El viejo manzano

En un campo, al medio de un potrero olvidado, haba un viejo manzano

Luis y Clara siempre iban a jugar a ese lugar y sacaban las pocas manzanas
que el rbol daba.
Un da, el manzano con voz triste les dijo:
Estoy muy viejo y no podr dar ms frutos. Ya tengo muchos aos. Y es
posible que cuando llegue un viento fuerte, me caer. Mis races no sern
capaces de sostenerme.
Te caers? dijeron los nios. No puede ser, algo haremos por ti.
Luis y Clara comenzaron a sacar las manzanas una por una para dejarlo ms
liviano. Pero eso no sera suficiente.
De pronto a Clara se le ocurri una idea:
Hagmosle una casa para protegerlo del viento!
Tomaron unas tablas, unos clavos y se pusieron a trabajar sin descanso. El
manzano por fin quedo protegido. Le dejaron una puerta para ir a regarlo,
sacarle las ramas secas, podarlo, cuidarlo y darle nimo.
Cada da lo trataban con ms cario y cada da le crecan nuevos brotes,
hojas, flores y tambin comenzaron a crecer unas ricas y rojas manzanas.
Despus de un cierto tiempo decidieron sacarle las tablas que le haban
servido como casa. Ya no eran necesarias, estaba ms joven, haba quedado
como nuevo. El rbol estaba mejor que nunca al sentirse querido y renovado.
Las mariposas y otras aves lo visitaban, los nios le cantaban y jugaban a su
alrededor, las gallinas coman a su lado y los pollitos nacan y se acercaban a
gozar de su sombra.
Un da en que Luis y Clara como de costumbre haban ido a jugar en aquel
potrero comenz a hacer un fuerte viento.
Los nios sintieron miedo por la vida del manzano; se acostaron debajo del
rbol, y por el cansancio se quedaron dormidos.
Al despertar no supieron si haba sido solo un sueo o si haba pasado de
verdad, pero lo cierto es que los dos nios haban escuchado la voz del
manzano que les deca: No teman, estoy firme y bien gracias a ustedes.
No dejen de venir a jugar con sus amigos bajo la sombra de mis ramas que
seguir dndoles mis frutos para que los disfruten y tendrn tantos que
podrn comer y compartir con los dems.
As los nios no dejaron de ir a aquel potrero a jugar con sus amigos
alrededor de aquel manzano, para disfrutar de sus sabrosos frutos y a
descansar en su refrescante sombra y desde aquel da nios, jvenes y
adultos van a ese potrero sea de paseo, a descansar de un largo viaje, a
disfrutar de un da de campo o tan solo a pasar un momento de paz con la
familia mientras disfrutan los frutos del rbol y de su sombra mientras
escuchan el trinar de las aves que vuelan alrededor de aquel alegre y
renovado manzano.