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A continuacin se contrae e inicia una carrera hacia las praderas llanas, las piernas

de Pola, en esos bastos territorios andan caminando despacio, tribus enteras de


ideas nmadas; viven del fruto infinitesimal de las noches; se comen el tiempo como
animales de carroa a travs de su cdigo invertebrado, cada uno de precario
lenguaje que avanza tranquilo, respirando pequeos fragmentos de aquella regin
encantada, luego, una de ellas hinca el diente y alcanza a fisurar la piel del molusco,
el manto exoesqueltico genera una saliva de aspecto lechoso que brota de la
pequea incisin, las secreciones aglomeran en la parda piel lastimada; adquieren
de pronto ese aspecto musgoso caracterstico de la mucosa original, avanza
resbalando hasta la cndida cavidad que accidenta las dos praderas en una suerte
de acantilado formando un paisaje rocoso. El habitante ingresa en la cavidad
conducindose sobre las paredes del vientre, en completa oscuridad se introduce
de apoco en la cmara membranosa. Esta regin recin explorada aloja organismos
primitivos, con aires languidecidos, enfermos, arrastran sobre sus cuerpos
forunculosos, con singulares escamas, expulsando jugos de aromas diversos. Pero
ayudado de glndulas que se extienden alrededor de la lengua posterior, el
visitante logra abrirse camino agrandando la cavidad temporal de la piel, bveda
quieta. Se dirige nuevamente hacia los amplios pastizales cuando el cuerpo de Pola
con un ltimo y terrible espasmo vuelve a contraerse, la cavidad comienza a
colapsar en un breve grito ahogado, se hunde sobre si misma en las piernas de Pola
quedando el individuo encerrado en la cefalea.

Julio Rojas
2014

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