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CODIGO = 29264 STEPHEN E. TOULMIN Los usos de la argumentacién TRADUCCION DE MARIA MORRAS Y VICTORIA PINEDA EDICIONES PENINSULA BARCELONA ccd pega oe stam osetene ima ice goer sina Setar tener re grt echinacea rade: psc ne ete ere re ea Primera edicim: enero de 2007. (© dela traduccion: Maria Mortis y Victoria Pin ‘© de esta edicién: Grup Editorial 62,511 “Ediciones Peninsula, eu de a Cre 4, o8}001-Barcelona. correudgrups2.com irupezcom Todi at ftografias del interior proceden del archivo del ator. ‘victor 1uaL + fotocomposicién tunexoUreax impresion ‘pengt70 LeGaL: m.1.033 2007 {SN 97884-8907 765-8. CONTENIDO PrOlogo ala edicin actualizada, 9 Prefacio, 13 Prefacio ala edicin en ristica,15 Introduccién, 17 ‘CAMPOS DE ARGUMENTACION ¥ TERMINOS MODALES, 29 Las fases de un argumento, 34 Impésibilidades e impropiedades, 42 Fuerza y criterios, 51 La dependencia de los estindares en relacién al campo, $8 Cuestiones para el orden del dia, 61 . PROBABILIDAD, 69 Lo sé, 0 prometo, probablemente, 73 ‘«mprobable, pero ciertor,79 Afirmaciones inapropiadas y afirmaciones equivocadas, 00 Ellaberinto de la probabilidad, 84 Probabilidad y expectativas, 90 Relaciones de probabilidad y probabilificacion, 95 s£s ambigua la palabra «probabilidads?, 102 ‘Teoria de la probabilidad y psicologia, 17 Desarrollo de un concepto propio de probabilidad, 123 J. LA FORMA DE LOS ARGUMENTOS, 129, Esquema de un argumento: datos y garantias 132 Esquema de un argumento: como respaldar las garantias, 139, Laambigiedad en los silogismos, 146 La nocién de «premisa universal, 153 7 La nocién de valides formal, 159 Argumentos analiticos y argumentos sustanciales, 164 Peculiaridades de los argumentos analiticos, 170 Algunas distinciones cruciales, 179 Los peligros de la simplicidad, 187 LOGICA OPERATIVA ¥ LOGICA ZDEALIZADA, 193 ‘Una hipétesis ysus consecuencia, 95 La verificacién de esta hip6tesis, 203, Laiirelevancia de los criterios analiticos, 216 Modalidades logicas, 220 Lalégica como sistema de verdades eternas, 229 Elaboracién de un sistema y necesidad matemética, 42 ORIGENES DE LA TEORIA EPISTEMOLOGICA, 269 tras consecuencias de nuestra hipétesis, 276 Pueden salvarse los argumentos sustanciales?f: Trascendentalismo, 283 {Pueden salvarse los argumentos sustanciales? If: Fenomenalismo y escepticismo, 290 Los argumentos sustanciales no necesitan que los salven, 293 Justficacién de la induccién, 296 Intuicion y proceso cognitivo, 305, La irrelevancia de! ideal anaitico, 312 Conclusion, 319 Referencias bibliogréfica, 327 Indice, 329 PROLOGO A LA EDICION ACTUALIZADA Los libros son como los hijos. Se van de casa, tienen amistades nuevas, pero casi nunca llaman, ni siquiera a cobro revertido. Y si sabes algo de ,. sino como una deduccToWeafriciamente concluyente segiin la geometria euclidiana. Asi naci6 la tradicion platonica que, dos milenios mis tarde, _ retoméeimpalsé René Descartes Los lectores de Csmdpolro del més reciente Regreso ala razbn, reconocerén mi punto de vista general sobre cnetema, De ninguna manera he pretendide exponer una teotia dela ret6rica ni dela argumentacdn interés adcab nl epstemogt dl glo xx, no en la I6gica informal. Atin menos tenia en mente un modelo analitico como el que, entre los estudiosos de la comunicacién, acabé Tamndose sel modelo de Toulmins. De hecho, muchos letores me asignaron unos antecedenes trees qu me rlegaron una muerte prematura, Cuando mi prometida estudiaba Derecho, por ejemplo, un ‘compafiero reparé en su apellido poco habitual: al parecer,a la novia del chico le sonaba porque aparecia en uno de sus libros de texto, pero cuando él le dijo que Donna iba a casarse con el autor, ella le contest6: ‘tao er imposible ed mutts Mi reaccién a ser, por asf decitlo, «adoptado» por la comunidad de Ja comunicacién fue—lo reconozco—menos inquisitiva de lo que debe- 9 PROLOGO A LA EDICION ACTUALIZADA, ria haber sido. Ni siquiera el hecho de que el difunto Gilbert Ryle le en- cargara una critica a Otto Bird y éste dijera del libro que era una «revi- sin delos Tépicos» provocé en mi reaccién alguna. Hasta que empecéa trabajar acerca de la ética médica, momento en el que rele‘ a Aristételes yo entendi mucho mejor, no asimiléel comentario de Bird. (The Abu- se of Casuistry, cuyo trabajo de investigacion realiz6 en gran medida cl coautor de esa obra, Albert R. Jonsen, fue el primer libro sélido fruto de ese cambio de opini6n.) Al tener todo esto en cuenta, nuestra cola- boracién, primero en la National Commission for the Protection of Hu- ‘man Research Subjects, y después en el libro, nos llevé a la conclusién de ue Arist6teles era més pragmatista, y menos formalist, de lo que ha- Dian considerado los historiadores por norma general desde la Alta Edad Media. Es cierto que los primeros libros del Organon de Arist6teles todavia se conocen como Analitica primera y Analitica posterior, pero eso se debe, por supuesto, ala intencién de contrastarlos con los libros poste- riores de Btica, Politica, Estética y Retérica. (De hecho, al principio de Re- ‘rica, adopta argumentos que Arist6teles habia incluido en Etica ni- comaquea.) Asi que, después de todo, Otto Bird habfa planteado una cuestion importante. Si rescribiera este libro hoy, haria bincapié en el contraste de Aristteles entre los t6picos general» y especial» como forma de dilucidar los distintos tipos de «fundamentos» empleados en los diferentes campos de la prictica y la argumentacién. Al final resulté ser muy positivo para mi que Los usos de la argu- ‘mentacién penetrara con tanta rapidezen el émbito dela comunicacién , oral Lo flésofos (bien llamados) || enemigo. Peter Strawson criticé duramente el libro en The Listener, la ' “Tevista seranal publicada por la BBC, y durante muchos afios los fil6- sofos profesionales britinicos lo ignoraron, Peter Alexander, un colega de Leeds, lo am6 «el libro antlégico de Toulminos a mi director de te- ss de Cuts Rad Braithwaite, ois macho que uno Jess propios estudiantes reprobara su dedicaci6n a la l6gica inductiva. (Epi- sodio del que me enteré varios afios més tarde.) Sin embargo, el libro seguia vendiéndose en el extranjero y no supe Por qué hasta que visité Estados Unidos a principios de la década de los, 10 PROLOGO A LA EDICION ACTUALIZADA sesenta. Por es0, seria poco considerado por mi parte renegar del con- cepto del «modelo de Toulmin», consecuencia imprevista de Los usos de Ia argumentacién, que ha permitido que continuara imprimiéndose des- de su primera ediciGn en 1958 y que justifica la nueva edicién para la cual escribo este prélogo, mas de cuarenta afios después. Algunos recor- darin las palabras de David Hume a propésito de su Tratado de a natu- raleza humana. Dolido porque también habia tenido una recepcin pé- sima al principio, el autor dijo de su libro que enacié muerto en manos de la prensa», No se puede pedir mejor compaitia. _srernen Toutstn, Los Angeles, julio de 2002. PREFACIO. El propésito de este libro es radicalmente nuevo, pero sus argumentos en gran medida no son originales. He tomado prestadas muchas lineas de pensamiento de colegas y las he adaptado a mis propios objetivos; en las referencias dadas al final quedara claro cual es su presencia. Sin ern bargo, creo que hasta ahora no se hebia reconocido ni se habia descri- to adecuadamente en qué convergeni esas lineas de la argumentacién, peo ques étassesiguen de manera stem y consent ele ga la conclusién (si no estoy equivocado) de que debe rechazarse por ono el conceptadesnfrenea deductive, aceptado como pec ble, sin vacilaciones, por numerosos fildsofos recientes. La Gnica origi natidad del libro estriba en mi intento de mostrar c6mo se llega a seme- jante conclusién, Si se considera fallido el ataque contra la sinferencia ‘deductivae, lo que queda del libro es una misceldnea de aplicaciones de las ideas de otros a asuntos y conceptos Kégicos. “Aparte de las referencias bibliogrificas recogidas en el lugar corres- pondiente o enumeradas al final de este volumen, soy consciente de ha- ber contraido una deuda de tipo general con el profesor John Wisdom: sus clases en Cambridge en el curso 1946-47 Ilamaron mi atencién so- bre el problema de la sinfe de tipo transversal, esto es, que pasa eur ipa orate cetral del Capile Toe objeto dens aca sién mucho mis detallada en sus «Conferencias Gifford» en la Univer dad de Aberdeen, que aunque pronunciadas hace siete afios no han sido todavia publicadas, desafortunadamente para todos nosotros. Quisiera dejar constancia de la ayuda particular, fruto sobre todo de conversacio- nes, del sefior P. Alexander, del profesor K. E. M. Baier, del sefior D. G. Brown, del Dr. W. D. Falk, del profesor D. A. T. Gasking, del sefior P. Herbst, del profesor Gilbert Ryle y del profesor D. Taylor. En algunos casos han tratado en vano de disuaditme sobre ciertos pasajes, por lo 9 PREFACIO. ue yo solo soy resporifable de los resultados, aunque 3a ellos a quie- nes corresponde el mérito por las ideas felices de las que me he apropi do y de las que he hecho uso aqui Parte del material de estas péginas ha sido publicado previamente bajo otras formas, en las revistas Mind y en los Proceedings y los Supple- ‘mentary Volumes de a Aristotelian Society. Una gran parte de capitulo Il hha aparecido reimpreso en A. G. N. Flew, Essays in conceptual analysis (Londres, 1956). STEPHEN TOULMIN, Leeds, junio de 1957. 4 PREFACIO A LA EDICION EN RUSTICA Nose han realizado modificaciones en el texto dela edici6n original para su publicacién en nstica, pero me alegro de tener la oportunidad de de- ‘ir que, cinco afios después de su publicacién, todavia tengo la impre- sidn de que las cuestiones planteadas en el presente volumen siguen siendo tan relevantes para los principales temas de la filosofiabriténica como lo eran cuando escribi sobre ells. La recepci6n que tuvo el argu- ‘mento central del libro por parte de la critica s6lo ha servido, de hecho, para definir ante mis ojos con mayor nitidez el punto de mi tess centeal, esto es, el contraste entre los estindares y los valores del razonamiento practico (desarrollado con un ojo puesto en lo que llamo consideracio nes esustanciales») y los criterios formales y abstractos basados en la lé- sica matemética y una parte importante de la epistemologfa del siglo xx. En realidad, e libro ha sido recibido de manera especialmente positiva por aquellos cuyo interés en el razonamiento y la argumentacién tiene ‘como punto de partida una dimensién practica: los estudiosos de la ju- risprudencia, las ciencias fsicas y la psicologia, entre otros. La cuesti6n de si las implicaciones de mi argumentaci6n en favor de uns teoria dela logica y del andliss filosofico legaré a ser més aceptable con el paso del tiempo queda ain por ver. 5.1, octubre de 1963. 5 ~ INTRODUCCION Nuestra primera obligacign es establecer e aleance de nues- tra investgaciOn y a qué ciencia pertenece. anisrOretes, Analit priora, 24310 El propésito de los estudios que contiene este libro es plantear proble- ‘mas, no solucionarlos; lamar la atencién sobre un terreno de investiga- cién, més que ofrecer un panorama completo sobre él, y provocar un debate antes que servir como manual sistemético. Son en tres sentidos ensayos»: porque constituyen al mismo tiempo incuysiones experi- mentales en el campo sobre el que trata; porque son ensayos o conside- raciones de conceptos genéricos escogidos de una manera algo arbitra- ria de un conjunto més amplio y, finalmente, porque son ballons d’essai, ‘lobos sonda pensados para evitar que otros se prendan fuego. Por esta raz6n, puede parecer que no hay continuidad entre ellos. Algunos temas, aparecerén repetidamente, se insistiré en ciertas distinciones centrales, y ppor razones literarias se evitard que las expresiones de duda e incerteza sean demasiado numerosas, a pesar de que nada de lo que sigue tiene la pretensién de aparecer como definitivo: habré cumplido mi objetivo si los resultados llaman a reflexiOn, Si aderds se encuentran provocado- res, tanto mejor; en ese caso habré esperanza de que del choque subsi- guiente de opiniones surjan las soluciones adecuadas para los proble- ‘mas que aqui se plantean. Cual es la naturaleza de esos problemas? En un sentido, se trata de problemas légicos. No obstante, nduciria aconfusién afirmar que son pro- blemas de logica, ya que la entera tradicin sobre el tema haria que el lec- tor esperara lo que no encontraré en estas paginas. Quid habria que describirlos mejor como problemas sobre ogica; son problemas que sur- gen con especial fuerza no en el seno de laciencia de la logica, sino cuan- do se dejan a un lado las complejidades técnicas de la materia y se inves- tiga acerca de e6mo afectan la ciencia y sus descubrimientos a lo que hay fuera de ella: como se aplican éstos en la préctica y qué relaciones tienen ” inrroDucciON ‘con los ténones y los météds que se usan cuando, en la vida diaria, eva- luamos la validea, la fuerza y el cardcter concluyente de los arguments. aDeben existr tales conexionest Ciertamente el hombre de la calle (0 el que no ¢s un estudioso de la materia) espera que las conclusiones de los légicos tengan alguna aplicacién en su quehacer, y las palabras ‘con que se abre el primer tratado sistemstico sobre la materia parecen justifcar estas expectativas, «Para empezar—afirma Aristoteles-—, de- bbemos decir sobre lo que trata esta investigacién y a qué disciplina per- tenece; &10 es; que se relaciona con la apodeixis {es decir, el modo en ‘que las conclusiones deben ser establecidas] y con la ciencia {episteme| de su establecimientow. En el siglo xx de nuestra era puede que sea po- sible poner en duda esta relacién, y algunos habré acaso que pretenda que la edemostracién logica» era una. 0 de con- ‘lusiones en el transcurso norm: nt do Arist6teles pronuncié las palabras que he citado, una actitud tal no «ra posible. Para 4), las cuestiones sobre la «apodeixiss eran simplemen- te cuestiones sobre la demostracién, la valider.o la justificacidn—en el sentido cotidiano—de afirmaciones y conclusiones del tipo que cual- quiera puede realizar; incluso hoy, si dejamos a un lado los fascinantes problemas de la logica técnica, resulta importante plantear cuestiones generales,filosoficas, sobre la evaluacién préctica de los argumentos. Esta es la clase de cuestiones sobre las que tratan los presentes ensayos. Y puede que sorprenda darse cuenta de lo poco que se ha progresado en entender las respuestas durante los sighos transcurridos desde el naci- miento, con Aristételes, de la ciencia légica Con todo, uno se puede preguntar, sin duda: ;son justamente estos “ los problemas sobre los que deberia ocuparse lalogica?, sno son estos los asuntos basicos de los que arranca la logica y alos que debe volver ince- santemente? No tengo el deseo ni el derecho de hablar sobre las obliga-

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