Hoy no es un buen da para morir de miedo, esta es la frase con la que Dalthon Rangel, criminlogo y terapeuta de 34 aos, inicia su da. Dalthon padece desde hace dos aos el virus de inmunodeficiencia humana (VIH). El primero de septiembre de 2008 fue diagnosticado, pero lejos de sumir su existencia en un abismo de desolacin, le dio razones para seguir vivo. Dalthon es homosexual, contrajo el virus porque mantuvo relaciones sexuales sin proteccin, ahora vive con Alfredo, su pareja desde hace 6 aos que por fortuna no se infect; antes de contagiarse aseguraba que los enfermos de VIH pensaban ms con la hormona que con la neurona. Despus del diagnstico Dalthon encontr alivio emocional en ayudar a otros pacientes. La fundacin FUNDASIDA, en la que trabaja actualmente, le dio la oportunidad de acompaar a otras personas con este padecimiento y se convirti en su proyecto de vida. Ni su familia y ni siquiera todos sus amigos saben de su enfermedad, lo saben sus jefes de la Fundacin Mexicana para la Reintegracin Social en donde trabaja por las maanas, pero slo por motivos laborales, su familia dice, lo sabr si es necesario, pues teme que aumente el rechazo del que es vctima por ser homosexual. Dalthon encubre las visitas al mdico con un falso problema de colesterol y acido rico. Su imagen no es la del estereotipo, el enfermo en los huesos con la piel llena de llagas; es animoso y abierto, delgado pero con vitalidad, si su apariencia tiene algo que ver con la muerte es slo por la camisa negra que vesta durante la entrevista. Nunca pens en el suicido, asegura, sera como echarlo todo a la basura. Desde su perspectiva el VIH no es una sentencia de muerte, es un llamada de atencin para vivir mejor, esta vida es mi responsabilidad, si quiero seguir adelante con mis proyectos y metas me tengo que cuidar, tengo que hacerme responsable dice con alegra, y aunque entre respuestas baje la cabeza como para contener las lgrimas, esboza una sonrisa. Hoy no es un buen da para morir de miedo.