En el detenido momento cuando el claror desvanece, un
cielo an claro se aferra al solar albor pintando traslucidos arreboles y ambarinos sobre el transparente azul que tenue difumina sin que pueda hacer nada. Presta, la luna invade tempranamente el espacio exhibiendo slo su blanquecina sombra. La neblina imprecisa irrumpe en la confusin del instante, e incorprea logra asirse al clico espect!culo. "ermosa quietud en la eterna transicin de tiempos y espacios. #!gica encantadora ronda, el alma en vilo espera el natural desenlace, y en esta cotidiana $ornada como en la vida, irremediablemente, sucumbir! de nuevo el d%a.