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"Porque no saldréis con precipitación"

Rav Shlomó Aviner (reimpresión)

El Rav Kuk explica que hay una diferencia básica entre la primer gueulá
(Redención) y la última. La redención de Egipto, fue precipitada (Shmot 12:11,
Dvarim 16:3, Brajot 9A). Pero con respecto a la última redención, dice el versículo:
“Porque no saldréis con precipitación” (Ishaya 52:12, Maamarei HaReaya Pág.
164). Es que acaso existe alguna limitación de la capacidad Divina?!. Por
supuesto que no!. Pero existen distintos tipos de redención: Un tipo de redención
precipitada, y otro tipo gradual, milagrosa, y natural. Una de ellas según la medida
de la Justicia, y la otra según la medida de la Misericordia, con bravura, y con
bondad. Cada una tiene sus ventajas. Y nosotros “anhelamos la salvación”
(Shabat 31A) – sea cual sea la forma que llegue.

Cuál es la ventaja de una redención precipitada?. Es obvio. Pero, cuál es la


ventaja de que no sea precipitada?. Es que la redención de Egipto, D’s hizo,
“comienza de lo alto”. La redención actual, es a través nuestro, iniciada por
nosotros mismos, “comienza de abajo”. Lo que D’s hace, lo hace rápido. Pero lo
que nosotros hacemos, somos solo seres humanos, ni ángeles ni serafines, y por
lo tanto, lleva tiempo. Hay ascensos, y descensos, dificultades y crisis, el ritmo de
avance depende de nuestras fuerzas y si somos merecedores o no. La redención
de Egipto, fue en contra de nuestra voluntad. Estábamos inmersos bajo cuarenta y
nueve grados de impureza, casi pasamos el límite del cual no se puede regresar
(Ramba"m, Hiljot Avoda Zara, al final del primer capítulo). Y D’s nos redimió, en su
grandeza. Por supuesto, hay que estar preparado para acoger el “comienzo de lo
alto”, ser capaz de recibirlo, pero la última redención “comienza de abajo”, a través
de nuestra voluntad, entusiasmo, sacrificio y lucha. Y por eso, no es en forma
precipitada, hay dificultades y crisis. Pero depende de nosotros, y desde ese punto
de vista, es más grandiosa. Es la “Conducción de la Unificación”, de la que habla
el Ramja"l (Daat UTbunot), para que sepamos que D’s es uno, y Su nombre uno, y
Él hace también a través nuestro, para traer el fin, en su santa magnificencia.

Pero no hay que olvidar, que también el “comienzo de abajo”, es de origen Divino.
Todo proviene de Él, bendito sea. Escuchemos el canto de David: “Porque
conTigo embestiré ejércitos” (Shmuel Bet 22:30, Tehilim 18:30). Yo embisto a los
ejércitos, pero es conTigo, D’s del mundo. Cuando yo embisto a los ejércitos, es
D’s el que embiste a mi lado, y a través mío. “Y con mi D’s saltaré muros” (Shmuel
Bet 22:30, Tehilim 18:30). Yo salto el muro, pero lo hago con D’s. “Pone mis pies
como los de gacelas”, cuando yo corro rápidamente como una gacela, D’s es el
que le da a mis pies esa fuerza. Yo sé luchar, porque Tú, D’s, “adiestra mis manos
para la guerra”. D’s es el que hace a través nuestro, es el “comienzo de abajo”,
largo y complicado. La salida de Egipto es a través de Moshé, que está por
encima de todo, que no come ni bebe cuarenta días, pero en realidad es D’s
mismo el que hace. Por eso, en la Hagada de Pesaj nuestro Rav Moshé no es
mencionado, salvo una sola vez, “y creyeron en el Eterno y en Moshé, su siervo” -
el versículo que recalca que Moshé no es más que el siervo de D’s, en la
anulación total (comentario del Gaón de Vilna a la Hagada). “Yo, y no un ángel, Yo
y no un serafín, Yo y no un enviado” (Hagada de Pesaj). Es que Moshé no fue un
enviado?!. No: Él es como el hacha en manos del leñador, como la pluma en
manos del escriba. El Señor del mundo lo hizo todo, y nosotros fuimos pasivos,
contemplamos sus milagros y maravillas. “No temáis, estad firmes, y veréis la
salvación que el Eterno obrará para nosotros hoy... El Eterno luchará por nosotros,
y vosotros guardaréis silencio” (Shmot 14:13-14). Ustedes no tienen que hacer
nada, solo estar firmes y contemplar - y D’s hará todo el trabajo. Solo tienen que
creer, y de esa forma ser capaces de acoger Su grandiosa bondad.

Pero actualmente, es a través nuestro. Nosotros tomamos la iniciativa, nosotros


luchamos, y por supuesto, recordamos que “conTigo embestiré ejércitos, y con mi
D’s saltaré muros”.

Cuando comenzó a despertar el anhelo por Tzión, empezó la polémica de


nuestros Rabinos. Unos decían así, y otros decían asa. "No hay que tomar
ninguna iniciativa", dijeron los Rabinos de la Agudá, "D's prometió que va a traer la
redención, y Él lo va a hacer, sólo tenemos que esperar en silencio, sin hacer
nada, y cuando D's traiga la salvación, correremos tras Él". Los Rabinos de la
Mizraji dijeron: "Nosotros tenemos que tomar la iniciativa, y D's acudirá a nuestra
ayuda y nos salvará". Hasta que llegó la tercer opinión, el Rav Kuk, y concluyó:
Por supuesto que D's hace, como sabemos a través de nuestras más profundas
fuentes, pero lo que sucede es que si bien D's hace, Él hace a través nuestro,
desde las profundidades de Kneset Israel (el alma nacional genérica del Pueblo de
Israel): “La naturaleza de la redención que llega, que sentimos sus pasos, surge
de las profundidades de Kneset Israel” (Orot, Orot HaTjiá 32). “ConTigo embestiré
ejércitos, y con mi D’s saltaré muros”. “Comienza de abajo”, surge de nosotros
mismos, lentamente, en forma progresiva: Tierra, pueblo, lengua, ejército,
independencia, estado.. como una planta, que crece, “la planta de David, Tu
siervo” (Plegaria diaria), “el hombre-planta haz crecer” (Plegaria a la salida del
Shabat), “la voz de la planta, el hombre-planta es su nombre, es David mismo,
anuncia y dice” (Hoshanot).

El Señor del mundo hace crecer una planta, y es imposible obligar a una planta a
crecer más rápido; se estropeará y marchitará. Ella tiene su propio ritmo de
crecimiento, y hay que ser paciente. El carpintero, marca con fuerza su huella
sobre la madera, a su voluntad acorta o alarga. Pero el agricultor, trabaja
lentamente, “tiene fe en D’s y siembra” (Tosafot, Shabat 31A, citando el Talmud
Ierushalmi).

“La planta de David, Tu siervo, haz crecer pronto”, lo más rápido posible. Pero hay
un límite, ya que a fin de cuentas, es una planta.

En la redención de Egipto, todo fue en forma precipitada. De pronto, salimos de


Egipto. De pronto, nos instituimos en pueblo. De pronto, recibimos la Torá. Una
generación grandiosa, gigantesca, en pasividad suprema: “AcuérdoMe de tu
cariño a Mí, en tu juventud, del amor de tus desposorios, cuando Me seguiste por
el desierto, en una tierra no sembrada” (Irmya 2:2).

Pero ahora, no. Nosotros hacemos, en forma natural. En aquellos días, nuestra
segunda naturaleza se había estropeado, y era necesario luchar contra ella hasta
aniquilarla, desmenuzar todos sus groseros componentes. No dejarse llevar por
ella, por supuesto, sino que dominarla, someter la grosera y rústica naturaleza
(Orot, Orot Hatjiá 30). "Quien es el valeroso?, el que domina su instinto" (Avot 4:1),
su naturaleza (Shmoná Prakim, Cáp. 4). Pero desde ese entonces, pasaron más
de tres mil años, y nuestra naturaleza se refinó. Y es por eso que irrumpe, como
un fuerte impulso interno, también en planos positivos: El asentamiento de la
tierra, el regreso a Tzión, institución del Estado, luchas contra nuestros enemigos,
que quieren exterminarnos, y el engrandecimiento de la Torá en la Tierra de Israel.
Todo eso no nos es impuesto como “un monte sobre nuestras cabezas” (Shabat
88), no nos es impuesto de lo alto, ni tampoco como un deslumbramiento, a través
de ángeles o profetas, sino que por nuestra voluntad. Nosotros queremos.

Y reiteramos: Lo que nosotros queremos hacer, es la mano de D’s. En aquel


entonces, “D’s luchará por vosotros”, pero ahora, nosotros luchamos. Pero
también de esa forma, D’s lucha a través nuestro. “ConTigo embestiré ejércitos, y
con mi D’s saltaré muros”. Siempre es la mano de D’s la que hace. Pero así es
más grandioso aún: El Señor del mundo tiene “una morada en la tierra” (Tanjuma,
Nasó 7:1). Lo que nosotros hacemos en forma natural, es la voluntad de D’s.

Por supuesto, la naturaleza no ha llegado a su perfección, el camino aún es muy


largo, pero ya comenzamos a marchar. Todavía no llegamos al Meshiaj (Mesías).
Es el resplandor del profeta Eliahu. El Rav Kuk escribe: “Yo veo el resplandor de
Eliahu que comienza a alumbrar” (Orot, Orot Hatjiá 30).El Rav Kuk ve!. Ya no se
trata de una grosera naturaleza que debemos someter a la fuerza, sino que la
santidad de la naturaleza comienza a manifestarse, y genera imponentes obras,
en un “comienzo de abajo”. Es el último redentor, el profeta Eliahu (Orot, Israel
UTjiató 28), que trae la armonía entre la naturaleza interna y la sublime luz Divina,
de forma que la naturaleza habla en nombre de D’s. Él hace las paces entre los
padres y los hijos. Los padres, en los que brilla el resplandor de la Torá, y los
hijos, en los que brilla el resplandor de la naturaleza (Orot, Israel UTjiató 29), y
anuncia la llegada del Meshiaj, quien es como David. El resplandor Divino, que
surge a través de la naturaleza, a través de nuestra voluntad, nuestra iniciativa.

Lleva tiempo, “la realidad no tiene veloces alas como la imaginación” (Orot, Orot
HaTjiá 3). Hay problemas, sufrimiento y derrotas. Se necesita sacrificar. Y al
mismo tiempo, hay que alegrarse una alegría sin fin, por todo lo que pasa, que es
para bien. Bienaventurados somos, cuan dichoso es nuestro destino, que nosotros
vivimos en esta gran generación, una generación maravillosa, sin par en toda la
historia, que es totalmente distinta de la generación que salió de Egipto, y al
mismo tiempo es tan similar a ella. El mismo D’s que se reveló en ese entonces en
un “comienzo de lo alto”, se revela ahora en un “comienzo de abajo”, lo que es
más grandioso, para que todos sepan que “Nuestro D’s es uno, en el cielo y en la
tierra” (Canto Ejad Mi Iodeá), “en el principio creó D’s el cielo y la tierra”, y sobre
todas las cosas “tuyo, oh Señor, es el reino”.

Meshiaj ahora

Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Tenemos tantos problemas, enemigos por fuera y por dentro, terrorismo
y guerras. Ya hemos llegado al límite!. No hay ninguna solución - salvo la llegada
del Meshiaj (Mesías). Por ello, esta claro que ahora él debe llegar. Yo creo que
tenemos que gritarle a D's: "Meshiaj, Meshiaj ahora!!".

Respuesta:

1. Eso me recuerda algo que me pasó una vez, cuando estábamos bailando en los
festejos de Iom HaAtzmaut (el Día de la Independencia). Me dijo un querido judío:
"Por favor, dictamina que el Meshiaj llegue hoy mismo!". Le pregunté: "Por qué?".
"Para que haya paz!". "Por el contrario, cuando llegue el Meshiaj comenzarán las
guerras!". "Qué cosa?!. Entonces, decreta que no llegue hoy!".

2. En efecto, el Meshiaj será un guerrero. El Meshiaj es "el rey Meshiaj"


(Ramba"m, Hiljot Melajim 11:1), y su papel – como el de todo rey – es ocuparse de
las guerras, y por ello sus halajot son llamadas "Las halajot de los reyes y sus
guerras". "Deberá aniquilar la simiente de Amalek" (Ramba"m, Hiljot Melajim 1:1-
2), "lucha las batallas de D's" (Ramba"m, Hiljot Melajim 1:5), "sale a la guerra, con
su Sefer Torá (rollos de la Torá) con él" (Ramba"m, Hiljot Melajim 3:1), "los
asuntos del público y sus guerras" (Ramba"m, Hiljot Melajim 3:4), "impuestos…
para las guerras" (Ramba"m, Hiljot Melajim 4:1), "toma del pueblo valientes y
luchadores" (Ramba"m, Hiljot Melajim 4:2), "todas las tierras que conquista"
(Ramba"m, Hiljot Melajim 4:10), "porque desde un principio, se corona al rey para
hacer justicia y guerras, como dice el versículo 'y nos juzgará nuestro rey… y
salga al frente de nosotros para pelear nuestras batallas" (Shmuel Alef 8:20). Y
también hay cuatro capítulos completos que hablan de las halajot de la guerra
(Ramba"m, Hiljot Melajim 5, 6, 7 y 8).

3. Respecto al Meshiaj mismo está escrito en forma explícita que es un guerrero,


en forma similar al rey David. "El primer ungido, que es el rey David que salvó a
Israel de sus opresores, y el último ungido, es decir el Meshiaj que surgirá de los
descendientes del primero y salvará a Israel en el final de manos de los hijos de
Esav" (Ramba"m, Hiljot Melajim 11:1). En contraste con David, que sus guerras
fueron limitadas, "'golpeará a los grandes de Moav' – eso se refiere a David, como
dice 'y golpeó a Moav y los midió con una soga'" (Ramba"m, Hiljot Melajim 11:1),
el papel del rey Meshiaj es conquistar todo el mundo: "'Y quebrantará a todos los
hijos de Shet – se refiere al rey Meshiaj, de quien se dice 'su dominio se extenderá
desde un mar al otro'" (Ramba"m, Hiljot Melajim 11:1).

4. Uno de los criterios para determinar que una persona puede ser el Meshiaj – es
decir, un rey considerado como el Meshiaj desde el punto de vista de la halajá,
hasta que sea demostrado lo contrario – es que "luchará las guerras de D's"
(Ramba"m, Hiljot Melajim 11:4). Y uno de los criterios para que sea considerado
con certeza el Meshiaj, es que tenga éxito "venciendo a todas las naciones que lo
rodean" (Ramba"m, Hiljot Melajim 11:4).

5. Por supuesto, no es una tarea fácil, sino que exige mucho sacrificio y
sufrimiento. Y respecto a él fue dicho que "y será de aguda percepción en el temor
a D's" (Ishaya 11:3), lo que es explicado en la Gmará: "Nos enseña que los carga
con mitzvot y tormentos como un molino" (Sanedrín 93B), y ese es el sentido que
utilizó el Ramba"m (Hiljot Melajim 11:3, Lejem Mishne).

6. Por supuesto, no es una innovación del Ramba"m, sino que está escrito en
muchos versículos. Como por ejemplo: "Quién es este que viene de Edom, con
ropas rojas, desde Botzra?. Este, tan magnífico con su vestidura, caminando
majestuosamente en la grandeza de su poder?. Yo, que hablo en justicia,
poderoso para salvar!. Por qué es roja tu vestidura, y tus ropas, como del que pisa
en el lagar?. Pisado he yo solo la cuba, y de los pueblos no había hombre
conmigo, yo, pues, los seguí pisando en mi ira, y los hollaba en mi indignación, de
modo que su sangre fue salpicadas sobre mis ropas, y tengo manchadas todas
mis vestiduras. Porque el día de venganza estaba en mi corazón, y el año de mis
redimidos había llegado… y pisoteaba los pueblos en mi ira, y embriaguélos de mi
indignación, y derramaba por tierra su sangre" (Ishaya 63:1-6).
7. Todas nuestras guerras hasta ahora, fueron sólo para entrar en calentamiento,
una preparación para las guerras del Meshiaj. Y por ello, debemos saber de una
vez por todas: No pedimos que llegue el Meshiaj para nosotros mismos, sino que
para D's. El Meshiaj no llega para resolver nuestros problemas económicos – eso,
nosotros debemos resolverlo solos. El Meshiaj no llega para solucionar nuestros
problemas de seguridad – también eso debemos hacerlo nosotros mismos. Él
llega para D's.

8. Así escribe el Ramba"m: "Los sabios y los profetas no ansiaron la era mesiánica
para gobernar sobre todo el mundo o dominar a los idólatras, ni para ser exaltados
por las naciones, ni para comer, beber y ser felices, sino que sólo para ser libres,
para dedicarse al estudio de la Torá y su sabiduría, sin que nadie los oprima ni
perturbe, de modo que se hagan meritorios de la vida en el mundo por venir"
(Ramba"m, Hiljot Melajim 12:4).

9. Hay un juego de palabras, relativo al versículo "por qué no se ha allegado el hijo


de Ishay [David. N. del T.] ni ayer, ni hoy al pan?" (Shmuel Alef 20:27). Por qué
todavía no ha llegado el Meshiaj [de la descendencia de Ishay. N. del T.], ni ayer ni
hoy?. Porque lo esperamos para que nos de pan!.

Por supuesto, está permitido rendirle culto a D's para obtener algún provecho
(Ramba"m, Hiljot Tshuva, Cáp. 10). Pero no se debe transformar eso en el
elevado ideal, y gritar que llegue el Meshiaj para nuestro provecho!. Para eso nos
sacrificamos estudiando Torá y cumpliendo mitzvot durante dos mil años?!. De
pronto nos transformamos en enclenques, que sólo persiguen su provecho, y sólo
se preocupan de sí mismos?!.

Por el contrario, cuando llegue el Meshiaj – pronto, en nuestros días – él


necesitará valerosos guerreros que marchen con él. Valerosos en el plano
espiritual, y en el plano de la lucha. Por ello, no debemos prestar atención a las
dificultades que encontramos hoy en día como una molestia: Por el contrario, son
las que nos preparan para los días futuros, que llegarán para bien.

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