Está en la página 1de 1

Sin embargo, tu mar no es el mo;

el mo no vibra cuando la luna baja,


y deseosa se acerca a besar la arena.
Mi mar, te observa, calmado, desde la
orilla,
y se apresura a recibirte cuando
te trae revuelta, la marea, con la
arena.
Tu mar, abierto, se abandona a la marea,
a la caricia suave de la sal,
a los rezagos de la lluvia desatada.
Mi mar, se llena de tormenta,
de luz fulminante,
de estruendoso choque
de nubes encontradas.
ero tu mar cae al mo, seducido
por la tierra; cae a remolinos
y con mi sal se
mezcla.
Mientras la boca me llenas,
suave,
de tu marea,
te haces tu mi orilla
y mi arena.

También podría gustarte