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Tan solo una moneda diaria



n viernes en la maana abr el refrige-
rador, y al ver la poca provisin que te-
na sent gran preocupacin. Tena una
nota en mis manos de la escuela donde
estudiaban mis hijos en la que se me indicaba
que al da siguiente deba llevar una cuota para
una actividad especial en honor a las madres.

Respir profundo, encend el automvil y arran-
qu. Mientras rodaba, me fue inevitable escu-
char otra vez esos sonidos extraos que indica-
ban que necesitaba darle mantenimiento al tren
delantero. Mientras pensaba an en esto, recib
un mensaje de mi esposa recordndome que
hasta esa semana tenamos plazo para pagar el
semestre de la universidad.

Todas estas cosas juntas me preocuparon en
gran manera, y comenc a sentir angustia en mi
corazn. Grandes interrogantes en mi cabeza se
hicieron sentir. Qu vas a hacer? Cmo pre-
tendes solventar la situacin? Detuve mi vehcu-
lo, y en un lugar solitario comenc a orar y a
conversar con Dios. No haba terminado la ora-
cin cuando record el versculo de Malaquas
3: 10: Traed todos los diezmos al alfol y haya
alimento en mi casa: Probadme ahora en esto,
dice Jehov de los ejrcitos, a ver si no os abro
las ventanas de los cielos y derramo sobre voso-
tros bendicin hasta que sobreabunde. En
aquel momento esas palabras fueron como una
lanza en mi pecho que me amonestaban, pero al
mismo tiempo un blsamo grato y oportuno en
medio de mi dificultad. En ese mismo momento
entend claramente el mensaje de Dios.
Ese mismo da pact con Dios, y a la vez realic
un plan de inversin. Hice un compromiso con
l y me sent motivado a dar como nunca antes.
Llegu a casa y compart el plan con mi esposa
e hijos. A ellos les pareci bien, y desde ese
mismo momento lo implementamos. Cada
miembro de la familia tena que dar por lo me-
nos una moneda diaria! Preparamos una alcan-
ca especial entre todos y la colocamos en la bi-
blioteca de la sala. Despus de hacer el culto,
todos los das, antes de salir de la casa, los nios
corran alegremente y cada uno colocaba su par-
te correspondiente con un corazn agradecido.

A partir de ese momento la diferencia fue noto-
ria. El dinero comenz a rendir. Viendo esto,
decidimos dar un poco ms.

Aumentamos a dos, tres, y finalmente quitamos
la cuota y dbamos segn nuestro corazn. Hoy
quiero animarte a que tambin inviertas en el
Seor.

Pr. J ohan Mendoza, Asociacin Venezolana
Centro Norte
21 de Junio 2014 INVERSION
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