Ensayo No Oyes ladrar a los perros

Ana P. Santos

La historia narra la travesa que hace un padre anciano y cansado al cargar a su hijo,
Ignacio, en hombros haca un pueblo vecino en busca de un doctor que sane sus
heridas.
El hijo, como nos describe el padre, es un malhechor, y el padre, bajo el yugo de las
buenas costumbres y el amor a su esposa, decide ayudarle a pesar de.
La imagen que creo puede representar el relato es la del padre cargando a su hijo, con
todos los smbolos identitarios que corresponden a cada personaje: por un lado
Ignacio joven y vndalo, que creci sin una madre y con un padre aparentemente
tradicionalista y represivo. Y al padre, viejo, atado a las buenas costumbres, dolido por
la prdida de su mujer y decepcionado por el camino que toma su hijo. Ciego, pero con
firme paso a lo que l cree correcto.
Aunque tengo que abrir un parntesis, Juan Rulfo escriba con elementos tomados de
la sociedad latinoamericana de los 30s en delante, y ciertamente las tradiciones y
buenas costumbres as como lo duro de la vida eran sus tpicos, pero yo creo que en
esa imagen que eh decidido tomar para la ilustracin, el padre puede que en realidad,
lejos del comportamiento caracterstico latinoamericano, en realidad tenga un fuerte
apego y amor hacia su hijo, pues l le pide a su hijo que desaparezca en cuanto se
cure, mas el no decide apartarse, ni abandonarlo. De alguna manera como si en los
futuros enrollos en que se meta el hijo, el padre siempre va a estar ah, y aunque no
quiera, lo va a ayudar, y no es precisamente abandono. Pero ese afecto se
problemtico por las circunstancias y los problemas de la realidad, de una realidad
dura, ms el resentimiento y la falta de la madre.
A pesar de las seales de ambos, quiero ilustrar ese vinculo padre-hijo que no se
pierde ni en los peores momentos. (Quizs en los ltimos momentos), que es noche,
una noche muy oscura como la situacin, que el padre no puede ver con claridad, pero
sigue su decisin firme, y que los perros ladran pero ninguno los oye.