La Sirena

Bajo la oscuridad de la noche, a la orilla del mar se encontraba una bella mujer observando
el esplendor de ese bonito lugar. Muy desprevenida ella se encontraba, cuando de pronto un
hombre un poco encorvado, muy bajito, con una nariz un poco larga, una voz muy
espeluznante se acerco a ella y le pregunto : ¿ Bella dama, te gustaría habitar en el fondo
del mar?.

Ella muy asombrada y por supuesto muy asustada. Le contesto: No entiendo por que me
haces está pregunta, tampoco quiero hablar contigo!!!

El extraño hombre le dice: No necesito de tu permiso para hacer lo que quiero, puedo hacer
que habites por muchos años más bajo el agua y tú no me lo impedirás.

De un momento a otro el mar comenzó a oscurecerse cada vez más y ella empezó a sentir
su cuerpo más delgado, su cabello más largo, su cola un poco más gorda y en otro mundo.
De repente en ese lugar en donde se encontraba comenzó a tropezarse con seres muy
extraños, muy parecidos al hombre con el que había hablado. Se sentía extraña y perdida,
no sabia que hacer.

Se encontró con una mujer idéntica a ella y las dos reaccionaron muy asombradas de verse
lo similares que eran. Ella aprovecho y le pregunto: ¿En donde estoy, quien eres tu, como
puedo salir de este lugar?. Lo único que le contesto la mujer fue que ese lugar era el mejor
y que tenia que aprovechar el tiempo que iba a pasar hay.

Después de bastante tiempo, la mujer permaneció en este lugar muy amañada dándose
cuenta que lo que la amiga le había dicho era muy cierto, este era un maravilloso lugar, en
donde había conocido bastante gente, muy extraña, pero con muy buenos valores y
principios.

Está mujer conoció un hermoso hombre diferente a todos lo que habitaban allí, se
enamoraron, tuvieron dos hijos y habitaron en este lugar por el resto de sus vidas. Cuando
ya eran un poco mayores toda la sociedad decidió que ellos debería ser los reyes de este
lugar y pos supuesto sus hijos deberían ser los príncipes.

Y así vivieron felices y enamorados en este hermoso pero my extraño lugar.

Mónica Rodríguez 1102-36