pusieron toda su energa en la tarea, pero no
consiguieron nada. Los ms listos aplicaron su inteligencia a encontrar
soluciones, y tampoco tuvieron xito. Finalmente, los ms sabios comenzaron a
organizar la huida.
Y en medio de tantas penas, una ridcula hormiga extranjera se atrevi a decir
que si le dejaban llevarse la sanda Qu graciosilla!
Hicieron falta muchos insectos para calmar a los escarabajos e impedir que
aplastaran a la chistosa hormiguita. Pero result que la hormiga no estaba
bromeando, porque al final del da apareci acompaada por miles y miles de
compaeras. Y en perfecto orden, cada una se acerc a la sanda, mordi su
trocito, y se lo llev por donde haba venido.
- Pero si as no avanzis nada! - le dijo un saltamontes a una hormiga que par
un segundo a descansar -. La sanda est igual ahora que antes de tomaras tu
trocito.
- Segurrrro? Humm...- respondi con un extrao acento, como si nunca lo
hubiera pensado. Y, sin darle ms importancia, retom su marcha.
Pero algo debi hacer aquel trocito, porque solo unos das despus no quedaba
ni rastro de la gran sanda. Y desde entonces, muchas de las tareas ms pesadas
en la Gran Baera se convirtieron en pequeas, diminutas tareas, que se hacan
mejor poquito a poco.

También podría gustarte