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Bala que ladra no muerde

Son las 2:00 de la tarde en la calle Vergara y el sol est quemando


ms que nunca, se puede ver a los transentes de ojos achinados a
causa de ste, as como a los perros callejeros que afortunados
disponen de la sombra de los rboles para echarse a dormir. En
este ambiente rido con bolsa de compras en mano y vistiendo un
mullido chaleco la seora Teresa Baldi entabla rumbo hacia el
mercado mientras cuenta sus experiencias, yo vivo en este barrio
desde el 73 y puedo decirte que lo ms curioso que me ha pasado
ocurri en el momento de la dictadura. Ocurri en un gimnasio que
est cerca de aqu, ah es donde tenan a algunos detenidos, en un
momento uno se escap y t te imaginas como se habrn puesto
los militares. Los balazos sonaban y yo como viva cerca del
gimnasio estaba en el foco del conflicto, lo nico que atin a hacer
fue cerrar la puerta con llave, abrazar a mis 3 hijos y tirarme al
suelo con ellos dijo la seora Baldi mientras desabotonaba su
chaleco. Cmo estn sus hijos ahora? ah no todos estn bien,
todos casados y yo tranquila disfrutando en mi casa, el evento no
termino de manera trgica pero s que me dio el susto de mi vida
(risas) dicho esto y con chaleco en mano la seora Baldi reanuda
su rumbo hacia el mercado, el sol sigue igual de incandescente
aunque a ella no parece molestarle.

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