Le cont a modo de parbola cmo una vez asust a un joven que
me peda consejo sobre su matrimonio en peligro, dicindole que la nica
solucin que tena era el divorcio.
No se haba imaginado que su situacin era tan desesperada, y en todo caso no se esperaba semejante salida de una persona oficial como yo.
Le expliqu: Tena que divorciarse de la mujer con quien se haba casado, es decir, del sueo de mujer con que se haba casado, de la imagen ideal de la esposa perfecta que l mismo se haba formado en su mente y haba llevado de la mano al altar en pura fantasa romntica. Haba adorado siempre la imagen que l mismo se haba creado de su mujer y se haba ido distanciando poco a poco de la mujer y carne y hueso que era su esposa.
Lo que ahora tena que hacer era divorciarse del sueo y volverse a casar con su propia mujer que era una persona admirable y capaz de hacerle feliz una vez que le permitiese entrar en su vida tal como ella era-.