y ella porfía con tomarme el brazo, pero le digo: “¡No puedo irme contigo…, tratá de comprender…! : ¡estoy de paso…!”.
Otras veces la duda me visita
intentando enredarme en su fracaso, y de la misma forma me disculpo: “Perdoname, pero… ¡ estoy de paso…!” Algunos días es la intolerancia quien trata de envolverme con su abrazo, pero también me niego a recibirla: tendrá que dispensarme…¡estoy de paso…! Y hay circunstancias en que el sufrimiento es el que trata de llenar mi vaso…, más sé de su carácter ilusorio, y no le doy cabida…¡estoy de paso…!
Incluso cuando arriban los temores
-¡esos que asustan siempre por si acaso, con su caterva de preocupaciones!- …, tampoco los atiendo…¡estoy de paso…! !No quiero demorarme en pequeñeces…! ¡Cada minuto es un tesoro escaso, que se va entre los dedos como el viento…! Y como el viento...¡también yo estoy de paso…!