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RB. GROOS 46 LM. BOCHENSKI hoc BIBLIOTECA ucMy eae 5304182056 HISTORIA DE LA LOGICA FORMAL EDICION ESPAROLA, MILLAN BRAVO LOZANO KE ZR Z| Ss} /s) aM & EDITORIAL GREDOS © Vertc Kart Auser, Freiburg/Miinchen, 1956. © EDITORIAL GREDOS, S. A., Sénchez Pacheco, 81, Madrid, 1985, para la versién espafiola. Titulo original: FORMALE LOGIK. PRimERA EDICIGN, julio de 1968. * Reimpresién, junio de 1976. 28 Reimpresién, abril de 1985. de S BNIS ESO Depésito Legal: M. 12248-1985, ISBN 84-249-21534. Impreso en Espafia, Printed in Spain. Gréfices Céndor, 8. A., Séncher Pacheco, 81, Madrid, 1985. — 5853. PROLOGO A LA EDICION ESPANOLA Al cabo de dos afios de entusiasta empefio, siento Ia satisfaccién de poder presentar al publico de habla espafiola la HISTORIA DE LA LOGICA FORMAL de I. M. Bocheriski publicada en 1956 en original aleman. Las dudas que sobre el acierto en Ia totalidad de mi trabajo me asaltan en estos momentos, asi como el presentimiento de haber errado quizd en mis de un punto particular, se ven compensados por el convencimiento de que mis esfuerzos han de reportar alguna utilidad al extenso puiblico hispano cada vez mas interesado por los problemas de la Légica formal y su Historia. Una cosa desde luego puedo garantizar: la seriedad con que desde el planteamiento mismo de la edicién castellana de la obra se. procedié en su preparacién. Tanto don Angel Gonzdlez Alvarez, como Director de Ia coleccién en que aparece, como la Editorial Gredos no repararon ni en esfuerzos ni en medios para lograr que el ambicioso conjunto de 852 textos que van desde los primeros balbuceos de la Logica en Occidente hasta nuestros mismos dias —sin olvidar otras manifestaciones de la Légica no occidental— y a cuyo filo se intenta por primera vez una visién completa, sistemdtica y técnica de la Historia de la Légica, Megara en su genuina multivariedad al estudioso de habla hispana. De los 272 textos griegos y los 271 latinos recogides en la obra, sdlo unos cuantos inéditos medievales, mds otro pequefio grupo de “neo-latinos” del perfodo “clé- sico” de la Légica no han podido ser vertidos directamente del original sino a través de la traduccién alemana de Bocheriski. A la extensa gama de los escolisticos he tenido acceso gracias a les ricos fondos de la Biblio- a Historia de la Légica format teca Universitaria salmantina y de Jos viejos e histéricos conventos de Ja Ciudad, excepto en unos cuantos casos en que tuve que perseguir las preciadas ediciones hasta 1a Biblioteca Nacional donde han encontrado seguro asiento tantos “cursus” escolésticos de procedencia conventual y provinciana. El original de los 187 textos ingleses me lo ha proporcionado global- mente la edicién americana de la obra debida a I. Thomas, ©. P., cuya interpretacién he tenido presente no sdlo en unos cuantos pasajes oscuros, sino en otra serie de lugares en que su trabajo, logtado y justo, pero, quizi algo descuidado en detalles, dejé deslizarse falsas interpretaciones e inexactitudes. Finalmente los 122 textos restantes son en su mayorla alemanes si exceptuamos algunos franceses ¢ italianos y unos cuantos po- lacos cuyos originales me han resultado por diversos motivos inaccesibles. Grupo aparte forman los 42 de la Légica india que he traducido a través del alemén. Particularidades de la edicién espaiola La edicién alemana adopta el sistema decimal para las citas que cons- tituyen una serie tinica en la que van incluidas tanto las referencias, no- tas, ete., como los textos. Por mi parte-me ha parecido més préctico, ho- mogéneo y acorde con el uso espafiol resolver las “‘notas” propiamente tales al pie de pagina, reservando la serie decimal corrida para los textos. Elemento sustancial de la obra de Bocheriski es la extensa Bibliografia sobre Historia de la Légica que ocupa unas 80 paginas y que refleja el estado de la cuestién en la fecha de su publicacién, La he conservado in- tacta salvo las leves modificaciones que en su lugar se indican. He crefdo en cambio que su manejo se le facilitarfa considerablemente al lec- tor descifrandole las a veces ininteligibles abreviaciones alemanas insertas en el texto bibliogrifico, y asf las traduje al castellano, Con ello toda esa vidriosa seccién: hubo de ser compuesta por entero en lugar de la repro- duccién fotogréfica que de ella presenta la edicién inglesa de la obra, por ejemplo. En Ja traduccidn de los textos, a la forma literaria he preferido la fide- lidad, criterio adoptado también por el editor alemén a quien habré de responsabilizar el lector por ciertas interpretaciones particulares. Por lo demés es claro que el interés de estos, en una gran mayoria, breves pa- Prélogo a la edicién es ola 3 rrafos radica en su fuerza original. Este criterio me ha llevado hasta el extremo de pensar durante Ja realizacién de mi trabajo, en el lector ideal que sino acude directamente a informarse al original, al menos lo tiene delante como monitor de la traduccién que maneja. Cuando de fuentes se trata es el valor textual y no meramente el contextual el que interesa. Terminologia ay EI problema més espinoso que se presenta a la hora de verter tin con- cepto 0 dmbito conceptual acufiado en una lengua a otra, es el de la creacién 0 especializacién —caso de existir ya genéricamente— del voca- blo o tecnicismo correspondiente. Y en el caso de la Légica formal y su historiograffa la situacién para el espafiol no es muy halagiiefia si se. tiene presente que es una disciplina que ha nacido y se ha desarrollado en su versin moderna preferentemente en inglés y en alemdn. Los tecnicis- mos estaban en castellano unas veces a medio crear y otras sin fijar defi- nitivamente. Obras como Légica matemdtica de J. Ferrater Mora y H. Le- blanc (MEéxico-Buenos Aires, 1955) 0 Légica matemdtica y Légica filosé- fica de V. Mufioz (Madrid, 1963), etc., me han servido de base para tratar de conseguir una terminologia apropiada y lo més universalmente admitida que fuera posible. El ultimo de los dos autores citados se brinds amablemente a discutir conmigo diversos aspectos-sobre el particular que han sido incorporados al texto. Quede aqui constancia de mi agradeci- miento. Con particular esmero me he planteado el problema de la interpre- tacién correcta y de la versién adecuada del conjunto de textos griegos y latinos. Obligado era ello y como de oficio en un fildlogo clisico, hasta el punto de que a aceptar de parte de Ja Editorial un encargo no falto de riesgos y dificultades como anteriores experiencias habfan penosamente mostrado me movié no en dltimo lugar el tratarse de una antologia de la Légica cuyas dos terceras partes constitufan la tarea especifica de un filé- logo. Efectivamente a quien entendiera en cosas de la Antigiiedad com- petia la elaboracién castellana de esa larga serie de perfcopas griegas y la- tinas, verdaderas fuentes de la Légica occidental, no raras veces mane- jadas en la bibliografia filoséfica hispana con una cierta improvisacién y desconsideracién histérica por quienes desvirtuando la invencible objeti- vidad de los ciclos culturales e insensibles a las imposiciones de la instru- mentacién filolégica, incurren en espejismios y autoproyecciones sobre ta- les perfodos de ulteriores elaboraciones de la “Schola”. Hay todavia un punto concreto sobre el que debo llamar la atencién. En la p. 30 al explicar las “expresiones técnicas” dice Bochertski que se valdré sistemdticamente del pat alemin Aussage/Satg para designar el signo material y su contenido respectivamente. Dicho par responde —aunque no se corresponda exactamente ni con su precisién— al inglés sentence | proposition, lo mismo que al par propositio (escoléstico) / Aexxéy (estoico). Varias son las objeciones que se han formulado contra Bocheriski sobre el particular. (V. p. e. la edicién inglesa de I. Thomas, p. VII s. y las razones particulares en que se funda), Nosotros vamos a prescindir de ellas para plantearnos por nuestra parte el problema del equivalente castellano de ambos términos alemanes, en lo que no hay acuerdo por parte de los estudiosos de Légica de habla hispana. Mientras unos abogan, en efecto, por el tradicional proposicién para Aussage, al que se opondrfa teorema, ley, etc., para Satz en el campo del contenido, hablando por tanto de Légica proposicional, funciones proposicionales, functores proposicionales, etc., otros prefieren por el contrario el par sen- tencia | proposicién que convertiria las anteriores denominaciones en las siguientes: Légica sentencial, funciones sentenciales, functores senten- ciales, etc. Ante esta situacién ambigua me he decidido por la prictica del origi- nal alemén valiéndome invariablemente del grupo sentencia / proposicién y sus correspondientes derivados sin querer prejuzgar una cuestién. que aparte de'no afectar a la sustancia de la disciplina, se halla todavia sub iudice (V. p. e., Ferrater Mora, 6. c., p. 21, nota), con la esperanza de que a aparicién de éste y otros trabajos andlogos fomenten el interés por la Légica formal entre nosotros y conduzcan a la solucién de diversos pro- blemas entre otros Jos de la fijacién de una terminologia castellana ade- cuada, Cuatro afios se van a cumplir pronto desde que firmé este prélogo como coronacién de mi trabajo en Salamanca. Tras una larga pausa la Editorial acometié eficazmente el problema de la creacién de matrices pata la abundante simbologia que la composicién de la quinta parte, La forma matemdtica de la Légica, requeria y que dio como resultado la feliz conclusién de la obra. Considero que nada de Jo que entonces escribi debe ser modificado, Hoy como entonces termino expresando mi agradecimien- Prélogo a la edicién espafiola s to a don Sergio Rébade que tuvo la amabilidad de leer la seccién del ma- nuscrito correspondiente a La forma escolistica de la Légica y hacerme varias observaciones, asi como a ML. Pilar Zatarain, hoy mi mujer, cuya valiosa colaboracién recibi en la confeccién de indices y correccién de pruebas, Munich, Navidad de 1965. MILLAN Bravo Lozano PROLOGO La presente Historia de los problemas de la Légica formal —la primera com- pleta que nosotros sepamos— ha surgido sélo en una pequeiia parte de la inves- tigacién personal del autor. Su aparicién ha sido posible gracias a un pequeiio grupo de Légicos e Historiadores de la Légica, sobre todo el de las escuelas de Varsovia y Minster de Wesifalia, La obra representa fundamentalmente los resul- tados de ‘sus trabajos. Para ellos, y de una manera muy especial para los viejos maestros Jan Exkasiewicg y Heinrich Scholg, el agradecimiento del autor. En la elaboracién de la obra he recibido la ayuda singularmente cortés de una serie de hombres de ciencia. Los profesores E. W. Beth (Amsterdam), P. Ph, Boeh- ner, O. F. M. (St. Bonaventure, N. Y.), A. Church (Princeton), O. Gigon (Berna), D. Ingalls (Harvard), J. Eukasiewicz (Dublin), B. Mates (Berkeley, California), E, Moody (Columbia University, N. Y.), P. M. Morard, O. P. (Friburgo de Suiza/Lausana) y P, 1. Thomas, 0. P. (Oxford) han tenido la amabilidad de leer las diversas partes del manuscrito comunicindome abundantes y valiosas observa- ciones, correcciones y afiadiduras, Gracias a ellos se han podido evitar diversas inexactitudes mejorar considerablemente el contenido de la obra sin que, natu- ralmente, recaiga sobre ellos la responsabilidad del texto tal como aparece. El autor ha recibido, ademés, importantes indicaciones y puntos de vista de la sefiorita M. T. d’Alverny, directora de la seccién de manuscritos de la Bibliotheque Nationale de Paris, del doctor J. Vajda, del Centre National de la Recherche Scien- tifique de Paris, y de los profesores L. Minio-Paluello (Oxford), S, Hulsewé (Leiden), H. Hermes y H. Scholz (Miinster de Westfalia) R. Feys (Lovaina) y A. Badawi (Universidad Fuad, El Cairo), El doctor A. Menne tuvo la amabilidad: de revisar las galeradas y darme algunos consejos. Mi asistente, el doctor Thomas Raber, ha colaborado activamente en la com- posicidn de toda la obra. Sin su ayuda, yo no hubiera podido Wevar a cabo probablemente, sobre todo, la traduccién al alemdn de los textos en lenguas ex- trafias. Su colaboracién ha sido, ademds, fundamental en la confeccién de la biblio- grafia y en la preparacién del manuscrito para la imprenta, Durante mi trabajo he recibido el valioso apoyo de varias bibliotecas europeas. En este lugar quisiera citar las de Amsterdam (Biblioteca de la Universidad), Ba- 8 Historia de la Légica formal silea (Universititsbibliothek), Gottingen (Niedersichsische Landes- und Universi- ttsbibliothek), Kolmar (Stadtbibliothek), Londres (British Museum e India Office Library), Munich (Bayerische Stasisbibliotheh), Oxford (Bodleiana) y Paris (Bi- Diiothéque Nationale), pero sobre todo el Instituto Kern de Leiden y el Instituto de Légica matemética de Lovaina y Miinster de Westfalia, donde se me dispensé una magnénima y valiosa acogida, y finalmente —last but not least—, a las bliotecas de la Universidad y del cantén de Friburgo, cuyo personal ha hecho por mi cosas realmente inusitadas. A la generosa aportacién del Fondo Nacional Suizo para el Fomento de la Investigacién debo el haber podido llevar a cabo mis investigaciones y componer esta obra, Gracias a al, se me ha permitido tomar un asistente y hacer frente a los gastos de diversos viajes, asi como a los de microfilms, etc. Mi mds sincero agra- decimiento al Consejo de investigacién del citado organismo, asi como a todos aquellos que me han ayudado en mi trabajo. Desde la conclusién del manuscrito han fallecido el Padre doctor Ph. Boehner y el redactor de Ia serie “Orbis Academicus”, doctor Richard Brodfiihrer. Citemos ‘a ambos, una vez més, en sefial de gratitud, PRIMERA PARTE INTRODUCCION $1, EL CONCEPTO DE LOGICA FORMAL Determinar el objeto de la historia de la problemética Iégica es ya’ un problema dificil, pues quiz no exista denominacién alguna cientifica fuera de la de Filosofia que haya adoptado tantos significados a'lo largo de la Historia como la de “Légica”. Resulta, incluso, que la totalidad de la Filosofia, y hasta la ciencia en general, ha sido denominada “‘Légica”: por un lado, hasta la Metafisica, como en Hegel; por otro, hasta la Teoria del arte (“Légica de lo bello”), pasando por la Psicologia, Ja Teoria del conocimiento, la Matemética, ete, En esta situacién es, sencillamente, imposible hablar en una historia de los problemas, de todo aquello que en el decurso de la Historia de Occidente se ha denominado “Légica”, pues ello signi- ficarfa casi escribir una Historia general de la Filosofia. Con todo, de lo dicho no se sigue que el empleo de esta denominacién haya sido puramente arbitrario, pues la Historia ofrece puntos donde fundamentar la cleccién de uno entre sus miltiples significados. Esta eleccién puede llevarse a efecto por los siguientes pasos: 1. En primer lugar vamos a descartar aquello que en la mayorla de los autores, o bien se adscribe expresamente a otra ciencia, o bien si se considera “Légica”, lo es mediante la adicién de un adjetivo: asi la Teorfa del conocimiento, la Légica trascendental, la Ontologia, etc, entre otras. 2, Si consideramos lo que queda después de esta exclusién, nos encontramos ‘con que ha habido un pensador que conformé de manera tan decisiva la proble- mitica fundamental del imbito cientifico restante, que todos los investigadores occidentales posteriores que se han ocupado de este Ambito cientifico han vuelto a remontarse a él: Aristételes, Desde luego que muchos de ellos, y entre otros ya su principal diseipulo y sucesor Teofrasto, han rechazado a lo largo de los siglos tesis aristotélicas sustituyéndolas por otras; pero su problemdtica fundamental ha estado siempre, a lo que sabemos, de una forma o de otra en relacién con la del Organon de Aristételes. En consecuencia vamos a calificar por de pronto con el apelativo de “Iégicos” aquellos problemas que han surgido de esta problemdtica. 3. Si pasamos a la Historia de la Légiea postaristotélica, comprobamos ficil- mente que ha sido una parte del Organon, los Analiticos Primeros, la que ha ejercido la méxima influencia. Desde luego que también otras partes del mismo, como los Tépicos y los Analiticos Postenores, han sido diligentemente estudiadas LOGICA FORMAL, — 2, 2 Historia de la Légica formal y desarrolladas en determinadas épocas. Es, sin embargo, comiin a todos los perio- dos de vivo interés por el Organon el haberse agitado, ante todo, los problemas del tipo de los contenidos en los Analiticos Primeros. El tercer paso nos lleva, pot tanto, a considerar como “Légica”, en sentido estricto, lo que se mantiene dentro del tipo de problemética de les Analiticos Primeros, 4+ Los Analiticos Primeros tratan del llamado Silogismo, que se define como un Adyog, en el cual, dada una cosa, se sigue necesariamente otra. Mas tales KSyot se tratan alli a-manera de férmulas en Ias que, en lugar de palabras con significa cin constante, aparecen variables: un ejemplo es “B conviene a todo A”, El problema que Aristételes se plantea claramente, si bien no de una manera expli- cita, en esta obra que ha hecho época podria, por tanto, formularse de la siguiente manera: ¢Cudles son las férmulas de esta indole que, caso de que se sustituyan en ellas constantes por variables, resultan enunciados condicionales tales que, puesto el antecedente, ha de seguirse el consecuente? Tales fStmulas se denomi- nan “proposiciones Iégicas". A tales proposiciones las vamos a considerar, por consiguiente, como el objeto principal de ta Légica. 5. Algunos Jégicos se han limitado al descubrimiento, investigacién y ordena- ign sistemitica de las proposiciones légicas. Asi, por ejemplo, muchos escolésticos y légicos mateméticos, y hasta el mismo Aristételes en los Analiticos Primeros. Sin embargo, una Légica asi entendida parece suponer una concepcién demasiado estrecha. Dos tipos de problemas se plantean normalmente en relacién con. las proposiciones: en primer lugar, el problema de su esencia: gSon las proposiciones férmulas idiométicas, estructuras verbales?; gson formas psiquicas o funciones?; son contenidos objetivos? ¢Qué significa una ley légica y, ulteriormente, una sentencia? Son éstos problemas que en el s, XX se tratan en la Semitica. Siguen Juego los relatives a la cuestién de cémo se han de emplear correctamente en la praxis del discurso cientifico las leyes légicas, Estos problemas que fueron tratados por el mismo Aristételes, sobre todo en los Andliticos Posteriores, son hoy dia de la competencia de la Metodologia general. Las cuestiones de la Semiética y la Meto- dologia se hallan, por tanto, relacionadas con la Légica en sentido estricto: a la Semistica debe la Légica, en efecto, précticamente siempre su fundamentacién, mientras que en la Metodologia recibe su perfeccionamiento, Vamos a denominar Légica formal a lo que resta, excluidas estas dos disciplinas. 6. Una historia completa de los problemas de la Légica deberia, por tanto, tener como miicleo Ia historia de los problemas de la Légica formal, para ocuparse luego de la evolucién de la problemética semiética y metodolégica. Deberia pro- ponerse, ante todo, la siguiente cuestién: ¢Cudles han sido en el pasado los pro- blemas planteados en lo que respecta a la formulacién, critica y sistematizacién de las leyes légico-formales? Para ello habria que investigar el sentido de estos problemas en los diversos Légicas del pasado, lo mismo que la aplicacién de estas leyes en la praxis cientifica. He aqu{ la determinacién de nuestro objeto que cree- mos debe apoyarse sobre la base de la Historia, ‘Sin embargo, semejante programa se ha mostrado impracticable. Por una parte, nuestros conocimientos actuales en el terreno de la Semistica y de la Metodologia son demasiado fragmentarios para las épocas mds importantes de la Historia; por ‘tea, una consideracién detallada de estas cuestiones, donde la materia nos es sufi- ientemente conocida, nos llevaria demasiado lejos. Por ello, hemos decidide limi- Reseia histérica B tarnos a lo esencial en el terreno de lo puramente Iégico-formal, tomando en con- sideracién, slo de una manera accidental, algunos aspectos de log restantes domi- nios aludidos. Constitiyen, por tanto, el objeto de la presente obra, aquellos problemas que se refieren a la estructura de las proposiciones “légico-formales” semejantes a los silogismos aristotélicos; a sus relacionés mutuas y a su verdad. 2Se sigue, 0 no se sigue? ZY por qué? eCémo puede probarse la validez de tal o cual propo- sicién légico-formal? 2Cémo se definen estas o aquellas “‘constantes légicas” del tipo mds o menos de “y", “o”, “si... 5..." “todo”, etc? Estas son las cuestiones cuya historia se trata aqui, § 2, RESENA HISTORICA SOBRE LA HISTORIA DE LA LOGICA A. Los commeNzos Los primeros ensayos de una Historia de la Légica los encontramos en los Humanistas, pudiendo quizd sefialarse a Petrus Ramus como el primer historiador de Ja misma. En su Scholarum dialecticarum libri XX encontramos unas treinta amplias columnas dedicadas a esta historia, Ramus es, desde luego, en cuanto historiador de la Légica, un fantaseador tan grande como en cuanto Légico: nos habla de una Logica Patrum, en la que aparecen Noé y Prometeo como los pri- meros Légicos, de una Légica Mathematicorum luego, en la que se refiere a los pitagéricos. Siguen una Logica Physicorum (Zenén de Elea, Hipécrates, Demé- crito, etc), la Logica Socratis, Pyrrhonis et Epicretici (jsicl), la Logica Antisthe- niorum et Stoicorum (aqui se cita, ademés, a los megiricos y a Diodoro Crono) y Ia Logica Academicorum. Sélo después viene la Logica Peripateticorum, en la que Ramus alude a la lamads Aristotelis Bibliotheca, e. d., el Organon (que, segin él, lo mismo que en nuestios dias segiin el P. Ziircher, S, 1, no procede de Aristé- teles), y finalmente la Logica Aristoteleorum interpretum et praecipue Galeni', Este libro fue escrito en Ja mitad del s, xvi. Unos cincuenta afios més tarde encontramos otro en-2yo, menos amplio, pero més cientifico, debido a B. Kecker- mann, Su obra? sigue siendo de valor hasta hoy, toda vez que ha reunido una larga lista de titulos con las referencias cronolégicas exactas, constituyendo una base importante para el estudio de la Légica en el s. xv1. Sus juicios, sin embargo, no son mucho mis valiosos que los de Ramus. Da la impresién de que la mayorla de los Légicos citados por Keckermann los ha leido sélo de pasada, como, por ejemplo, a Hospiniano?. En conjunto se trata mis de una bibliografia que de una Historia de la Légica, 1 Schola in liberales artes, col. 1-30. 2 Op. omnia 1. 3 Le ey col 30. 14 Historia de la Légica formal B. Prayuicios Ramus era un mal Légico, pero un Légico, y Keckermann poseia ciettos cono- cimientos de Légica. De sus sucesores hasta llegar a Bolzano, Peirce y Peano, sélo raras veces se puede decir lo mismo. La mayoria de los historiadores de la Légica, de los ss. xvi, XVII y XIX, tratan més problemas ontolégicos, epistemolé- icos y psicoldgicas que légicos. Todo lo que procede de esta época, con pocas excepciones, se halla de tal manera determinado por los prejuicios imperantes, que hemos de incluir todo el periodo en la prehistoria de nuestra ciencia. Los prejuicios a que nos referimos son, fundamentalmente, tres: 1. Impera universalmente la conviccién de que el formalismo tiene muy que ver con la “verdadera” Légica, En consecuencia, las investigaciones Iégico- formales, o se hallan completamente desatendidas, o no se tratan sino con des- precio como algo accidental. 2, Dando un paso més, y en parte como consecuencia del prejuicio anterior, se considera a la Escolistica como una media tempestas, una “tenebrosa Edad Media” carente de toda ciencia. Mas, como la Bscolistica posefa una Légica formal altamente desarrollada, se intenta, o bien descubrir en la Historia otra completamente diversas (asi no sélo las de Noé y Epicteto, como en el caso de Ramus, sino la de Ramus mismo, como en el caso de los posteriores a él), o bien dar al menos con una pretendida més acertada interpretacién de Aristételes, lo cual lanza toda la investigacién por rutas equivocadas. 3. Finalmente, impera con la misma universalidad una cutiosa creencia en el progresivo desarrollo rectilineo de toda ciencia, y, por tanto, también de la Légica formal, En consecuencia, se hallan los espiritus constantemente inclinados a colocar cobras del todo insignificantes de los “modernos” por encima de las obras geniales de los clisicos del pasado, 1. Thomas Reid Para ofrecer un ejemplo del modo de escribir la historia en aquel tiempo, vamos a citar a un hombre que tenia las intenciones mis dignas de encomio, al menos de leer a Aristételes, lo cual realizé en la inmensa mayoria de las partes del Organon, si bien precisamente no en sus tratados mds importantes. El mismo nos dice lo siguiente, a propésito de ello: 2.01 Al intentar exponer los Analiticos y los Tépicos de Atisté- teles, Ia sinceridad (ingenuity) me obliga a confesar que, si bien me he puesto frecuentemente a leer con gran cuidado y tratar de comprender todo lo que en ellos hay de ineligible, siempre han desfallecido mi 4nimo y mi paciencia antes de haberlo levado a cabo (before I had done). éPara qué habfa de malgastar (throw away) tanto tiempo y aplicacién tan penosa en algo que tiene tan escasa utilidad real? Si yo hubiese vivido en aquellos tiempos en que el conocimiento del Organon de Aris- tételes colocaba a un hombre en el grado supremo dentro de Ia Filosofia la ambicién me hubiese Ievado quizd a dedicarle algunos afios de penoso Resefia histérica: Kant 1s estudio; y menos, en mi opinidn, no bastaria. Tales consideraciones se impusieron (got to the better) siempre a mi firme resolucién, tan pronto como comenzé a resfriarse el primer ardor. Sélo puedo (por tanto) decir que he Jeido cuidadosamente algunas partes de los diversos libros (atis- totélicos), algunas (otras las he lefdo) superficialmente (slightly), algue nas quizd incluso no (las he lefdo),.. De todas las lecturas es ésta (el Organon) la més seca y pesada; (el autor) dedica un interminable es- fuerzo a la demostracién, (habla) sobre cosas del orden més abstracto, presentando en un estilo lacénico y muchas veces, opino yo, de una afectada (affected) oscuridad: y todo (esto) para demostrar sentencias (propositions) universales, que aplicadas a casos concretos, aparecen evi- dentes por sf mismas. Es no sélo una confesién verdaderamente lastimosa que Reid dé'cuenta de la doctrina de un Légico que no ha leido con precisin, sino también, y esto es mucho mis importante, que para el filésofo escocés la-Légica formal era initil, ininteli gible y pesada, Sin embargo, los textos que a él le parecen ininteligibles e inttiles son precisamente aquéllos que todos los Légicos consideran los més bellos y pro- vechosos de la Historia. ‘Algo parecido sucede con casi todos los filésofos de la llamada Edad Moderna, desde los Humanistas hasta la aparicién de la Légica matemética, En estas cir- cunstancias no podia surgit una Historia cientifica de la Légica: ésta presupone, de hecho, una inteligencia de la-ciencia de la Légica La postura frente a la formal descrita serd posteriormente documentada en el capitulo sobre la Légica “clésica", Ahora vamos a detenemos ‘inicamente en Kant, que ha expuesto puntos de vista directamente relacionados con la His- toria de la Légica. 2. Kant Kant no ha sido victima del primero ni del tercero de los prejuicios citados. ‘Agudamente advirtié que la Légica de su tiempo (no conocia otra) no era mejor que la aristotélica, y sacé de ahi la conclusién de que la Légica no habia hecho progreso alguno desde Aristételes: 2.02 Que la Légica ha seguido desde los tiempos més antiguos esta marcha segura (la de una ciencia) se desprende del hecho de que desde Aristételes no ha necesitado dar un paso atrés, a no ser que se le com- puten como mejoras la supresién de algunas inevitables sutilezas o la determinacién més precisa de lo ya expuesto, cosa que, sin embargo, afecta més bien a la elegancia que a la seguridad de la ciencia, Es ade- més notable en ella que tampoco ha podido hasta ahora dar un paso hacia adelante, por lo que parece por todas las apariencias estar conclusa y perfecta. Pues si algunos modemos han pensado que la han ampliado por haber introducido en ella en parte capitulos psicoldgicos.... en parte metafisicosn, en parte antropolégicos.., se debe a su ignorancia de la

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