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Intento desesperado de descripción modesta sobre ciudad de guardianes.

En una fiel escucha a mis sentidos logré llegar al suave roce de la piel del papel y la
seca frialdad de esta pesada lapicera. Hoy si o si mis sentimientos tendrán que
atravesarlos para llegar al otro lado. Es comienzo de otoño, el hierro y el cemento
atraviesan como flechas los ojos sin piedad, el humo lo cubre todo como una manta y la
historia toca manipulando el alma sin pudor. Existen tantos guardianes acá, enormes
colosos. Se asoman en cada esquina cobrando peaje a las almas sin proyecto.
Todos los días se juntan en un gran “mitin”, donde la mezcla es admirable, donde
Cortázar Borges y Lugones pueden charlar tomando café. Sin distinción de tipo o edad,
vivos y muertos, internos y externos para guardar y vigilar a aquellos que flaquean,
aquellos que no sueñen, convirtiéndose así casi como en obligación el buen vivir, el
buen escribir, de una vida, de una vida en Buenos Aires.

9:11 22.03.06

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