A continuacin se contrae e inicia una carrera hacia las praderas llanas, las piernas
de Pola, en esos bastos territorios andan caminando despacio, tribus enteras de
ideas nmadas; viven del fruto infinitesimal de las noches; se comen el tiempo como animales de carroa a travs de su cdigo invertebrado, cada uno de precario lenguaje que avanza tranquilo, respirando pequeos fragmentos de aquella regin encantada, luego, una de ellas hinca el diente y alcanza a fisurar la piel del molusco, el manto exoesqueltico genera una saliva de aspecto lechoso que brota de la pequea incisin, las secreciones aglomeran en la parda piel lastimada; adquieren de pronto ese aspecto musgoso caracterstico de la mucosa original, avanza resbalando hasta la cndida cavidad que accidenta las dos praderas en una suerte de acantilado formando un paisaje rocoso. El habitante ingresa en la cavidad conducindose sobre las paredes del vientre, en completa oscuridad se introduce de apoco en la cmara membranosa. Esta regin recin explorada aloja organismos primitivos, con aires languidecidos, enfermos, arrastran sobre sus cuerpos forunculosos, con singulares escamas, expulsando jugos de aromas diversos. Pero ayudado de glndulas que se extienden alrededor de la lengua posterior, el visitante logra abrirse camino agrandando la cavidad temporal de la piel, bveda quieta. Se dirige nuevamente hacia los amplios pastizales cuando el cuerpo de Pola con un ltimo y terrible espasmo vuelve a contraerse, la cavidad comienza a colapsar en un breve grito ahogado, se hunde sobre si misma en las piernas de Pola quedando el individuo encerrado en la cefalea.