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Rafael Alberti

A Niebla, mi perro
A Niebla, mi perro
Niebla, t no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto, de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas,
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.
Mira esos perros turbios, huerfanos, reserados,
que de improiso surgen de las rotas neblinas,
arrastrar en sus t!midos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.
" pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un caj#n desnudo$
de ese ni%o que obsera lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo$
a pesar del mejor compa%ero perdido,
de mi m&s que trist!sima familia que no entiende
lo que yo m&s quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos ende$
Niebla, mi camarada,
aunque t no lo sabes, nos queda toda!a,
en medio de esta heroica pena bombardeada,
la fe, que es alegr!a, alegr!a, alegr!a.
'(e )apital de la *loria+
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