y deseosa se acerca a besar la arena. Mi mar, te observa, calmado, desde la orilla, y se apresura a recibirte cuando te trae revuelta, la marea, con la arena. Tu mar, abierto, se abandona a la marea, a la caricia suave de la sal, a los rezagos de la lluvia desatada. Mi mar, se llena de tormenta, de luz fulminante, de estruendoso choque de nubes encontradas. ero tu mar cae al mo, seducido por la tierra; cae a remolinos y con mi sal se mezcla. Mientras la boca me llenas, suave, de tu marea, te haces tu mi orilla y mi arena.