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M. GARCES - P. MILOS - M. OLGUIN - J. PINTO - M. T. ROJAS - M. URRUTIA (Compiladores) Memoria para un nuevo siglo OTIC ITIeURKM Mma unN CC mTITECIMtCO mS (Y(ODL@,6 LOM PALABRA DE LA LENGUA YAMANA QUE SIGNIFICA SOL © LOM Ediciones Primera edicién, febrero de 2000 Registro de Propiedad Intelectual N° 111. 533 LS.B.N: 956-282-222-2 Disefio, Composicin y Diagramacién Editorial LOM. Concha y Toro 23, Santiago Fono: 6885273 Fax: 6966388 Impreso en los talleres de LOM Maturana 9, Santiago Fono: 6722236 Fax: 673 09 15 Impreso en Santiago de Chile. Presentacion Con frecuencia una de las acepciones que més se recuerda de la historia, es aquella del filésofo romano, de que la historia es “maestra de vida”. Sin embargo, no hace mucho tiempo, el tedlogo peruano Gustavo Gutiérrez nos ha recordado que la historia también puede ser vista como “memoria de vida”. Creo que esta acepcion se acerca mas al sentido del trabajo que a continuaci6n presentamos. En efecto, este libro tiene que ver con la “memoria de la vida” de los chilenos del ultimo cuarto del siglo XX, memoria de proyectos y suefios de cambio social que dieron lugar a inéditos procesos de democratizacién de la sociedad chilena, asi como a graves confrontaciones sociales y a la més exten- dida violacién de los Derechos Humanos de toda nuestra historia republicana. Dura y conflictiva memoria la de nosotros, los chilenos. Este libro es el resultado de una invitaci6n a un importante nuimero de personas -académicos, artistas, dirigentes sociales, estudiantes- para conver- sar sobre nuestra memoria histérica en el marco del Seminario “Memoria para un nuevo siglo” que organizéramos ECO, Educacién y Comunicaciones, y el Departamento de Historia de la Universidad de Santiago, con el apoyo y financiamiento de la Fundacién Ford. Para ECO, que ha venido trabajando temas relativos a la memoria en el. Ambito urbano popular desde los afios ochenta, esta iniciativa era una oportu- nidad de proyectar sus aprendizajes a un espacio mas amplio y diverso, reco- nociendo que la memoria ha sido permanentemente un recurso y una fuente del poder identitario de los sectores populares en nuestro pais. Para el Depar- tamento de Historia de la Universidad de Santiago, esta iniciativa era vista también como una oportunidad para establecer puentes y didlogos entre la disciplina de la historia, y las preguntas por la memoria que circulan en la sociedad chilena de hoy. Cuando pensébamos en esta iniciativa, deciamos que la sociedad chile- na llegaba al fin del milenio con ansias de olvido -,para qué recordar si el pasado nos divide? ha sido el argumento més fuerte esgrimido por quienes han hecho del olvido una politica oficial-, olvidos, algunos, ciertamente instrumentales, porque es una de las maneras de construir consensos politi- cos, otros, olvidos desalentados, porque suponen que los chilenos no somos capaces de hacernos cargo de nuestro pasado. El debate durante el Seminario tendi6 a reconocer las negativas consecuencias de las politicas del olvido para la convivencia democratica de nuestra sociedad, sobre todo cuando este es también negacién de sujetos sociales y politicos relevantes de nuestra historia. A pesar de la predominancia de las politicas en favor del olvido, recono- ciamos también al momento de dar forma a nuestro Seminario, que la memo- tia circula privadamente por los més diversos intersticios de la sociabilidad chilena, reproduciendo, sin embargo, esas formas tradicionales de la cultura politica nacional: la separacién entre lo ptiblico y lo privado, y de la constitu- cién de temas innombrables por las siempre vigentes “razones de Estado”. La memoria circula, sobre todo como persistencia de los propésitos de cambio social y de construccién de un orden més equitativo y democratico para nues- tro pais. El debate en el Seminario tendi6 a validar esta ultima funcién de la memoria, como una contribucién para repensar nuestros modos de ser socie- dad, tanto hoy como mafana. Sin embargo y de todos modos, debiamos hacernos la pregunta, ,con qué objeto recordar si un sector de la sociedad nos dice que la memoria divide, problematiza e incluso amenaza la estabilidad social y politica del pais? Si bien la pregunta admite diversas respuestas, quisiera quedarme sélo con una de ellas: una sociedad que ha vivido agudas experiencias de confrontacién social y de violacién sistematica de los Derechos Humanos -en nuestro caso, digamoslo también con claridad, de parte de unos chilenos en contra de otros chilenos- no sale inmune de tales experiencias. Se trata de una sociedad marcada por las profundas huellas que deja la violencia hecha raz6n de Estado, y que de no ser elaboradas, inhiben las posi- bilidades de una auténtica democracia. Baste sélo un ejemplo: {Qué posibili- dades de respeto a los Derechos Humanos existen en Chile, si nos negamos a establecer la verdad y a hacer justicia sobre las diversas formas en que estos fueron violados? O como lo han dicho diversos organismos de Derechos Hu- manos, 2qué posibilidades existen en Chile de que el Estado no vuelva a aten- tar en contra de la sociedad, si la violacién de los Derechos Humanos perma- nece en la impunidad? En una sociedad como la nuestra, se requiere hacer un largo camino de recuperacién de la confianza y de elaboracién de algtin -debemos construirlo- sustento ético-politico que permita recrear sentidos colectivos de pertenencia a la comunidad nacional, y que le otorgue mayor legitimidad y consistencia a la democracia. Poner en comuin y elaborar nuestra memoria es una manera de hacer este camino, admitiendo que la memoria social es selectiva, interpreta el pasado, o como dice Gabriel Salazar en este libro, es hermenéutica. Y por otra parte, reconociendo también, que en la medida que la memoria elabora senti- dos, a partir de experiencias relevantes, y contribuye a la configuracién de identidades colectivas, da lugar a “memorias embleméticas”, como nos pro- pone Steve Stern, que disputan por influir en la memoria colectiva de la socie- dad. La lucha por la memoria, en este uiltimo sentido, es una lucha con sentido politico. Pues bien, este libro recoge algunas de las contribuciones de académi- cos, dirigentes sociales, artistas y creadores que aceptaron poner en comun sus memorias de la segunda mitad del siglo XX, en el Seminario “Memoria para un nuevo siglo” que realiz4ramos los dias 4,5 y 6 de noviembre de 1998 en dependencias de la Universidad de Santiago. Nuestra invitacion suponia participar por grupos de trabajo en reunio- nes previas al Seminario de noviembre. Para estos efectos se constituyeron cuatro grupos de pre-seminarios: Balance de un medio siglo 1950-2000, coordina- do por los historiadores Julio Pinto y Mario Garcés; La memoria y sus significa- dos, coordinado por el historiador Pedro Milos; Actores Sociales, coordinado porel historiador Miguel Urrutia; y, Arte y creadores culturales, coordinado por las historiadoras Maria Teresa Rojas y Myriam Olguin. A cada grupo de traba- jo, que sumaron mis de cuarenta personas, le pedimos que elaboraran ponen- cias y trabajos que pudieran ser compartidos en el Seminario “Memoria para un nuevo siglo”. El Seminario, coordinado por un equipo de trabajo ECO-USACH y bajo la direccién de la historiadora Myriam Olguin, se realiz6 innovando en las formas, de tal manera que no s6lo hubo 16 mesas de trabajo que congregaron a 56 expositores, artistas, cientistas sociales y dirigentes de organizaciones populares, sino que también presentaciones de memoria musical, poética, plas- tica, escénica y audiovisual. Nos acompafiaron grupos de estudiantes de musica de las Universi- dades de Chile, Catlica y Metropolitana, quienes nos hicieron escuchar frag- mentos de obras musicales clasicas y populares que han acompajiado a los chilenos en la segunda mitad del siglo; estudiantes de teatro recrearon ma- gistralmente fragmentos de “La Negra Ester”, una de las obras de mayor impacto del teatro chileno de los afios ochenta; j6venes videfstas, por su par- te, presentaron “Fragmentos de Memoria: miradas desde los jévenes de hoy”, un trabajo especialmente preparado para este evento, con el apoyo del FONDART (Fondo para el desarrollo de la cultura y de las artes, del Ministe- tio de Educacién). También contamos, durante los tres dias de Seminario, con la exposi- cién “;Qué hay en el fondo de tus ojos?”, del artista Guillermo Niifiez, que nos enfrenta a dolorosos pasajes de nuestra memoria de la violacién de los Derechos Humanos. Finalmente, en el acto de cierre del Seminario contamos con la presentacién del cantautor Eduardo Peralta, con su obra “Trova y Memoria”. El Equipo Coordinador del Seminario, ha evaluado muy positivamente las posibilidades que abrié el didlogo interdisciplinario entre las artes y las ciencias sociales y también al interior de cada practica del saber y la expresién. Especial impacto provocé en este sentido, el saber testimonial de los dirigen- tes sociales que nos compartieron sus memorias en el Seminario. Otro aspecto relevante fue la participacién juvenil, que se hizo presente mayoritariamente entre el ptiblico asistente y también entre los ponencistas, tanto tesistas de la carrera de historia de diversas universidades, como de ar- tistas y creadores, que nos transportaron por nuestra memoria musical y tam- bién de las imagenes a través del video “Fragmentos de memoria: Miradas desde los jévenes de hoy”. Este libro se inicia con la ponencia de Steve Stern, que abrié el debate en el Seminario (“De la memoria suelta a la memoria emblemAtica: hacia el recor- dary el olvidar como proceso histérico. Chile, 1973-1998”), luego, siguiendo el orden de los grupos de trabajo, se agrupan las ponencias relativas a: La memo- tia y sus significados; Balance de un medio siglo; Arte y creadores culturales; y, Actores Sociales, con una breve introduccién y reflexién de los coordinado- res de cada uno de los preseminarios. Se incorporaron también, hacia el final del libro, algunas ponencias que no participaron de los grupos previos de tra- bajo, o que por su caracter mas general, como las presentaciones de los tesistas de historia, nos parecié adecuado presentarlas separadamente. ‘Agradecemos a todas las personas que participaron con sus aportes al Seminario y a esta publicacién. A nuestros dos invitados extranjeros, el histo- riador norteamericano Steve Stem y el poeta argentino Daniel Samoilovich por sus importantes contribuciones. A los j6venes que animaron con sus pre- guntas y sus trabajos nuestro Seminario. A la Fundacion Ford y en especial a Alexander Wilde que nos acompafié desde el origen de esta iniciativa en las distintas fases de este proyecto en favor de nuestra memoria. Mario Garcés D. Doctor en Historia Directorde ECO Santiago, mayode1999 De la memoria suelta a la memoria emblematica: hacia el recordar y el olvidar como proceso histérico (Chile, 1973-1998) Steve J. Stern’ Introduccién Empecemos con un ejemplo personal, fuera del contexto chileno, del tema de las memorias sueltas y las emblemiticas. Todos tenemos en nuestras vidas una multitud de experiencias, y en nuestras cabezas una multitud de memorias mas o menos sueltas desde una perspectiva social. Son éstas una serie de recuerdos para nosotros significativos, y hasta fundamentales para definir quiénes somos. Pero no tienen mayor sentido -no necesariamente- fue- ra de un ambito muy personal. En mi caso, por ejemplo, tengo una memoria suelta muy querida. Como jovencito de mas o menos ocho a diez afios, sabia que éramos una familia econémicamente pobre, y que mi mamé divorciada tenia que ensefiarnos a vivir con muy poco. En San Antonio, Texas, solia hacer bastante frio en las noches de invierno, especialmente en enero y febrero. No teniamos la plata ni para comprar mas de una estufa, ni para mantenerla prendida durante muchas horas. En las noches, antes de acostarnos, recuerdo, nos acostum- bramos a sentarnos en e] rincén de un pasillo una media hora o una hora con nuestra querida estufa prendida, calentandonos por la estufa y por el calor de los cuerpos y del carifio. Es una memoria querida y nostélgica, de cierta manera exagerada por la idealizacién -por no considerar las noches en que el Doctor en Historia, ex director de! Programa de Estudios Latinoamericanos ¢ Ibéricos, del Departamento de Historia de la Universidad de Wisconsin, Actualmente sc desempefia como Profesor de Historia Latinoamericana y Director de Estudios de Post Grado en la misma Universidad. 11 conflicto o el malestar familiar vencieron a nuestra solidaridad afectiva, o por no considerar las noches en que el frfo mismo conquisté nuestros espiri- tus-. Esta memoria suelta y personal no esté necesariamente dotada de un sentido mayor, de un significado social que la ubica en el corazén del imagi- nario colectivo. Sin embargo, es facil imaginar c6mo, enel contexto de los debates cultu- rales y politicos en los FE.UU., se podria articular esta memoria suelta a una mitologia colectiva importante, dandole un sentido social que la vuelva mas emblematica como recuerdo colectivo. Es facil imaginar su incorporacién en dos marcos de memoria totalmente opuestos. En la cultura estadounidense, especialmente en ambientes muy derechistas, por ejemplo, pesa mucho la idea de lo que se llama en inglés el “self-made man”. Es la idea de que una persona puede llegar al éxito social y econémico por su propio esfuerzo individual, no por la ayuda del gobierno o de otros, no obstante la pobreza o las desventajas socio-econémicas que le puedan afectar. Se vincula esta idea, ademas, con otra: en Estados Unidos se ha creado histéricamente una cultura y un sistema social especialmente propicio a este proceso. Por eso, los pobres son los responsables de su propia miseria y fracaso, y el Estado y la gente préspera y afortunada no deben preocuparse demasiado por la justicia social. Serfa facil organizar mis recuerdos, y mis olvidos personales, de una manera que incorporara mi me- moria suelta de la pobreza y el frio, en el coraz6n de una narraci6n colectiva, planteando la posibilidad y la normalidad de subir la escala social por el es- fuerzo de la voluntad individual. También es facil imaginar una incorporacién de mi memoria suelta en un marco emblemitico -para mi mucho mis verfdico- totalmente opuesto. En este marco, que pesa mAs en circulos politicamente liberales y en ciertos circu- los religiosos de la cultura norteamericana, la solidaridad socialmente organi- zada y el liderazgo desde el Estado importan mucho. Son imprescindibles los programas de ayuda y la conciencia frente a la injusticia social. De otra mane- ra, se va congelando la estructura de ventajas y desvantajas sociales y se pier- den los aportes potenciales de los pobres y los discriminados a la sociedad. Sera facil ligar mi memoria suelta de la pobreza y el frio, a una narraci6n de atenciones y becas, y de una conciencia anti-discriminatoria, que iban abrien- do puertas antes cerradas. En esta narraci6n, el proyecto de extender la demo- cracia y el apoyo a la gente socialmente modesta tiene un impacto real en sus vidas, y los que vivimos bien, hemos sido beneficiarios de la conciencia y las actividades solidarias de otros. Este ejemplo, personal y fuera del contexto chileno, sirve para introdu- cir una idea central de esta conferencia: es la relacién dindmica, que se da y no 12 se da, entre la memoria suelta y la memoria emblemiatica, lo que va definiendo una “memoria colectiva” que tiene sentido para la gente. Podemos precisar més. Se construyen los puentes interactivos entre las memorias sueltas y las embleméticas a partir de coyunturas o hechos hist6ricos especiales, a partir de los casos en que una o dos generaciones de gente sienten que han vivido, ellos o sus familias, una experiencia personal ligada a grandes procesos o hechos histéricos, de virajes o rupturas tremendos, que cambian el destino. Ahora bien, esta perspectiva nos plantea una interrogante fundamen- tal: zcémo se puede analizar el proceso de ir de la memoria suelta a lamemd.,ria emblemAtica, y viceversa? Para decirlo en otras palabras, mo se va crean- do, como proceso hist6rico, puentes entre las memorias sueltas de la gente, y las memorias embleméticas que dan un sentido mayor y colectivo aalgunas de esas memorias sueltas? Pienso que al contestar la interrogante vamos constru- yendo una metodologia para hacer la historia de la memoria. Vamos encon- trando los instrumentos que nos ayudan a ordenar, trazar, analizar e interpre- tar la memoria y el olvido como un proceso histérico, a la vez social y perso- nal, en los tiempos conflictivos y hasta traumaticos. En esta perspectiva, la historia dela memoria y el olvido colectivo es un proceso de deseo y de lucha para construir las memorias emblematicas, culturalmente y politicamente influyentes y hasta hegeménicas. Es una lucha para crear ciertos tipos de puentes entre la experiencia y el recuerdo personal y suelto por un lado, y la experiencia y el recuerdo emblemitico y colectiva- mente significativo por otro lado. Hacia una metodologia: dos retos claves Para construir una metodologia histérica, me parece que hay dos retos claves e interrelacionados (1). Por un lado, hay que conceptualizar y teorizar més profundamente qué tipo de cosa es una memoria emblematica, y cudles son los criterios y los procesos sociales a través de los cuales se la construye con cierta resonancia cultural efectiva. Por otro lado, hay que conceptualizar cuales son los nudos convocantes de la memoria y el olvido, para ver con mayor claridad los actores sociales y las situaciones que van creando y hasta exigiendo puentes de memoria, ligan- do lo suelto y lo emblemitico en la sociedad. Hay tres tipos de nudos -nudos que son grupos humanos, nudos de “hechos y fechas” y nudos que son sitios 0 restos fisicos-, que van convocando multiples memorias y exigiendo que se construyan puentes hacia la memoria y el olvido colectivo. 13 Las memorias emblemiaticas: definicién conceptual e histérica La memoria emblemitica no es una sola memoria, una “cosa” concreta y sustantiva, de un solo contenido. Mas bien es una especie de marco, una forma de organizar las memorias concretas y sus sentidos, y hasta organizar los debates entre la memoria emblematica y su contra-memoria. Por ejemplo, considérese la memoria que ve al once de septiembre de 1973 como la salvacién de un Chile en ruinas, un pais que ya habia vivido un trauma enorme antes de septiembre de 1973, que lo dejé destrozado. Para al- gunos, la memoria concretay personal que encuentra su sentido en este marco puede ser mas que nada el recuerdo del problema de la escasez y las colas que les afectaban directamente en una gran ciudad como Santiago. Para otros, la experiencia concreta puede enfatizar un problema de violencia o amenaza fisi- ca que les tocé vivir en un fundo en el campo. Para algunos, la memoria como salvacién es una memoria plana y sencilla: Pinochet salvé al pais y lo entreg6 bien a los civiles en 1990 y punto. Para otros, la memoria como salvacién pue- de adquirir matices més complejos y hasta contradictorios: Al principio, los militares salvaron al pais pero después Pinochet se quedé demasiado tiempo en el poder y terminé como un dictador corrupto y desgastado. Asf es que la memoria embleméatica es un marco y no un contenido con- creto. Da un sentido interpretativo y un criterio de seleccién a las memorias personales, vividas y medio-sueltas, pero no es una sola memoria, homogénea y sustantiva. Los contenidos especificos y los matices no son idénticos ni de una persona a otra, ni de un momento histérico a otro. La memoria emblemética es una gran carpa en que hay un “show” que va incorporando y dando sentido y organizando varias memorias, articuléndolas al sentido mayor. Este sentido mayor va definiendo cuéles son las memorias sueltas que hay que recordar, dandoles la bienvenida a la carpa y su show, y cudles son las cosas en cuyo caso mejor es olvidarlas 0 empujarias hacia los margenes. Hasta cierto punto, la memoria emblematica crea también una forma de organizar la contra-memoria y el debate (2). Por ejemplo, la memoria como salvacién encuentra su contra-memoria en la idea de la traicién. Se trata de plantear que eran los militares quienes traicionaron la Constitucién y asi des- truyeron el pais y su gente, en vez de salvarlos. O que los ricos acapararon los bienes de consumo, creando asi una crisis de abastecimiento artificial y una salvacién aparente, falsa, de mentira, pocos dias después del once. Por lo tan- to, la memoria emblematica no es solamente un marco que organiza el sentido 14 mayor de los recuerdos, va creando también una forma de organizar el debate, en este caso entre la memoria como la salvacién versus la traicién. En términos sustantivos o histéricos, vale sefialar cuales son las princi- pales memorias emblemiticas que han ido construyendo los chilenos a partir de 1973, cuando trataron de definir cémo recordar el significado del once y cémo recordar la dimensién mas controvertida del gobierno militar: la violen- cia politica masiva que se ejercia desde el Estado. Mi investigacién histérica me ha convencido que hay cuatro memorias embleméticas principales sobre los temas del once y la violacién de los derechos humanos. Una primera memoria emblematica es la ya mencionada, la memoria como salvaci6n. Sus elementos claves plantean que el trauma fundamental se ubica en el periodo antes de septiembre de 1973, que la economia andaba por un camino catastréfico y lleno de arbitrariedades, y que la violencia se habia vuelto peligrose, levando al pais al precipicio de una guerra civil o una ma- sacre inminente. El odio que se sentfa en las palabras y en el aire, el famoso “Plan Zeta” y las mismas acciones violentistas anunciaron ese peligro inmi- nente. En este contexto o marco, lo que hay recordar es por un lado lo catastré- fico y lo espantoso del perfodo 1970 a 1973, o mejor atin de 1964 a 1973, y por otro lado, que el pais encontr6 una solucién a problemas muy profundos -un camino de re-ordenar la economia y la politica en forma exitosa, para llegar nuevamente a una convivencia colectiva- después de 1973. :Y la violencia des- de el Estado? O no pas6; 0 pas6 como problema de excesos esporddicos y hasta provocados, y no como politica de gobierno; o pasé pero era un costo social necesario, lamentable pero necesario, para salvar el pais. Se construyen puen- tes entre estas ideas generales por un lado, y lo que se vivié o se escuché perso- nalmente, oa través de familiares y amigos muy cercanos, por otro lado. Una segunda memoria emblemitica, desde una perspectiva 180 grados opuesta, es la memoria como una ruptura lacerante no resuelta. La idea cen- tral en este casoes que el gobierno militar llev6 al pafs a un infiernode muerte y de tortura fisica y psicolégica, sin precedente histérico o justificacion moral, y que atin no llega a su fin. La dictadura no solamente destruyé vidas, las destruy6 de una manera que no permite la superaci6n para las victimas y sus familiares. Es una memoria emblemética en que el drama de los que sufrieron la pérdida de sus propias vidas, o de la vida de sus familiares, simboliza una ruptura de vida no resuelta y tremendamente profunda. Casi transforma a las personas en una especie de doble-persona. Por un lado esté la persona cotidia- na, que ordena su vida, recordando los tramites, haciendo el trabajo, saludandoa la gente y hablando las conversaciones normales y superficiales de la vida ordina- ria. Pero también hay un interior donde existe la persona profunda, el ser humano 15 cuyo punto de partida es la memoria viva y lacerante de la herida insoporiable, un dolor que quita sentido de la vida “normal” cotidiana y sus apariencias tan super- ficiales. Obviamente, este marco también ofrece criterios de cudles son las cosas que hay que recordar, y qué es lo que se puede olvidar o poner en un segundo plano no muy conciente. Una tercera memoria emblemiatica, también critica frente al gobierno mili- tar, pero un primo en vez de gemelo idéntico de la memoria como la ruptura no resuelta, es la memoria como una prueba de la consecuencia ética y democratica. En este marco, la dictadura imponja una vida de miedo y persecucién, que puso a prueba la consecuencia de la gente y la sociedad con sus valores, identidades 0 compromisos positivos, éticos y democraticos. La gente vivia una lucha que la ubicaba entre la persecuci6n y la reivindicacién, o como se decia en un casette documental hecho por Patricia Verdugo en los ‘80, “entre el dolor y la esperanza”. La memoria se define por ese proceso de lucha, compromiso y a veces auto-descu- brimiento subjetivo que vivié la gente no conforme o despreciada por el régimen oficial. En un contexto represivo, la gente con valores positives y la gente excluida de los beneficios sociales y econémicos, tenian que vivir como gente tachada, per- sonas ubicadas en algiin punto del espectro de “subversion”, que iba desde los “inquietos”, a los “sospechosos”, y llegando a los abiertamente “subversivos”. Ese contexto de miedo y represién ponia a prueba los valores, las identidades politicas 0 sociales y los compromisos. Esta memoria emblemdtica es sumamente complicada y heterogénea, y pasa por etapas histéricas distintas. Teniendo en cuenta que la misma persona podia vivir multiples pruebas en distintos momentos, vale dar algunos ejem- plos para apreciar la heterogeneidad de la memoria como una prueba de valo- res ¢ identidades. Esté, por ejemplo, la memoria como una prueba de la conse- cuencia con los valores éticos. Se trata de gente que se sentia llamada -quizas exigida- por su conciencia o moral religiosa a hacer algo frente al drama urgen- te de las grandes violaciones de los derechos humanos. Est también, la prue- ba de la validez y de la consecuencia con los valores més directamente politi- cos. Se trata, por un lado, de un cuestionamiento propio de los valores y los caminos politicos antes escogidos por los activistas politicos, especialmente los de la izquierda y la ex-UP, quienes tenfan que asumir poco a poco el signi- ficado del fracaso del '73, y el significado de una represi6n y una transforma- cién enorme y duradera que vivia el pais en los afios siguientes. En los ‘80 se hizo presente también un tiempo de prueba especial a los jvenes, una repre- sién que ponia a prueba sus identidades, coraje y rabia, rebeldes y democrati- cos. De cierta manera, el ambiente les exigia aprender a vivir permanentemen- te, sin querer, una mezcla subjetiva, explosiva, de rabia y deseo, sintetizada en la pregunta “hasta cudndo?”. 16 Dentro de esta diversidad, la experiencia de vivir una vida de lucha, que ponfa a prueba la consecuencia y el compromiso con los valores positivos, frente a una realidad de represién y miedo, sirve como una especie de sentimiento aglutinador. La vida “entre el dolor y la esperanza” es lo que va definiendo un cierto sentido en comiin. El once y el gobierno militar llevaron al pais, y especial- mente a los no conformes, a un ttinel lleno de violencia, prepotencia y grandes miedos, sometiendo a los no conformes a una prueba profunda de sus valores, sus compromisos, su mismo sentido de la vida, y a una lucha dura para abrir una salida del tunel. Obviamente esta memoria emblematica -prima de la me- moria como una ruptura no resuelta- también va definiendo cudles son las me- morias sueltas que encuentran un sentido mayor, compartido y colectivamente significante, y cudles seguirén flotando en el semi-olvido de las conciencias e inconciencias personales. Finalmente, llegamos ala cuarta memoria emblematica, que es justamente la memoria como elolvido, omejor dicho, como una cajacerrada. Esta memoria también es un primo de otra memoria emblemitica principal, en este caso dela memoria como salvaci6n. La idea central es que el tema del once y de la violencia bajo el gobierno militar puede ser un tema importante, pero es un tema peligroso y hasta explosivo si se abre lacaja y se ventila lo que esté adentro. Son memorias peligrosas para las vidas familiares y colectivas del pais. Como el tema no tiene soluciény trae tanta conflictividad y peligrosidad, mejor seré cerrar la caja. En ras de la tranquilidad y la reconciliaci6n-sea para que marche el re-encuentro entre familiares, o sea para fomen- tarla paz, la reconciliacién entre ciudadanos de la familia nacional imaginada, o sea para que un individuo logre la paz psicolégica ante su propia historia y trayectoria de vida- es necesario cerrar la caja. As{ esos recuerdos perteneceran a un pasado que hay quesuperar porla voluntad desuperar. Basicamente, ésta es la memoria como el olvido, pero se trata de un olvido lleno y cargado de memoria. Define lo util del olvido y define las cosas que mis vale olvidar (3). Define, también, los peligros y los conflictos insupe- rables que hay que recordar. En esta perspectiva, la memoria como el olvido no es como una amnesia involuntaria que le pueda pasar a una persona al sufrir un choque externo como un golpe a la cabeza o un derrame cerebral. Se trata, més bien, de pegarse a una especie de amnesia voluntaria, una voluntad més 0 menos conciente de poner al lado ciertos recuerdos tachados como insu- perables y peligrosos. Define cudles son las memorias sueltas que tienen un sentido emblemético justamente porque simbolizan la peligrosidad, y cudles son las cosas que no hay que recordar y hablar en las esferas sociales compar- tidas con otros. Para decirlo en términos concretos: Plantea que es mas importante recordar lacrisis de gobemabilidad y de miedo que viviéel pais durante el Caso Contreras 17 en 1995, y que es menos importante recordar lo que hizo Contreras como jefe director de la DINA entre 1974 y 1977. De un recuerdo hay que recordar concientemente; de otro ya es mejor callar prudentemente. Es en este sentido una amnesia Ilena de memoria. Obviamente la rela- cién con los temas de la impunidad y la complicidad es muy cercana, si se piensa en el deseo de cerrar la caja que se vio entre varios sectores durante y después del caso Contreras en 1995, y durante el caso de Pinochet en Londres en las tiltimas semanas (desde el 16 de octubre). Criterios y procesos (I) Ahora bien, hay una trampa analitica que limita la validez de lo que he presentado hasta ahora. Los términos en que he presentado las memorias emblematicas, hasta ahora, pueden llevarnos al error de suponer que se puede inventarlas més o menos arbitrariamente, por actos de voluntad caprichosa, y asi manipular a la gente y sus memorias colectivas. Esa manipulacién le diréa la gente como construir los puentes de seleccién e interpretacién de las memo- rias sueltas que tienen que ver con los grandes procesos histéricos del pais. Pero el proceso de forjar memorias emblematicas, aunque incluye intentos manipuladores, es mucho mas complejo. Las memorias embleméaticas son inven- ciones humanas, pero no son invenciones arbitrarias. Para evitar caer en la trampa de verlas como invenciones arbitrarias, vale precisar los criterios y los procesos que van definiendo algunas aproximaciones a la memoria como emblemiticas e influyentes, como formas de pensar la experiencia que encuentra un “eco” en la sociedad y la cultura. Es la dindmica compleja del eco que hace que una memoria emblemética pueda “convencer” a sectores significativos, dando asi sentidos ma- yores a varias memorias sueltas. En este contexto mds complejo, es importante sefialar, ademds, que las memorias emblematicas son productos del quehacer hu- mano y del conflicto social. Nacen y adquieren su influencia a través de los esfuer- z0s miiltiples, conflictivos y competitivos de dar sentido a las grandes experien- cias humanas -los grandes procesos, traumas y virajes histricos-. Empecemos con precisar algunos criterios que influyen en lacapacidad de “convencer” y asf llegar a tener peso cultural. Después pasaremos a los procesos. Me parece que hay seis criterios importantes, algunos mas obvios que otros y todos interrelacionados entre sf en la practica, que nos ayudan a reflexionar sobre la capacidad de convencer. . 1, La historicidad. Las memorias emblematicas importan mds si se refie- rena un momento de ruptura o de viraje profundo, es decir, fundador de lo que viene después. Tiene que ser un momento o un hecho percibido como “histérico 18 y fundamental” (“a defining issue or moment”) para una o varias generaciones (4). Obviamente, las voces de la memoria del mismo dia del once, supieron cum- plir con creces este criterio. Al bombardear La Moneda el 11 de septiembre de 1973, los militares no solamente derrocaron al gobierno de Salvador Allende, también dramatizaron la gran historicidad de su obra. Al hablar su discurso final a través de Radio Magallanes, Salvador Allende no sélo se despidié frente a los que vivieron ese mismo dfa, logr6é asumir la historicidad del momento y hablar para la historia. 2. La autenticidad. La memoria emblemAtica convence mis si logra in- corporar alusiones a experiencias concretas reales de la gente, encontrando asi un “eco” real en la sociedad. Por ejemplo, al circular recuerdos sueltos de ob- servaciones directas de los cadaveres que flotaron en el Rio Mapocho después del once, cuyo sentido se confirma al descubrir e identificar puiblicamente los cuerpos de varios detenidos desaparecidos en los hornos de Lonquén en 1978, la memoria como ruptura y la memoria como prueba va adquiriendo un ma- yor sentido de autenticidad 3. La amplitud (“capaciousness”). La memoria emblematica es mas efi- caz cuando funciona como una gran carpa, capaz de incorporar varios recuer- dos y contenidos concretos y de darle un sentido compartido. La amplitud y la flexibilidad ayuda a construir -desde una multitud de experiencias concretas- el imaginario colectivo como una experiencia real compartida. Si se enfatiza demasiado un solo contenido, surge el peligro de una estrechez que excluyaa la gente. También puede traer una rigidez que transforma la memoria en una mentira obvia, frente a nuevos descubrimientos empiricos. 4. La proyeccién en los espacios pablicos o semi-publicos. En la medida que las memorias quedan en el mbito de lo muy encerrado -como algo com- partido entre familiares o amigos muy intimos, o algo que no logra ir mas all de los rumores-, la fragmentaci6n y la semi-clandestinidad imponen barreras formidables, que impiden construir puentes hacia las memorias emblemiaticas. Las memorias emblematicas potenciales necesitan contar con una elaboracién y circulacién més 0 menos publicas, sea en los medios de comunicacién pibli- cos de amplia circulacién; o en los espacios de elaboracién cultural e intelec- tual como las universidades; o a través de redes semi-publicas de informaci6n organizadas, por ejemplo, en los clubes de lectores 0 en las comunidades cris- tianas pastorales y de base; 0 en los actos cfvicos publicos, desde las grandes manifestaciones a las acciones relampago, chicas pero audaces, que provocan la publicidad. (Losejemplos del iltimoabundan, sise piensa, por ejemplo, en los actos organi- zados desde grupos camoel Movimento Contra la Tortura ‘Sebastién Acevedo’,oMujeres Por La Vida.) Si no hay proyeccién, las memorias potencialmente embleméticas 19 quedan culturalmente arrinconadas como algunos recuerdos sueltos mas, per- sonales y quizas arbitrarios o equivocados, sin mayor sentido colectivo. 5. La encarnaci6n en un referente social convincente. Un referente so- cial, a la vez concreto y simbélico, que encarna la memoria emblematica, invita a la gente a identificarse con ella. Si el referente social provoca el respeto y hasta la empatia cultural, leda a la memoria emblematica una cierta autentici- dad y una mayor capacidad de convencer (5). Este criterio es muy importante. Si reflexionamos sobre la experiencia chilena en algunos momentos, vamos a reconocer la importancia que tuvieron los referentes sociales en el proceso de construir las cuatro memorias embleméticas que mencioné antes. Los referentes sociales claves pueden cam- biar con la marcha del tiempo, y por eso me refiero s6loa los que tuvieron peso en los ‘70, el primer periodo de invencién de las memoriasemblematicas sobre el once y la violencia del gobierno militar. Veamos. En el caso de la memoria como la salvaci6n, la mujer chilena digna y respetable, de clase media hacia arriba, que exige soluci6n a los pro- blemas de escasez, caos y temor a la violencia, era un referente social clave. Los partidarios de esa memoria insistieron que el once fue un “pronuncia- miento” y no un “golpe”, justamente porque la sociedad chilena, especialmen- te las mujeres en nombre de ella, exigian una solucién enérgica frente a la ca- tastrofe. Hasta lograron incorporar la idea de que eran las mujeres de los altos oficiales militares, quienes exigieron que sus maridos rompieran con la linea de la no-intervenci6n. En el caso de la memoria como una ruptura no resuelta, quien encarna el dolor del pafs es también la mujer. En este caso, se trata de la familiar que sufre el peor dolor imaginable, el de perder a un familiar por accién de un Estado que no sélo mata y secuestra al ser amado, sino que se niega a respon- der al amor y dolor de la mujer con informacién honesta, sensible y conse- cuente (6). Es un referente social tan poderoso, que provoca no solamente di- ndmicas de simpatia y solidaridad, sino las de una hostilidad feroz. Los que no quieren creer o escuchar a las familiares, y que quieren desmentirlas, tienen que estigmatizarlas como “locas” o “fanaticas”. Dentro de la estigmatizacién, por supuesto, se pueden dar matices. Hay un espectro que va desde la estigmatizacion netamente abierta y odiosa, hasta una més paternalista, que reconoce que perder a un familiar es un dolor personal tremendo. Enos '70, el referente social clave de la memoria como una pruebade la conse- ‘cuencia con los valores, eran los cristianos, de profunda conciencia religiosa, llamados porla fey la éticaa insistir en los derechos humanos fundamentales, y en dar voz los testimonios de la “gente sin voz”. Era un referente que abrié la puerta a una 20 reflexién que planteaba el problema de la violencia y de los derechos humanos como un tema moral que superaba lo politico. Se trataba de una insistencia moral, legitimada desde la misma Iglesia de Santiago, y node una mera oposi- cién 0 maniobra politica. Enel caso de la memoria comoel olvido o como una caja cerrada,enla época de la promulgacién de la amnistia de 1978, no habia, creo, un referente social tan coherente y culturalmente convincente como en los otros casos. Sin embargo, habia referentes -por un lado, el de los “combatientes cafdos en enfrentamientos” que nadie podia resucitar, y por otro, el de los ciudadanos cansados del conflicto-, que querfan ya vivir en paz, dejando atras los odios y Jos excesos del pasado. 6. Los portavoces. Finalmente, legamosa un sexto criterio, imprescindible, sin elcual todo el restono puede funcionar. Se trata de los portavoces humanos, compro- metidos y organizados para compartir memorias, organizarlas y proyectarlas, insis- tiendo en ellas. Son los actores humanos que convocan a la memoria como algosuyo, colectivo eimportante, a la vez que van indagando, organizando cinterpretando los recuerdos. Estos nudos humanosse organizan en variasinstancias, desde el Estado, desde las instituciones histéricamente establecidas como la Iglesia, los sindicatoso los partidos politicos (aunque sean prohibidos enel nuevo orden), y desde los espacios formalese informales inventados en la nueva sociedad, como las agrupaciones de fami- liares de victimas, los nuevos movimientos sociales y grupos de acci6n civica, ola cultura informal de la manifestaci6n y la protesta. El tema delos portavoces nos lleva- réauna mayor reflexién sobre los varios “nudos convocantes dememoria”, Ahorabien, sencillamente resumir esta lista de criterios -la historicidad, la au- tenticidad, la amplitud, la proyecciénen los espacios culturales ptiblicos o semi-publi- cos, la encarnacién en un referente social convincente, el contar con el respaldo de los portavoces humanos organizados-nos da una idea decémo las memorias emblemiaticas no son ni productos del azar ni puras manipulaciones arbitrarias. Por supuesto, son formas de pensar construidas, y en este sentido inventadas por los seres humanos, pero ala veztienen que responder, para alcanzara tener peso, a las experiencias, necesida- des y sensibilidades reales de los seres humanos. Criterios y procesos (II) Pero més allé de aclarar los criterios titiles para conceptualizar las me- morias emblemiticas y su peso cultural, zcémo podemos analizarlas como un proceso histrico? Hay un proceso a través del cual, los portavoces humanos y sus ptiblicos humanos potenciales, Ilegan a aprender como construir sus puen- tes de memoria y asi encontrar su verdad. Es un proceso prdctico, una especie 21 de aprendizaje en camino, muchas veces en un contexto conflictivo, sobre todo para los que tienen que enfrentar no sélo la hostilidad de los partidarios de otro tipo de memoria colectiva embleméatica, sino también la hostilidad esta- tal. Eneste proceso practico, la gente va aprendiendo los criterios antes sefiala~ dos, y llega a cumplir o no cumplir muy bien con ellos. Hemos aludido a este tema cuando enfatizamos la importancia de los portavoces humanos, comprometidos y organizados para compartir, proyec- tare insistir en sus versiones de la memoria emblemiatica, en sus puentes entre la memoria suelta y la emblemitica. Pero se puede enriquecer esta discusi6n: falta todavia una conceptualizacién mas amplia y multi-dimensional de los nudos convocantes de lamemoria. La tarea pendiente importa. Al combinar la idea de las memorias emblemiticas con la idea de los nudos convocantes, me parece que podemos desarrollar un método de anélisis que nos permite ver con especificidad hist6rica el proceso de construir puentes de memoria. Los nudos convocantes de la memoria son los seres humanos y las circuns- tancias sociales que exigen que se construyan puentes entre el imaginario personal y sus memorias sueltas por un lado, y el imaginario colectivo y sus memorias embleméticas por otro. Estos nudos imponen una ruptura de nuestros hébitos més 0 menos inconcientes, de los reflejos de la vida cotidiana que corresponden al famoso “habitus” del soci6logo Pierre Bourdieu (7). Al imponer la ruptura, los nudos nos exigen pensar e interpretar las cosas més concientemente. La idea del “nudo” es una metéfora inspirada por nuestros cuerpos huma- nos. Piensen un momento en el nudo que se siente en el estémago cuando una persona se pone muy nerviosa, o el nudo en la garganta cuando de repente algo nos conmueve, o el nudo de mtisculos y nervios tensos que nos gritan el dolor y reclaman el alivio después de haberlos sometido a una actividad abusiva. Si pre- fieren, piensen un momento en los nudos positivos: el chorreo de euforia que sentimos al llegar a un momento mégico; un momento de concentracién mental o artistica; de superaci6n fisica o deportiva, o de amor y comprensién humana que nos lleva fuera de nuestra normalidad. Sean negatives o positivos, estos son nu- dos que interrumpen los flujos y ritmos “normales” que constituyen un mundo de habitos y reflejos cotidianos. Rompen la normalidad que no necesita mucho pen- samiento o mucha memoria conciente. Nos exigen pensar, sentir, atender. Enel cuerpo social, los nudos de la memoria también nos exigen pensar, sentir, tender. Nos imponen rupturas con los habitos semi-concientes, nosllevana actividades y pensamientos mas concientes, aun siel objetivo es sencillamente conse- guir el alivio y volver a no prestar atencién a los nudos. Pensados asi, los nu- dos convocantes de la memoria son a menudo fenémenos molestosos y con- flictivos. Son gritos y griterio. Exigen la atencién. 22 Los nudos de memoria son multidimensionales. Consideremos breve- mente tres tipos de nudos. Primero, por supuesto, estén los nudos humanos de la memoria: los portavoces ya mencionados. Es imposible imaginar la me- moria como la salvacién, sin sus nudos humanos, el gobierno militar y sus partidarios organizados y expresivos. Imposible imaginar, también, la memo- ria como una ruptura no resuelta, sin el largo recorrido de angustia y lucha que hicieron sus portavoces humanos, como la Agrupacién de Familiares de Detenidos Desaparecidos y las otras agrupaciones y grupos solidarios con ese recorrido. Las cuatro memorias emblemiticas tienen un historia directamente ligada a varios nudos humanos que van convocando la memoria. Pero hay otros nudos también. Un segundo nudo es el de “hechos y fe- chas”. Se trata de hechos, fechas y aniversarios tan fuertes, que parecen exigir comentarios, explicacién e interpretacién -aunque sean comentarios de mentira y desinformacién- para ahora y para la historia. Una serie de “hechos y fechas” tiene esa magica convocatoria, desde el mismo once en 1973, hasta los asesinatos internacionales espectaculares como los de los Prats, los Leighton (en este caso, un atentado que los hirié sin matar), y el caso Letelier y Moffit entre 1974 y 1976, hasta varios actos draméticos que encarnaron el dolor y la violencia de los '80 (por ejemplo, la auto-inmolacién de Sebastian Acevedo, los casos de los tres de- gollados y de los quemados vivos, o desde otra perspectiva, el atentado contra Pinochet), hasta la detencién de Augusto Pinochet en Londres hace menos de un mes. También se trata de fechas que tienen tradicién hist6rica y simbélica en la cultura, como el 4 de septiembre o el 1 de mayo, o de fechas especiales que se construyen en el camino, como el Dia Internacional de la Mujer. Los nudos de “hechos y fechas” no sélo exigen memoria, también ofre- cen una oportunidad para los portavoces humanos que reclaman y proyectan memoria. Se sienten llamados a responder a la magia de la fecha, y también llamados a aprovecharla, convocando espacios para forjar y compartir memo- ria, en actos que son, a la vez, para los seres humanos contempordneos y para la posteridad. Un tercer nudo se refiere a los sitios fisicos, que se han enfatizado tanto en los estudios europeos y de los monumentos histéricos (8). Se trata de lugares y restos que sonartefactos directamente descendientes del gran trauma o viraje hist6rico, y aque- los que son invenciones humanas “después del hecho”: los monumentos, museos, y memoriales, olas peliculaso libros que ofrecen un sentir de vinculacién profunda con esa historia. Hasta cierto punto, pero con distintos grados deproporcién y eficacia, los sitios fisicos tienen que mezclar integralmente los dos aspectos: la condicién de ser los lugares y restos directamente ligados al pasado, y la de ser una cons- truccién o interpretacién humana posterior, porque hasta el “resto” hist6rico 23 original, tiene que pasar por un proceso de interpretacién cultural para llegar aser reconocido como “resto”. Los artefactos o sitios fisicos eficaces logran proyectar una vinculacién casi sa- grada con la historicidad. En el caso de la dictadura chilena, muchas veces los mismos cuerposde la gente han expresadoel poder enorme de una vinculacién fisica y sagrada. Cualquiera persona que escucha, o lee, la grabacién de las conversaciones en- tre el General Leigh y el General Pinochet en el mismo dia del once, se dara cuenta que los propios militares se preocuparon, desde el primer dia, del po- der del cuerpo humano como nudo convocante de la memoria. No por nada enterraron a Salvador Allende discretamente en Vifia del Mar, no por nada destruyeron los hornos de Lonquén y los cuerpos alli descubiertos. Habia te- mor frente a la tradicion popular de las animitas y las romerfas. Habia que borrar, o por lo menos contener, la magia de los sitios fisicos de las memorias emblemiticas contra-oficiales (9). Para ver el proceso humano y conflictivo, a través del cual se vancreando y probando puentes hacia la memoria emblemitica -forjandose en el camino unamemo- ria emblemitica influyente, sensible a los criterios mencionadosarriba-, hay que fijar una atencién especial en los nudos de la memoria. Es el actuardesde y alrededor de los nudos, en todasu multidimensionalidad -los nudoshumanos, los de hechas y fechas, y los sitios y restos fisicos- lo que va moldeando en el tiempo las caracteristicas y el alcance cultural de las memorias emblematicas. A partir de estos multiples nudos, los. sereshumanos van construyendo un sentidode historicidad y autenticidad, una carpa dememoriaamplia capaz de incluira muchos o unacarpa chica que invita apocos,una proyeccién publica formidable o marginalizada, un referente social convincente o poco convincente. Los nudos que convocan y exigen, y que coleccionan las memorias, dinamizan el proceso colectivode imaginar y luchar sobre lamemoriay el olvido. Es un proceso que va inventando y animando las relaciones dialécticasyy selectivas entre las memorias suellas y las embiemsticas. Para resumir en pocas palabras: Creo que las memorias emblematicas y los nudos convocantes pueden ser dos instrumentos metodolégicos, cuya co- ordinaci6n analitica nos permite ver el proceso de crear memoria colectiva en la sociedad en su conjunto. Para miinvestigaci6n del caso chileno, estos instrumentos han sidoutiles para conceptualizar una periodizacién de la memoria y el olvidodesde 1973. Por falta de espacio y tiempo, no puedo presentar y analizar esta periodizacién en detalle. Tendria que limitarme aun resumen burdo y minimalista. Veo al periodo 1973- 1983 como aquel en el que se constuyeron las cuatro principales memorias embleméticas en torno al ‘once y a la violencia estatal. Se empieza con una proyeccién muy fuerte de la memoria como salvacién durante los afios 1973 a 1976; se ve un desarrollo de las 24 memorias como ruptura y como prueba muy significativo, no obstante la hosti- lidad y la represién entre 1975 y 1979;se llega, hacia fines de los '70 y principios de los ‘80, a una proyeccién muy fuerte, coordinada con la promulgacién formal de la amnistia y la institucionalizacién del gobierno militar, de la idea de cerrar Ja caja en aras de un olvido conciente. (Los mini-periodos al interior del periodo 1973 a 1983, se superponen justamente porque era un proceso tan conflictivo y contradictorio, y porque en la historia social y cultural especialmente, es nor- malmente erréneo pensar en el “inicio” o el “fin” como un punto fijo y rigido en la dimensién tiempo.) Enel perfodo que va entre 1983 a 1989, la sociedad chilena pasa a vivir un ciclo de pugnas tremendas para dar nuevas energias, matices y capacidad de convocar y convencer a las cuatro memorias emblematicas heredadas, y as{ de- finir cuales campos de memoria serén cultural y politicamente hegemonicas. Es la época de grandes desbordes sociales y culturales, una coyuntura cuya sensi- bilidad es dela “no-hegemonia”, no obstante ejercer el Estado un poder represi- vo impresionante. Es la época que empieza con el colapso de la hegemonia cul- tural aparente del gobierno, naciendo un perfodo de protestas enormes, y el gobierno vuelvea acudir a acciones represivas masivas y terriblemente brutales. Termina cuando se agota el dinamismo de la protesta callejera masiva, con un periodo de grandes campafias publicitarias para convencer, sabiendo justamen- te que el pais de la no-hegemonia tendra que definirse durante el plebiscito y las elecciones de 1988 y 1989, respectivamente. El perfodo de 1990 a 1998 abre un nuevo ciclo. Comienza abriendo la caja de la memoria desde el Estado gobernado por civiles, aunque civiles hos- tigados por la herencia del gobierno militar, institucionalizada en el poder real -pactado e importante- del sector militar. También se abre la caja desde la so- ciedad civil. E] resultado es un enorme respaldo, incluso desde el Estado, a la memoria como una ruptura no resuelta, y la memoria como una prueba definitoria de los valores éticos y democraticos. Se ve elnuevociclo en todos los niveles: desde arriba, en el trabajo de la Comisién Rettig, elactuar simbélico del nuevo gobier- node Patricio Aylwin, los programas noticieros de Television Nacional bajola direc- cion dePatricia Politzer y Jonge Navarrete; desde la sociedad civil y la cultura popular, en las ventas de libros como Los zarpazos del puma de Patricia Verdugo durante los afios 1989-1992, en las sensibilidades frente a nuevos descubrimientos de restos huma- nos, en la capacidad de convocatoria evidente de actos, como el nuevo entierro de Sal- vador Allende, oen los raitings de episodias especificos de programas de television, como “Informe Especial”. Hacia finales de 1993 se ve la consolidacién hegemé6nica, en términos culturales, de la memoria como ruptura y como prue- ba, en los sondeos. La mayoria de los chilenos, llegando a 1993, definen el 25 significado del once no como la salvacién del pais de una dictadura marxista, sino como el colapso de la democracia y el pasar a una dictadura. Perolahegemonia cultural noes lamisma que lahegemonta politica, y dehechoe! pais vive un sentimiento dramAticode fragilidad democritica. Chile noesel pais solamente de la Comisién Rettig, tambiénes el pais del boinazo. Poco a poco, especialmente con la transicion al gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, se va cerrando la cajadela memoria, frenteaunimpasse politico-cultural que parece imposible de superar. Se llega pocoapoco, a la memoria como una caja casi-cerrada y a una situaci6n paradéjica. Desde el Estado, se trata de reglamentar cuando y cémo se abriré esta caja casi-cerrada, cuya peligrosidad parece exigir cada vez mas la prudencia y el control desde arri- ba. Desde Ja cultura y la sociedad, también se ve un cierto agotamiento frente a una situaci6n de impasse politico, y al llamado de nuevos temas politicos y cultu- tales. Pero por otro lado, el llamado de la memoria -especialmente desde sus nu- dos humanos, y desde los nudos de hechos y fechas- es tan fuerte, que en la préc- tica la sociedad parece vivir unos vaivenes chocantes cada cuantos meses. En la cultura madura de la Concertacién, el pais parece pasar de la prudencia a la con- vulsién y viceversa, en un proceso permanente, de mes a mes, sin llegar a una resolucién estable. Se dan virajes bruscos y chocantes de un olvido mas o menos consciente a la memoria convulsiva, en un proceso sin fin (10). Obviamente, los meses de agosto a octubre de 1998 han vuelto a dramatizar esta condicién. A manera de conclusion: una reflexién final Terminamos con una reflexién final que se puede sintetizar en una pre- gunta. Desde la perspectiva de la memoria como un proceso, {a dénde ha Ile- gado la sociedad chilena y a donde va? Es una pregunta tremendamente dificil decontestar. Pero se puede decir que después del Caso Contreras en 1995, y del fracaso del proyecto Frei para resucitar una version dela Ley Aylwin de 1993, cl problema del impasse politico-cultural parecia superar la voluntad y laimaginacién colectiva. Se puede interpretarel periodo de 1973 a 1998, como un ciclo de pugnas en tomoa las cuatro memoriasemblematicas princi- pales presentadas arriba. Fue un procesode inventarlas y de pretender unacierta hege- monia, para que algunas memorias emblematicas llegarana desplazara otras. Pero llegando hacia final de este ciclo, en 1996, 1997 1998, aunque las pugnas siguieron, también se desgastaron. Los vaivenesbruscos, de la prudenciaextremaa laconvulsién extrema y viceversa, parecian repetirse sin resoluci6n, en un circulo vicioso agotador. Las cuatro memorias embleméticas parecfan haber perdido su capacidad de convencer, o por lo menos influir a los no-convencidos, y esa capacidad era parte de su sentido. Muchos de sus partidarios empiezan a dejar la pretensién 26 de hegemonizar, o de tener influencia ms all4 de su propio campo de los ya convencidos, Comienza a tener influencia otro tipo de sensibilidad: “que cada quien recuerde lo suyo”. Es una sensibilidad comprensible, que respondea un problema real:el de lo- grar la convivencia en una situacién de impasse politico-cultural sobre temas de fondo, de cierta manera sagrados. Vivir los vaivenes apasionados de una ambivalencia colectiva tan fuerte, es en simuy agotador, y puede crear nuevos deseos y fantasias. Enagosto y septiembre de 1998, los discursos alrededor del once y la memoria, empe- zaron a mostrar el agotamiento del ciclo anterior y loinsoportable deseguir con ello como un nuevo punto de partida. En este contexto se suprimié el once, se hablo y polemizo sobre los “gestos” mutuos, se sugiri6 que quizas con la ayuda de la Iglesia se podria llegar a tener nueva informaci6n sobre el para- dero de los detenidos desaparecidos, se celebré el 4 de septiembre en el Esta- dio Nacional como una fiesta de jévenes (no obstante la presencia de los “viejos”) que querian imaginar una memoria de ideales y alegria. Se sintié en al aire de septiembre que algo nuevo estaba tratando de nacer, a pesar de todo, y a pesar de no saber si ese algo iba a ser positivo o nefasto, un avance una trampa. Con la detencién del General Pinochet en octubre, ese sentir de “algo nuevo” quedé de lado y el pais volvi6 a la convulsién. Sin embargo, es imaginable -sobre todo en vista dela politica del gobierno frente a la detencién, lo agotador de una divisién- sin-solucién en lasociedad chilena, el acercamiento de nuevas elecciones presidencia- les, y las dificultades juridicas y las presiones politicas internacionales para poner fin. al caso-que de alguna manerase vuelvaal nuevo ambiente. Pero aunque comprensible, y hasta necesario y Ileno de posibilidades creativas y positivas, es importante también ver los peligros del airede septiembre de 1998. En la medida que ese aire toma como su punto de partida el aceptar el cansancioy el desgaste frentea un impasse politico-cultural no superable, veo dos peligros. El primero es que los portavoces de las memorias emblematicas queden marginados, encerrados en lo suyo y sin capacidad de llegar y dialogar con los que no son parte del campo propio. Sera un proceso en que se va perdiendo la capacidad de renovar en términos generacionales, de llegar a un diélogo real con los jévenes que no tenian experiencia directa ni del periodo Frei-Allende, ni del periodo de la dictadura. Se llegara a una frustraci6n tremenda, un proceso de repetir los mismos actos y conceptos recordatorios hasta el desgaste, y llegara ser presos de una fragmentaci6n cultural que produce la sordera entre todos. El segundo peligro, muy relacionado con el primero, es que con esta si- tuacién se llegue a un “olvido de hecho”. La caja de la memoria colectiva queda- 14 casi cerrada, en una cultura que sencillamente acepta que no hay memorias 27 emblematicas convincentes. Solamente quedaré una coleccién de memorias suel- tas y medio nostdlgicas -un didlogo de sordos en que los viejos se limitaran a comentar “qué hacia yo el 11 de septiembre”, y los jvenes se limitardn a respon- der “zqué me importa lo que hacia Ud. el 11 de septiembre?”, se acabaré con la dialéctica vital entre las memoria sueltas y las emblematicas-, y con ella, las con- diciones para construir y defender algunas normas éticas minimas pero funda- mentales para la convivencia y la identidad colectiva. Las memorias flotaran en el semi-olvido de los recuerdos personales sueltos, tan insignificantes en lo so- cial como mi memoria del calor familiar en los tiempos de frio y pobreza. El mundo de la sordera mutua y el olvido de hecho tiene su atracci6n. Es el mundo de “cada loco con su tema”, en que todos parecen tener libertad. Yo creo que una etos de “live and let live” ciertamente es mejor que una cultu- ra autoritaria y rigida, en que falte la tolerancia y se vuelva irénicamente a actitudes de dictadura y autoritarismo. Es mas: Creo que hasta cierto punto “live and let live” es una actitud muy sana y democritica. Pero pasando un cierto limite, puede traer su peligro. Cada loco con su tema pueda llegar a significar cada loco en laburbuja de su auto-justificacién. La pregunta clave es lo siguiente. Enel mundo de la sordera mutua y el olvido de hecho, :seré mas dificil prevenir pasar ese limite, sobre todo en los momentos colectivos de gran- des tensiones y dificultades? Dicho de otra manera: Quizé la tolerancia desde la sordera y el olvido, en un mundo sin puentes entre la memoria suelta y la emblematica, no sea tan tolerantea mediano plazo. Sefialar algunos peligros, sin embargo, no significa una ausencia de contraco- rrientes, de potencialidades que van en otra direcci6n. Siempre es més fécil mirar hacia atrés para ver lo que muri6, y més dificil mirar hacia adelante para ver lo que va naciendo. De cierta manera se agoté finalmente el ciclo de pugnas en tomoa las cuatro memorias embleméaticas que definié el periodo 1973-1998, y se va abriendo un nuevo horizonte. Noobstante todos los problemas y complicaciones,el mismo retiro del Gene- ral Pinochet como Comandante del Kército y su detencién preventiva en Londres por un proceso decrimenes de lesa humanidad, también pueden ser una parte importante de ese “algo” que trata de nacer, y cuyo futuro esté por hacer. El futuro de la memoria, como el pasado deella, sera hecho por los seres huma- nos, Por eso, y no obstante los peligros mencionados, vale la esperanza. El nuevo horizonte puede ser positivo, y lo que da més esperanza son Uds. Mi- rando a la heterogeneidad generacional que se ve en esta sala, y que se vio en los seminarios y actos preparatorios a este Encuentro “Memoria para un nue- vo siglo”, y mirando la participacién multi-generacional en muchos de los ac- tos que ha vivido Chile este afio, se observa que van naciendo nuevos nudos convocantes de la memoria. Uds. van a construir sus propios puentes hacia unas memorias emblemiaticas del drama que vivi6 el pais en la segunda mitad 28 del siglo XX. Son puentes donde se encuentran la memoria y el futuro en un presente en camino, un presente que busca el sentido. Y esos puentes, como las Alamedas que mencioné un presidente chileno no muy anénimo, pueden ser, itienen que ser grandes! Gracias. Santiago de Chile, 4 de noviembre de 1998 Nota general y agradecimientos: Las ideas presentadas aqui son reflexiones basadas en una investigacién so- bre el proceso de forjar, cambiar y luchar en tomoa las memorias de la crisis de 1973 y la violencia politica militar en Chile, durante el periodo de 1973 a 1998. El andlisis detallado y sistematicamente documentado, con citas de las fuentes empiricas rele- vantes, aparecerd en el libro que he empezado a redactar sobre el tema en el afio 1999. Espero terminar de redactar un primer borrador completo en el afto 2000. El titulo provisionalen inglés sera: “The Memory Boxof Pinochet's Chile: Truth Struggles and the Age of Police, 1973-1998”. Este ensayo, pues, es una versién preliminar y parte de un trabajo en pro- ceso. Su conclusi6n refleja el “momento” de! simposio, principios denoviembre de 1998, cuando el caso Pinochet en Londres todavia era unanoticia bastante reciente. Me he beneficiado de varios comentarios, algunos incorporadosen esta version y otros queespero incorporar en una futura versién deeste ensayo, oen el libro sobre el tema. Quisiera aclarar, sin embargo, algunos cambios o matices que habré que incorporarenel futuro: (a) un mayor énfasis sobre el valor de las memorias sueltas en si, para analizarel proceso social de memoria y olvidoy paraentender més plenamente la “caja de lamemo- ria” que se construye; (b) una reflexién sobre la relaci6n entre lo nacional y lo local, o regional, en elcontexto del problema de las memorias emblematicas y sueltas;y (c) una reflexiGn de largo plazo, que incorporael problema de memoria y olvidoen tomoa 1973, enelcontextode los procesos de recordar y olvidar otros momentos de gran trauma o ruptura, como, por ejemplo, el conflicto de 1891. Quisiera agradecer a todas las personas que han comentado, criticado y apoyado la primera versin de este ensayo, a toda la gente que aporté comen- tarios y sugerencias en el simposio “Memoria para un nuevo siglo” en la USACH y en un seminario con historiadores y otros investigadores en IDEA, en la primera semana de noviembre de 1998 en Santiago; a los colegas presen- tes en el Taller sobre la memoria, la represi6n y la democratizaci6n, organiza- do por el Social Science Research Council, CLAEH y la Universidad de la Re- publica en Montevideo (16 al 17 de noviembre de 1998); ya Paul Drake, Alicia Frohmann, Mario Garcés, Elizabeth Jelin, Susana Kaufman, Florencia Mallon, 29 Pedro Milos, Myriam Olguin, Julio Pinto, Maximiliano Salinas, Teresa Valdés, Ximena Valdés y Alex Wilde, por varios comentarios especificos. Estoy espe- cialmente agradecido a Tere Valdés por ayudarme a reflexionar sobre cémo expresar y analizar mejor el tema de la memoria como “prueba”. También debo reconocer dos deudas més generales. Primero, tengo una deuda con muchas personas, especialmente aquelloschilenos y chilenas que meayudaron y ensefiaron tanto, a través de la colaboracién intelectual y practica y el apoyo personal, durante un aio de investigacién histérica en 1996-1997. También en este sentidodebo agradecer los apoyos financieros a travésde becas del Fulbright-Hays Faculty Research Abroad Programy del Social Science Research Council, y recursos proveides por la Uni- versidad de Wisconsin. Segundo, quisiera reconocer una deuda intelectual con la literatura inte- lectual y artistica existente sobre el tema de la memoria, en varios paises y regio- nes del mundo. Sus sensibilidades, preguntas e ideas me ayudaron a pensar y desarrollar los temas de la memoria emblematica y de los nudos convocantes. El lector que quiera una orientacién de esa literatura debe ver la nota 1 abajo. 1. Para el lector que quiere algunas pistas para leer ms a nivel te6rico o comparativo, debo dar una breve orientacién de varios estudios que considero especialmente iluminadores para historiadores de la memoria. (Dejo de lado en esta nota bibliografica a la literatura chilena, por suponer que los lectores chilenos y chilenistas conocen bien esa literatura.) El sociélogo francés Maurice Halbwachs fue el pionero del estudio de la pluralidad de las memorias y las relaciones muy complejas que se dan entre las memorias individuales y colectivas. Ver especialmente Halbwachs, The Collective Memory, Francis J. Ditter, Jr., y Vida Yazdi Ditter, traductores (New York: Harper & Row, 1980); cfr. Les cadres sociaux de la memoire (Paris: F. Alcan, 1925); On Collective Memory, Lewis A. Coser, ed. (Chicago: Univ. of Chicago Press, 1992). Para trazar el desarrollo profesional de la literatura histérica e interdisciplinaria sobre la memoria en las décadas recientes, es imprescindible la revista internacional History and Memory (1989 —), que es de alta calidad. Ver también el numero especial de la revista representations, 26 (Spring 1989), y el foro reciente en American Historical Review 102: 5 (diciembre 1997), 1371- 1412, sobre historia y memoria, con ensayos teorizantes por Susan A. Crane y Alon Confino y una reflexién desde la historia obrera argentina por Daniel James. El ensayo de Crane es especialmente «itil por comparar las perspectivas de tres grandes intelectuales de la memoria -Halbwachs, Pierre Nora y Yosef Yarushalmi- desde una perspectiva individual y colectiva a la vez. En los ultimos afios, Pierre Nora y su gran obra colectiva sobre Les Lienx de Mémoire (7 tomos, Paris: Gallimard, 1984-1992), ha tenido una influencia 30 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. de recordar una verdad, necesariamente es también un proceso de interpretar y olvidar, personal, social y generacional a la vez, creando asi “capas” de memo- tia, es fundamental el ensayo de Elizabeth Jelin y Susana G. Kaufman, “Layers of Memories: Twenty Years After in Argentina”, Paper for Conference on “Legacies of Authoritarism: Cultural Production, Collective Trauma, and Global Justice”, Univ. of Wisconsin — Madison, 3a 5 de abril de 1998; ver también Yosef H. Yarushalmi etal, Usos del olvido: Comunicaciones al Coloquio de Royaumont (Buenos Aires: Edicio- nes Nueva Visién, 1989), esp. elensayo de Yerushalmi, “Reflexiones sobre el olvido”, 13- 26. Sobre la verdad colectiva e hist6rica de las memorias personales y colectivas emblemiticas, aun en los casos de narraciones que plantean una falsedad emptrica,y sobre las implicaciones para el método de la historia oral, ver Alessandro Portelli, The Death of Luigi Trastulli and Other Stories: Form and Meaning in Oral History (Albany: State University of New York Press, 1991); ver también el ensayo de Daniel James en American Historical Review, mencionadoarriba. Sobre los distintos matices que se ven. al cotejar el testimonio oral de entrevista en video, donde predomina la sensacién de un desastre sin limites y sin sentido, y el testimonio literario, donde hay unamayortenden- cia deanclar el desastre a una narracién de sobrevivencia osuperaci6n, que pueda darla esperanza de encontrar un sentido, verel libro brillante de Lawrence L. Langer, Holocaust Testimonies: The Ruins of Memory (New Haven: Yale Univ. Press, 1991). Sobre los retos y contextos politicos, y como va cambiando el sentido de lo que es reclamar memoria, y crear puentes en el espacio publico, es muy iluminador Elizabeth Jelin, “La politica de la memoria: El movimiento de de- rechos humanos y la construcci6n democratica en la Argentina”, en Carlos H. Acufa et al, Juicio, castigos y memorias: Derechos humanos y justicia en la polftica argentina (Buenos Aires: Ediciones Nueva Visién SAIC, 1995), 101-46, esp. 141- 43, Sobre la importancia de los referentes sociales y los aprendizajes de los portavoces, he aprendido mucho de un ensayo maravilloso de Hortensia Muftoz, “Human Rights and Social Referents: The Construction of New Sensibilities”, en Steve J. Stern, ed., Shining and Other Paths: War and Society in Peru, 1980-1995 (Durham: Duke Univ. Press, 1998), 447-69. 2. Digo solamente “hasta cierto punto”, porque mucho del debate cultu- ral que se daes un debate entre memorias emblematicas rivales, un proceso de competencia por una influencia mas hegemonica. En este sentido, los portavo- ces de una memoria emblemiatica, no logran organizar todo el debate relevan- te desde los puntos de partida de su propio marco de memoria. 3. Paraeste punto, vale subrayar lo iluminador de dos ensayos: Yerushalmi, “Reflexiones sobre el olvido”, 13-26; Jelin y Kaufman, “Layers of Memories”. 4. Un trabajo excelente sobre Chile que muestra claramente la impor- tancia de lo generacional en este sentido es: Katherine J. R. Hite, “The Formation 32 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La memoria y sus significados Pedro Milos Las ponencias que a continuacién se presentan constituyen uno de los frutos del trabajo que durante tres meses realiz6 un grupo interdisciplinario convocado por los organizadores del Seminario “Memoria para un nuevo si- glo: Chile, miradasa la historia de los tiltimos cincuenta afios”. En efecto, como parte de la metodologia de preparacion de este Seminario se constituy6 un grupo de trabajo (0 ‘preseminario’) que tuvo por objeto una reflexién interdisciplinaria (o transdisciplinaria) sobre el tema de la memoria. Este gru- po estuvo formado por dos psicélogas, un antropélogo, un socidlogo, dos his- toriadores y un educador.! Destacamos que estas ponencias constituyen ‘uno de los frutos’ de ese trabajo porque efectivamente ellas no recogen -ni tenian por qué hacerlo- el conjunto de reflexiones, discusiones e intercambios que se realizaron en el marco del preseminario. En este sentido, tal vez sea pertinente evocar una distincién que es posible establecer entre historia y memoria, entendiendo la primera como labor historiografica que produce relatos sobre el pasado, principalmen- te escritos, y la segunda como practica social que elabora recuerdos a partir de vivencias individuales 0 colectivas. En esos términos, estas actas forman parte de la historiografia de nuestro preseminario, reunidas bajo la forma de un li- bro, mientras la memoria sobre el mismo seguiré circulando por distintos ca- nales y bajo diversas formas. En un primer momento, al grupo se le propuso realizar una reflexién preferentemente conceptual, que tuviese por finalidad revisar como se consti- , Elizabeth Lira, Isabel Piper S., Rolf Foerster G., Pedro E. Giiell, Gonzalo Céceres Q., Pedro Milos y Abraham Magendzo, 37 tufa el concepto de memoria desde cada una de las disciplinas representadas en el preseminario. Desechada esta alternativa por considerarse que el tiempo de que se disponia no era suficiente, ya que suponia realizar una pequena (0 gran) investigacién en cada drea disciplinaria, se opté por un camino que ya tuviese una parte avanzada: compartir las Gpticas desde las cuales cada uno habia trabajado o estaba trabajando el tema de la memoria. Se pusieron en comun, asi, las distintas investigaciones y elaboraciones de cada uno de los participantes. A partir, entonces, de las trayectorias reales que cada uno habia seguido en pos de la memoria como objeto de estudio o trabajo, se fueron conforman- do tres campos de preocupaciones en el preseminario: uno, que segufa incli- ndndose hacia la vertiente mds te6rica 0 conceptual de la memoria; otro, que lamaba la atencién sobre los procesos a través de los cuales ciertas colectivi- dades concretas elaboraban su memoria; y un tercer campo de preocupaciones que ponia el acento en el peso de la memoria en el tiempo presente y en las perspectivas de futuro de nuestra sociedad. De ese modo, pudimos observar como desde las distintas aproximacio- nes disciplinarias reunidas en el preseminario emergian diferentes significa~ dos para una misma realidad, la de la memoria de nuestra sociedad. En este contexto comenzamos a hablar de la memoria como polifonia y a revalorarla en tanto que tal. Memoria: alcances y limites conceptuales Enel primer Ambito de preocupaciones, aquellas que podriamos califi- car de orden més conceptual, se ubicaron las elaboraciones de los dos historia- dores que participaron del preseminario. Se trataba de situar la discusién en torno al concepto de memoria, a partir de la reflexién de la historiografia y de otras ciencias sociales. Junto con establecer las distinciones que correspondie- ran, se buscé también hacer claridad sobre términos asociados como olvido, recuerdo y otros. En un caso, la reflexi6n se inspir6 en el andlisis de las distintas memo- rias existentes en torno a un acontecimiento capital como lo fue el 11 de sep- tiembre de 1973 en Chile. Bajo el titulo de “;Hay memoria(s) mas alla de la memoria militante?”, Gonzalo Caceres Q. presenté en el Seminario una serie de consideraciones sobre la memoria nacional y el peso de las memorias mili- tantes estructuradas a partir del recuerdo del periodo previo y posterior al golpe militar. Memorias en conflicto, que coexisten con politicas de induccién 38 al olvido. Finalmente Caceres propuso cinco afirmaciones que comprometian los siguientes temas: la pluralidad de memorias; el potencial de la memoria frente a las politicas de olvido; la relacién entre memoria individual y memo- rias agregadas; la relacién entre memoria y presente; y la tarea del historiador frente a la memoria.” En el segundo caso, expresado en la ponencia “Memoria colectiva: entre la vivencia hist6rica y la significacién”, presentada por Pedro Milos, la reflexién sobre la memoria tuvo un sesgo més especificamente te6rico. Precedida de una visién sobre el peso de la memoria como practica y recurso social en este fin de siglo, se presenta una sistematizacién de distintas conceptualizaciones sobre la memoria. Desde aquellas que ubican a la memoriacomola expresi6n de realida- des sociales y culturales determinadas, hasta aquellas que la conciben como re- presentaciones culturales de orden simb6lico, se trata en general de conceptualizaciones que ponenel acentoen la memoria como significacién. Sig- nificaciones que son muy diversas y que comprometen distintas dimensiones: lo individual y lo colectivo, lo objetivo y lo subjetivo, lo pasado y lo presente, lo explicito y lo implicto. La presentacién termina volviendo al eje de la vivencia hist6rica reflexionando sobre la especificidad del fin de siglo en Chile. Procesos de construccién de memoria Enel segundo campo de preocupaciones, aquel referido alos procesos a través de los cuales se van conformando las memorias, podemos ubicar dos elaboraciones: la de una de las psicélogas de nuestro grupo y ladelantropélogo? En ellas se busca ilustrar los modos a través de los cuales los grupos o las sociedades van constituyendo sus memorias: institucionales algunos, politi- cos 0 narrativos otros, todos comprometen procesos culturales con impacto en las identidades colectivas. En su presentacién “Reflexiones sobre Memoria y Olvido desde una perspectiva psico-histérica”, la psicéloga Elizabeth Lira da cuenta de una ¥ Al momento de la edicién de este libro lamentablemente no obtuvimos de Gonzalo Caceres Q. 1a versién final de la presentacién que realizara el 4 de noviembre de 1998 en el Seminario. Agradecemos, en todo caso, sus valiosos aportes tanto al preseminario como al Seminario final. En este campo habrfa que ubicar también una preocupacién manifestada por Abraham Magendzo en el marco del preseminario, que refiere al rol del sistema educativo como productor de una me- ‘moria oficial que hasta el momento ha dejado poco espacio para el reconocimiento de memorias diversas, y que por motivos de ticmpo Magendzo no pudo traducir en una presentacién al Seminario. Esta interesante tarea queda, por lo tanto, pendiente 39 apasionante investigacién que esta levando a cabo en conjunto con el his- toriador Brian Loveman sobre el tema de la reconciliacién en Chile. Efecti- vamente, en esta ponencia se devela cémo, a lo largo de la historia de nues- tra sociedad, los procesos de reconciliacién, posteriores a enfrentamientos o fracturas serias de los consensos preexistentes, han significado tender un manto de olvido sobre los hechos de violencia que han roto la convi- vencia social. De este modo los principales actores politicos parecieran haber aprendido un modo histérico de resolver los conflictos, que supone negociar el olvido necesario para garantizar la ‘paz social’. Frente a esta constatacién surge una apelacién a la memoria, en un doble sentido: como recuerdo y rechazo al pasado de represién y, tanto o mas importante, como memoria de los proyectos e identidades perseguidas. Por su parte, el antropélogo Rolf Foerster en su presentaci6n titula- da “Narra-memorias entre los huilliches de San Juan de la Costa”, aborda las distintas formas o narrativas a través de las cuales el pueblo huilliche ha ido elaborando y transmitiendo su memoria. Estas “narra-memorias”, como él las llama, encontrarian sus bases en la mitologia mapuche-huilliche; en los memoriales de la Junta de Caciques; en los relatos autobiograficos; y, finalmente, en la poética huilliche. En cuanto a los soportes de estas elaboraciones, convergen en ellas la escritura y la oralidad. La persistencia y densidad de estas distintas formas de construir la memoria huilliche, permiten encontrar en ella la principal reserva -o esperanza como sostiene el autor- del ser huilliche, de ser reconocido como parte de una realidad multicultural. Memoria, tiempo presente y futuro Un tercer campo de preocupaciones se conforma a partir de aquellas elaboraciones que situaron la discusién en torno al tema del peso e impacto de Ja memoria en la actualidad, tratando de mostrar cémo las memorias marcan los modos de actuar y de pensar de los sujetos sociales, no sélo en el tiempo presente sino también a futuro. A través de “Memorias del pasado para el futuro”, la psicéloga Isabel Piper vincula la memoria colectiva al proceso de traumatizacién global que ha vivido la sociedad chilena, tanto durante la dictadura militar como durante el periodo de pos-dictadura. Concibe la memoria como un proceso de interpre- taci6n de los acontecimientos pasados, anclado en las practicas sociales del presente. La memoria se ubica, asi, entre el pasado y el presente dandoles con- 40 tinuidad, legitimando el presente y abriendo o cerrando posibilidades futu- ras. En esta perspectiva, las memorias de la dictadura aparecen marcadas por la vivencia de situaciones de violencia, cuyos efectos se proyectan al presente y parecen cancelar las posibilidades de cambio futuro. La memo- ria, asumida como resistencia al olvido, como recuerdo de un pasado que mientras no sea reparado sigue condicionando el presente, conduce, a juicio de la autora, a una situacién de inmovilidad. Superar la oposici6n antagéni- ca entre olvidar / recordar supone encontrar una manera liberadora de cons- truir la memoria, que permita volver a pensar el futuro. “La memoria y el futuro: las dificultades de la construccién de tiempo social en Chile” es la segunda presentacién que ubicamos en este campo y que en el Seminario estuvo a cargo del sociélogo Pedro Giiell. Su punto de partida es la dificultad actual de la sociedad chilena para pensar e imaginar el futuro, de manera colectiva. Se tratarfa de un problema de produccién social del tiem- po. Un problema cuya dificultad el autor asocia a la experiencia de haber in- tentado crear futuro en un tiempo ya pasado, cuando era presente. Y eso tiene que ver con la memoria. Interesa por tanto interrogar la memoria existente sobre las experiencias anteriores de habernos imaginado como actores del fu- turo. Desde esta 6ptica se reconocen cuatro memorias, referidas a tiempos y actores distintos: la memoria desencantada de los jévenes que creyeron que él regreso de la democracia traeria el cambio; la memoria de los padres de estos j6venes que recuerdan su experiencia de imaginar el cambio comola vivencia de un engafio que tuvo costos importantes; la memoria de las heridas dejadas por la dictadura que hacen casi imposible la regeneracién de una nueva socia- bilidad; y la memoria como nostalgia de un pasado, como un suefio hacia atrés, ante la imposibilidad de sofiar hacia adelante. Polifonia de memorias. Multiples significados para un tiempo pasado. Complejos procesos sociales y culturales a través de los cuales las personas, los grupos, las sociedades van modelando la significacion de su anterioridad, impulsados por las necesidades del tiempo presente y mas 0 menos orienta- dos por el futuro que imaginan. Las ponencias que hemos reunido en esta seccién constituyen, anuestro juicio, un valioso aporte a la comprensién del estado actual de las distintas memorias que coexisten en la sociedad chilena y sus significados. Del mismo modo que hacen mas comprensibles también los silencios y olvidos, impues- tos o deseados. Estos trabajos sefialan, por tiltimo, no pocas tareas atin pendientes en la perspectiva de contribuir al necesario didlogo social y debate pablico que re- quiere la sociedad chilena para reconocerse y aceptarse en su diversidad. El 41 reconocimiento de la memoria y sus distintos significados, es una de las bases sobre las cuales debe reposar una sociedad democratica. Esa es la cla- ve de lectura que proponemos para los trabajos que a continuacion se pre- sentan. 42 Memoria colectiva: entre la vivencia histérica y la significaci6n Pedro Milos" I. Una memoria necesaria para un fin de siglo Pareciera que el siglo XX ya hubiese terminado. Se habla del “siglo cor- to” para significar que este siglo comenzé con la primera guerra mundial y terminé con la caida de la Europa del Este. Los ultimos afios han estado marca- dos por la incertidumbre, por el llamado y publicitado fin de las ideologias, por la pérdida de sentidos. Estamos viviendo una época de transformaciones, en la que el cambio cronolégico de siglo tiende a concentrar las expectativas. Como si tal vez la magia de vivir un cambio de siglo y de milenio fuese a resolver los problemas existenciales -espirituales y materiales- que nos agobian. Frente a esta realidad marcada para muchos por el vacio, la inseguridad y la pérdida de sentidos, se levanta una respuesta pragmitica: la del neo libe- ralismo. Aquella del modelo cultural en curso, que se sostiene sobre los valo- tes y principios individuales, en que el éxito es el patrén con que se miden las capacidades y la competencia ha llegado a ser una suerte de mecanismo de selecci6n natural. Asi, cada uno de nosotros, con sus mas o menos capacidades, esté lla- mado a concurrir al mercado de la vida. Con la incertidumbre de no saber cémo se cotizaran, cada dia, nuestras virtudes, defectos, pensamientos y ac- : El autor es Doctor en Ciencias Hist6ricas de la Universidad Cat6tica de Lovaina y se desempefia actualmente como investigador del Centro de Investigaciéa y Desarrollo de la Educacién, CIDE, y profesor del Magister en Historia de la Universidad de Santiago. 43 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La memoria: un recurso disponible La memoria existe, usémosla. Hagamos que cada grupo o actor social, individual y colectivamente, se interrogue sobre qué es lo que quiere aportar, de su historia reciente, al nuevo siglo. Debemos descubrir cudles son las conquistas mas preciadas obtenidas en los iiltimos afios y que no estamos dispuestos a perder. Reconocer las ideas que han animado nuestro desarrollo y han orientado nuestra existencia. Que cada cual rememore las experiencias ¢ iniciativas colectivas que movilizaron sus capacidades creadoras. Que reconstituya las maneras y las formas en que llevé a la practica sus expectativas. Que recree los suefios y esperanzas acufiadas en la soledad del miedo o en la pasién de las luchas. Que haga el inventario de los deseos atin no cumplidos y que apueste a aquellos que ve como més posibles. Que asuma y comunique los dolores més profun- dos que recuerde, asi como las alegrias mas plenas a lo largo de su existencia. De esta manera, podra producirse un reconocimiento social de la histo- ria reciente, de sus virtudes y de sus limitaciones, de lo vigente y de lo caduco, de lo virtual y lo real, de lo afectivo y de lo racional, de lo utépico y de lo practico, de lo deseable y de lo posible. En fin, un reconocimiento social del pasado como antecedente y recurso del presente y del futuro préximo. En que la memoria individual y colectiva, con sus ritmos, cadencias y conflictos, sea el pie de igualdad desde el cual cada uno participa. Todos tenemos memoria, todos podemos recurrir a ella. Deesta manera podran emerger -hacerse visibles- valores, prcticas, ac- titudes, sentidos, voluntades que han sido parte fundamental de la historia de este siglo y que hoy aparecen disminuidas o deslegitimadas frente al imperio de un “discurso unico”. Es a través de esta reemergencia, que los actores que dieron vida a esas practicas y discursos hoy deslegitimados podran recobrar confianza en si mismos y recuperar grados de protagonismo perdidos. No ne- cesariamente para reproducir sus comportamientos anteriores, sino para aportar su creatividad y suconsistencia histérica a las respuestas nuevas que nos exige el cambio de siglo. Para levantar alternativas frente a los que creen que todo estd resuelto y que s6lo basta avanzar con el timén muy firme; como también alternativas frente al desaliento, la pasividad, el conformismo y la pérdida de tonicidad social. Entre el prestigio desmedido de lo mercantil y el calculado desprestigio de las ideologias, hay que situar el valor de la experiencia social. Experiencia a través de la cual histéricamente se ha intentado plasmar las ideas en realidad: 46 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. palabras de las cuales ellos comprenden el sentido: es la condicién del pen- samiento colectivo. Ahora bien, cada palabra (comprendida) se acompafa de recuerdos y no hay recuerdos a los que no podamos hacerles correspon- der palabras. Nosotros hablamos nuestros recuerdos antes de evocarlos: es el lenguaje y es todo el sistema de convenciones sociales que le son solida- rias que nos permite a cada instante reconstruir nuestro pasado”*. Los hechos que se recuerdan son los que tienen una significacién, por- que ellos han sido objetos de un razonamiento. Para Halbwachs, razonar es relacionar en un mismo sistema de ideas las propias opiniones y aquellas del entorno. La significaci6n de los sucesos y de los hechos no es por tanto univer- sal: ella est4 enraizada en el grupo al cual uno se refiere o al cual se pertenece. A los recuerdos, Halbwachs les otorga un valor colectivo; el individuo se recuerda gracias a recuerdos de los otros. La memoria individual existe pero ella no es nada sin la memoria del grupo, sin la memoria colectiva. Ejemplos de memorias colectivas serian las de la familia, de los grupos religiosos, de las clases sociales, de los grupos politicos. Al respecto, A. Drouard sefala que en los planteamientos de Halbwachs Jos recuerdos, “ademis de su carécter ‘colectivo’, cumplen una funcién social: imponiéndose a los individuos como normas sociales, ellos son uno de los instrumentos de la integracién social”. Y concluye: “en de! va, la memoria colectiva no es otra cosa que la ‘conciencia colectiva’ de Durkheim’. Efectivamente los planteamientos de Halbwachsson tributarios del pen- samiento de Durkheim en lo que respecta a la superioridad del hecho social sobre el hecho individual, como factor de cohesién social. Y en ese sentido, el aspecto simb6lico que Halbwachs le reconoce a los marcos sociales de la me- moria, se refiere a simbolos exteriores a los estados mentales individuales. Se trata de representaciones colectivas que expresan, de algiin modo, un estado de grupo social’. Esta filiacion “durkheimniana” marcaré, a veces con razon y otras sin ella -llegandose en algunos casos a una suerte de estigmatizacién-,el desarrollo posterior de las ideas lanzadas por Halbwachs. Existe consenso, en todo caso, en que el concepto de memoria asociado a Halbwachs es aquel que enfatiza en los aspectos sociales de su produccién y, por tanto de su recuperacién y de su interpretacién. Asi, en general, otros autores destacan, del pensamiento de Halbwachs, . Ibid, p.377. s DROUARD, A., A propos de Ia notion ‘d'histoire du temps présent’; les cadres sociaux de la ‘mémoire selon M. Halbwachs, in: Bulletin de I'Institut du temps présent, N°2, 1980, p.40-41 ‘ Al respecto, ver B, Backzo, Ls imaginaires sociaux. Mémoires et espoirs collectifs, Paris, 1984, p.24-25. 48 aquellos aspectos relacionados con la influencia de lo social. Tal es el caso, por ejemplo, de Gérard Namer, quien subraya “la idea de que la memoria individual es el conjunto de las aptitudes de comprensién afectiva de los puntos de vista colectivos y la idea de que la pluralidad de las memorias familiares, religiosas, institucionales, puede estructurarse en una jerarquia donde figura una memoria dominante””. Oel de Freddy Raphaél, quien destaca el hecho de que para Halbwachsel pensamiento social sea esencialmente una memoria, reconociendo asi que s6lo subsisten los recuerdos colectivos “que en todo momento la sociedad, trabajan- do sobre sus marcos actuales, puede reconstruir”. Todo recuerdo pertenece en- tonces, a la vez, al pasado y al presente y se encuentra modificado por este ulti- mo. Entre todas las imagenes que las tradiciones familiares, religiosas, politicas pueden proporcionar a los individuos, no son refrescadas sino aquellas que pue- den inscribirse en la praxis de los individuos comprometidos en el presente’. Diversidad de memorias y practicas sociales El reconocimiento del peso de la realidad social en la gestacién de la me- moria es lo que lleva también a aceptar la idea, presente en los dos autores recién citados, de que existen diversas memorias. Es lo que se desprende también, por ejemplo, del andlisis del libro Le crime et la mémoire’, donde se ve queen relaci6n a los crimenes contra la humanidad “no existe una memoria, siempre hay mu- chas memorias de un mismo suceso. (...) En el caso de Alemania, del andlisis de diferentes actores surgen realidades simultaneas y contradictorias...”"". ‘André Ségal, por su parte, habla de una “piuralidad de memorias colecti- vas", que habria que identificar y comparar: la rural es muy diferente de la urba- na, la burguesa de la obrera. “Estas diferencias no se limitan a los contenidos factuales sino que tocan probablemente el funcionamiento mismo de las memo- rias colectivas y el juego variable desus componentes segiin los grupos sociales”. Esta misma idea de pluralidad es trabajada también por G. Namer cuando sefiala 7 NAMER, G., Mémoire collective, mémoire sociale et itinéraire du message de la mémoire, in: Bulletin de I'Institut du temps préseni, N°6, 1981, p.38. a RAPHAEL, F., Le travail de la mémoire et les limites de l'histoire orale, in: Annales E.S.C., N°1, 1980, p.130. ° GROSSER, Alfred, Le crime et la mémoire, Paris, Flammarion, 1989. ” POLLAK, M., Compte rendu, Annales E. 8. C., N° 5, 1990, p.1264-1265. x SEGAL, A., Mémoire collective et communication de l'histoire, in: B. Jewsiewicki. (sous la direction de), Récits de vie et mmoires. Vers une anthropologic historique du souvenir, Paris- Québec, .d.,p.143. 49 que “toda memoria colectiva resulta del aporte en el tiempo de muchas memo- rias sociales confluyentes o divergentes, jerarquizadas 0 coordinadas”; é1 habla de una “pluralidad de objetos de memoria” y “pluralidad de grupos”. Pierre Nora, por su parte, remite esta diversidad de memorias a un fe- némeno a otra escala, pero de rasgos similares: “Toda la evolucién del mundo contempordnco -su estallido, su mundializaci6n, su precipitacién, su demo- cratizacién- tiende a fabricar mds memorias colectivas, a multiplicar los gru- pos sociales que se autonomizan...’"°. Pero hablar de diferentes grupos sociales que producen memorias di- versas, coloca el tema dela relacién entre memoria y rol social, es decir, memo- tia y actores. Quien mas explicitamente ha tratado este tema, al calor de una interesante investigacién sobre memoria popular en una comuna de la “banlieue” parisina (Sevres), es Isabelle Bertaux-Wiame. En el curso de su tra- bajo practico, rapidamente se vio enfrentada a dos tipos de memoria segtin sus entrevistas fuesen con mujeres u hombres, cuestién que ella remite mas que a un problema de género, a un problema de esferas sociales de accién. Finalmente, ella concluye que “el ‘lugar social’ es determinante de la estructu- ra de la memoria, considerada en sus aspectos sociales y no una identidad biolégica que produciria una memoria particular y diferente entre hombres y mujeres, por naturaleza”. (...) “Pensamos haber demostrado aqui que la me- moria urbana es una memoria femenina simplemente porque las prdcticas ur- banas son antes que nada practicas fe Del mismo modo, siempre a juicio de I. Bertaux-Wiame, el emplaza- miento social y geografico que diferencia a los grupos se expresa también a nivel de su percepcién de la vida cotidiana. El barrio se constituye en la uni- dad territorial de pertenencia principal y la memoria se remite constantemen- te a él. En suma, la memoria cobra su mayor vitalidad cuando se abordan las practicas concretas que la gente se recuerda. Los “lugares” de memoria Este tema de las referencias y los emplazamientos de la memoria, tam- bién ha sido puesto de otra manera, tal vez. ligando més lo simbélico y lo so- © NAMER, G, op cit, p.37. » NORA, Pierre, Mémoire collective, in: La nouvelle histoire, Paris, Retz, 1978, p.400. “ _ BERTAUX-WIAME, I, Mémoires de la vie quotidienne dans une commune de la banlieue parisienne, in; B, Jewsiewicki, op. cit, p.112-121 50 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. informacién”. Un proceso de produccién de sentido que pertenece al campo de lo politico, en 1a medida en que se Je otorga una importancia variable a los hechos*’, Fuente de poder cuando se transforma en “lucha por la dominacién del recuerdo y de la tradicién” o de manipulacién cuando la memoria deviene n “conocimiento privatizade y monopolizado por grupos precisos para la defensa de intereses creados’”™. Obien, como recuerda F. Raphaél, “esa significacién que viene no de la suma de simples elementos sino de la manera en que son organizados”, en referencia a lo que C. Lévi-Strauss llama el “bricolage”. Organizacién de ele- mentos que incluye, por cierto, los silencios transformados en olvidos; olvidos que son tan significativos como los recuerdos, ya que ellos “testimonian del trabajo de seleccién de la memoria”®. La memoria organizando el olvido, siendo colectiva, a veces, precisa- mente “por la voluntad colectiva de hablar para no decir nada, para tapar con el murmullo de la memoria el silencio concertado””. Olvido significante, en la medida en que “no es una pérdida total de la memoria sino su desplazamien- to, su marginalizaci6n relativa en relacién a las formas mas inmediatamente politicas de afirmacién de una relacién con el pasado”. O, volviendo al plan- teamiento de Le Goff, de relacionar memoria, produccién de sentidos y poder, se puede afirmar que los olvidos y silencios de la historia son reveladores de los mecanismos de manipulacién de la memoria colectiva™. Ahora bien, este mayor énfasis en la memoria como produccién de sen- tidos, lleva necesariamente a plantearse el problema de su inteligibilidad, lo cual a su vez conduce al anilisis del lenguaje. Se entra asi al complejo campo de la semAntica. De hecho, la relacién entre lenguaje y memoria forma parte de los prime- 10s esfuerzos por acercar este concepto a las ciencias humanas y sociales. Es asi como ya en 1922, Pierre Janet en su obra L’évolution de la mémoire et la notion de temps, “considera que el acto mnemonico fundamental es la ‘conducta de relato’ que él caracteriza sobre todo por su funcién social, porque ella es comunicacién a otros de una informacién, en ausencia del acontecimiento o del objeto que constituye el motivo de ella”®. A esta relaci6n basica entre relato y memoria, le JEWSIEWICKI, La mémoire,..., p.59, 60 y 63. * LE GOFF, J, Histoire et mémoire, Paris, 1988, p.175-177 # RAPHAEL, F., op. cit., p.129 y 133. x NAMER, G,, op. cit, p.36. * JEWSIEWICKI, B., La mémoire,..., p.64. * —_LEGOFF, J, op. cit, p. % FLORES, C, Mémoire, in: Encyclopsedia Universalis, p. 12, citado en: J. Le Goff, op. cit, p.107. 54 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. tiempo y el de los historiadores”. Temporalidad fluida alterada solamente por dos © tres conmociones, en un caso; temporalidad lineal “habitada por una causalidad mecanicista” (la expresién es de P. Nora), en el otro*. La explicacién a este desfase de temporalidades, Moses I. Finley la en- cuentra en el hecho de que “somos esclavos de una concepcién cientifica del tiempo como continuum mensurable, concepcién altamente refinada, muy abs- tracta y frecuentemente desprovista de sentido en la perspectiva humana or- dinaria”. En general -agrega Finley- el tiempo no es sentido como una canti- dad mensurable sino como una cualidad asociativa y emocional: por ejemplo, el tiempo “parece” largo. La memoria, para rememorar un acontecimiento an- tiguo, no remonta desde el presente hacia el pasado; ella “salta instantanea- mente hasta el punto deseado y lo data enseguida por asociacién’”. La vinculacién de la memoria a lo cotidiano condiciona también la percepcién del tiempo: “lo cotidiano prepara las grandes transformaciones, pero con su temporalidad particular, una temporalidad lenta”, sostiene Balandier®. “Tiempo diluido de la existencia cotidiana”, agrega Citron". Rioux se refiere a las “impetuosas e inesperadas mareas de la memoria’. Todas imagenes que concuerdan con la concepcién de memoria que se figu- ra G. Duby: “La percepcién del hecho vivido se propaga en ondas sucesivas que, poco a poco, en el despliegue del espacio y del tiempo, pierden su am- plitud y se deforman”®. Razon tiene Le Goff al sostener que la memoria es una de las aproxima- ciones fundamentales a los problemas del tiempo y de la historia. Faltaria sa- ber, eso si, como responde la historia-disciplina a las consecuencias de esta aproximacién... Memoria: lugar de miiltiples pasajes Haciendo una recapitulaci6n general de lo dicho hasta ahora, llegaria- mos a lo siguiente: partiendo de una concepcién de la memoria afincada en marcos sociales, es posible reconocer distintas memorias de acuerdo a los * CITRON, S,, op. cit, p.37. » FINLEY, M, Mythe, mémoire, histoire. Les usages du pasée, Paris, 1981 “ BALANDIER, G., Los espacios y tiempos de la vida cotidiana, (entrevista a), in: Debats, N°10, 1984, p.106. “ CITRON, S., op. cit, p.38. ie RIOUX, J.-P, op. cit, p.29. * DUBY, G., Le dimanche de Bouvines, Paris, 1973, p.14. 57 diferentes roles y grupos sociales. Estas distintas memorias son producidas en lugares y cuentan con soportes. Simultaneamente, se concibe la memoria como proceso de produccién de sentidos, de base semantica y expresados en representaciones. Las memorias comprometen temporalidades. Ademéis de visualizar la variedad de aproximaciones existentes sobre el concepto de memoria y sus relaciones, debemos intentar una minima siste- matizacién de ellas. Laaproximacién que propongo al concepto de memoria colectiva, tiene que ver con la identificacién de dos grandes polos en torno a los cuales se ordenan las distintas definiciones o concepciones de la memoria. Se trata del polo de la realidad social-cultural y el polo de lo cultural simbélico. Dos polos que atraen simulténeamente al concepto, que lo tensan, pero que, a mi juicio, no tienen por qué llegar a desgajarlo. Lo dotan, mas bien, de una doble signifi- cacién, de una ambivalencia. Unconcepto de memoria asi sistematizado, pienso que se acerca al modo particular en que Amphoux y Ducret abordan la memoria colectiva. En efecto, ellos la presentan “como lugar de miltiples pasajes, no solamente entre lo in- dividual y lo colectivo, sino también entre pasado y presente, entre lo vivido y lo vivo, lo dicho y lo no dicho, lo explicito y lo implicito, lo interior y lo exte- rior...”. Imagenes paradojales que hacen de la memoria colectiva un objeto de andlisis no convencional. De alli la necesidad, a juicio de estos autores, de evitar dos escollos: “de una parte, uno no puede llevar la memoria colectiva a su definicién monovalente, canénica, cuyo solo uso correcto seria garante de cientificidad; de otra parie, uno no puede tampoco contentarse con recolectar por todos lados imagenes entre las cuales seria imposible llegar a encontrar una fuerza cohesiva”. Se hace necesario, entonces, “buscar los isomorfismos en la manera misma en que esas imagenes circulan entre los individuos y se aglomeran las unas a las otras para dar cuerpo (connotativo y vivo) a la memoria colectiva”. La interpretacion del corpus de imagenes o de enunciados obtenicios en el terreno debiera realizarse por la “identificacion de tales isomorfismos u homologias*”. III. La especificidad del fin de siglo en Chile En el caso especifico de nuestro pais, el diagnéstico de un fin de siglo sin memoria cobra mayor vigencia atin por las particularidades de nuestra “ AMPHOUX. P. et DUCRET. A...op. cit.. p.201-202. 58 historia reciente. La sociedad chilena no ha tenido la oportunidad de proce- sar colectivamente lo vivido en los tiltimos 30 afios. iY qué cosas importantes hemos vivido desde 1970 en adelante! Efectivamente, 1970, 1973, 1983, 1989, son algunos hitos -tal vez los mas importantes- de una historia que ha cambiadode rumbos violentamente. Cada cambio ha dejado sus huellas, sus trazas, sus heridas que no hemos podido atin reconocer, compartir ni sanar. No ha habido tiempo, primero, ni voluntad, después, para la memoria. Y se ha ido imponiendo un olvido hecho de temo- res, ocultamientos y economias mal entendidas. Se ha querido dar vuelta pronto la pagina, como si la historia pudiese escribirse a punta de paginas inconclusas, relatos a medio terminar y cuentas sin saldar. No nos hemos dado el tiempo ni el coraje de la memoria. El olvido nos acecha. Nos hace creer que hemos cambiado, que ya no somos los mismos. Que podemos mirar hacia adelante, sin mirarnos hacia adentro. Sin embargo, la realidad se encarga de mostramos lo contrario, como lo estamos viviendo en estas semanas. El caso mas dramatico es, sin duda, el de las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile entre 1973 y 1989. Hay allf una herida latente, una pregunta abierta, una responsabilidad a asumir. Es la dimensién ms dolorosa de nuestra memoria colectiva, la mas traumiatica y por eso, tal vez, la mas dificil de procesar. Sin embargo, creemos que no ser posible hacerlo si es que no se lo hace como parte de un esfuerzo global de recuperacién de la memoria colectiva. No como un problema aislado, facilmente estigmatizable y, por lo tanto, distorsionable. La sociedad chilena debe hacer un esfuerzo consciente por abordar las contradicciones y distancias que genera una historia reciente cargada de con- flictos, Debe crear los espacios necesarios para que la memoria de los diferen- tes actores sociales se exprese en toda su complejidad. De este ejercicio esta- mos ciertos que saldra no sdlo lo negativo, lo doloroso o lo traumatico; la me- moria también es depositaria de los buenos momentos, de los crecimientos, de las alegrias. En una palabra, de la vida. Chile se acerca al siglo XXI, entonces, a la cabeza de las economias de libre mercado en América Latina, obnubilado por los éxitos de su modelo, pero sin ojos para ver sus tremendas contradicciones, injusticias y debilidades. Enar- bolando un proceso politico de transicién a la democracia también exitoso, pero que no ha logrado regenerar los vinculos entre una sociedad civil cada vez menos interesada en participar y una sociedad politica consumida por la administracién de un consenso cuyo fines abortar los conflictos que el modelo genera. Con fuerzas armadas que no terminan -si es que han comenzado- de 59 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. bajo diferentes nombres: violacién dederechos de gentes o de derechoshumanos y con diferentes resultados. Esa violencia tiene efectos en la convivencia social y politica (la Ppazsocial) y tiene, por lo general, efectos traumaticos sobre los quehan sido definidos comoel enemigo y han sufridodirectamente diversas formas de represi6n. Esta situa- ciénha implicado casi siempre la existencia de un clima de polarizacién y de violencia sistematica y prolongada queafectaa las personas en sus relaciones interpersonales, como resultado de la transformacién de los grupos politicos en bandos antagénicos dispuestos a definir a los otros como enemigos. Esta tematica, reconociblemente contempordnea, ha formado parte de la historia nacional desde sus inicios. Surge en el devenir de los conflictos que se han producido en la sociedad chilena al confrontarse los diferentes proyec- tos politicos para el pais, las diferentes perspectivas en tomoa la utopia social, los conflictos especificos de poder y las formas con las que se han zanjado las diferencias en cada caso. En general se han intentado definir y terminar esos conflictos a través de guerras civiles, dictaduras y represién politica. Las poli- ticas represivas se han dirigido a impedir y excluir la expresi6n politica de determinadas ideologias y por tanto, a los sujetos y medios de prensa que se han identificado con ellas. Las medidas adoptadas han implicado la dictacién de regimenes de excepcién y suspensién de las garantias individuales, faculta- des extraordinarias al Presidente de la Republica, leyes tales como las de res- ponsabilidad civil (siglo XIX) seguridad interior del estado, decreto ley 50 (1932), ley de “defensa de la democracia” (1948-1958) que puso fuera de la ley a los comunistas, ley antiterrorista etc. Esas disposiciones y facultades “permitian” medidas tales como la deportacién, la relegacién, la cércel, el exilio, la exone- racin y destituci6n de cargos, la privacion de la nacionalidad, la ejecucion por sentencia o sin ella, por aplicacién de ley de fuga. La tortura, la desaparicién de personas y el asesinato por actos anénimos de cardcter terrorista no han estado permitidos jamds por ley alguna. La tortura, sin embargo, ha formado parte de las practicas represivas estatales desde el origen dela naciGn. Las medidas legales y las précticas ilegales vulneran los derechos y garantias individuales y constituyen viola- ciones de derechos humanos. Algunas de ellas, como elsecuestro y desaparici6n de personas, as{ como las torturas y los asesinatos anénimos, han sido siemprenegados por las autoridadles en cada época. Todos esos procedimientos -legalese ilegales-cons- tituyen formas de violencia y han generadoa su vez. nuevos conflictos,abusos, injusti- ciasy resentimientos entre los afectados y la poblaci6n civil en general. Cada 6poca ha tenido lo suyo. Sin embargo, con el pasodel tiempo los hechos, sus consecuencias y su impacto en lainstitucionalidad y en el funcionamiento de ella se desdibujan. Los jui- ciosse simplifican y los conflictos, como tantas cosas, terminan perdiendo el sentido quetuvieron. La memoria que tenemos del pasadose ancla muchas veces en los hechos 62 extraordinarios de las grandes masacres y se pierde ena estructura cotidiana de repre- si6n, en la quese han “naturalizado” estos procedimientos, de tal forma que se aceptan como inherentes al orden o como costes inevitables de pacificaciones necesarias, cn aras del bien comin. Un registro privilegiado de la memoria social que, aunque existe, no siempre es propiamente memoria viva, son las discusiones del Congreso, las novelas “costumbristas” y la prensa que permite identificar las voces de los actores. Alli se encuentra una memoria que espera ser reconstituida. Es alli donde estan las huellas de los conflictos insolubles, los antagonismos insobornables y las odiosidades irreductibles. En las discusiones del Congreso se encuentra también la “artesania” politica de los consensos y de la paz. social y sus costos politicos y sociales. Desde los inicios de la Republica, los procedimientos ingeniados para enfrentar las consecuencias de los conflictos politicos y asegurar la gobernabilidad y la paz social han sido leyes de amnistia, indultos, disposicio- nes legales y administrativas para la reintegraci6n progresiva de los vencidos, pensiones, restituci6n de derechos y bienes confiscados, restitucién de cargos y honores militares. A ello se suma una fuerte y “convincente” argumentacién afirmando que !a paz social depende de! olvido de los agravios, odiosidades y conflictos previos y en la negociacién conveniente de leyes de amnistia, cono- cidas casi siempre como “leyes de olvido”?. Las medidas no difieren demasia- do entre uno y otro conflicto. Tampoco en 1990, en la que se crefa estar produ- ciendo una transicién inédita con un conjunto de procedimientos completa- mente originales. Pareciera ser que esta sociedad utilizara los recursos de una memoria olvidada que cree reinventarse en cada oportunidad. Tal vez porque los conflictos tienen contenidos y estructuras dramaticamente redundantes. Tanto en el pasado como en el presente estos problemas se han consti- tuido en temas politicos cuyos aspectos mas visibles y conflictivos han sido los antagonismos ideolégicos y politicos. Las raices histéricas de dichos antago- nismos han coexistido con los liderazgos de las facciones que los han expresa- do, identificando a sectores sociales y posiciones politicas. Esos antagonismos se experimentan y dan cuenta, casi siempre, no sélo de las visiones opuestas sobre las utopias sociales y el bien comin sino también de la significaci6n so- cial y personal de la politica, significaci6n que se proyecta, a su vez, como elemento de identificacién y pertenencia, con intensidades emocionales concordantes conesos significados. La lucha por la realizacién de esas ideas se transforma en un Ver Brian Loveman y Elizabeth Lira “Las suaves cenizas del otvido. La via chilena ie reconciliacin 1814-1932", Capitulo 1 63 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. consu familia bajo tragicas circunstancias, perdonando a quienes lohicieron sufrir humillaciones, ofensas y la vejacién de suencierroy locura. Para resolver su situacién social y legal se entrega a las autoridades para ser sometido a proceso. Blest Gana describe lasituacién como sigue: ““Laresonancia de los acontecimientos, origen del proceso, en las diversas clases sociales de lacapital, hacia de los procedimientos del juez el punto de miradela curiosidad del vecindario. En la variable atmésfera deese tribunal anénimo que re- presentaba la puiblica opinién, las distintas fases que el curso del asuntoibadesarro- llandoalcanzaban variadasy variables proporciones. Siguiendo la ley del antagonis- modelos pareceres, rasgos caracteristicos de toda sociedad civilizada,dos bandos opuestos habianse formado, al discutir las incidencias dela causa. Partidarios unos de la victima y defensores de su familia, sus esfuerzos se encaminaban a propalar argumentos en contra del agresor, hasta hacerlos llegar al recinto en que lajusticia sustanciaba los hechos y acopiaba los elementos de un préximo fallo”.* Més adelante agrega: “(...) no menos ardientes otros en la defensa del prisionero, (...) no tar- daron esos bandos en agrupar a sus parciales, segiin las divisiones politicas reinantes a la saz6n. Los que alzaban su clamor pidiendo el pronto y ejem- plar castigo del criminal eran pelucones. Defendfanlo a su vez con ardor los pipiolos que reconocfan en el reo al oficial dado de baja en Lircay. En la calurosa reyerta, al cabo de poco tiempo, los protagonistas del drama iban desapareciendo, el origen de las disputas borraéndose, para dar margen a las encarnizadas recriminaciones con que los dos partidos se disputaban el favor popular, en la eterna rifia de vencedores y vencidos”.* Blest Gana ha compartido sus memorias sobre el pasado con los estu- diantes chilenos de este siglo. Dicho desde esta éptica reflexiva, los recuerdos de generaciones sobre la Sociedad de la Igualdad, sobre el asesinato de Porta- les, los dilemas personales y colectivos de la Independencia y de la Reconquis- ta o los conflictos politicos y sus efectos de divisiones y antagonismos al inte- tiordelas familias, tienen las caracteristicas de los recuerdos propios que se mantienen. concierta vaguedad e imprecisién en los detalles, pero con una noci6n nitida y clara del sentido de esos acontecimientos.° Las odiosidades y resentimientos de Lircay perduran. En 1838, la discu- sién sobre la amnistia se manifiesta de diversas formas y la prensa titula: g Alberto Blest Gana, El loco Estero, Santiago: Editorial Andrés Bello, 1983: 198-199. 5 Blest Gana (1983): 199, é Ver Introduccién de Las swaves cenizas del Olvido de Loveman y Lira. 65 “Una lei de olvido El presidente de la Republica es el Padre de todos los chilenos; Estos le deben como a tal respeto y obediencia, y él debe pagarselos protejiéndolos a todos sin distincién de partidos...) Este es el momento en que el Gobierno debe abrir sus brazos paternales perdonando extravios inherentes a la revolu- ci6n”.” Los discursos y discusiones en el Congreso, respecto a la dictacion de leyes de amnistfa y en particular respecto a las acusaciones constitucionales, estas Ultimas entendidas como procedimientos regulados para ejercer el juicio politico, encauzan y confrontan las diferentes visiones ideol6gicas sobre el pais, el ejercicio del poder y el gobierno y la gobernabilidad, no solamente desde las diferentes concepciones éticas y politicas existentes en la sociedad, sino inclu- yendo también las emociones y pasiones asociadas a esos conflictos.* Los princi- pales momentos de conflictos politicos pueden ser rastreados a través de las leyes de amnistia y de las acusaciones constitucionales contra los Presidentes 0 ex Presidentes de la Republica y sus ministros del Interior. Los contenidos tanto de la acusacién como la defensa dan cuenta de las percepciones del conflicto existentes y los valores que un sector de la sociedad considera que se han atrope- lado en el ejercicio de la funcién politica correspondiente. Anterior a las acusaciones -figura establecida en todas las constituciones chilenas desde 1833- existia el juicio de residencia, al que fue sometido O'Higgins. La documentaci6n de ese juicio desapareci6. Las acusaciones estén registradas en las actas del Congreso. La primera acusacién constitucional contra un ex Presi- dente de la Republica se presenté contra Manuel Montt, en 1868, en su calidad de Presidente de la Corte Suprema. Los contenidos de esa acusacién hacen referencia a problemas de diversa indole, pero principalmente el juicio politico reavivé los antagonismos del decenio de su gobierno. Esta percepci6n hizo decir al Diputado sefior Antonio Varas: “No es pues una justa indignacién la que ha influido para que al de- bate se le de un jiro tan indigno i tan impropio de la Camara. Es preciso buscar su esplicacién en pasiones politicas desenfrenadas. Digase lo que se , Recuerdos del Colo-Colo, 20 de Enero, 1838. ‘ La acusaciGnse iniciaen la Cémara de Diputados con un ibelo acusatorio presentado por 10 Diputados en ejercicio, en el que se establecen los cargos de acuerdo a las disposiciones legales. La Cémara designa una Comisién que informa sobre cl libelo haciendo las investigaciones preliminares. Posteriormente la Cémara vota la acusacién pudiendo ser rechazada en esta instancia por simple mayorfa. Si la Cémara la aprucba debe conocer de ella e! Senado. En el caso de ser aprobada en e} Senado se procede a las sanciones establecidas de acuerdo la ley, las que normalmente significan la destitucién del funcionario acusado, cnire otras sanciones. 66 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Este texto pertenece a la introduccién de la Acusacién Constitucional contra el Ministerio del Presidente Balmaceda, conocida como la Comisién de “Verdad y Justicia” del Senado, iniciada en diciembre de 1891 en la Camara de Diputados y finalizada en el Senado en 1893. En conformidad a la parte cuarta del artfculo 2 del Reglamento, el Sena- do tomé conocimiento el mismo dia 5 de octubre de una solicitud de la Hono- rable Comisién Acusadora en que pedia se acordara recibir prueba oral y do- cumental acerca de los siguientes capitulos: 1.- Prisiones arbitrarias. Flajelacién i tormentos. 3.- Allanamientos ilegales de domicilios. 4.- Requisiciones i exacciones. Violacién de correspondencia. 6.- Conato de golpe de Estado en Agosto de 1890. 7. Seduccién del Ejército. Reclutamiento por actos de fuerza i violencia. 9.- Malversacion de fondos piiblicos. 10.- Soborno. 11.- Clausura a mano armada de los Tribunales de Justicia. A estos cargos se agregan los siguientes: “haber creado tribunales espe- ciales i hecho aplicar indebidamente leyes penales, privando por este medio de la libertad i de la vida a varias personas; haber privado a muchas personas del libre goce i completa posesién de sus bienes, haberles impedido o entrabado el @jercicio de su industria i haber efectuado exacciones en especies i dafiado 0 destruido propiedades particulares”. Se afirma también que “impidié la manifestacién del pensamiento i toda clase de reunién; ...Organizé elespionajey la delaci6n; arrest, mantuvoen prisino des- tierro a numerosos ciudadanos;... diez mil chilenos perecieron en la lucha, i muchos fueronasesinados sin forma de juicio o por sentencia dettribunales sin autoridad isin conciencia. No se respet6 a las matronas nia los nifios; i ese despotismo, avivado por odio salvaje se prolonge durante ocho meses sembrando terror i espanto”. Se agrega a ello“que los acusaclos son reos de traicion y de violacién de la Constitucién” enume- randose los articulos que habrian sido violados por la Administracién que se enjuicia. Se incluye expresamente la violacién de las garantfas individuales, de la libertad de imprenta y laviolacién dela independencia del Poder Judicial al crearse tribunalesde excepcién “i usurpadas las atribuciones de los existentes”. a Acusacién al Ministerio Vicuiia. (1893): 12. = Acusaci6n al Ministerio Vicufia, (1893): 16. 70 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. manecen en el imaginario colectivo y en la subjetividad de las personas como experiencias traumaticas personales 0 como miedo al futuro, al cambio 0 como el temor a la repeticion de las experiencias vividas. Memorias cuyo dato prin- cipal es la emoci6n con que fueron experimentadas las cosas, conllevan juicios éticos y politicos que potencian la emocionalidad fundiéndose en un recuerdo cuyo significado esencial puede respirar bajo la piel de un olvido aparente. El andlisis realizado permite decir que no hay una sola memoria, sea social 0 hist6rica. Las distintas memorias se constituyen desde diversos lugares sociales, desde distintas experiencias, desde diferentes identidades, desde diversos significados yemo- ciones. Reconoceresa dimensién implica una posibilidad para reentender lo sucedido y todo aquello quees simulténeamenteolvidado y conmemorado, demanera que la ma- yor parte de los miembros de una sociedad se puedan identificar con ese proceso, aun- queno siempre compartanlas interpretaciones existentes sobre ese pasado. Unreportaje sobre algunos dilemas del futuroen relacién alas Fuerzas Arma- das en 1986 fue titulado “Penas sin Olvido”. Decia: Dijo Augusto Pinochet: “Han surgido voces que, con peligrosos criterios revanchistas, pretenden so- meter ajuicio a los integrantes del Ejército que lucharon porla liberaciéndela mayoria ciudadana (...) El Ejército observa con preocupacién esos criterios. No se pretende interferir ninguna accién, pero si debo expresar que hay un sector que puede producir desajustes no esperados. Y eso si que es inquietante”.* En 1995 la Agrupacién de Familiares de Detenidos Desaparecidos publicé “Nuestra propuesta para la Paz y Reconciliacién en Chile”, y decfan alli: “La reconciliacién no admite el olvido, porque el olvido es la negacién de la existencia de miles de chilenos constructores de la sociedad, y precisamen- te por esohay que asumir de frente y sin tapujos esa realidad que se pretende dar por terminada. Hay que mantener en un obstinado presente con toda su sangre y su ignominia, algo que se esta queriendo hacer entrar en el comodo pais del olvido. (...) La verdad es un acto basico de reconocimiento de los hechos e implica socializar una historia vivida pero no reconocida en toda su dimensi6n, Necesitamos construir una memoria colectiva que eduque a las futuras generaciones en valores tales que impidan que la fuerza triunfe sobre la raz6n, que el crimen sobre la vida, que la mentira sobre la verdad, que la impunidad sobre la justicia; la verdad debe constituirse en una de las fuerzas que guie la conducta de la sociedad”.” * “Penas sin Olvido”, reportaje de Pablo Azécar y Milena Vodanovic. Revista APSI N° 170- 13 al 26 de enero de 1986: palabras de Augusto Pinochet cl 19 de septiembre de 1986 en la Parada Militar. a AgrupaciGn de Familiares de Detenidos Desaparecidos AFDD. “Nuestra propuesta para la Paz y Reconciliacién en Chile”. 1° de Octubre de 1995. 74 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. miten levantar tres paradigmas relativos a los origenes, a la Conquista y al proceso posterior. Tren-Tren y Kai-Kaiencara simblicamente los momentos en que nace y renace lomapuche, de cémo ese procesoes inseparable de lo sagrado y de como eladmapu y el ‘mapu es un don divino (donde estén involucrados los antepasados) que exige contra- dones por parte de los vivos (en tiltima instancia sacrificiales). También este mitoenca- ra laespacialidad, los Tren-tren, como lugares de salvacién, se despliegan por el mapu formandouna verdadera cosmografia discreta de lo mapuche. Es por estas razones que numerosos investigadores han considerado a este mito comoel niicleoo base dela «identidad de origen» de lo mapuche. La persistencia de este mito -la version mas antigua que se conoce esdel siglo XVII- ieneademés un sentido politica: los mapuches- huilliches son anteriores al Estado chileno, con ello y, sin saberlo posiblemente, problematizan lahipotesis tradicional sustentada por numerosos investigadores chile- nos (Géngora) de que es el Estado que construy6 a «la» nacién chilena. Con el mito del Inca Atahualpa se simboliza un hecho historico, de algun modo irrepetible, la llegada del huinca, del hispano-criollo. Desde ese momentose desencadena un proceso que el mito trataré de significar desde un horizonte escatolé- gico. La muerte del Inka, el viaje de su cabeza a Espafia y el de su cuerpoa las profundidades de la tierra mapuche-huilliche generan, al mismo tiempo, una disyun- ciény una conjuncién, que permite entender por qué los huilliches estén pobres en estemundo, y de cémo, cuando la cabeza y elcuerpo se unan, los problemas de los huilliches seran superados juntoa su Inka. Si el mito anterior sentaba lasbases para una identidad de origen, éste lo hace para una identidad de destino. La mitologia y las diversas sagas sobre el Abuelito Huenteao -vive encan- tado en lacosta de Pucatrihue- narran las guerras y conflictos, tanto del pasado como del presente, entre huincas y mapuches-huilliches. Gracias a esta divini- dad las guerras emprendidas, como las movilizaciones realizadas en este siglo porrecuperaci6n de sus territorios, logran tener éxito. Huenteao aparece asi como el gran mediador entre los huilliches y las divinidades, de alli su culto en los nguillatunescomoen otras ceremonias. Estos tres conjuntos son también construcciones hermenéuticas que hablan sobre el lugar de la victima en la comunidad y en las relaciones interétnicas. El drama es «pensado» sacrificialmente y se resuelve («acta») por la misma via. Cada conjunto mitico tiene su especificidad, en Tren-Tren/ Kai-Kai victimarios y victima son internos; en Inca Atahualpa la victima es interna, los victimarios son externos (los leupeloncos); y en Huenteao es la propia comunidad la que se auto-sacrifica en a rogativa para evitarser victimizada. 78 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. A primera vista las autobiografias parecen no mencionar ni tocar los temas que estan presentes en los registros anteriores: no hay referencias a los mitos y s6lo hay dos menciones directas a los caciques. No obstante, dicha ausencia es aparente ya que detras de determinados motivos encontramos la misma preocupacién, las mismas tensiones, las mismas esperanzas, més adn la misma légica hermenéutica para pensar la realidad social en la que estén «arrojados». La gracia est en que dichos temas son abordados con nuevas alegorias. Veamos una de estas, la metafora de los zapatos. La metdfora del zapato Si en el pasado los pies desnudos eran una sefial de lo propio, ahora la ausencia de zapatos es signo de pobreza, siendo la pobreza problematizada como dolor y sufrimiento. Los zapatos, ademés, se relacionan directamente con el «trabajo» y el «dinero». Los dos campos de significacién se dan en los espacios ptiblicos y de encuentro: la escuela, el fundo y la ciudad. Vamos por parte. La anciana Sara Rios Huenchual (73 afios) escribe: «Mis estudios fueron en el colegio de monjas en San Pablo. Mi prima Claraen tercero, la Rosa en segundo y yo en primera preparatoria. Ibamos descalza(s), los zapatos no los conoctamis, ay - ay por la escarcha de la mafiana. Viento y agua y barro. Para el almuerzo levdbamos un pedazo de tortilla...» (pag. 4). El frio y la escarcha de los crudos dias de invierno son recordados por esa ausencia. José Virginio IAil Nangue (71 aftos) rememora, al igual que Sara Rios, esa etapa en un tiempo preciso, el escolar. Momento que obligaa todo sujetoa abandonarelespacio familiar: «A Ia edad de doce afios ingresé a la «Escuela de Sociedad» asi se llamaba en aguel entonces. El profesor Juan José Panguinamin se puso de acuerdo con el caci- que Félix Coliao de Panguimapu, se solicité permiso a la Gobenacién con una n6mina de un mimero determinado de alunos, de la cual se informé al Juez de subdelegacién, don Efrain Peters. En dicha escuela estuve dos temporadas. En esos tiempos los nifios campesinos no nos pontamos zapatos y los pantalones cortos arriba de las rodillas; y con unas heladas que parecen agujas. La casa que lamaba- mos escuela no tenia ni piso ni forro» (pag, 22-23). Més joven que José Virgilio itl es Juan José Maripan, su textonos sefiala que esa experiencia escolar era vivida por un grupo discreto: «...apenas podiamos ira la escuela porque no teniamos con qué protegernos del frio, la luvia, porque ni siquiera conociamos los zapatos, a patita pelada tenfamos que ir todos (los) dias, a veces lorando de frio, ni tampoco teniamos 82 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La memoria y el futuro: las dificultades de la construccién de tiempo social en Chile Pedro E. Giiell’ Hablar teorica y empiricamente sobre la memoria me resulta extraor- dinariamente dificil. El carécter vivido, emocional y cambiante de los conte- nidos de las muchas memorias nos dificulta reconstruir la objetividad y per- manencia de aquel proceso social que llamamos “hacer memoria”. No pre- tendo ni puedo hacer teoria sobre la memoria. Entre otras cosas porque, jun- to a otros, hemos llegado inesperadamente al tema de la memoria persiguien- do otros temas. Me refiero a las investigaciones que llevamos a cabo en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo como parte de las tareas de elaboracién de los Informes de Desarrollo Humano. Nuestro punto de partida es la pregunta por los obstdculos y oportuni- dades actuales para que los sujetos sociales gobiernen los cambios y la moder- nizacién. Nuestra pregunta tiene que ver con las condiciones en las cuales la sociedad define y construye futuro. Quisiera exponer nuestros hallazgos preliminares y nuestro encuentro inesperado con las memorias mediante una tesis muy sumaria: La tarea de imaginar y construir el futuro es inseparable del proceso de “hacer memoria”. Esto se explica tanto por la posicién que posee la memoria colectiva en el ma- nejo de la relacién entre el orden social y el tiempo, como por las caracteristicas que esa relacién posee en la vida moderna y especialmente por Ja relacién particular que la sociedad chilena actual ha establecido con sus experiencias y sus esperanzas. ; Soci6logo, Universidad de Chile. Doctor en Sociologfa, Universidad de Erlangen; Alemania, Con- sultor del P.N.U.D, oo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Encontramos en los adultos que fueron parte consciente del proceso politico desarrollado entre mediados de los sesenta y mediados de los ochenta un cla- ro recuerdo de haber sofiado, de haber creido en los portadores de suefios, y de haberse identificado con lo colectivo. Es una generacién que tuvo tiempo futuro, Hoy ellos recuerdan esa experiencia como un engajio. Un engafio que tiene menos que ver con los proyectos politicos y mas con las relaciones consi- go mismos y con los demés. Sienten que los hicieron identificarse con una sociedad artificial -la politica-, que los usaron para las intenciones de otros, y que los hicieron pelearse entre ellos, es decir, que destruyeron aquello que no era artificial, la sociabilidad cotidiana. La memoria del engafo divide, enton- ces, el mundo en dos. Por una parte “nosotros”, el pafs real, el de las familias, el del fitbol dominical, el de la hora de colacién en el trabajo, de las iglesias, por otra parte, el pais de los otros, de la politica y de los politicos. De ahi surge una mirada conspirativa de todo aquello referido a la representaci6n publica. Esta mirada predispone a buscar segundas intenciones en los actores de lo pubblico. Los portadores de esta memoria creen que deben educar a sus hijos para evitar que sean engaftados. Las claves de esa socializaci6n estan en inculcarles la légica conspirativa y en mostrarles que quienes conducen lo puiblicoson los mismos y que hacen lo mismo de siempre, es decir, construyen un pais irreal en beneficio propio. Los hijos leerén su frustracién del deseo de cambio, enbuena parte, bajo este prisma. Es notable comprobar la relacién que muestran los estudios cualitativos entre la memoria desencantada juvenil y la memoria desengafiada de los adul- tos. Los padres parecen experimentar una doble satisfaccién frente al desinterés politico de sus hijos: por una parte el desencanto da cuenta del éxito de su mi- sién pedagégica: los hijos no serdn tan facilmente engafiados como lo fueron ellos. Por otra parte, la actitud de los hijos es leida como una verificacién de su propia memoria: ellos experimentan lo mismo que los padres ya descubrimos. c. La memoria herida de la dictadura. Pero la memoria no es pura reac- cién impulsiva. La gente habla de su memoria y reflexiona sobre ella. Uno puede observar en esos momentos reflexivos un malestar respecto de los im- pulsos que surgen de la propia memoria. Es cierto que fue asi, diran, pero no nos gusta. Quisiéramos volver a encantarnos sin miedo con la idea de cons- truir un orden comin. En este punto la reflexién busca las condiciones del empezar de nuevo colectivo. Alli se menciona sobre todo la necesidad de reencontrar los vinculos del pais real, el vecino, el desconocido, el que piensa distinto, las distintas generaciones. Este deseo, sin embargo se encuentra nuevamente con la memoria, con 103 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. alestancamiento econémico y el quiebre social? ;Cudl esel sentido, en fin, de escarbar enunamemoriahistérica queno ofrece ejemplos muy edificantes y sien cambiomoti- vosdesobra para el desaliento y la fractura? En esa éptica, el triunfalismo se sumaba al trauma social para inducimosa “dar vuelta la pagina”; para anestesiarnosen una gratificante amnesia. Acontrapelode esas tendencias, sin embargo, comenzaron en los tiltimos tiem- posa insinuarse otras que empujaban en sentido contrario. Alinterior de los circulos de poder, a irrupcién avasalladora de las fuerzas "globalizadoras” encendié algunas luces de alerta frente al peligro de perder toda forma de pertenencia o identidad cultu- ral, disolviéndonos en una uniformidad informatizada cuyas pautas y valores se defi- nenen loscentros hegeménicos (0 masbien el centro hegeménico) del nuevo orden mundial, oen las impersonales coordenadas del mercado. Laamenaza se hacia particularmente inquietante al contrastarla con la persis- tencia de profundas grietas al interior del tejido social, emanadas del carécter mismo del modelo y desu incapacidad para satisfacer a todos en forma equitativa. ¢Como recuperar un minimo de cohesién, si los elementos tradicionalmente sustentadores de un sentido decomunidad -la culturanacional, las experiencias compartidas, la propia historia- perdian capacidad de convocatoria? A fin de cuentas, la modernidad triun- fante también parece requerir de una cierta dosis de recuerdos, para evitar su disolu- ciénenla vacuidad de los mercados o suaniquilamiento en un estallido de furia social. Peronoessélo parael poder queel olvido, en otras circunstancias tan buscado, amenaza convertirse en arma de doble filo. Para los actores ajenos al poder, la calma politica y el hedonismo consumistano han alcanzado a neutralizar la necesidad de dotaral quehacer social de algiin sentido més trascendente, cuya busqueda remite una y otra vezal tema del camino ya recorrido. La formulacién de la pregunta para dénde vamos? va de la mano con la de dénde venimos? Si, por otra parte, ja busqueda de sentidos condujese eventualmente al deseo de recuperar protagonismos, de volver a incidir de alguna forma en la construccién de futuros-o porlo menosen el manejo de las propias vidas- lanecesidad se vuelve atin més imperiosa. En tanto la nocién de construir, al igual que la de caminar, implica una cierta orientacién teleolégica, una meta haciala cual dirigirse, el rescate de la memoria se convierte en una tarea inescapable. Enuna palabra: la recuperacién de lacondiciém desujetos también exige un rescate de Jamemoria. Enfrentadas de esta forma a una coyuntura que parece estar simultanea y contradictoriamente abocadaa la busqueda del olvido y el recuerdo, de la amnesia y Ja memoria, diversas voces han comenzadoa reinstalar entre nosotros la necesidad, y més que eso la legitimidad, derecordar. Algunas de estas voces han emanado directa- mente desde la sociedad civil, aguijoneada por episodioscomo la asuncién de Augus- to Pinochet como senador vitalicio o su prision en Londres; 0 también por las anti- 108 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. “democratizador” que él postula para la accién sindical previa a 1973, cuya finali- dad habria sido la de someter el conjunto del poder politico, “desde las unidades productivas hasta la caspide del Estado”, al control del sujeto social. Asi vista, la experiencia vivida desde 1973 hasta la fecha no serfa otra cosa que un “secuestrode soberanfa”, que los gobiernos dela Concertacién no han sido verdaderamentecapa- ces de corregir. Las ponencias de Sofia Correa, Verénica Valdivia y Luis Corvalén, todos historiadores, se hacen cargo igualmente de la tensién que ha carac- terizado las relaciones entre Estado y democracia, terminando generalmente por inclinar la balanza en favor del primero. Remitiéndose al periodo 1933- 1973, Sofia Correa llama la atencién sobre las numerosas mediaciones - corporativas, tecnocraticas, sectoriales- que desde mucho antes del adve- nimiento del régimen militar restringian el ejercicio de una verdadera representatividad ciudadana, por lo demas ya bastante limitada por las numerosas exclusiones que hasta fines de los afios sesenta circunscribieron al cuerpo electoral. En su lectura, los partidos politicos aparecen mas como aparatos de control del derecho ciudadano que como vehiculos para su expresién, y cuando la movilizacién social amenaz6 desbordar los espa- cios que ésos y otros instrumentos de negociacién habian delimitado, el conjunto del orden institucional se vino abajo. La fragilidad del orden democratico imperante antes de 1973 se ve anélogamente resaltada por la reflexién de Verénica Valdivia, quien llama laaten- cién respecto del papel tutelar que las fuerzas armadas siempre ejercieron a su res- pecto, no obstante laaparente “prescindencia” politica que muchos observadores cre- yeron percibir en el mundo militar. Para esta autora, la debilidad de la sociedad civil y laclase politica nacional ha determinado que los grandes cambios hist6ricos del period, tanto la instalacin del “Estado benefactor” como su reemplazo por el “mo- delo neoliberal”, se hayan verificado bajo la conducci6n de, y en conformidad con, el disefio militar. En su opinién, en la permanente dialéctica entre Estado y democracia a Ultima palabra siempre parece haberla tenidoel primero, y dentro de él su sector més corporativo e impermeable. Luis Corvalan, por tltimo, enfoca esta misma disyuntiva desde el Angulo ms “clasico” de los sujetos sociales portadores de proyectos, mAs 0 menos identificables con las grandes identidades clasistas de este medio siglo. El agota- miento del antiguo “Estado de compromiso” generé los espacios para que esos pro- yectos se instalaran en el debate publico, lo que en la perspectiva del autorefectiva- mente se tradujo en una mayor democratizacién y desarrollo ciudadano. Sin em- bargo, la confrontacién violenta a que ello dio lugar termin6 con la reimposicién de los “poderes facticos” y un nuevo silenciamiento, atin vigente, de los sujetos 112 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Lareformulacién de los roles sociales en un contexto de creciente pasividad y atomizaci6n también sustenta la mirada que Héctor Concha dedicaa lo que podria denominarseel “movimiento de los intelectuales”, que a sujuicio ha transitadodesde una vocaci6n eminentemente critica y “refundacional”, propia de los aftos sesenta, a una mds “sistémica” y consensual, que caracterizaria la década de los noventa. Se trataria entonces de otra forma de desmovilizacién, ode sometimiento a uncierto or- den “féctico”,reemplazando el activismo ut6pico previoal 73 por una actitud de resig- nacién que poco tiene que vercon loque la mayoria de los autores deestas ponencias estiman propio de un movimiento social. Comouna formula para revertir dicho diagnéstico, la reflexién con que el histo- riador Gabriel Salazar cierra este grupo de ponencias postula ala “memoria social” como el principal antidoto con que la “baja sociedad civil” puedesobreponerseal conformismo impuesto porel modeloneoliberal. Victimizados y agobiados por un sistema dedomina- ci6n que se ha instaladoa sangre y fuego, los sujetos populares no estarian experimen- tando tanto un proceso de fragmentaci6n o individualizacién, como podrian sugerirlolas ponencias de Espinoza, Rojas y Aravena, o Concha, cuanto una especie de “repliegue tdctico” hacia su capacidad instintiva de resistencia y supervivencia al margen de los dictados del poder. Alli, en las profundidades de la base social, se estaria configurando unanueva “plataforma para laaccién”, uno de cuyos principales ingredientesseria pre- cisamentela posibilidad de recuperar y procesar lamemoriasocial-popular, incluido el Jegado queenella han depositado los antiguos movimientos sociales. Asi, mas que dicta- minar un eclipsamientode los protagonismos sociales, de lo que habria que hablar esde uncambioderumbo que permitird alos sujetos populares, siempre que resguardensu autonomia ideolégica y aprendande su propia historia, “construir por si mismos la rea- lidad quenecesitan y proyectan”. Asi, las ponencias resefiadas se desplazan entre una poco disimulada nostal- gia por los “antiguos” movimientos sociales, particularmente en lo que ellos tuvie- ronde promesa de construir la historia “desde abajo” y remontar laseternas y reno- vadas imposiciones de los “poderes facticos”; una amargura igualmente evidente ante la derrota de tales movimientos por parte de la Dictadura y el modelo neoliberal; yuna cierla ansiedad respecto dela capacidad de esos mismos u otros sujetos colecti- vos de retomar su condicién de tales y enarbolar nuevas banderas de liberacién. Por un asuntotal vez generacional, en esta tiltima preocupaci6n no parecié actuar como elemento tranquilizador (con a posible excepcién del trabajo de Vicente Espinoza, y en menor medida el de Rojas y Aravena), aquella disposicién “postmodera” de va- lorizar en si misma la diversidad expresiva, y la disolucién de las propuestas “hegeménicas” a las que tan propensosse demostraron los movimientos sociales an- teriores al’73. En tal virtud, no figuran mucho en estas paginas -salvo nuevamente por referencias mas bien secundarias- aquellos “nuevos” movimientos sociales de 116 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. “Sobre la melancolia permanente en los ojos”. Breves reflexiones desde una antropologia politica Leandro Sepiilveda V2 Cuando decidi participar en este evento, no tenfa mucha claridad acerca de lo que queria decir, y esas dudas se ahondaron, a pocos dias de su inicio, cuando descubri con espanto que estaba incluido en una mesa sobre histo- tia y movimientos sociales. En realidad yo queria (interés vago) hablar algo sobre la politica, y debo reconocerlo, en un primer momento me asalt6 un enorme deseo de hacer la critica a partir de la distancia. Lejano a cualquier referente con un minimo de organizacion, ejerciendo una critica casi mecdnica ante los acontecimientos diarios, y con una sensaci6n de rabia profunda ante muchos de los gestos de este tiempo, me dispuse a redactar un texto plagado de imprecaciones; por lo menos, que sirviera de desahogo. Pero, a medida que me puse a escribir, reco- noci, una vez mas, que ese estilo no me resulta (no sirvo para eso), y peor, me fui dando cuenta de que me resultaria imposible separar algunas de las re- flexiones, por asf llamarlas, conceptuales, de cuestiones més intimas, de mi propia experiencia personal. Siendo de la generacién que el golpe lo pillé en la edad del pavo; quela adolescencia la vivié como una mezcla imposible de, por una parte, el recono- cimiento de la barbarie y por otra, la musica disco, Travolta y la restriccién vehicular nocturna; la juventud en el pedagogico con empanadas y vino nave- gado, y la primera adultez, intentando levantar una barricada en la Villa Uni- versidad Cat6lica (prontamente superados por las hordas de jévenes poblado- res dela Jaime Eyzaguirre, mal que mal, ellos tenian mucho menos que perder que nosotros); a estas alturas del partido, cerca de los 40 (;segunda o tercera ! Antropélogo. Investigador del CIDE y académico de la Universidad Catélica de Valparaiso. 121 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. un modo diferente) que las culturas estudiadas por los etndlogos, se detiene en un presente permanente: “la sociedad chilena vive un “presente omnipre- sente”, que reprime la memoria del pasado y reserva al futuro para proyec- tos/proyecciones individuales”!. ‘Aunque el mercado diga lo contrario, queremos sostener la insostenibilidad de tal proceso, y la emergencia de reclamos-por lo general, que surgen del pasado recien- te-exigiendo ataduras, anclajes, vinculacionesbésicas: todo aquello que nos permite mirarnos caraa cara y reconocemos unos con otros: eso fueron, para continuar conel testimonio personal, los recitales del Teatro Cariola,el programa de Miguel Dav: la Parroquia Universitaria, los recitales de la ACU 0 el Santiago Solidario. Es més, {qué otro sentido, profundamente politico, tiene un encuentro como éste? Recuperar ese concepto de politica tal comolo asimilamos, con todas sus limita- Giones y frustraciones, me resulta, con todo,casi imprescindible. Es posible (0 aconsejable) que los desencantados de casi 4 décadas, los sufragistas de las causas perdidas, puedan rescatar -todavia- un concepto de la politica como algo noble y necesario? Solamente queremos resefiar estas tres ideas en esa direcci6n: (1) La politica es, en muchos sentidos, la dramatizacién de nuestra vida cotidiana. Nos reconocemos en la politica en tanto reconocemos una historia vinculada a nuestra propia historia, un ejercicio de decisién ética que tiene que ver con nuestras propias decisiones. Los valores colectivos constituyen nues- tros valores. “Es por su fuerza dramatica por lo que el héroe es reconocido” dice Balandier; no puedo dejar de pensar que es esa imagen la que en mi adolescen- cia me acercé a la figura de Allende. Creo que, con todas las variaciones del caso, le ocurre todavia a muchos jévenes. Y mds atin, estoy seguro que es el reenganche de muchos de los que estan en esta sala respecto a los tiltimos acontecimientos que han sacudido, sobre todo, nuestra memoria. Si esto es asi, creo que nos resultaré diffcil despolitizarnos, 0 mejor di- cho, la despolitizaci6n que podemos sufrir, resulta pasajera; resulta incémoda al fin y al cabo, y nos exige nuevos movimientos en situaciones (momentos 0 coyunturas) distintas. Aunque, claro, salidas pueden haber muchas, y esa ne- cesidad, ser pasto de cultivo para iniciativas oscurantistas del tipo club de los corazones solitarios (esos que mezclan psicologia social de tercera, dinémicas deeducacién popular, tecnologia de punta y aranceles de primer mundo).El punto,en todo caso, es que la suerte no esté sellada y la disputa por el sentido de la politica, ni con mucho, ha acabado. ‘ Lechner, Norbert; “Modemnizacién y democratizacién: un dilema del desarrollo chileno”; Revista Estudios Pablicos” 1°70; CEP, Santiago, oto80 1998:236 125 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. década del 60 al respecto. Creo que esees el momento en queel ideario y la practica democratica adquiere hegemoniaen nuestro pais. Deeste modo, pensamos que el proyecto de democratizacion social que Jos artistas obreros nos encomendaron, alcanz6 un punto maximo de su hege- monia en la segunda mitad de este siglo en nuestro pais. No obstante, temo que finalizamos este siglo con la misma duda acerca de! destino del proyecto democratico, tal como lo planteaba el dramaturgo obrero de principios de si- glo. La pregunta de nuestro ensayo es, pues, doble: :cémo se expresé la hege- monja del proyecto democratico en la segunda mitad de este siglo? Y ;cémo y porqué se pierdeesta hegemonia en la hora que vivimos? ¢ Qué es memoria sino historia testimonial? Nacien la primavera que abria paso a la segunda mitad del siglo XX. Nues- tra sociedad vivia el tiempo de las mascaras, cuando, desde los aparatos de poderse hablaba de “defensa de la democracia”, mientras se eliminaba de los registros electo- rales a los ciudadanos y se deportaba alos poetas: Neruda arrancaba por los pasos cordilleranos de los bosques del sur, episodio andino de su “residencia en la tierra”. El presidente Gonzélez Videla llamabaa militares a su gabinete, quienes enviaban a sus soldados como rompe-huelgas del pueblo. Pura coercién; nula hegemonia, diria Gramsci. ¥ tendria raz6n, al verla porffa opositora del dirigente sindical Clotario Blest, arengandoa las masas en incansable movilizacién. Masas alas que ella atinno pudo ver u ofr desde su barrio de Plaza Italia para arriba, durante aquellas mafianas de infancia cuando intentaba incansablemente coger los peces rojosde la pileta del Pparque municipal en sus paseos conel delantal almidonado de la tarde. Conocié el mundo del trabajo en esos almuerzos semanales y corios de su padre que llegaba del hospital y partia al servicio médico de los Trasportes Colecti- vos del Estado ode Chiprodal, donde los pacientes trabajadores que atendia le de- cian“yono lecomoa usted las guatas, doctor”. Tiempos de importantisimas refor- mas cn el campo dela salud publica y la previsién social queexcitaba el debate en el congreso, en la prensa y especialmente en los pasillos de los hospitales. Junto con Ja reforma previsional, destinada a ampliar la asistencialidad publica a toda la poblacién chilena, se creaba el Servicio Nacional de Salud, que centralizaria esa vasta cobertura de salud social. De este modo, paralelamente ala coercién, el mi- nistro de Salubridad, Dr. Mardones, con el apoyo del médicoy diputado socialista 130 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. estancos y los lugares tradicionales donde actuaba lo social y lo politico. Al mismo tiempo, ello constituy6é un desafio en vista de una nueva construc- cién de lo colectivo. Este nuevo colectivo se va dibujando como una renovada articulacién entre los movimientos, discursos y partidos tradicionales que re- presentaban o buscaban conducir a los trabajadores, con los emergentes acto- res y problemas del pueblo en su carécter general de poblador. Al mismo tiempo, el Estado asistencialista va a tener que ampliar brus- camente su radio de accién, viéndose sobrepasado en el intento, mientras los cuadros universitarios abren las aulas para acudir a paliar las necesidades. La universidad pasa a ser una escuela de la realidad nacional, donde circulan abiertamente los discursos y las ideas de reforma. El militarismo, si bien prosigue con su acci6n represiva, va siendo cues- tionado crecientemente frente al cuadro de las necesidades sociales sin resolu- cién. Esto es, si bien no pierde presencia, va perdiendo hegemonia frente al proyecto democratico y al asistencialismo que trata de responder al desaffo queaquel significa. Asi, se va imponiendo un nuevo discurso, el de lahegemonia del proyecto de- mocrético que se constituye sobre el iman de unnuevo y ampliadocolective populary en tornoa la necesidad del cambio estructural. Elimén de lo colectivo en torno a la visibilizacién del pueblo, su conoci- miento a nivel local, nacional y latinoamericano, bajo el diagnéstico del cam- bio estructural, fue otorgando al proyecto democratico un contenido peculiar en los 60. Si este proyecto habia estado impregnado de profundizacién refor- mista en los tiempos del Frente Popular y de lucha gremial y huelguistica en los afios 50, en los 60 va air en busca de su verdadero concepto: el gobierno del pueblo. Con esto el proyecto democratico alcanzaba su naturaleza y entraba a su fase revolucionaria. Es el “gobiemo del pueblo” la categoria que entré a configurar el campo de lo puiblico y la fuerza de lo colectivo. En nombre de la distribucién social del poder para fundar ese gobierno popular compitieron las candidaturas de Frei y Allende en el 64. Es ese gobierno que, antes de ser gobierno, ha roto las letras formales de su propio proyecto, instalando su visibilidad concreta en todos los campos y escenarios de lo real: las poblaciones, los campos, las fac nas, las ciudades, las universidades, las familias y las iglesias; gobernaba en la miisica, la poesia y la utopia. Gobernaba en el continente. Y en esta su gobernabilidad social consistfasu hegemonia. Pertenecera la sociedad y disputar una cuota de poder en ella, consistia, pues, en subiral multiple escenario del gobierno del pueblo. En este escenario multiple, fraccionado, disimil, flexible, mébil, disper- 134 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. tivo entre el problema econémico que el gobierno de Salvador Allende vi- vid y por el aparente éxito neo-liberal. Mas alla de su ambito y légica economicista, la clave de este proyecto neo-liberal consiste justamente en que restablece el orden mitico de la alianza entre los dioses, los sefores y los guerreros. Este factor cultural y politico del modelo econémico es clave, a mi juicio, para comprender su actual hegemonja: su arraigo tiene la fuer- za de una mitologia. La detencién de Pinochet en Europa y la ira desatada de la derecha en Chile -que incluso logré el efecto de bloquear las manifestaciones popu- lares de alegria por parte de la mayoria anti-pinochetista del pais- desen- mascara el rostro de esta hegemonia; el sefior y el guerrero son uno solo, a pesar de la crisis asidtica que asola el mundo y de la caida del precio de nuestros productos en el mercado. ;Qué importa la crisis si el dios-guerre- ro fundador Huitzilopochtl est4 preso? 138 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. «El Estado = (a la) sociedad politica + (la) sociedad civil, es decir, hegemonia acorazada de coercién». (Entendiendo que la «hegemonia», es casi sinénimo dela capacidad de direc- cin intelectual y moral sobre la sociedad entera). Esta critica a la sociedad burguesa, pone de relieve la medular relaci6n entre profundizacién de la democracia y concepcién del Estado. La potenciali- dad teérica de ‘la ampliacién del concepto de Estado’ en Gramsci, reclama el método histérico, el razonamiento sobre circunstancias concretas para hacer posible el diélogo (ascendente, en espiral) entre practica y teoria. Praxis y teorfa indican que: - el Estado no es ‘un aparato’ siempre ajeno a los actores sociales; -los sujetos y los movimientos populares no se constituyen actuando permanentemente desde fuera y en contra del Estado. Noes ese ‘desde afuera’ la Gnica alternativa histérica de las luchas por la transformacién/socializacion del poder estatal. Los sujetos populares y sus organizaciones han ocupado y construido posiciones dentro de la sociedad politica y por la transformaci6n del Estado. La memoria de aquella experiencia nos parece de enorme valor a fin de avan- zar hacia una nueva hegemonia democratica. A condicién de realizar una asi- milacién critica de esa historia social y politica vivida. Criticismo que esté lejos de hallarse concluido, respecto de la primacia de lo estatal y la primacia de lo politico por sobre los movimientos sociales. A la vez, el razonamiento critico tendria que precavernos contra los reduccionismos. Por ejemplo: a) el uso de una memoria (como se ha dicho ‘adaptativa’) que privilegie los legados ‘heroicos’ de movimientos sociales entendidos como demiurgos metafisicos, portadores de ideologias, estrategias y formas de lucha ‘justas’ por antonomasia. Movimientos que accedan esponténeamente a la politica identificéndose con partidos ‘clasistas’ o ‘movimientistas’; b) 9, al contrario, movimientos que decreten la perversidad de cualquier vinculo con los partidos y de toda penetraci6n en la esfera de la sociedad politica. Es decir, la absolutizacién de los momentos y las metas que se requieren para afirmar la autonomia (relativa) de los movimientos sociales. Lo anterior con lleva el peligro de reducir la conformacién de los movimientos sociales a una reafirmacién del pretendido divorcio (liberal) de ‘lo social’ y ‘lo politico’. Desde otro éngulo, se puede pretender pasar abrupta y ‘esponténeamente’ desde las razo- nes teéricas que nos instan a profundizar la autonomia relativa de lo social, a una nueva maxima destinada a orientar politicamente a los sujetos populares: éstos s6lo podrian ser recreados en luchas ‘desde fuera del Estado’...y dela sociedad politica, constituida basicamente por los partidos. ..; pero, ajenae inmune a los 142 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. tidos garantizaban ‘la hegemonja de la clase obrera’ dentro de la UP. Mientras tanto, la DC ocupaba el lugar que durante el frentepopulismo tuvoel P. Radical;es decir, la representaci6n de la burguesia media, de categorfas diversas de las capas intermedias y, ademés, una importante influencia sobre masas de asalariados del trabajo manual. La experiencia de la UP tuvocomo matriz teérica, la concepcién clasica dela destruccién del Estado burgués bajo la supuesta hegemonia de partidos quese vefan a simismos dotados de una teoria acabada, inamovible y, por lo mismo, capacesde repre- sentar en el podera la clase obrera y a otras masas populares. Sin embargo, esos parti- dosimprimierona sus enconadas contradicciones un supuesto sentido estratégico: la disputa sobre ‘las vias’ que podian conducirlos a ganar el poder y adesarrollar las nuevas estructuras de un socialismoen Chile. Lociertoes que, tanto el ‘rupturismo’ y la solucién armada del problema del poder (PS), como el ‘gradualismo’ y su via politica institucional (PC) argumentaban sus legitimaciones mediante la teoria dela revoluci6n socialista codificada como mar- xismo-leninismo. Ambas ‘estrategias’ preveian como ineludible la dictadura del prole- tariado’ en tanto método que atribuia a los ‘socialismos reales’ el caracterde modelos generales, Esas certezas ‘te6ricas’ suponian que las sociedades y Estados socialistas existentes habrian encarnado histéricamente la fusion entre la teoria y las pricticas quesatisfacian a dicha teorfa (y al ideal socialista). Asi, se hallaba denegada la posibilidad de una reelaboracién teérica que lograse proyectar la propia creacién hist6rica cumplida a través de décadas de luchas que vinculaban la democracia y el cambio anti-capitalista. Ante la en- vergadura de ‘lo nuevo’, no pudo surgir una estrategia que comprendiese la profundizacion de la democracia como el camino del socialismo. Otro aspecto clave dice relacién con el rol atribuido por las ideologias de la izquierda a los sujetos sociales en la transformacién social. El ‘polo rupturista’ anteponia la voluntad clasista para resolver el problema del poder. Para ello atribuia a ciertos sectores populares -importantes, pero minoritarios- la funcién de una vanguardia radicalizadora. El ‘polo gradualista’ destacaba Ja necesidad de ganar ‘la batalla de la produccién’, del éxito econdmice para ampliar la base social de apoyo al cambio por via institucional. Esa posicién intentaba continuar el camino recorrido con éxito, acumulando fuerzas socia- les, durante tres décadas al menos. Ahora, con el gobierno de Allende, lo deci- sivo pasaba a ser el éxito econémico, que a su vez dependia de la capacidad de transformar al APS, en el corto plazo, en el ‘factor dominante' de la eco- nomia nacional. Ninguna de esas politicas -que envolvian distintos signos de voluntarismo- pudo modificar la naturaleza de las practicas sociales, niabreviar los tiempos histori- 146 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Notas sobre representatividad en el Estado. Chile, 1933-1973 Sofia Correa Sutil? Me ha parecido de interés traer a este panel sobre Estado y democra- cia en Chile en la segunda mitad del siglo XX, un anélisis de las formas de representatividad social y ciudadana que caracterizaron al Estado chileno en este periodo, para apreciar desde esta perspectiva la construccién de equili- brios politicos que permitieron un alto grado de estabilidad institucional y la preservacién dederechos, libertades y garantias individuales, ala vez que poder observar sus limitaciones, las que fueron portadoras del mismo colapso de dichos equilibrios. Si he diferenciado representacién social por una parte, y ciudadana por otra, es por la importancia que le atribuyo a la representacién corporativa en el Estado. Fue el descubrimiento de esta dimensién de la politica latinoamerica- na en los afios 70 lo que llevé a algunos estudiosos a postular que estabamos en presencia de Estados corporativos?. Creo que el punto fue exagerado, al menos para el caso chileno, dado el peso de los partidos politicos en la repre- sentaci6n ciudadana. Sin embargo, la dimensi6n corporativa existe, y su im- portancia no es poca. Constantine Menges la ha estudiado con detenci6n’, su- giriendo que en el caso chileno estamos ante un “quasi-corporativismo”, si- guiendo las categorias utilizadas por Joseph La Palombara en su anélisis del sistema politico italiano de los afios 50. , Doctora en Historia. Phild Oxford University. Académica de la Universidad de Santiago. 2 \Véase Philippe Schmitter, “Still the Century of Corporatism?’, en The New Corporatism. Social-Politi- cal Structures in the Iberian World, editado por Fredrick B, Pike y Thomas Stritch (Note Dame, 1974), Constantine Menges, “Public Policy and Organized Business in Chile: A Preliminary Analysis", Joumal of International A fairs vol. 20, N°2, 1966. 151 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. di6 a mesas de mujeres." Es decir, entre 1946 y 1964 el electorado crecié de menos de quinientos mil votantes a dos y medio millones. Larepresentaci6n ciudadana desbordéa las elites partidistas. Lanegociacién politica se deslegitima, y los espacios que la habian cobijado desechan este rol. ‘Arturo Valenzuela y Alexander Wilde han destacadoel hecho de que desde los afios 60 el Congreso Nacional deja de ser el espacio fundamental de la negociacién politica, en la medida en que la planificaci6n tecnocrética, que comienza con el gobier- no de Jorge Alessandriy se intensifica conel de Frei, disminuye la capacidad de los parlamentarios para negociar, pactar y regatear el intercambio de favores. De clientelistica y pragmitica, la politica se vuelve rigida y priman las consideraciones ideol6gicas. Al interior de los partidos las elites parlamentarias, 4giles en lanegocia- ciény el acuerdo, pierden poder frente a los cuadros téenicos;en la derecha, los partidos hist6ricos terminan siendo reemplazados por un nuevo partido con hegemonia de los nacionalistas hasta entonces marginales eneste sector.’? Paralelamente, desde el 64 los empresarios fueron incapaces de cooptar a los téenicos demécrata-cristianos que representaban al Ejecutivo en los organismos del Estado, porque la Democracia Cristiana buscé terminar con la influenciaempresarial enla Administracién Pablica para poder convertir aésta en un instrumento decam- bio. Cerradas las puertas de la influencia indirecta se da curso a nuevas for- mas de presién directa con movilizacién social. Cohesionados en la Confede- racion de la Produccién y del Comercio, el gran empresariado convocé a pe- queyios y medianos empresarios para defender el derecho de propiedad a tra- vés de un “movimiento gremial”. Los equilibrios institucionales se mostraron fragiles. Desde el “Terremoto Ibafiista” los temblores de diversas magnitudes no cesaron, hasta que stibitamente todos los muros cedieron y el edificio entero se desplom6. " Véase Germén Urata Valenzuela, Historia Politica de Chile ysu Evolucién Electoral (Desde 1810 a 1992), Editorial Juridica de Chile, Santiago 1992, pp. 541, 553, 554, 592, 603, 635. 3 Arturo Valenzuela y Alexander Wilde, “El Congreso y la Redemocratizacién en Chile”, Altemnativas N° 3, Mayo-Agosto 1984. 8 \Véase David F. Cusack, “The Politics of Chilean Private Enterprise Under Christian Democracy”, tesis doctoral Universidad de Denver. 155 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. definié la seguridad interior del Estado tipificando los delitos contra ella: Decretos leyes de 1924 y 1925; «Ley de Seguridad Interior del Estado», apro- bada por el Congreso Termal de 1931; «Ley de Seguridad Interior del Esta- do», aprobada por el Congreso democratico de 1937; «Ley de Defensa Per- manente de la Democracia» de 1948; «Ley de Seguridad Interior del Estado» de 1958, Las leyes de seguridad del Estado especificaron los limites de la participacién ciudadana (legalidad de las huelgas, ideologias anti statu quo, etc.) dotando al sistema de recursos legales para actuar en caso de desborde de la negociacién y el acuerdo politico. Aunque éstos fueron los predomi- nantes en las décadas centrales del siglo XX, la legislacién represiva actué como amenaza latente mientras el didlogo fue lo prevalente, y de modo eje- cutorio cuando aquel perdié su validez, como por ejemplo durante la presi- dencia de Gabriel GonzAlez Videla. La opcién por el orden fue el reflejo del caracter de la democracia chilena: una democracia basada en la desconfian- za hacia el otro y surgida del miedo, no de la conviccién. Los limites de la participacién y de la reforma quedaron manifestadas en toda su amplitud con la Ley de Defensa Permanente de la Democracia y, posteriormente, con la aplicacion de 1a Ley de Seguridad Interior del Estado de 1958 a los movi- mientos huelguisticos encabezados por la CUT y con la incorporacién de los militares a tareas civiles. A medida que la negociacién y el acuerdo fueron minados, los resortes represivos del Estado entraron en funcionamiento. Esta mirada represiva del Estado Benefactor da cuenta de los limites de la «de- mocracia» chilena, dubitativa en su concepcién de los derechos ciudadanos. Las fuerzas armadas que participaron en la reforma concebian al Estado como un ente paternalista, el cual a través de su accién benefactora debilitaria opciones mas radicales. Asi, el Estado de Bien Comin era al mismo tiempo el Estado de la justicia social, de la estabilidad y el orden. La clase politica se sumé a dicha concepcién, formalizando la democracia. Asi, si bien el Estado Benefactor sin duda logré importantes benefi- cios sociales, econémicos y culturales para los sectores sociales que hasta entonces habian estado marginados, también defini las fronteras de la par- ticipacién y de los proyectos de sociedad. Una democracia «justiciera» y «verticalista>, Tales cuestiones despiertan dudas acerca de la fortaleza de la sociedad civil en la construccién y el tipo de democracia. Tal concepcién de la democracia y el Estado alcanzé fuerza al inte- rior de las filas militares, particularmente en el ejército, las cuales fueron fieles a ella gran parte del siglo XX. La profundidad de la conviccién estatista no fue facil de remover. No obstante, una gama de factores fueron debili- téndola lentamente. Por una parte, los problemas creados por el modelo de 160 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. El Estado: balance de medio siglo Luis Corvalén Marquez! Una éptica posible, entre otras, para analizar la historia estatal y politica dela segunda mitad del siglo XX es aquella que se sitda en los sujetos portado- res de proyectos de pais. Desde tal 6ptica, a mi juicio, se podria afirmar que el contenido funda- mental de dicha historia vendria constituida a lo menos por tres elementos principales intimamente ligados entre sf: 1) el agotamiento del patrén de desa- rrollo adoptado por el pais desde los treinta en adelante; 2) el surgimiento, en los cincuenta, de tres proyectos globales, encarnados en distintos sujetos, que se combatieron con creciente safia, proyectos que pretendian reemplazar el patrén agotado; y 3) la imposicién de uno de ellos luego del golpe militar de septiembre de 1973 y su consolidacién a partir de 1990. Tales contenidos se reflejaron de manera especifica en la evoluci6n polf- tica y estatal de nuestro pais durante el lapso aqui analizado. El patron de desarrollo que entré en crisis a comienzos de los cincuenta, obviamente, fue el sustitutivo de importaciones. Este, como es sabido, impli- caba un considerable rol regulador del Estado, en el marco de un esquema «hacia adentro». En torno a él, desde fines de los treinta, se verifico un consen- ' ‘Magister en Historia, Usach. Doctor (c) en Estudios Americanos, IDEA. 165 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. de las bases de una profunda crisis estatal, claramente abierta durante el go- bierno de Eduardo Frei Montalva, crisis que culminaré entre 1970 y 1973. IV Entre 1970 y 1973, la polarizacién politica y social de la que estaban prefiados los procesos descritos alcanzé niveles inéditos. Fue entonces cuando la derecha transit desde su protorrupturismo de fines de los sesenta a un rupturismo abierto. La mencionada polarizaci6n que se produjo durante estos tres afios se vinculé al predominio de los rupturismos por sobre los gradualismos y a la inexistencia de un centro pragmatico capaz de llegara acuerdos estabilizadores con el gobierno de la UP, cuestién que el Presidente de la Repiiblica y la iz- quierda gradualista siempre intentaron, El resultado de ello fue la deslegitimacién del marco institucional de los conflictos y el derrumbe institucional del 11 de septiembre. En este proceso, la derecha consiguié los objetivos estratégicos que se propusiera a fines de los sesenta, es decir, la alianza entre ella, el empresariado, los militares y ciertas clases medias. La deslegitimacién del marco institucional de los conflictos habia terminado asi siendo funcional a aquel rupturismo que pudo cooptar a las FFAA, La dictadura militar que entonces se instauré implicé el comienzo de una profunda reestructuracién del Estado. Més alld de la cancelacién de la vigencia de la Constitucién de 1925, la esencia de esta reestructuracién consis- tid en la insercién de las FFAA en los dispositivos del poder, la eliminacién de los actores sociales y politicos de centro e izquierda de las instancias estatales y el posesionamiento integro de estas por parte de los sectores conservadores. El Estado autoritario asi conformado, ademas, se encargé de destruir, mediante inéditas y prolongadas cuotas de violencia, a los sujetos populares y mesocraticos. De tal modo se resolvié la pugna entre los tres proyectos globales inaugurada en los cincuenta. Se impuso el proyecto de la derecha, que devino en neoliberalismo. La reestructuracién autoritaria del Estado termin6, por tanto, siendo funcional a la implementacién de este proyecto global. 169 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Exilio y retorno. Chile 1973-1994* Carmen Norambuena Carrasco" Se ha dicho que la diferencia fundamental entre la emigraci6n y el exi- lio es el caracter de oligatoriedad de éste Ultimo, pues, las personas son com- pelidas de manera inminente a abandonar el pais, por tiempo indefinido. Desde otro angulo, el exilio es uno de los tantos mecanismos de represién utilizado por gobiernos de corte autoritario, para impedir el cumplimiento y la influencia de proyectos politicos, al mismo tiempo que la imposibilidad de continuar los planes de desarrollo personal que cada cual se ha forjado, todo lo cual, finalmente, trastoca en forma radical la vida de las personas. Desde el punto de vista sicosocial, el exilio implica una ruptura abrupta del individuo con su entorno a la vez que un desarraigo de su medio social y cultural.? No hemos tenido noticia de ninguna persona involucrada en el exilio chileno que, al momento de abandonar el pais, no pensara que el regreso estaba previsto para algunas semanas o meses después. Cuando el horizon- te de la vuelta se alejaba dia a dia, el 4nimo de estos hombres y mujeres fue lentamente deteriorandose, provocando, en muchos de ellos, problemas sicologicos graves, rupturas familiares, en fin, todas las secuelas de la desadaptacion. Los mas visionarios y fuertes asumieron que el proceso seria de mayor alcance e iniciaron acciones tendientes a desarrollar concientemente un plan de insercién en la sociedad de acogida. Al mismo tiempo, muchos se comprometieron en un movimiento de solidaridad con Chile y de presién al gobierno militar. . En esta investigacién participa como ayudante la estudiante de Magister en Historia de la Universidad de Chile, Georgina Vergara Aceituno. ’ Doctora en Historia. Universidad Complutense de Madrid. Académica de la USACH. : DIAKONIA. Accién Ecuménica, «La problemética del retorno de los refugiados latinoamericanos». Cap.ll, 1984. 173 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. dos casos a personas que en ese momento se encontraban o estaban en calidad de condenadas. Las disposiciones juridicas hasta aqui descritas no dejan traslucir el im- pacto que en las personas y su respectivo grupo familiar causaron. Mas atin, si se tiene en consideraci6n que la gran mayoria no habian incluide abandonarel pais en sus proyectos de vida, de corto o mediano plazo. Gran ntimero de personas, a veces familias completas, optaron por el asilo en distintas embaja- das, debiendo el gobierno militar otorgar los salvoconductos pertinentes. En la préctica la llamada Politica de Liberacién o de Deportaciones signi- ficé la elaboracién de listas sucesivas de 100 personas. En estas tomaron parte, junto al gobierno, organismos tales como el Comité de Refugiados, la Cruz Roja Internacional y el CIME (Comité Internacional para las Migraciones). La labor de los encargados de los organismos internacionales se inicia- ba con una conversacién con los afectados para cerciorarse de la aceptacién de abandonar el pais. Luego, los funcionarios se encargaban de realizar gestio- nes ante diversos paises a fin de ubicar a estas personas y sus familias. Paises como México y Venezuela aparecen entre los primeros en aceptar a estos de- portados.” A la politica de las deportaciones masivas también se fueron in- corporando personas que encontrandose en libertad eran arrestadas y envia- das al exilio. Estando vigente tales disposiciones hubo, por cierto, situaciones que las trasgredieron. Es decir, hubo personas que no eligieron destino, otras que no fueron interrogadas acerca de sus determinaciones y, algunos que es- tando en libertad fueron arrestados y sometidos a estas normas. No faltaron, tampoco, otros que estando fuera del pais haciendo uso de alguna destinacién oficial, o siguiendo estudios de perfeccionamiento, no pudieron regresar por temor a ser sometidos a algunas de las normas restrictivas. El exilio chileno, con toda propiedad, podemos caracterizarlo como un proceso fundamentalmente familiar. Se ha estimado que el 76.15 % de los titu- lares de exilio fueron acompafiados por sus respectivas familias, siendo la ma- yoria de ellos casados. El 79.35 % tenian familia integrada por dos, tres y cuatro personas. También, se puede caracterizar como un proceso de sello masculino, pues, el 66.82 % de los titulares eran varones. Sin embargo, la presencia de un 33.18 % de mujeres sefialadas como causantes del abandono del pais merece una especial consideracién, en relacién al grado de compromiso que éstas te- nian con el derrocado régimen. Los hombres y mujeres comprendieron que si su grupo inmediato seguia en el pais, se verfa expuesto a represalias de diferen- te tipo. De otra parte, frente a la amenaza extema el grupo nuclear se cohesiond " Diario £! Mercurio de Santiago de 7 de enero de 1975, 177 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. de conflicto intrafamiliar y de desilusién, producto, muchas veces, de las adversi- dades del medio, especialmente se reflejan los sentimientos en relacién a expecta- tivas no logradas. Todos los elementos causales de frustracion, como dificultades de idioma, carencia de oportunidades de trabajo o de estudio, dificultades de adap- facién escolar de los nifios, pérdida de status social, frustraciones en el plano poli- tico, miedo y temor, etc., se vuelcan en la familia. Esta se transforma en una espe- cie de receptor de frustraciones que buscan su compensacién o reparacién. Pero, superadas esas dificultades, el individuo o las familias se propo- neny tratan de alcanzar metas a corto, mediano o largo plazo. En estas tiltimas se incluye el deseo de reestructurar lo que el exilio determin6 como quiebre y ruptura. En un intento de proyectarse hacia el futuro, la persona crea un vin- culo entre éste, el pasado y el presente, que tiene caracteristicas de balance de todo lo vivido. Es una etapa de redefiniciones, y a nivel familiar se produce, nuevamente, una situacién de alto riesgo para la cohesién del grupo, ya que aqui confluyen todas las experiencias acumuladas. La toma de decision mas fundamental que se plantea el exiliado en esta etapa, es el retornoo la permanencia en el pais de acogida. El tema es asumir la condicién de emigrante o retornar al pais. El retorno Transcurridos 10 aftos de la salida al exilio de los primeros grupos, el deseo del regreso al pais se intensifica. Sin embargo, la idea primera de un re- tomo para incorporarse a la lucha contra el régimen, se matiza con nuevas moti- vaciones surgidas del propio exilio. Motives familiares, anhelos largamente es- perados, fuertes nostalgias, van muchas veces superando a los de corte politico. Lo cierto es que la suma de causales va influyendo en la decisién de preparar el regreso.? Caria de Aniceto Rodriguez que con motivo de la muerte, en Chile, de su segundo hermano, escribe:...«Ratil se fue de la vida sin recibir mi despedida fraterma como ambos lo deseéramos. Lo mismo ocurtié hace siete afios con mi otro hermano Robinet, a quien tampoco pude estrechar entre mis brazos antes que muriera. A rafz de ese hecho triste, en 1980 les escribfa a mis dos hermanos: «Sufrfal saber la muerte de nuestro querido hermano Robinet y no sf qué habria dado por estar junto a €\ para danie ta postrer despedida. EI fue un romintico rebelde y un poeta... Al salir de Chile me regalé una bandera nacional para que la levase donde quiera que fuese, como un vinculo indestruc- tible con la patria que dejaba... Asflohe hecho y pienso volver con ella, algtn dia, més temprano que tarde... n0 sé en este minuto siel reencueniro seré pronto, lejanoo imposible. Pero, seamos optimistas, y pensamos que los miedos se irdn pronto y que yo podré volver a la patria con la bandera que me dio mi hermano caido y que flameari de nuevo junto a miles de otras banderas chilenas que regresarén desde los cuatro puntos cardinales del planeta». Caracas, junio de 1980, Revista Hoy julio de 1986. 181 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. trativa que llevara a cabo tales propuestas en relaci6n a lo que se estimaba una reparacién a los dafios provocados por el exilio. Asi, a los diversos grupos que tempranamente dedicaron sus esfuerzos a apoyar el retorno de los exiliados, se sumé6, en 1991, la creacién de la Oficina Nacional del Retorno.” Su principal disposicién sefialaba como objetivo fundamental: «Estu- diar, proponer e impulsar la aplicacién de planes, programas y proyectos diri- gidos a facilitar la reinsercién social de los exiliados que tengan o hayan tenido Ja nacionalidad chilena, asi como de los hijos nacidos en el extranjero de padre 0 madre exiliados que sean o hayan sido chilenos, que retornen o hayan retor- nado al territorio nacional»."_La ONR financié sus actividades con un aporte estatal menor, en tanto que el grueso fue financiado gracias a la cooperacién internacional.” Los logros de la Oficina Nacional del Retornose pueden evaluar no sdlo a través del andlisis numérico de los 19.251 titulares y de sus grupos familiares que ascendieron a la cantidad de 56.000 personas atendidas por esta institu- cién, sino, en palabras de su director, por el significativo aporte que ésta hizo a la reconciliacién nacional. Ms alld de los problemas del retorno y dela reinsercién, el trabajo dela O.N.R. significé poner en contacto a través de la «Carta Informativa», a més de cien mil chilenos residentes en distintos paises del mundo. Ademés, el retorno signific6 para el pais la Hegada de unos 1.300 profesionales formados en el exterior, sin costo para este pais.” La edad de los titulares del retorno va mayoritariamente entre los 30 y los 49 afios, acumulandose all{ el 58.82%. En tanto que el 65.15% de los hijos de los retornados se inscribe entre los 6 y los 20 afios. También hubo especial preocupacién por el retorno de los académi- cos en el exilio. En el mes de diciembre de 1990, se realiz6 en Santiago el seminario «Exilio-Retorno de Académicos-Intelectuales», patrocinado con- juntamente por el gobierno, organismos internacionales, universidades, cen- » La Oficina Nacional del Retomo se creé por Ley N. 1.994 de 26 de abril de 1991. Seminario Exilioy Retomio de Académicos ¢ Intelectuales. «E] Reencuentro Es Posible>. Santiago, ddiciembre de 1990. Imprenta PRISMA CHILE LTDA., septiembre de 1991. pp.135-148, La colaboracién fue recibida, entre otros, de parte la Comisién de las Comunidades Europeas y de los gobiemos de Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Holanda, Suecia y Suiza, que otorgaron cooperacién bilateral; y los gobiemos Espafia Italia y Austria que realizaron programas especiales para el retorno de chilenos residentes en sus pafses. 136 médico-cirujanos, 135 ingenieros civiles, agrénomos y de minas, 51 srquitectos, 40 ciryjano- deniistas, en total més de $50 profesionales. Informe Anual del Director de la O.N.R., 1993 185 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 1. De los conventillos y las callampas a las villas y poblaciones Si algo llama la atenci6n al historiador social de! periodo que va desde la segunda mitad de los cincuenta hasta fines de los sesenta, es el profundo cambio que vivieron los pobres de la ciudad en sus modos de insercién o en sus modos de habitar la ciudad. En efecto, el panorama en los cincuenta era el de un creciente deterioro de la habitacién popular, o dicho de otro modo, San- tiago y el pais enfrentaban un “déficit habitacional” de tal magnitud, que llevé a los politicos chilenos a reconocer, mas de una vez, que se trataba ni mas ni menos que del mayor problema social del pais. Si se trata de dar algunas imégenes para graficar el problema, diremos que el Primer Censo Nacional de la Vivienda, reconocié en 1952 que el 31.7% de la poblacién de Santiago, es decir 569.200 santiaguinos, vivian en 117.252 vi- viendas precarias: en departamentos o piezas en una casa, piezas de conventillos, ranchos, rucas, chozas, callampas 0 alguna forma de vivienda colectiva’. Y si se trata de reconocer empiricamente la situacién de los pobres, diremos que la Municipalidad de San Miguel indicé més de una vez que el Zanj6n de la Aguada era el principal cord6n de miseria que rodeaba el sec- tor sur de la capital. Estim6 el mencionado Municipio que unas 30 mil per- sonas vivian en “un cordén interminable de casuchas infectas, mal olientes, donde miles de familias viven en la més absoluta promiscuidad y en las peores condiciones sanitarias, sin agua, alcantarillado y practicamente sin ningtin servicio de urbanizacién”?. Al Zanjén habia que agregar las poblaciones callampas de las riberas del Rio Mapocho y el Cerro Blanco, que eran las més conocidas de Santiago. Pues bien, aunque siempre hay iniciativas anteriores, fue en el Zan- jon en donde literalmente “se encendié la chispa” que iba a transformar el orden urbano de Santiago. En efecto, luego de varios incendios de poblacio- nes callampas del Zanjén, un grupo de damnificados, apoyados por la iz~ quierda y por la Iglesia Catdlica, estimé que ya no podian seguir viviendo en tales condiciones y procedieron a “tomar sitios” en la ex-Chacra La Feria, el 30 de octubre de 1957. Alli, dieron origen al “Campamento de la Victoria” (hoy, Poblacién La Victoria). a Primer Censo Nacional de la Vivienda, Santiago, 1952. a Manicipalidad de San Miguel, Actas, sesiones ordinarias, 8 de enero de 1953. 190 La toma de La Victoria puso en evidencia el fracaso de las politicas de vivienda popular de Ibéfez, que habia prometido en 1952, terminar con las poblaciones callampas, y estimul6 a la administracién Alessandria poner en prdctica la primera politica de Estado de envergadura para enfrentar el déficit habitacional. El conocido DFL-2 hizo posible entonces acelerar los trabajos de urbanizacién en diversos lugares de Santiago, para erradicar pobladores de las callampas y en pocos meses en algunos casos, 0 en pocos afios en otros, nacieron grandes poblaciones. Entre ellas la Poblacién San Gregorio -en sélo cuatro meses, en 3.900 sitios previamente habilitados, se instalé a 20 mil perso- nas-, y la mayor poblacién popular de principios de los sesenta, la Poblacién José Maria Caro, en donde se urbanizaron 9.000 sitios que en 1965, sumados a Lo Valledor, daban habitacién a 88.353 personas. A pesar de la “obra de Alessandri”, el déficit habitacional persistié alo largo de su mandato y también la presién popular, que se expresaba, por una parte, en un ntimero siempre mayor de inscritas en la CORVI que las reales capacidades de esta institucién de absorber la demanda popular por vivienda. Por otra parte, la presién se expres6 también poniendo en juego los aprendiza- jes acumulados a partir de La Victoria, de tal modo que el 22 de julio de 1961, un grupo organizado de pobladores de diversos barrios de Santiago, tomaron sitios en la ex-Chacra Santa Adriana. De este modo, la accién del Estado bajo Alessandri, en ldgica medio asistencial, medio liberal, no fue suficiente para enfrentar el abultado déficit de viviendas, de tal modo que el gobierno de Frei reformularia las polfticas de vivienda, creando el respectivo ministerio, el MINVU, en 1965, y un vasto pro- grama de construccién de viviendas, 360 mil en seis afios. Muy pronto sin embargo, habida cuenta de los siempre escasos fondos estatales, pero también del terremoto de marzo de 1965 y los respectivos tem- porales de invierno de ese afio, el gobierno de Frei se dio a la tarea de insistir mas en encontrar “soluciones habitacionales” que en la construccién de vi- viendas definitivas. Naci6 entonces el mayor programa de viviendas para los pobres de Santiago: la Operacion Sitio. Pero como el gobierno de Eduardo Frei Montalva no era un gobierno de administracién, sino que decambio social y dotado ademés de una teoria acer- ca de los pobres urbanos -la teoria de la marginalidad-, que sugeria nuevas propuestas de integracién de los pobladores a la sociedad, antes de poner en practica la operaci6n sitio, se realizé una verdadera “consulta popular”, entre el 16 yel 21 de agosto de 1965. Se llamé al pueblo organizado y no organizado a inscribirse en 14 lugares distribuidos en las principales comunas populares de Santiago. Los resultados fueron sin dudas reveladores y al mismo tiempo 191 preocupantes: se inscribieron 10 mil familias diarias, de tal forma que en seis dias que duro el llamado a los sin casa, se habian inscrito un total de 62.739 familias, que representaban a unos 300 mil capitalinos. Aclaremos, la politica de vivienda de Frei no sélo consideraba las “so- luciones habitacionales”, sino que también la construccién de viviendas de- finitivas, claro que la meta de construir 360 mil casas en seis afios, sélo se lograria en dos tercios de lo estimado. Paralelamente la politica de solucio- nes habitacionales crecié mucho més alld de lo programado, ya que los po- bladores siguieron presionando, al menos por un sitio en la ciudad. En efecto, a mediados de 1966 se habia logrado responder a la demanda de 11.000 de los 62 mil inscritos, y se habfan creado 22 nuevas poblaciones en 13 comunas de Santiago. Sin embargo, quedaban 50 mil familias, por decirlo de una manera en “lista de espera” y demoraban los planes de expropiacién de terrenos en Santiago asi como los contratos para urbanizar sitios, amén que el sistema publico no se adaptaba al ritmo de la demanda social y los privados estaban mas interesados en construir para los grupos medios y altos que para los pobres. Fue entonces, en este contexto, que el 14 de marzo de 1967, se produjo la significativa toma de Herminda de la Victoria, en la comuna de Barrancas. Prolongadas negociaciones siguieron a la toma de Herminda hasta que el Ministerio se allané a comprar sitios para que los pobladores “en toma” iniciaran las construcciones de sus viviendas. Pero, la situaci6n de Herminda pronto se reiteraria, las operaciones sitio no iban al ritmo de la presién de los pobladores, que apoyados tanto por la Promocién Popular como por la Iz- quierda, habian expandido sus viejas capacidades organizativas. Se aceler6é entonces el tiempo histérico y crecié la organizacién de los sin casa, que entre el afio 1969 y 1970 cambiarian por completo la fisonom{a urbana de Santiago. Los pobladores a estas alturas ya no se concebian como asistidos por el Estado, sino que reivindicaban un derecho social, su sitio, y una vivienda dig- na en la ciudad. Y para ello, si el Estado no caminaba al ritmo de sus deman- das, ya era posible moverse al ritmo del propio movimiento social. En térmi- nos practicos habia dos caminos: lograr la asignacién en una operacién sitio 0 tomar sitios en una accién debidamente planificada. En este contexto, y ante el predominio de discursos en favor del cam- bio, Santiago estallé por sus cuatro costados. En la zona norte, a la opera- ci6n sitio que estaba dando origen a la Poblacién La Pincoya, en junio de 1969, se sumaron los del Campamento Pablo Neruda, que venian de una toma en la calle Guanaco de Conchali. Eran del Comando de los Sin Casa de Conchali, cuyos dirigentes repartieron, plano en mano, dos mil sitios y 192 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 2. De “masas independientes” a interlocutores reconocidos por el Estado, o de las tradiciones organizativas que se potenciaron en los afios sesenta A mediados del siglo XX, el sujeto popular por excelencia era la clase obrera, tanto en sus capacidades organizativas-el sindicalismo- como por el pre- dominio de los discursos clasistas elaborados especialmente por la izquierda politica. Desde el punto de vista de la historiografia nacional, fue también en los afios cincuenta que debutaron las historias del movimiento obrero en Chile. Los pobladores no eran “objeto de ciencia” todavia en estos aitos, inde- pendientemente que la novela se adelantara a la historia para narrar las for- mas de vida de los mas pobres. También las asistentes sociales estuvieron a la vanguardia, dedicando sus memorias y estudios de grado a las poblaciones pobres de Santiago, ya a principios de los aftos cincuenta. Pero, independientemente de la debilidad discursiva en relacién a los pobres de la ciudad, estos venian desarrollando sus propias iniciativas de auto-organizacién. En los afios cuarenta, ya se podian reconocer diversas Juntas de Adelanto, Juntas de Pobladores o Juntas de Vecinos y un Frente Nacional de la Vivienda. En los cincuenta, el cuadro comenzé a modificarse cuando se expandieron los mas diversos Comités de Agregados, de Pobla- dores, Femeninos o simplemente de Vecinos. Se trataba de grupos de autoayuda, de espacios de participacion social y también de presi6n sobre el Estado. Ahi esta el caso de La Victoria que surgié de la accién coordinada de diversos comités poblacionales. Dos actores fueron entonces relevantes entre los pobladores, la Iz- quierda politica, en especial el Partido Comunista, y la Iglesia Catélica. En el caso del PC se empezaba a constituir el primer discurso en favor de un movimiento de pobladores, al punto que ya entre 1959 y 1961 se podia leer en la Revista Principios diversas indicaciones encaminadas en esta direc- cién.? Paralelamente la Iglesia Catélica promovia la organizacién de Cen- tros de Madres y el Hogar de Cristo-Viviendas colaboraba en las erradicaciones de poblaciones callampas.* 7 Bert, Andress “Los gerentes organizan cl gran negocio con la vivienda popular” Revista Principios N° 55, Santiago, marzo de 1959, pag. 37; Contreras L., Carlos, “La crisis de la vivienda”’, Revista Principios N’ 61, Santiago, sept. de 1961, pag. 50. a Sanhuesa, Enrique “Hacia un nuevo movimiento de pobladores” Revista Mensaje N° 90, Sigo, julio de 1960, pags. 256 y ss. 194 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. la memoria del movimiento, sino que para demostrar la existencia del movimiento mismo. Los elementos de continuidad vienen dados por un tejido social so- bre el cual opera la subjetividad de los dirigentes sociales que generan es- trategias de accién colectiva a partir de las condiciones de vida. Los dirigen- tes son los que piensan el movimiento desde el punto de vista de su interaccién estratégica con los agentes de la reproduccién del orden. Su bio- grafia resulta un elemento clave para la continuidad del movimiento por- que en ellos reside la memoria del conflicto. Las estrategias dirigenciales operan movilizando los recursos de que dispone un grupo en una perspecti- va estratégica. Ser dirigente requiere conectarse con un grupo social que esta definido tanto por su posicién en la estructura social como por una subjeti- vidad caracteristica: se puede denominar tejido social a la combinacién de una base social y una cultura. La accion colectiva movilizada por los diri- gentes se asienta entonces en redes sociales que permiten reconocer la posi- cién estructural de la base social y se cohesiona en tomo a procesos cultura- les de identificacién social y proyecto. En otros trabajos he abordado el tema de la continuidad de la accién colectiva entre los pobladores (Espinoza 1994, 1998). El objetivo de la ponencia es algo mas ambicioso pues junto con presentar una reconstruccién sociolég ca de parte de la historia de los pobladores busca poner esta historia en rel: cién con otros actores del conflicto, en particular el sindicalismo y el mov miento de mujeres. La selecci6n de estos tres movimientos involucra un corte analitico cuya arbitrariedad debe justificarse. El punto de partida son los and- lisis relativos a los pobladores, de los cuales el sindicalismo y el movimiento de mujeres son sus parientes mas directos. El sindicalismo porque sus orienta- ciones redistributivas fueron la base para tematizar problemas de condiciones de vida que estén al centro de la accién de los pobladores, especialmente los que representa la vivienda. Las mujeres constituyeron por largo tiempo el com- ponente social basico de las organizaciones de pobladores, sin que su peso fuera notorio en el movimiento. En buena parte su ausencia se debe a la cegue- ra de género de los estudiosos y estudiosas, que las oblitera del andlisis; sin embargo las propias mujeres no alcanzan sino hacia fines de los 80 un grado de autonomia que haga visibles sus orientaciones como un elemento especifi- co del movimiento de pobladores (Salman 1995). El perfodo que arbitrariamente impone la convocatoria al seminario comprende, a mijuicio, dos ciclos hist6ricos diferentes. De una parte, el auge y declinio de un ciclo de integracién institucional que se inicia a comienzos de siglo y se cierra con las protestas de los ochenta, cuyo conflicto central es la 198 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. posicién econémica, la cultura y su modelo de sociedad le otorgan al sindi- calismo preeminencia sobre otros actores de! conflicto social, como los estu- diantes y los propios pobladores. De hecho, el primer aspecto que resaltaba entre los pobladores era su heterogeneidad interna tanto en términos de su posicién econémica como de sus orientaciones valéricas 0 preferencias por modelos de sociedad. No es sélo la coherencia del sindicalismo la que le gana el ascendien- te sobre otros actores sociales, sino que la orientacién reivindicativa se en- garza casi perfectamente con la centralidad del conflicto redistributivo en la sociedad chilena. En efecto, los afios 50 marcan el fin del Ilamado periodo facil de sustitucién de importaciones e inauguran un perfodo de crisis cicli- cas que contrasta con el crecimiento de los 40. El conflicto redistributivo se engarza con la redefinicién de proyectos politicos, los cuales ponen énfasis en la ampliacién de la participacién social, alcanzando el peak en los afios 1964-1973. De aqui que el conflicto redistributive se orientase preferente- mente hacia la negociacién con el sector ptiblico. Entendamos bien, se trataba de una negociacién que no exclufa el con- flicto, s6lo que este se daba en una arena institucional y que esta misma fue resultado de la presién abierta por el mismo sindicalismo; nada més lejos a este modelo que la cooptaci6n. Por veinte afios, de 1953 a 1973 el sindicalismo oper6 sobre la base de una negociacién cuyo referente privilegiado era el sec- tor ptiblico. Los conflictos a nivel de empresa se potenciaban en su relacién con un campo institucional que la acci6n del sindicalismo también contribuia a ensanchar. La orientaci6n reivindicativa del sindicalismo subordiné otros actores sociales, que se definieron por referencia a este; el simbolo de la subordinacién es la presencia de departamentos de pobladores y mujeres en la CUT. En el caso de los pobladores, su propia accién se inscribié en los rangos del conflicto redistributivo. Su demanda se concentré en la vivienda, que incluso se la con- cebia como parte del salario indirecto, y sus métodos de accién se acercaron progresivamente ala integracién por medio del conflicto y la lucha institucional. Las mujeres permanecieron excluidas de este modelo de acci6n y fueron par- cialmente recuperadas por medio del énfasis que los programas de promocion y participacion popular pusieron entre 1965 y 1973. Aun asi, el peso de sus demandas en organizaciones comunitarias se vio opacada por las tomas de terreno que representaban el modelo de integracién conflictiva en los marcos de la lucha redistributiva. Por contraste con el sindicalismo que logra jerarquizar adecuadamente las orientaciones a la accién presentes en su interior, las orientaciones descritas 202 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La Unidad Popular La acci6n reivindicativa se mantiene con el crecimiento del ntimero de tomas, pero ella permanece sometida, tal como en el pasado, a la mediacién de los partidos politicos. Por razones més politicas y heteronomas que sociales y auténomas el eje de integracién politica-comunidad creado por la politica de promocién popular se desplaza hacia uno de reivindicacién-integraci6n poli- tica. Pero este cambio puede ser interpretado tanto como un efecto de los cam- bios ideolégicos en la esfera del gobiemo y los partidos, como un desplaza- miento auténomo de las practicas. La gran leccién de este periodo sigue sien- do el fracaso de las tentativas de vincular la reivindicacién a una légica de ruptura revolucionaria por agregacién de descontento. Esta tentativa fue ven- cida mayormente por la amenaza que representaba para la vida comunitaria; en efecto, la ruptura revolucionaria rompia con las figuras del populismo en las que se inscribia toda la historia de las luchas de los pobladores. El periodo de la Unidad Popular esté dominado por la asociacién de una légica reivindicativa, bautizada como participacién popular, y también por la mantencién de la institucionalizacién. El esfuerzo se desplaza a los cam- pamentos, la accién comunitaria pasa a un segundo plano, mientras que la ldgica de ruptura se autonomiza con experiencias como Nueva La Habana. Pero permanece en el marco de una politica nacional-populista y la logica de ruptura va como “al lado” del modelo general. El sistema institucional intenta responder y canalizar las demandas de los grupos de pobladores organizados, cuya vida cotidiana aparece opacada por la politica; la logica de ruptura no aparece vinculada ni a los procesos reivindicativos ni a la vida comunitaria. Periodo de las protestas Los sindicatos y las organizaciones profesionales lamaron a las prime- ras protestas a las que se suman los pobladores cuyas organizaciones de nin- guna forma tuvieron la iniciativa. Los partidos politicos aprovechan entonces la brecha abierta para acrecentar su capacidad de intervenci6n. De hecho las protestas se dirigen también a los partidos politicos que debieron dar forma a la “demanda democritica” del pais. Mas alla de la expresién de descontento econdémico, los pobladores que participan en estas jornadas desean que se lo- gre la unidad del pueblo capaz de ofrecer unaalternativa a fin que se reabra el proceso de negociacién. Posteriormente, las protestas populares se desplaza- ron hacia los barrios periféricos, donde la l6gica comunitaria recubriria la 206 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. tes; y ya sabemos que no hay relacién directa entre posicién y comportamien- to. Si buscamos por el lado de los conflictos encontramos desde un incremento de las manifestaciones descontroladas, movimientos de resistencia, movimien- tos de defensa, expresiones de innovaci6n cultural, con el mismo nivel de rele- vancia de los conflictos redistributivos clasicos y aun la lucha de los derechos humanos. Al revisar los principios de diferenciacién encontramos entonces una textura en la identidad popular que parece caracterizar un componente mas autonomista, de identidad més diversa y con mayor relevancia de la subje- tividad. Los actores definen su participacién basados en su responsabili- dad y desde la libertad individual, de modo que favorecen su alta diversi- dad. De aqui que las discusiones y representaciones de los conflictos alu- dan paralelamente a procesos de definicion de identidad junto con mode- los de sociedad. La ausencia de antagonistas claros es lo que facilita la co- optacién de los actores por el sector ptiblico, pero es Io mismo que acerca el debate hacia el plano politico. El debate de la identidad, que es en reali- dad una combinacién de elementos de identidad y totalidad, se define mejor como un debate normativo o cultural en términos que los elementos pre- sentes forman parte de los innegociables, pues atafien a la constitucién misma del actor’. La base social, en estas condiciones, desarrolla una subjetividad que expresa no s6lo los cambios en las posiciones sociales ms relevantes, sino la diversidad de experiencias de vida de sus integrantes. Si bien el Estado contindia siendo un referente central de las organizaciones sociales, hay bastante espacio para esperar en movimientos descentralizados. En tales condiciones, las movilizaciones sociales asumiran un cardcter parcial y frag- mentado, de busqueda dentro de lo diverso, que corresponden con propie- dad a lo que Felix Guattari denomina movimientos moleculares. Este mo- vimiento no se representa adecuadamente como una jerarquia, como un 4rbol con sus ramas o un organigrama con linea ejecutiva y departamen- tos. La representacién mds adecuada es la de una red o rizoma, donde se superponen conjuntos de relaciones dinamicas y cambiantes. En tales con- diciones no puede haber hegemonia de un sector sobre otro y el poder como dominaci6n tiene menos plausibilidad que el poder como potencia. a Sin duda, el conflicto redistributivo puede adquirir relevancia en condiciones de recesién econdmica;, perocllo no llevaré aun cambio de oricntacién de las tendencias aqui hipotetizadas. El movimiento social es unaexpresién de subjetividad hist6rica, ¢ historicidad, esto es a operacién que la sociedad realiza sobre sf misma en la produccién de un nuevo orden. De alli que al pensar en \érminos de scenarios estratégicos, podemos senialar que estamos al comicnzo de un ciclo valorico. 210 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. privada y dela vida publica y ha contribuido al desplazamiento de las fronte- Tas que separan lo publico y lo privado. Asimismo, ha ido progresivamente modificando la idea de que las diferencias por razones de sexo pueden dar origen a desigualdades. Es esa la singularidad de su contribucién al proceso de democratiza- cién politica y de la vida social en Chile. En este sentido, su rol mediador entre sociedad civil y Estado ha sido fundamental para introducir cambios en el ordenamiento social, particularmente para extender los derechos civi- les, sociales, econémicos y politicos hacia las mujeres. Su potencial transfor- mador es sociocultural, ademas de politico (Evers 1984). El sostener tales afirmaciones implica aclarar lo que estamos entendien- do por accién colectiva y por movimiento de mujeres. Entendemos el movi- miento de mujeres como un proceso social amplio que, involucrando a innu- merables actoras, en forma individual y colectiva da origen a un actor social a partir de un conflicto, de una identidad y de una voluntad de accion transformadora portadora de un proyecto de cambio cultural que busca negar la negacién de que es objeto cotidianamente (Valdés 1993). Siguiendo a Melucci (1988), el movimiento conforma un sistema de accién colectiva basado en la solidaridad, en la identidad compartida, que busca desplazar los limites del sistema ola cultura imperante. Los conflictos sociales que originan hoy dia los movimientos salen de la esfera econémica tradicional hacia las areas cultura- les: la identidad personal, el tiempo y el espacio de la vida cotidiana, las moti- vaciones y los patrones culturales de la accién individual. Los actores de los conflictos son temporales y su funcién es revelar los proyectos, anunciar a la sociedad que existe un problema fundamental en un area que los afecta. Se trata de actores que no luchan meramente por bienes materiales 0 para au- mentar su participacién en el sistema, sino por proyectos simb6licos y cultura- les, por un significado y una orientacién distinta de accion social e intentan asi, cambiar la vida de las personas. Con esta lente vemos a mujeres que, en forma auténoma y organizada, han irrumpido en el escenario pitiblico -en determinados periodos- con pro- puestas de cambio por considerarse objeto de discriminaciones en sus dere- chos civiles y politicos, individuales, sociales y econémicos. No nos estamos refiriendo, por tanto, a aquellas movilizaciones de mujeres que, si bien han tenido presencia piiblica, han buscado la conservacién del papel que la tradi- cién reserva a las mujeres; acciones ocasionales que, en general, sirven como soporte a las corrientes conservadoras que asignan un papel esencialmente privado, familiar y materno a las mujeres, naturalizando las diferencias entre los géneros. 215 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. institucionalizaci6n, en que las lideres del movimiento privilegiaron la accion en los partidos politicos y en los espacios que la nueva ciudadania abria. La ola que acompaiié al sufragismo permeé las instituciones y numerosas mujeres se fueron incorporando a nuevas tareas. El movimiento entré en una fase de la- tencia. Simulténeamente, fue el tiempo del olvido, tupido velo tendido sobre el quehacer incansable de las mujeres. Cuando en 1947 se creé la Asociacién de ‘Amas de Casa se estaba echando las bases de uno de los procesos organizativas femeninos més significativos de esta segunda mitad del siglo veinte, procesos que alimentarén e] renacer de la accién colectiva tras el quiebre democratico del golpe militar. Se inicié una red de centros de madres en constante expan- si6n, tanto por la voluntad disciplinadora de los grupos en el poder, como por el deseo de las propias mujeres de desplazar las fronteras de lo privado, de salir del encierro doméstico e incorporarse a un més alla, todavia no del todo piiblico, pero ya en una avanzada en esa direccién’. Tupido velo que no quiso ver c6mo las invasiones paulatinas de terrenos, y después las tomas organiza- das, tenfan como principales actoras a esas mujeres que, en virtud de aquel mandato -muy tradicional- de ser duefas de casa, desplazaban una vez més las fronteras de lo privado y hacfan publica su necesidad. Asimismo, tupido velo que impide encontrar en los diarios de la época los rostros de las legisladoras que fueron abriendo camino para adecuar, al menos en parte, las leyes a las necesidades de las mujeres. Una excepci6n es Inés Enriquez, primera diputada y promotora, en varias legislaturas, de la ley de divorcio’. Pero en la memoria popular estan instalados tanto los centros de ma- dres, en tanto oportunidad de desarrollo para las mujeres, como las tomas de terreno y algunas leyes que concertaron a las mujeres de todos los sectores politicos, por ejemplo, a Wilna Saavedra (DC) y Mireya Baltra (PC), para lo- grar salas cuna en los lugares de trabajo y facilitar asi la incorporacion femeni- na al mercado laboral. Asimismo, es un tiempo de disciplinamiento, en que las mujeres devinieron en intermediarias fundamentales de las politicas y programas di- rigidos hacia los sectores populares, convocadas por unos y otros por su rol en la familia’. Tiempo de disciplinamiento de las mujeres también en aras de : Se estima en un millon las mujeres que participaban en los centros de madres al producirse el golpe militar Gaviola 1988). Louy Rosenfeld, cineasta chilena, autora de dos videos sobre el movimiento de mujeres sobre e! sufragismo y el periodo 1950-1973, no consiguié imagenes ni fotografias de la mayorfa de las parlamentarias de los afios 50 y 60. “Aqui va la clase obrera, hacia el triunfo, querida compafiera. Y enel dia en que yo muera, mi lugar Jo tomas ta, reza el himno de la CUT. 219. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. to e invisibilidad- se institucionalizan y resignifican las ideas y demandas ex- puestas por las mujeres a la sociedad. No obstante estos periodos de silencio, la memoria parece ser un referente privilegiado para laconstitucién deeste movimiento: se apela a las huellas dejadas por otras mujeres y su accién colectiva, para reconfigurarse y reinventar, o actuali- zar,su propio ideario y fortalecer su identidad. Las mujeres recurren una y otra vez a lahistoria para nutrirse. En efecto, el movimiento de mujeres se caracteriz6, tanto en su etapa sufragista como en aquella que buscé democratizar la vida publica y privada y reconquistar la democracia, por urdir un relato que mostrara este recorrido. Este trayecto no olvid6 las primeras experiencias que buscaron emancipar a las mujeres chilenas y de esta forma se fueron anudando distintas figuras de mujeres, desde aquellas anénimas obreras de las mancomunales obreras, pa- sando por figuras que combatieron desde el anticlericalismo como Belén de ‘Zarraga en la pampa salitrera la discriminaci6n de que eran objeto las mujeres, hasta Olga Poblete y Elena Caffarena como exponentes de la lucha por los derechos politicos, sociales y culturales. Desde la lucha por el voto protagonizada por el MEMCH y las demas organizaciones de mujeres de la primera mitad del siglo, hasta el levantamiento de la consigna “democracia en el pais y en la casa” bajo la dictadura, las fronteras entre lo piblico y lo privado fueron desplazadas por el movimiento de mujeres. Es propio de los procesos de modernizacién y modernidad el levanta- miento de la nocién de secreto asociada a la vida privada y familiar (Perrot, 1998). Esto ha contribuido al desvanecimiento las distinciones entre el afuera y el adentro, la familia y la politica, lo publico y lo privado. La nocién de derecho ingresé al mundo amurallado dela vida privada y al hacerlo produ- jo un nuevo escenario proclive a que los miembros de la familia comenzaran a moverse por sus propios intereses, colocando en tensién los intereses fami- liares con aquellos de los individuos, y a cuestionar la autoridad incontestada del padre en la familia tradicional. La inclusién de una nocién de derechos que se hace extensiva a las mujeres, y el hacer de los asuntos privados problemas politicos, ha dado cuer- po a este movimiento de fronteras que ha puesto al descubierto nuevas for- mas de concebir la vida privada, la propia nocién de democracia asi como aquélla de justicia social. Tal vez el mayor logro del movimiento de mujeres en los tiltimos cincuenta afios es haber posicionado un tema fundamental para la construccién de ciudada- niay parael avance de la democracia: la ruptura dea dicotomia publico/privado, aquella frontera que separa las cosas que requieren ocultarse de otras que necesi- 223 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. —_—_________——— (1997) “Corriendo y des- corriendotupidos velos”, en FLACSO, Chile 96. Andlisis y Opiniones, FLACSO, Santiago. Valdés, Teresa y Enrique Gomériz (coords) (1993) “Mujeres Latinoamerica- nas en Cifras. Avances de investigacién. Chile. VIII. Organismos y accién de promocién de la mujer”, Documento de Trabajo, Serie Estudios Sociales N° 37, FLACSO, Santiago. Valenzuela, Maria Elena (1987) La mujer en el Chile militar. Todas fbhamos a ser reinas, Ediciones Chile-América, CESOC-ACHIP, Santiago. Vidal, Violeta (1972) La emancipacién de la mujer, Editorial Quimantd, Santiago. Veneros, Diana y otras (1997) Perfiles revelados. Historias de mujeres en Chile. Siglos XVIII al XX, USACH, Santiago. 227 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. fin del proletariado, el predominio de los sectores medios y una tendencia creciente hacia la heterogeneidad social. En Chile, junto a la expansi6n del sector industrial se produjo el creci- miento del empleo publico (a partir de los afios 40) y la subsistencia de formas laborales tradicionales (campesinado, inquilinaje). La homogeneidad social no pasaba de ser una aspiracin de los te6ricos. La importancia relativa de los empleados habia ido en aumento desde los afios 40. En 1960 era cercana al 20% de los ocupados; en 1970 ya llegaba a un 28% y en 1992 era de casi un 33%. Los obreros, en cambio, disminuyeron su peso relativo desde un 45% en 1960, a un 30% en 1992. Si a esto sumamos la sindicalizacién de los obreros agricolas y campesinos en los afios 60, el panorama era de una compleja heterogeneidad. La legislacién laboral de 1924 profundizé las diferencias entre obreros y empleados, estableciendo instituciones y beneficios distintos. Esto se sumo a la brecha salarial que sustentaba distintos status y condiciones de vida. A par- tir de los afios 80 la proporcién de obreros disminuy6, tanto por la crisis que afectaba a la industria, como por la creciente importancia de los servicios y la actividad comercial. En materia legal se produjo la eliminacién de la distin- cién entre obreros y empleados (con el nuevo Plan Laboral). Aunque esto no ha significado terminar con las diferencias culturales y sociales entre ambos segmentos, la base institucional que las profundizé y alenté ya no existe. Adicionalmente, al parecer se ha producido una pauperizaci6n de los estratos medios, lo que ha acortado las diferencias salariales entre obreros y emplea- dos. 4. La dispersin del trabajador asalariado El tamafio promedio de las empresas se ha reducido en las ultimas dé- cadas. Los grandes establecimientos fabriles que concentraban a un nimero importante de operarios han dado paso a unidades econémicas mas peque- fias. La férmula mds recurrente ha sido la externalizacién de servicios y de etapas del proceso productivo. Esto no ha significado una desconcentracién de la propiedad, sino en muchos casos una mayor flexibilidad en la gestién que ha facilitado que se desarrolle un proceso de concentracién econémica en muchos rubros. La reduccién del tamafio promedio de los establecimientos también se ha fortalecido por la proliferacién de microempresas. A esto se suma el hecho de que las mujeres asalariadas se concentran en las empresas de ta- maiio mas pequefo. Todo esto ha atomizado la distribucién espacial de los asalariados y 232 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. mismo las posibilidades del sindicalismo tradicional (calificado de inviable, desfasado, etc.); y otra que ve, sin una connotacién negativa, la necesidad de delimitar el campo de accién propio del sindicalismo. Ambas ponen en duda la pertinencia (por distintas razones) de plantear proyectos y estrategias globalizantes. Las propuestas de cambio sélo tendrian un ambito restringido, local, adecuado a cada realidad especifica. Al sindicalismo le corresponderia la administracién eficiente de los intereses particulares de los afiliados, repre- sentando sus demandas ante la empresa y ofreciendo los “servicios” requeri- dos por los socios. Esta visi6n tiene mayor fuerza entre los sindicatos base, alejados del debate de las federaciones. En algunas grandes empresas esto es posible, debi- do a la mayor capacidad de negociacién que tienen. En este tipo de sindicalismo no existe un sentido de totalidad, un pro- yecto de sociedad, sino tinicamente una funci6n utilitaria, burocratica o un canal de comunicacién hacia la empresa. Esto contradice la existencia de un movimiento social, en el sentido que lo entiende Touraine. El pasado no ocupa un lugar relevante en este enfoque, incluso se llega a renegar de él, en cuanto se cree que éste no da respuesta a los problemas del presente. Huérfanos de historia por opci6n, no se busca recuperar una tradi- cién perdida o refundar un nuevo proyecto sindical. Para una visién tradicional, esta postura serfa inédita en el sindicalismo chileno, calificado generalmente como ideologizado y portador de un claro proyecto histérico. Sin embargo, en la practica la historia del movimiento sin- dical demuestra las tensiones que se producian respecto a este punto. La au- sencia de una ideologia orientadora se ha profundizado en las tiltimas déca- das, por diversas circunstancias, pero ello no implica el quiebre absoluto con un pasado que se muestra bastante mas ambiguo de lo que se supone*. 2. La estrategia clasica: confrontacion de clase de raiz marxista-leninista Esta segunda estrategia recoge la historia del sindicalismo nacional an- terior a 1973, en toro aciertas dinamicas que prevalecicron durante cuarentaafios. En ese periodo, el movimiento sindical generé una identidad que atin permaneceenla ‘ La historiografia sindical, sobre todo en el caso chileno, se ha dedicado a estudiar con cierto detalle el sindicalismo “conscieate”, dejando a un lado sus formas menos “heroicas" o aquellas que sélo expresarfan la “falsa concienc 240 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Este sindicalismo abandoné el tradicional enfrentamiento con el empresariado y reconocié en él y en el gobierno, contrapartes con necesidades legitimas que debian ser atendidas. Del mismo modo dejé a un lado los pro- yectos alternativos, sintiéndose un actor integrado a las dindémicas del modelo de desarrollo del pais. Opto por insertarse y participar en el sistema socio- politico y econémico, haciéndose parte de éi y co-responsable de su estabili- dad. Sélo durante un corto perfodo, en los afios cuarenta, se habia desarrolla- do una politica sindical de similares caracteristicas. Tal integracién demostré su debilidad al poco tiempo. Laestrategia de laconcertacién social se materializé en el Acuerdo Mar- co (1990) y posteriormente en sucesivos Foros de Desarrollo Productivo. En la etapa inicial, los dirigentes sindicales confiaban en que la estrategia de la Concertacién consideraba introducir ajustes importantes al modelo vigente, guiados por criterios de equidad. Ello no suponia necesariamente revertir la orientacién de la economia, su insercién internacional, sus niveles de competitividad y moderizaci6n tecnolégica, y tampoco modificar el papel que cumplia la actividad privada. Los dirigentes debian lograr que los frutos del crecimiento se hicieran extensivos al resto de la sociedad, sobre la base de una negociacién responsable y técnica. Con el correr de los afios, sin embargo, los dirigentes proclives a esta postura observaron algunas deficiencias en el esquema de la concertacién so- cial. Esto les llevé a reformular sus formas de accién y a plantear un discurso més critico. La btisqueda de acuerdos y consensos tripartitos fue abandonada como mecanismo exclusivo de interrelacién con los demés actores sociales y politicos, incorporando de manera progresiva acciones de mayor presién, como Jas movilizaciones sociales. Pero siempre, detras de estas actitudes, estaba la aspiracion de ver fortalecidos al interior del Gobierno, a los sectores progresis- tas o més proclives al sindicalismo. En otras palabras, las movilizaciones ser- virian para sensibilizar, para demostrar la capacidad de movilizaci6n que se tenja, su nivel de representatividad, la base real delasdemandas. Enlos tiltimos afios, los hechos han llevado a que la ilusi6n de asegurar un espacio denegociacién conel Gobiemo y losempresarios haya perdidounterreno real. El procesoempez6 a dar muestras demitiltiples tensionesy se hizo dificil mantener un planteamiento proclive a acercar posiciones hacia el Gobiemoy los empresarios. La militancia de los dirigentes sindicales no aseguraba un altonivel de influencia en las esferas de Gobiemo, y masbien la practica ha demostrado que esta era muy restringi- da. Mas que influencia externa delos “partidos” de Gobierno en el movimiento sin cal, existe unaespecie de lealtad interna (a veces muy reftida y tensa) entre los dirigen- tes queson partidarios del Gobiemo. 244 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. criterios internacionales, criterios que ademas determinan en alto grado la ca- lidad de la produccién intelectual: Temas de Punta, Bibliografia, Contactos (recordar la Red de Influencias académicas), etc. Por otra, se nos asoma la si- guiente lectura: Los intelectuales de los sesenta gozaron de una existencia eco- némica automantenida, por ello susceptible a los vaivenes de la economia na- cional, en cambio, al depender hoy de una moneda fuerte, se encuentran aisla- dos de las fluctuaciones que sufre la mayor parte de la poblacién y por tanto no responderia orgénicamente a ésta. Esa es una hipétesis, pueden haber otras'*. E} Intelectual, como todo actor histérico, es parte de la transformacién del ethos ideolégico que ocurre en el mundo, situacién que condiciona su pro- pia y cuasikafkiana metamorfosis. Entrada la década de los aiios setenta se produce un enorme retroceso de la institucionalidad democratica en América Latina, los nuevos Regimenes Militares elevan a discurso oficial la Doctrina de Seguridad Nacional, el ascenso castrense a la direccién del Estado marca el comienzo del ocaso del intelectual clasico, al ser despojado de sus fuentes tra- dicionales de poder y difusi6n, léase: Depuraci6n en las Universidades, prohi- bicién para fundar y circular revistas sin previa autorizaci6n politica, censura de libros, ete. Comienza a florecer y a expandirse, desde la ascencién al poder de Ronald Reagan, en los Estados Unidos, y Margaret Tatcher en Gran Breta- fia, el pensamiento neoconservador, ultraliberal en lo econdémico, que descar- ga toda su bateria conceptual contra el Welfare State, en répida declinacién. Pronto sobrevendra el colapso de la URSS y la estrepitosa caida del llamado ‘Socialismo Real’, dejando al Capitalismo sin una alternativa valida de refe- rencia organizacional ¢ ideolégica. La caida de estos gobiernos hunde en el total desprestigio las tesis marxistas-leninistas, basamento ideolégico de los mismos, dejando el discurso piblico libre a la embestida neoliberal y al Capi- talismo, siguiendo a Hobsbawm, sin un desaffo que enfrentar. Este panorama parece cambiar entrados los afios 90, con la reinaugura- cién democratica en el subcontinente. La Academia se abre al mundo: se comienza a hablar con mas fuerza de Postmodernidad, Globalizacién, Multi- culturalismo etc, etc. Especialmente sensibles a esta situacién resultaron ser En estas instituciones de investigacién de financiamiento extemo “...Para el reparto de los dineros se aplica e! mismo principio que emplea el comprador de fuerza o capacidad de trabajo en e| modo de distribucién, es decir, el establecimiento de una divisién del trabajo en la cual los escalafones ‘asaltos van a premiar aquien mayor eficacia y lealtad demuestra con su patrén (...) De ese modo se establece una f6rmula que va a informarla conducta futura de los dirigentes: la condiciGn esencial para dar la lucha por los derechos del pueblo es tener remuneraciones que excedan en muchas veces las que poseen los eventuales defendidos”, articulo de James Petras, "Derecha Roja”, en: revista Punto Final, Septiembre de 1996, p.17 254 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. do son percepciones de cambio situacional, o cuando, llanamente, se trata de sensaciones fisicas de placer o dolor. Y lo son también cuando, a la larga, las intelecciones devienen en sensaciones. Con todo, la implantacién (dictatorial) del modelo neoliberal en Chile, para la mayoria de los chilenos, ocurrié de modo tal que el empirismo histéri- co de la realidad exterior result6 avasalladoramente ‘activo’, en tanto que elde los sujetos, abrumadoramente ‘pasivo’. De suerte que la suma algebraica de esa asimetria no hizo mas que acerar el ‘positivismo’ militante de la memoria social. Osea: produjo una aglomeracién granitica de la fortaleza cognitiva (de retaguardia) del ciudadano medio. ¢Cabe esperar, por tanto, que el aceramiento positivista de la memoria social produzca ventiscas empiristas que erosionen el sistema de dominacin neoliberal? ;Pasando los sujetos de una dolida posicién de pasividad a una asertiva condicién de ‘actividad’? ;Transformando el dicho sistema, ahora, en un objeto histéricamente ‘pasivo’? Eso depende, sin duda, del balance que los sujetos realicen de los he- chos discursivos, situacionales y sensoriales acumulados hasta ahora en su memoria subjetiva e intersubjetiva. Desde antes de 1973 a esta parte. {Qué puede pesar mas en ese balance? Desde luego, el sentir soberano de la mayoria. Y ademés -por lo que empfricamente hoy se sabe- el hecho de que la mayoria de los chilenos esté ‘sensorialmente’ herido por la violacién de derechos humanos perpetrada entre 1973 y 1990, ‘situacionalmente’ afectado por la masiva precarizacién de los empleos hasta el dia de hoy y -no lo menos- ‘intelectualmente’ critico por el sentido que adoptan los hechos y su propia inseguridad de futuro. El empirismo pasivo que ha abrumado a la mayoria social desde 1973 hasta hoy, ha adoptado la forma -al hacer el balance de la memoria colectiva- de una ‘gran victima’ que, desde el fondo de esa memoria, se desaletarga, dis- poniéndose a hablar y actuar. No desde las cenizas de su sepulcro -no hay sepulcros para la memoria social-, sino desde el insospechado bastion de auto- nomta configurado tanto por su atiborrada memoria empirica, como por su justiciera condicién de victimidad. Porque la memoria social es, por redun- dancia, una inembargable propiedad social. Y porque la victimacién, mientras més extrema y dolorosa, més soberania subjetiva genera en las victimas, permi- tiendo a éstas el gobierno hist6rico de sus recuerdos. Lamemoria social, por lo tanto, no contiene s6lo las huellas pasivas mar- cadas a fuego por los hechos exteros. También contiene las ‘reacciones en cade- na’ que, transversal y soberanamente, chisporrotean entre esas huellas. Es decir: el ‘empirismo transversal’ de la autonomia y la soberania subjetiva sobre los 258 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. abrumador de esquirlas plet6ricas de decadencia, a saber: oligarquismo abusi- vo, desvirtuacién de la politica y las leyes, polarizacién extrema de la socie- dad, pobreza, conventillos, alcoholismo, prostitucién, violencia delictual. La integracién hermenéutica y contrafactual de tales esquirlas (en la memoria popular) no condujo a la ‘generacién de los 20’ a privilegiar ni lo legal ni la violencia callejera, sino la ‘asociatividad civil’, la ‘autonomia social’ frente al gobierno y los partidos politicos, y la ‘propuesta de refundaci6n sociocratica’ del Estado, la Sociedad y el Mercado. Este estrato mnémico particular consti- tuy6 una ‘memoria fresca’ que maduré y presidié las acciones sociocréticas emprendidas por gran parte de la sociedad civil entre 1918 y 1925. Sin embar- go, acosado y ajusticiado desde arriba («proceso a los subversivos y anarquistas») desde 1919, ignorado o reprimido sistematicamente (gobiernos autoritarios de Ibdfiez y Alessandri) desde 1927, tendié a eclipsarse de la me- moria oficial, donde fue transformado, desde 1938, en un recuerdo neutro so- bre «los origenes de» o «la fase primitiva de» (por tanto, sin validez arquetipica) el modelo estatista y legalista que dominé desde esa tiltima fecha. Es obvio que transformar una constelacién mnémica social en un discurso sobre el mero ‘origen’ de algo es, sin duda alguna, una forma politica de olvidar (caso nota- blees el rol de mero ‘fundador de partido’ asignado a Luis Emilio Recabarren, el principal lider sociocratico de esta constelacién). La generacién de 1920, en cuya memoria ‘fresca’ se forj6 esta constelacién, a eso, debid soportar el paso de las décadas y las generaciones, y la ‘caducidad’ natural que eso percuta en la memoria social. II. Constelacién histérica 1936-1973 (mas o menos). Bombardeo externo abrumadoramente politico, gatillado desde un Estado que se presenté no sélo como ‘hombre bueno’ (desarrollista y social-benefactor) sino ademas como una ‘raz6n publica’ situada tanto sobre la Sociedad como sobre el Mercado. Acuya doble identidad necesité rodearse de brazos repartidores de bien popular y desarrollo nacional (y adecuados cosechadores de votos agradecidos): los par- tidos politicos. No fue, en este caso, el temor al autoritarismo 0 el rechazo ala corrupcién lo que gatill6 la reaccién contrafactual de los sujetos de carne y hueso de la ‘generaci6n del 38’, sino la brecha estimada entre la ‘demanda’ (0 necesidad social) y la ‘oferta’ estatal recibida (satisfaccién real alcanzada). La polarizacién biunivoca se dio aqui entre los distintos grados estimados del bien social (pugna entre la demanda popular y la oferta estatal), y entre esti- maciones distintas de los costos globales que implicaba reducir esa brecha (con- flicto entre los distintos intereses gremiales y/o parlamentarios). La masa so- cial del ’38 y aun la de los ‘50 y ‘60 no llevé a cabo una configuracién herme- néutica univoca y definida, pues qued6 fluctuando entre proteger el marco 265 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. analitica de corto plazo y ni siquiera en el contexto de las repercusiones de la actual “crisis asidtica” han intentado explicaciones de largo plazo; es més, a pesar de la intensidad y duracién del fenémeno recesivo internacional de fin del milenio, no se discute por ejemplo el alto grado de sensibilidad y vulnera- bilidad de la economia chilena actual con relacién al ciclo internacional, e in- cluso se ha preferido hablar de “turbulencias” para referirse a lo que clara- mente aparecia como un periodo recesivo. El que al publicarse este libro practicamente no existiese debate sobre temas sensibles, tenia como resultado el que la visién hegeménica sobre nues- tro pasado econémico de quienes impusieron el neoliberalismo a sangre y fue- go practicamente no encontrase contrapeso. Para muestra un botén, incontestado; en 1994 uno de los principales arquitectos de la imposicion del modelo econémico neoliberal, Pablo Baraona Urata, planted que: “Tal vez la historia completa nos permita decir que Chile comenz6 bien el siglo XX y lo termind en buena forma. Enel medio, 1925-1975, desde el punto de vista econémico, perdié el tiempo.” Tan audaz afirmacién, a pesar de ser falsa, no ha sido rebatida y no parece haber sido motivo de preocupaci6n para quienes, se supone, hacen del estudio de nuestro pasado econémico su principal actividad. 1. El crecimiento y el problema del poder Sin embargo, las estadisticas mostraran que sélo después de 36 afios de inestabilidad -es decir, durante el 72 por ciento del periodo que nos preocupa- el PIB creci6 a una tasa media anual de 6,5 por ciento por trece afios, pero que en los dos tiltimos afios del milenio ésta cayé por debajo de la mitad de aquél promedio. Es decir, se termin6 el milenio en una nota mas bien desalentadora, y con algunas incertidumbres. Y si bien en la primera década del nuevo milenio la tasa anual de creci- miento del PIB repunt6, la serie demostrar4 que no se logré retomar el ritmo que se registré hasta 1997... pero esa es otra historia. Lo que si serd objeto de fuertes controversias, aunque no necesariamen- te tema de grandes debates, seran las caracteristicas del crecimiento, tanto acerca de las bases sobre las que se estructuré, como acerca de la forma en que se distribuyeron los beneficios derivados y su impacto ambiental. Esta afirma- cién se hace pues en los inciertos dias de fines de 1998, a pesar de que algunos sectores que de manera constante trataban de incluir esos y otros temas en la 272 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. respecto de esta experiencia el que junto con transformaciones modernizadoras intentadas en todos los sectores de la produccién de bienes y servicios, fue durante aquellos afios en que por primera vez se relativizé la vigencia del concepto de propiedad privada. Se recordaré cémo para la aprobacién de la segunda ley de reforma agraria se reformé el Articulo N° 10 de la Constitucién Politica del Estado. También se recordard que durante ese perfodo el rol del Estado en la economia se acrecent6 de manera muy marcada y que se comien- za a insinuar una radicalizacién programatica que lleva a que la negociacién se haga cada vez més dificil. Pero nunca la confrontacién y el rol de! Estado habian alcanzado el ni- vel que registraron durante los turbulentos afios del gobierno de Salvador Allen- de, durante el cual la preparacién de las condiciones para iniciar la transicién al socialismo a través de un programa que comprendié la expropiacién del gran capital -nacional y extranjero-, la profundizaci6n de la reforma agraria, vastas expropiaciones industrials que llevaron a que hacia el fin de la expe- riencia mas de quinientas empresas grandes, medianas y pequefas estuviesen en manos del Estado, y la nacionalizacién de lo que entonces se denominaba “las riquezas bésicas” del pais (cobre, hierro y salitre). La historia de aquellos afios es conocida, pero en todo caso seré necesario retomar el anilisis con rela- cién a una dimensién hasta ahora poco trabajada: la del conflicto, la de la ver- dadera “guerra” econémica interna y externa- que se vivié en esos mil dias. No deberfa quedar fuera de la mirada al gobierno de la Unidad Popular el que al final de sus dias se habian registrado en el Ambito econémico tres cuestiones que resultaron fundamentales para el experimento econémico que le seguiria: se habia terminado con el latifundio y se abrié la posibilidad de modernizar el agro tanto desde el punto de vista de la produccién como de la gestién; en segundo lugar, se habia nacionalizado el cobre, lo cual resultaria fundamental para el manejo futuro de las finanzas puiblicas; y en tercer lugar elempresariado fue debilitado hasta un nivel sin precedentes lo cual permiti6 que se le impu- sieran politicas que le transformaron radicalmente, junto con el sistema pro- ductivo y las relaciones sociales de produccién. Me parece que esos tres elementos son importantes para comprender lo que vino: el éxito de la revolucién institucional e ideolégica “que verdadera- mente podria considerarse una revolucién capitalista que no habia sido con- sumada”, que comprende el paso de una economia dirigida por el Estado por més de 30 afios al régimen liberal, basado en el mercado. Segtin Pablo Baraona, la profundidad de los cambios era la condicién esencial para el éxito de un ejercicio de “terapia de la economia chilena [que] eradecorte mayor”. Y tan profundo fue éste en cuantoa su alcance, que “dada 277 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. una herencia helada: laeternidad del hambre... asesinada fue la tierra mia, quemada fue la copa originaria”. Neruda finalmente se yergue en una postura a favor de la vida, y de la selva: “Vamos a contener la muerte! Chilenos de hoy, araucas de la lejania, ahora, ahora mismo, ahora, a detener el hambre de mafana, a renovar la selva prometida, el pan futuro de la patria angosta! Ahora a establecer raices, a plantar la esperanza, a sujetar la rama al territorio! Es ésa tu conducta de soldado, son ésos tus deberes rumorosos de poeta, tu plenitud profunda 284 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. desarrollo, es decir, de los paises mAs industrializados, como consecuencia in- evitable de su carencia de conciencia sobre sus propios fines y limites”. (Cfr. Cumbre del Pensamiento: visi6n iberoamericana 2000, UNESCO, Antigua, Guate- mala, 1993, 61). En este contexto se puede situar social y culturalmente la obra de Nicanor Parra (1914 -), poeta que asumié desde los afios cincuenta la biis- queda de nuevos estilos de vida (“El poeta debe ser un vidente de nuevas formas de vida...”, Luis DROGUETT, Diflogo apécrifo con Nicanor Parra, en Atenea XXXVI, 383, 1959, 80). Su preocupacién por el tema de la Tierra se percibié ya en los afios cin- cuenta (cfr. Defensa del drbol, en Poemas y Antipoemas, 1953). Sin embargo, a prin- cipios de los setenta, en relacién con el movimiento ‘hippie’ de los Estados Uni- dos, Parra comenzé a percibir el caracter decisivo del movimiento ecologista contemporaneo. En la década del ochenta, su postura no dejé lugar a dudas, cuestionando en su raiz el patético conflicto mundial de la ‘guerra fria’ (Ecopoemas”, 1982). “Ambos sistemas [capitalismo y socialismo], que se cono- cen ahora como complejo industrial militar, quisieron resolver un solo proble- ma...: el de la construccién del paraiso en la tierra. Ahora este paraiso ena tierra es un sistema de artefactos: refrigeradores, casas, aviones...” (Entrevista en La Bicicleta, Santiago, 17.12.1986). Los contendores no escapaban en absoluto del horizonte ‘posthistérico’, burocratico y tecnocratico, del Occidente tardio. En la década del noventa, y tras el fin de la ‘guerra fria’, Nicanor Parra pudo plantear con legitima autoridad el tema de la historicidad y la consi- guiente preocupacién cuidadosa de la Tierra. En 1991, al recibir en México el premio ‘Juan Rulfo’, sefialé en su “Discurso de Guadalajara’: “Vuelta a la de- mocracia para qué / Para que se repita la pelicula? / NO: / Para ver si pode- mos salvar el planeta”. (Nicanor PARRA, Discursos de sobremesa, Concepcién, 1997, 60). Cuestionando la persistencia de los modelos abstractos de la ‘econo- m{a del crecimiento’ en Chile, expres6 en 1994: “Aqui no se respeta el princi- pio de finitud,.... Aqui no se toma en cuenta que los suelos chilenos que que- dan son muy pocos. Creo que son menos del 50%. Menos del 20% de la tierra cultivable. Desde la época en que llegé don Pedro de Valdivia, el 75% ya esté erosionado...” (Marcelo MENDOZA, op. cit., 110). Con todos estos antecedentes se puede entender su “Discurso del Bio- Bio”, pronunciado al ser nombrado Doctor Honoris Causa de la Universidad de Concepcién en 1996: {Fin de la historia? Me desayuno 290 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Entonces, para qué recordar se preguntan algunos, gpara incrementar los datos sobre el patrimonio cultural, que bien sabemos slo recuerdan unos pocos; para exorcizar fantasmas del pasado, o quizas para develar aquello que lamamos identidad y que nos cuesta tanto definir? Las respuestas son varia- das, pero sin duda cada una vuelve sobre el presente y la imperiosa urgencia de dotarlo de sentido y explicaciones,...”no se trata de rememorar y sentarse a beber imagenes difusas, llenas de incertezas como el testimonio que las delata, sino de recuperar el presente negado, la cotidianidad de los naufragios, el nom- bre de los idos, las palabras de una literatura que espera o las vitrinas vacias de la transicién»... Recordar por tanto, no es un ejercicio que nos Ileve a cons- truir catastros, es un acto de humanizacién que nos ampara, nos retine y nos lleva a fabricar preguntas y respuestas sobre nuestro presente. Por tanto, cabe reivindicar también la mirada nostalgica del pasado y, por qué no, el desplie- gue portentoso de lo que el olvido intenta ahogar. A las reflexiones de criticos y artistas nacionales hemos sumado la del poeta argentino Daniel Samoilovich, invitado extranjero del seminario «Memo- ria para un nuevo siglo» y actual director de «Diario de Poesia». Samoilovich nos ofrece una interesante mirada sobre la relacién entre el trabajo de un poeta y la memoria personal y colectiva en el que se inscribe. Al intento riguroso y cons- ciente del historiador por conocer su objeto de estudio, Samoilovich contrapone la obsesién por la escritura que mueve a un poeta y que, muchas veces, lo lleva a descuidar el objetivo inicial por el que fue escrito un poema: «la memoria es la madre de las Musas, pero como buena madre debe dejarlas partir después de parirlas y educarlas». Mas esta independencia debe pagar el costode la angustia del poeta, pues la operacién de recordar lo enfrenta a un pasado revestido de incognitas -no de anécdotas- que debe sacara la luz: El miedo / 0 el recuerdo del miedo / 0 laconciencia de no haber tenido / en realidad, el miedo suficiente. A la memoria personal se suma la memoria de las palabras, de la lengua del poeta, de la cultura. Nadie escribe de la nada, nadie prescinde de su pasa- do y reinventa el mundo, pero el arte, la poesia en este caso, pose un potencial creador de memoria al que no se puede renunciar,... “la poesia no puede resta- far o redimir el pasado, pero puede hacer con é] una memoria més rica que es lo mismo que decir un presente mAs rico y valioso»... Una vez més se consa- gra la importancia de la memoria en la construccién de sentidos, en la bisque- da de identidades, desmistificando asf el cardcter cristalizado e inamovible de los recuerdos. Se trata de legitimar el privilegio de la memoria como condicién de hu- manidad. La suma de fragmentos en medio de la disociaci6n actual es una manera de iniciar el camino. 300 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. © sies un efecto que depende, como al principio, del caracter imperfecto de la evocacion. gHubo un desdoblamiento en el pasado, oel desdoblamiento se debe aque efectivamente es “otro” (o sea, uno en el presente) el que recuerda a uno en el pasado? Otra vez, lo evocado y la evocacién cambian figuritas, pero ahora, a diferencia del pocma anterior, lo hacen a vista y paciencia del publico, contribu- yendo, creo yo, a la atmésfera de duda, falsa seguridad y distraccién; hay una angustia prudentemente rodeada, una extrafia y sin embargo légica sucesién “pasién-conversacion sobre la muerte-fuga-soledad. La distraccién es la clave del poemita, pero otra vez no tengo nada claro si esa pincelada fue propia de la ena “real” o apareci6 luego: quizas las dos cosas, quizés la distancia entre la voz presente y la pasada reduplique, revele, un desdoblamiento que ya estaba presente “en la realidad”; 0 quiz4s no. Tenemos, entonces, en los dos poemas, dos modelos: la operacién de recordar elidida, la operacién de recordar exhibida, y cada modelo da ocasi6n a maniobras diferentes, que en ambos casos son cruciales: lo poco que pasa, si algo pasa, esta en esas maniobras. En ambos casos el poema trabaja el recuer- do como buscando aprehender una experiencia, pero la experiencia de algin modo desaparece en él. Y digamos que debe desaparecer: sino lo hace, el re- sultado tiene ese regusto a la vez demasiado crudo y demasiado convencional que reconocemos con bastante seguridad como no-artistico. Si hay arte, es por- que las operaciones formales e imaginativas propias del arte han tenido éxito, y es ese éxito el que da como resultado la impresién de sinceridad; nunca, por el contrario, la sinceridad o la potencia de la experiencia garantizan el logro de una obra. La memoria es la madre de las Musas, pero como buena madre debe dejarlas partir después de parirlas y educarlas. EI proceso de acercamiento al pasado es a veces un proceso angustioso para el escritor: pues hace falta librarse a la inquietud del pasado para que él yuelva a existir en acto; no como recuerdo cristalizado, no como anécdota, sino como ineégnita, como centro irradiante de inc6gnitas que son las que dan sentido a la operacién de recordar, A veces, se tira de una cuerdita, y enormes pedazos de la propia historia empiezan a surgir, diez, quince, veinte afios des- pués; se trata de una memoria que depende, para operar efectivamente, de una iluminaci6n. En los afios 78 y 79 tuve la suerte de poder sustraerme du- rante un par de afios al irrespirabie clima social y politico de la Argentina dela dictadura; vivi esos afios en Madrid, y durante ese tiempo noescribi una linea, ni en relacién con lo que nos habfa pasado, a m{ y a mi generacién, ni con la experiencia de ser un extranjero sin medios, un sudaca en una sociedad que se estaba cerrando aceleradamente a la presencia de los latinoamericanos, que ya no despertaban, para la mayoria, incluso para la mayoria de los intelectuales, 307 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. contrario nos harian posible establecer un sistema de libre asociacién prome- tedor. Existen por supuesto los monumentos de nuestra memoria musical, nuestros referentes que sittian y anclan nuestros recuerdos de la vida publica o privada. Del mismo modo que durante los viajes es frecuente recordar los lu- gares por olores o luminosidad, en este viaje en la vida a menudo hacemos referencias temporales y ordenamos la memoria con el auxilio de sonidos y de miisica. En este sentido nosotros construimos monumentos, ya sean persona- les 0 colectivos, en el sentido de que hacemos que producciones humanas crea- das con fines diversos como son por ejemplo las canciones, se conviertan en signos del pasado que nos hacen recordar. Estos monumentos se constituyen, se fundamentan, se solidifican y también cambian seguin cambia la sociedad en que vivimos, y nos dan pistas de como han sentido y cémo han atesoradola experiencia otras personas, como la hemos atesorado nosotros mismos en un pasado a veces no tan lejano. Asi construimos mitos sociales y personales que alimentan las senten- cias populares casi universales acerca de la belleza y bondad de los tiempos pasados, de los buenos viejos tiempos. Establecemos entonces rétulos, etique- tas que condicionan nuestra mirada y que invitan o frenan nuestra voluntad de volver a sentir, de revisitar la experiencia pasada. Esto que se plantea en el plano personal es amplificado en el plano social ya no sdlo por el uso sino que ahora, en una sociedad de masas con un muy influyente sector dedicado a las tareas de persuasién y propaganda, de comunicacion y modelaje de opinién, se ha convertido en un persuasor poderosisimo. Las etiquetas que nos presen- tan los afios felices, que nos hablan de décadas y aftos donde todo era posible, que nos hacen ver que existia para la juventud un mundo lleno de promesas y posibilidades y tantos otros casos son muy frecuentes y los medios de comuni- caci6n se alimentan de ellas cotidianamente, construyendo una imagen del pasado que es atin mas ilusoria que la que con esfuerzo tratan de lograr los historiadores. Aqui la mdsica popular juega un papel central pues da sefiales precisas que congregan, que sirven como vehiculos de identificacién y recono- cimiento, que actvian como especies de contrasefia y de pasaporte para volver a sentir parte de los afios felices. Y esto puede significar desde recuerdos de publicidad de Ja infancia mas lejana hasta el sonido de Chile la alegria ya viene y eltriunfo del no por efecto de esa combinacién a la que antes hacia referencia de lo cotidiano y lo extraordinario. Estas son experiencias que todos podemos vivir y que de hecho experimentamos, con lo que se va evidenciando que to- dos construimos la historia y que el recuerdo personal y el social se articulan y condicionan reciprocamente. La experiencia que Juan Pablo Gonzalez ha reali- zado indagando en la memoria musical de estudiantes de diversas carreras de 315 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Negacién y persistencia de la memoria Grinor Rojo! Asistimos en Chile a un tiempo de negacién de la memoria, eso es algo que todos sabemos. Por todas partes nos asalta la evidencia de esa negacién: las peliculas de Patricio Guzman no se muestran en los canales de la televisi6n chilena; las obras narrativas o de cualquier otra indole que se ocupan de las barbaridades del golpe de Estado de 1973 no son bienvenidas por las casas editoras; numerosos crimenes de la dictadura, cuyos perpetradores estén atin entre nosotros y muchos de ellos con renovados poderes, son ignorados, mini- mizados, semiinformados ono informados en absoluto; cuando al ex-dictador lo detienen en Gran Bretafia se da a conocer expedita y eficientemente el dis- gusto de quienes lo apoyan pero no se da a conocer, 0 se da a conocer apenas, la satisfaccién que experimentan quienes padecieron en sus manos; los inte- lectuales orgénicos de la transicién escriben sesudos ensayos con el propésito de mostrar las falacias del utopismo folklérico del Canto General de Pablo Neruda’; la aventura socialista de comienzos de los afios setenta constituy6 un error irresponsable del cual los mismos que incurrieron en él se han arrepenti- ' Doctor en Filosofia, Universidad de lowa. Académico de la USACH y de la Universidad de Chile. 2 Después de citar “Amor América (1400)", el pocma que da principio al Canto General, comenta. José Joaquin Brunner: “La operacién por la cual el poeta bautiza (nombra) la realidad procurando darle consistencia sigue el itinerario desde la naturaleza primigenia a través de la historia y hasta la cultura, trayecto en el curso del cual América adguiere un nombre que ya no invocamos en vano. Hasta hoy mismo, la literatura produce y recrea, cambia y revisa, celebra y canta esa identidad de! origen, al punto que muchos que desean examinar a América Latina salen a rastrearla en sus cronistas, novelistas y poelas. En vez de aceptar que se trata de relatos que Ta fabulan, sucle pensarse que se tata de expresiones -mis hondas que cualguicr otra- que refiejan algo ocultocn la realidad; identidad de América, nuestro Macondo escrito en letra grande”. “Escenificaciones de la identidad latinoamericana” en Cartografias de la Modernidad. Santiago de Chile. Dolmen, s.£., 195-196. 323 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. En Chile, en los ultimos veinte afios, no ha habido una “revolucién”, como ha escrito hace poco el sociélogo Tomas Moulian’. En Chile, en los tlti- mos veinte aftos, lo que ha habido es un proceso de regeneraci6n capitalista, de retorno del capitalismo sobre sus rafces profundas (lo que no debe interpretarse como un retomno indiferenciado sobre los origenes histéricos del proceso capitalista en Chile y en América Latina, sin embargo). Por razones que seria muy largo explicar, pero que tienen que ver con fenémenos regiona- les y extrarregionales, el capitalismo latinoamericano y chileno experimenté un debilitamiento paulatino con posterioridad sobre todo a la crisis de 1929. Ese debilitamiento se hizo notorio y cada vez mas inaceptable para las burgue- sias internas y externas con posterioridad a la segunda guerra mundial, espe- cialmente en el curso de los afios sesenta, cuando se empieza a constituir el nuevo orden econémico del planeta a través de una dindmica expansiva cuya fase culminante es la que hoy estamos viendo. De ahi lo de la globalizacién y dems, que en el fondo no es otra cosa que la céscara ideologica, de la mano con un salto cuantitativo en el campo de la tecnologia de las comunicaciones de masas, de la renovada mundializacién del capital. Esto es lo que pasa en Chile hoy. Lo que los tecnécratas de la dictadura y después han venido poniendo en practica en nuestro pais es un proyecto de retorno del capitalismo sobre la cruda verdad de si mismo, cuyos dos grandes ejes estan constituidos por el esfuerzo de reacumulacién del dinero en las cuen- tas bancarias de aquellos que se subentiende que van a “hacerlo producir” (como si el dinero tuviera una capacidad genésica natural y pudiera producir algo a través de su encuentro con la potencia no menos natural de unos sefio- res espectacularmente dotados), por una parte, y por otra, un esfuerzo correla- tivo de reinsercién de nuestra economia local en la economia mundial. De esto se derivan consecuencias miltiples, por supuesto, pero una de ellas y nola menor es el desprecio por la memoria colectiva. Porque es eviden- te que una reactivacién capitalista como esta que nosotros estamos describien- do radicaliza la segunda de las dos estrategias de crecimiento que apuntaba- , “Chile Actual proviene de la fertilidad de un ‘ménage a trois’, es la materializaci6n de una copula incesante entre militares, intelectuales neoliberales y empresarios nacionales o transnacionales. Coito de diecisiete aiios que produjo una sociedad donde Io social es construido como natural y donde (hasta ahora) s6lo hay paulatinos ajustes.// Ese bloque de poder, esa “triada’, realiz6 la revolucién capitalisia, construy6 esta sociedad de mercados desregulados, de indiferencia politica, de individuos competitivos realizados 0 bien compensados a través del placer de consumir o mas bien de exhibirse consumiendo, de asalariados socializados en el disciplinamiento y en la evasiGa, Una sociedad marcada por lacreatividad salvaje y anmica del poder revolucionario”. Tomds Moulian. Chile actual. Anatomia de wet mito. Santiago de Chile. Universidad ARCIS, LOM Ediciones, 1997, p. 18. 328 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Escritos sobre el exilio, el arraigo de la memoria y la busqueda de la identidad perdida Nain Nomez* “Te das cuenta en cuanto empiezas que no puedes, que la historia no sale de las desolladuras de los rostros pintados en la niebla, de los bigotes rancios del cliché; te das cuenta que no puedes describir los enterrados, que no puedes salvarlos, que la palabra “por qué” que la palabra “quién” de todas maneras no serd escuchada, no servira de perdén ni de lamento, -rebafio de metéforas en el mar de la lengua-, te das cuenta que la memoria es céncava, convexa, reversible, que el dolor exacto a las tres de la mafiana entre botas relucientes y cabellos descolorandose no sera jamas un poema o un amuleto intelectual, sino la pura y sangrante materia del instante abriéndose a la muerte”. (Némez, “De la memoria de tu pats”). “Cuando acabe esta guerra nos beberemos la sangre de todas las heridas, el hilo, el laberinto de estos paises, el pliegue de ilusiones que tuvimos a los veinte (...) cuando acabe esta guerra Doctor en Filosofia con mencién en Literatura, Universidad de Toronto, Académico de la USACH. 2 a a aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. “Después de la pélvora y el asco nos juntamos de nuevo en las calzadas a remendar el traje destrozado. Sabiamos que el deshielo venia y esta vez ningtin judas llegaria a la hora para abrirles la puerta. Vinimos de todas partes a combatir la peste”. (“La Peste”). “Y yosé que en el pais del silencio ningtin escarabajo puede seguir contaminando el aire por mucho tiempo”. (“En el pais del silencio”). La critica social y el compromiso no se desnudan como un puro acto de lenguaje politico, sino que se revierten al texto y reencuentran su sitio en la descripcién del mundo que proponen. Es el instante de la salida critica, el and- lisis, la fundamentaci6n estética de una busqueda de espacios nuevos, que se afirma en un pasado reinterpretado para crear el futuro: “Este es el tiempo de la luz, el tiempo de los regresos, de las transfiguraciones y las voces que se dispersan en el viento, el tiempo en que los ofdos y las bocas se encuentran en el aire. En que el didlogo vuelve, como si hubiera estado siempre con nosotros”. (“Crénica de peregrinos”). Estos textos expresan la transicién hacia el tercer momento, aque! que muestra la asimilacién e interpretacién que hace el exiliado de su nueva reali- dad, al mismo tiempo que establece una perspectiva critica y mediatizada ha- cia la realidad del pais de la expulsién. Esta “integracién cuestionada”, que alude a una nueva identidad, representa un momento de dificil equilibrio para asumir en forma positiva y creadora ambas realidades. Se manifiesta como un intento de balancear la relaci6n entre las dos culturas, a través de mediaciones criticas, que provocan la aceptacién de una nueva realidad social. La Patria se hace patrias, la identidad se multiplica, se flexibiliza, amplia sus espacios fisi- 338 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. der construir futuro a partir del olvido, proyecto avalado incluso por los secto- res ilustrados e inteligentes de nuestra actual clase politica, abre serias dudas respecto de la capacidad de nuestros lideres de hoy para encontrar un camino viable que conduzca a la comunidad nacional hacia acuerdos sociales amplios, donde sea posible recuperar un marco valérico minimo que permita resolver las disfunciones psicoculturales que manifiesta nuestra convivencia. {Qué es lo que quieren que olvidemos? Se pretende evitar hacer la com- prensién de la violencia autoritaria como una agresién genocida del Estado vuelto en contra de su propia comunidad. Todo bajo la delirante hipétesis de que parte importante de ésta se encontraba al servicio de potencias foraneas. Quieren que nos olvidemos de las arbitrariedades cotidianas sufridas durante més de una década, en que no pudimos expresar nuestras opiniones; en que nuestras cartas llegaban abiertas; en que se nos despidi6 del trabajo 0 se nos impidi6 estudiar, debidoa la delacin caprichosa de cualquier vecino, colegao funcionario de menor categoria; afios en que las universidades fueron dirigi- das por militares en servicio activo y el arte era objeto de la censura castrense. Quieren que olvidemos los secuestros de que fueron objeto los civiles, a cual- quier hora y en cualquier lugar y las torturas brutales que muchos chilenos y chilenas -incluidos menores de edad-sufrieron en el mayor desamparo juridi- co que se recuerde, solo comparable a las agresiones sufridas por los patriotas durante la restauracién hispnica. Pero, sin duda, el mas vergonzoso de los olvidos que desean imponer- nos, es el que se refiere al desaparecimiento de los cuerpos de las victimas de muerte. Niveles basicos de aptitud moral e intelectual, permiten tener presen- te que la clausura del duelo es una necesidad humana ancestral, la que debe ser satisfecha entre miembros de una misma especie. Insistir en la patolégica vision del adversario como un animal, significa, en nuestra época, asumir la realidad con estructuras mentales incivilizadas, lo que resulta preocupante cuando se trata de instituciones puiblicas con alta ca- pacidad destructiva. “No son recuerdos los que se han cruzado nies la paloma amarillenta que duerme en el olvido, sino caras con lagrimas, / dedos en la garganta, y lo que se desploma de las hojas: la oscuridad de un dia transcurrido, de un dia alimentado con nuestra triste sangre.” (NERUDA: No hay olvido, de Residencia en la tierra) 348 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. actuar, cuestién que él supo resolver con singular gesto técnico, teatralizando él mismo el personaje-discursivo creado en su imaginacién y superando los méargenes del texto-libro. Por otra parte, cabe destacar su preocupacién por el ejercicio de la critica literaria formal -demasiado sélida para ser abundante- aspecto de su trabajo que necesita ser sistematizado para beneficio de los autores j6venes. El impacto de la obra de Lihn esta recién en proceso de institucionalizacién en el sistema de comunicaciones literarias del pais. La postergaci6n de un reconocimiento nacio- nal amplio se explica con sus propias palabras: “los agentes dominadores y do- minados de la censura, propician e instauran la escritura de la docilidad, efusio- nes sentimentales que flotan a favor de 1a corriente con su baba”. La dindmica grupal de los 60 La bifurcaci6n Teillier-Lihn que se establece después de Parra, se con- vertira en dispersién de los referentes poéticos en la segunda mitad de los afios 60. Se clausura la institucién del vate universal y la actividad se repartea lo largo del pais con el funcionamiento, mas o menos formal, de diversos gru- pos: Trilce, Ariispice, Escuela de Santiago, Café Cinema, Tribu No, Tebaida, suelen ser mencionados con distintos énfasis y propésitos metodolégicos, a veces, incluso, con fines meramente onomsticos. Pero cabe reconocer, al me- nos, que una parte importante de la actividad poética relevante comenz6, en- tonces, a desarrollarse fuera de Santiago. La consolidaci6n de algunos centros universitarios de provincia, el desarrollo del transporte, el progreso de la tec- nologia comunicacional y de los medios, la mejoria de la oferta laboral local, entre otros factores, explican parcialmente este acontecimiento. Uno de los efectos inmediatos de esta suerte de descentralizacién de la actividad literaria fue el incremento de la difusién de la poesia, especialmente chilena, y la movilidad, a través de territorio nacional, de los distintos autores. Una notable contribucién prestaron las revistas y boletines que editaban los tespectivos grupos, faciliténdose la colaboracién entre los escritores y propi- ciando la diversificacién tematica y estilfstica del trabajo. Una revisién de los nombres de los integrantes de esos grupos, demuestra que gran parte de los autores que hacen hoy el status activo de la poesia chilena, estuvieron vincula- dosa ellos (Omar Lara, Federico Schopf, Oscar Hahn, Jaime Quezada, Floridor Pérez, Gonzalo Millan, Javier Campos, José Cuevas, Nain Nomez, Cecilia Vi- cufia, Claudio Bertoni, Juan Cameron). Con la instalacién de 1a dictadura los grupos dejaron de funcionar y sus miembros se dispersaron, muchos de ellos al exilio, donde continuaron trabajando bajo condiciones distintas respecto de 353 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Por otra parte, siendo la experiencia de la musica popular, especialmen- te a través de sus iconos fundamentales (musicos, obras y eventos), una di- mensién clave en el imaginario colectivo y en la construccién de modelos del memoriar, de enorme importancia en la vida de cada generacién, es también y porlo mismo, una fuente desde donde realizar una lectura del pasado alterna- tiva a la de la historicidad hegeménica. Lo que intento poner de relieve sumariamente es el hecho -largamente ignorado en los relatos académicos- de que la misica popular, por su ubicui- dad e intensidad emocional, es en Latinoamérica una forma privilegiada e irreemplazable de su memoria, entendida ésta como mecanismo del proceso colectivo de hacer comunidad. Y es por ello puerta 0 puente que conduce ha- cia una més plena comprensién del pasado, a relativizar la representatividad de ciertas musicas erigidas ad eternum como cristalizaciones sonoras de un cierto relato de lo nacional, y apertura a la diversidad de sistemas musicales que cohabitan nuestro territorio. En el fondo, se plantea que una de las condi- ciones para crear “memoria para un nuevo siglo” -el lema de este seminario- es el repensar el pais desde la experiencia hist6rica de sus misicas populares, cuya consideracién aqui reivindicamos como espacio social multifuncional: generador de memoria, sede de la configuracién de prototipos identitarios y de la sedimentacién de narrativas urbanas colectivas. Misicas cultas y populares Un problema para la perspectiva de interpretacién anteriormente sefia- lada -y que en esta década ya comienza a resolverse’- es aquella posicién res- pecto de las mtsicas populares que, al adjetivarlas de “comerciales” y trivia- les, les niega una funcionalidad artistica y estética, atributo que la tradicién musicolégica de Occidente ha reservado como dominio casi exclusivo de las muisicas doctas 0 cultas. “La llamada musica docta persigue principalmente un fin estético, es ela- borada y presupone condiciones y preparaci6n especial para realizarla. Es tannecesaria como la educacién, la ciencia o la tecnologia, y, como ella encar- Na mejor que ninguna los ideales de orden, equilibrio y belleza universal que enunciaban los clasicos griegos, su influjo en la humanidad es vital”. * 2 Al respecto ver, entre otros, los trabajos de Lis Advis, Sergio Araya, Juan Pablo Gonzilez y Fabio Salas. $ Samuel Claro Valdés, Oyendo a Chile, Santiago: Andrés Bello, 1979: 9 358 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Con el advenimiento de los afios sesenta se agudiza la problematica vecindad de las distintas clases y grupos sociales al mismo tiempo que se abren puentes para transitar entre estos mundos culturales segmentados. Misicas populares y la invencién musical de Chile Un debate permanente, casi mitico y que atraviesa en diagonal toda la historia patria, es el que gira en torno a la identidad nacional. En esta perspec- tiva, lasociedad chilena ha generado en el seno de sus practicas institucionales diversos prototipos simbélicos que han cumplido -para su reproduccién- la funcién identitaria, con sus respectivos programas y mecanismos de inclusién y exclusién. Esta practica fundamenta su accién en una suerte de “ideologia de las raices”, que en algunas posiciones extremas ha llevado su alteridad -lo extranjero- al grado de la xenofobia. En esta coyuntura algunos elementos de la cultura han sido selecciona- dos, transformados en estereotipos y proyectados a todo el pais; en tanto otros han permanecido desde siempre en las zonas sombreadas del mapa cultural nacional. Un caso destacado, de caracter fundacional y aun de fuerte vigencia, es la reelaboraci6n urbana de la musica campesina del Valle Central, que instauré un género local conocido como “musica tipica chilena” o “musica criolla” o “mtisica huasa”, y que cristalizé como estilo de creacién, arreglo e interpreta- ci6n musical hacia fines de la década de 1920. La hacienda, como metéfora del pais, es aqui el modelo de base; de modo que lo que proyectan los conjuntos de este tipo, es una expresi6n con el sesgo del hacendado y réplica de sus cénones. E] prototipo cristalizador de esta co- triente es un cuarteto de jévenes universitarios, llamado “Cuarteto Criollo Chileno” en sus inicios y luego “Los Cuatro Huasos” (1927- ca. 1957), cuyo influjo seminal se multiplicé en numerosas agrupaciones similares -Los Huasos de Chincolco, Los Provincianos, Los Huasos del Algarrobal, y particularmente en Los Huasos Quincheros (1937-), principales cultores de esta expresién has- ta ahora. Con posterioridad al afio 1973 esta agrupacién adquiere rango de baluarte de la chilenidad oficial; por entonces sintetizan en las siguientes ex- presiones el origen, funcién y sentido de este género: “Hacemos misica del valle central porque es alli donde nacié Chile. Es alli donde se forjé la independencia y es alli donde nuestros préceres inculca- ron el patriotismo”. “Hemos logrado imponer un estilo, una forma y un espiritu en el que- 362 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. nalista -“Todos juntos y en pelota’"*-, es elocuente del rechazo institucional que gatillan estos jovenes y contrasta con el discurso de los propios misi- cos respecto de su busqueda: “La mésica es una forma muy pura de comunicacién. Creemos que ex- presa la cultura de un pueblo. La cultura chilena se est4 descubriendo a si misma. Creemos que mientras mAs los artistas y los muisicos busquen en sus propias raices, podremos reencontrar el suefio americano”.? Y una vez asentado en el pais, lo que se llama rock desarrollaré diferen- tes propuestas con fuerte arraigo social: es el caso del rock imprecatorio de los 80 en la voz de Los Prisioneros y en los afios 90 -década que se abria con el anuncio de resonancias quiméricas: jChile, la alegria ya viene!-, jévenes poblacionales han otorgado rango emblematico a diversos estilos de rock, y cuya practica local aglutina en su espacio a un vasto movimiento juvenil de signo contestatario, expresivo de las problemiticas que viven los jovenes. Para la coda, dos cosas. Una, en el marco de la experiencia del pais en Jos uiltimos 50 afios, destacar la relevancia social y cultural de las musicas po- pulares en tanto han constituido un espacio fundamental de expresién de las nuevas sensibilidades y sentidos surgidos en la sociedad chilena en este tiem- po;y dos, reivindicar a las misicas populares como modalidad y lugar privile- giado donde se cruzay articula el tiempo hist6rico con el tiempo del cotidiano, el imaginario social general con lo subjetivo individual, situacién que las cons- tituye en camino para transitar colectivamente hacia el futuro desde el des- concierto de este fin de milenio. * Diario El Clarin, Santiago, enero 1970. Ricardo Garcia, “Los Jaivas: modelo para urmar”, Ramona, N° 90, 17 julio 1973: 13 367 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. porsu futuro, que ya no es tan joven y que un viudo la pretende en serio y para bien. Roberto decide arreglar el casorio entre ellos. Habla con el sefior Barahona. El matrimonio se produce. Roberto se va. A los afios vuelve, quiere verla. Barahona le informa que la Ester se ha muerto, que hacfa mucho tiempo que esto habia sucedido. Roberto, triste, con el corazén partio y sin siquiera poder terminar sus frases, reconoce que ella fue su gran amor. Esta historia de traiciones puede contarse a grandes lineas asi: La pri- mera por tener més plata, la segunda por no comprender lo valioso de lo que tenia y la tercera por no sentirse capaz de corresponder el amor de Ester con la dedicacién, compromiso y esfuerzo necesario, por esto al final la compromete con otro que la quiere no sabe si mas o menos que él, pero que le va a demos- trar su amor del modo seguro que ella suefia tener. En Chile, la primera vez, la traicién al suefio de promocién popular, de reivindicacién social fue, ademés, la traici6n a la democracia, llevada a cabo por las Fuerzas Armadas, grupos politicos de derecha y de centro-conserva- dor (Democracia Cristiana). La segunda traicién fue el Primer Gobierno de- mocratico post-dictadura, llamado de Transicién que durante su mandato no cambié un Apice la Constitucién que enmarcaba lo politico en lo dictatorial, lo econémico en lo neoliberal sin garantias a los estratos mAs desprotegidos, y lo social en una restriccién al poder, a las demandas y a la voz o ejercicio de opinién de modo directo e integrado al poder politico. La tercera traicién es aquella que desarrolla la misma izquierda (ala PPD y PS) cuando constituye la Concertacién, Alianza PPD -PS -PDC, retractandose de sus demandas reivindicadoras de la promocién social, la democracia activa y real y la distri- bucién equitativa del crecimiento econémico nacional. Esa Concertacién no se siente capaz de gobemar este pais, sea por clausuras en las instancias econ6- micas, presiones... podemos elucubrar tanto... El caso es que deja al pais en un matrimonio conveniente para su futuro estable (zen lo econémico, politico, social?) con la Democracia Cristiana, que dentro de todo y hasta la fecha (Di- ciembre 98, pos caso Pinochet) ha evidenciado si no su profunda su concreta vinculacién con la Derecha. Chile podria ser el pais de las tradiciones: traiciones silenciosas? ¢Por qué resuena tanto la negra Ester durante 10 afios? :Por qué va tanto el puiblico a verla? ;Resuena el tema en el inconsciente colectivo, en la memoria silencia- da? zLa traicién es el tema? 374 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. sufri un fuerte castigo social Me llamo Luis Erices Garay Vivo en La Cisterna Poblacién Gonzélez Mufioz, Pasaje 8/ casa 17/ y voy en la micro de la Vida. Ey, por qué destituyeron mi persona? Por qué me dejaron sin instintos/ sin dientes Por qué me quitaron mis pantalones de gamuza me cortaron mis patillas rockeras mis bigotes de manubrio y mis botas/ mi parka guevariana zPor qué, conchas de su madre? Nadie lo sabe/ nadie me responde jAcaso fue por la reforma agraria? © por la expropiacién de cobre? Diganme/ diganlo/;Contesten Hijos de puta! iO fue por la confiscacién de la Banca y empresas monopélicas? {Qué sé yo? Soy un hijo de la mierda. Eso soy Y estoy aqui callado y olvidado Otra vida es la que yo queria/ seguir en la orgia de tomarse industrias/ Estar sentado en los Asentamientos Tocar la guitarra en las Industrias Ocupadas Zapatear sobre el poder empresarial/ por siempre en el Tren de la Victoria/ bailar cueca en cada ciudad embanderada Eso era mi vida revolucionaria. Bien. Oh, perdén por las aftoranzas, memorias, neurosis de angustia Me perdi, me perdieron no me hice comerciante/ no me fui/ no tengo mas mujeres que la misma. Pagué un alto precio. Quizds me recupere/ quizds me apliquen electroshock Quizas deba hacer una larga terapia/ pero/ Sino me mejoro de una vez/ de la noche a la mafiana/ 381 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Ratil Mellado, Isabel Velasco, y tantos otros, los jovenes Diego Mufioz, Diaz Eterovic, Bruno Serrano, Aristételes Espafia, W. Garib, Heddy Navarro, Renato Serrano, J. Montealegre. Luis Sanchez Latorre era el presidente, defendieron la dignidad del escritor durante muchos afos, era un lugar, fbamos una vez a la semana a sentimos libres, veo velorios y més velorios alli. Lo que vivimos en esa época fue llamado “el Apagén Cultural”. No habia casi editoriales, ni didlogo de ninguin tipo, no recuerdo ninguna novela importante, s6lo José Rosasco historias de amores y adolescentes, el ex- surrealista Braulio Arenas le escribié un Canto a la Junta, 0 algo asi. Se recuer- daa Antonio Montero y Francisco Rivas, los primeros relatos que se centraban en el horror que estabamos viviendo, el poeta Memet, y la poesia clandestina que en esas circunstancias cobra un valor enorme, en medio de la opresién. Para publicar era obligacién llevar los originales a la Division de Comunica- ciones del Ministerio del Interior de la Junta Militar, ubicada en el Edificio Diego Portales (ex Unctad) y solicitar el permiso, pasaba tiempo y habia que ir a preguntar, a veces corrian los dias, meses sin respuesta... como el caso de una novela del escritor Montero. O libros que se prohibfa su circulacién como “Mal de Amor” de Oscar Hann. {Quién habré sido el censor? :Qué escritor? También habia artistas de la dictadura. En TV estaba Gloria Simonetti, Los Quincheros, Antonio Zabaleta, P. Maldonado, Pachuco, Pepe Tapia junto al escritor José Rosasco que después formaron el comando de artistas con Pinochet el 89. De muchas personas que hoy estén en la taquilla no se recuerda qué hacian en la época horrible. Nacieron grupos clandestinos y hacian recitales en poblaciones, en re- cintos de la Iglesia, el Grupo Andamio formado en la Radio Chilena (Miguel Davagnino) Grupo Ada de la Granja, en Pudahuel, Conchali... junto alosGru- pos Aumen de Castro, indice de Valdivia, lugares de memorables encuentros desde el afio 1978, una fraternidad que quizds fue el fundamento de una carac- teristica de aquella época y de los poetas del Sur: la agrupacién. Alli estaban Rosabety Mufioz, Riedemann, Trujillo, Mario Contreras, Sergio Mancilla, el profesor Ivan Carrasco. La formacion del Colectivo de Escritores jovenes y la Unién de Escritores Jovenes, con Aristételes Espafia, Diaz Eterovic, Natacha Valdés, Pia Barros,Verénica Poblete, Gregory Cohen, Diego Mufioz, Ricardo Wilson, Antonio Gil, Vicente Parrini, Omar Lépez, Carmen Berenguer, Jaime Lizama, Esteban Navarro, etc. Aparecieron pequefias editoriales, artesanales, pero con mucha belleza y creatividad gréfica: Manuel Torres (Grafica Margi- nal) que le hizo libros a Rodrigo Lira, Juan Cameron, Armando Rubio y a mi mismo, que con dos o tres amigos poetas haciamos unidad; Hemén Miranda, Palmira Rosas, Vicente Parrini, creamos la Revista Barbaria, El Grupo San Diego. 385 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LACURIOSA VIDA DE MARIO MATAMALA Cada dia amanece para Mario Matamala leno de recuerdos va por la ciudad. sintiéndose como un recién llegado carga con su inconsciente, los edificios siempre le dicen algo; esa maravilla de vida esa increible forma de vivir que tuvo en su cabeza. Observa cémo cada cual est en su puesto avanzado el dia rectores/ choferes / transetintes que van vendedores de manf tostado, Gracias a Dios. Y aunque no hubo Revolucién como esperaba, y si feroces matanzas, abusos, apremios, por larguisimo periodo, Todo eso ya pasé. El hombre se sobrepone siempre al infortunio y ahi lo vemos comiéndose un pastel, pensando en sus hijos, sus hijas, En la més grande universalidad que pueda darse. Firme frente al tiempo. Y aunque vida trae lluvias torrenciales noticias perras gente que ya no puede més. Matamala conversa, rfe a mandibula batiente 389 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. © matizan. Pero si, por otra parte, se trata de profundizar en las potencias so- ciales que podrian hacer frente al problema de la droga, es la segunda forma de afirmar la que mas directamente sirve a tal objetivo, siempre y cuando se renuncie a transformar la afirmacién en algo tajante que lleve a confundir de- terminados saberes con verdades generales del tipo la ‘droga es mala’; y siem- pre y cuando se reconozca que en el propio lenguaje hay elementos funda- mentales para movilizar las energias transformadoras de un colectivo, ya que cada lenguaje incluye las reglas dindmicas con que una poblacién hace uso de 41, las reglas del juego comunicacional que muestran las estrategias de apro- piacién colectiva de los tiempos y de los espacios. Es a esta segunda cuestiona Ja que nosotros le adosamos la problemitica de los excesos. Creemos que, para el agente extemo, una forma ética de conectarse con un lenguaje social cuyas reglas le son ajenas, es proceder a partir de lo que denominamos un exceso, entendiendo por tal, aquella falta de célculo con que se constituyen ciertas relaciones sociales, las que por cierto hoy se encuentran en vias de extincién, incluso en el mundo popular (el compadrazgo, la fiesta, la pichanga, el ‘allegarse’ y todas las formas de reventones, implosivos como la droga, o explosivos como la protesta, que tienen lugar en la contingencia inmediata de los sujetos populares). El exceso consiste en la practica de un sujeto inmanente que regala una parte de si mismo para fundamentar al otro en el encuentro; el uno pasa entonces a constituirse en y por el otro, en un proceso que no excluye ciertas formas de racionalidad, al menos aquellas que no aspiran a la colonizaci6én de los sentidos. El exceso contiene de manera in- mediata la gratuidad propia del darse, cree posible la reciprocidad, pero no la reduce a la formacién de consensos institucionales o de coordinaciones sistémico comunicacionales’. El exceso especifico a través del cual queremos encontrarnos con los testimonios aqu{ presentados, conlleva contenidos de tres tipos. En primer lu- gar, contenidos estéticos, tinicamente porque intentamos poner de manifiesto la conmocién que el testimonio provoca en nuestros sentidos. En segundo lu- gar, contenidos irénicos, relativos al abandono de aquel tono grave que aspira a comunicar alguna verdad inmutable e irrefutable, ironia entonces en el sen- tido de llevar adelante una provocacién que bien puede actuar sobre el propio provocador. En tercer lugar, contenidos politicos, en el sentido de poner en acto una voluntad abierta de poder, no slo reconociendo la legitimidad de un ‘Aunque son notablemente estas uitimas -descritas por N. Luhmann- las que predominan en 1a sociedad contemporinea; mientras que las primeras -propuestas por J. Habermas- contingan inspirando machos de 1os actuales intentos de reforma social. 395 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. masivo. Tanto lo dicho como lo escrito por Carlos nos refieren el derroche de intensidades a que nos somete este, nuestro capitalismo periférico, en beneficio del bienestar de las modernidades que se autentizan permanentemente desde el centro. Sobrevivir, resistir y recordar, es por otra parte la jerarquia de intensi- dades que configuran la propuesta de Carlos, la que como él plantea, se le- vanta desde la cornisa del odio y la potencia que caracterizan a su genera- cién “ochentista”. Se trata entonces de un testimonio en que la potencia se confiesa a sf misma el odio que la ha calado. El de Carlos conforma un dis- curso sin limites demogrdficos definidos, pero con al menos un rostro que se nombra y establece en el locus de la poblaci6n, lugar constitutivo de una ética que, aunque colectiva, no aspira a moralizar mas alld de su aqui-ahora. Para leer el testimonio de Carlos hay que dejarse atorar por la palabra puesta en torrente, por la impudicia de una propuesta caosmética, en que no se encontraran més equivalencias que las de una subversién gestionandose a si misma. “(.,.) mds que una sintesis, esto es un descarado pero tierno desorden de ideas inconclusas, y hasta proféticas, con todo lo antiproféticos que somos, si hay algiin descargo que hacer, creo que no lo haremos, s6lo asumimes que somos mutantes de tomo y lomo, que de esta violacién hemos nacido y que estamos navegando (...)” No es este un registro menor en los testimonios del seminario, hay una significativa y general concomitancia, por ejemplo, en la ponencia-tes- timonio de Guillermo Lincolao y Carlos Ruiz; alli se encontrard el relato de una memoria obstinada en reconstruir el proceso a través del cual ella mis- ma fue perdida, transmutada en una desmemoria, la de un pueblo ptiblica- mente autonegado e intimamente preservado por la inercia de una historia dura y poderosa. La experiencia de los mapuches urbanos actualiza una de las més clasicas discusiones occidentales acerca de la memoria, aquella don- de Nietzsche prociama el sano cardcter de ciertas cuotas de olvido, y que en la occidentalidad latinoamericana se sitda en la paradoja borgiana de Funes, aquel muchacho que nada olvidaba. El valor, a nuestro juicio tremendo, de este testimonio es que arrebata el problema memoria-olvido de su registro puramente teérico, reinstaléndolo en la experiencia colectiva del pueblo mapuche exiliado en la urbe, es ese el lugar y el tiempo que acoge las tensio- nes entre la memoria y el olvido, anticipando al filésofo y sus prescripcio- nes; en el ejercicio irrestricto de una voluntad social de permanecer en el nuevo escenario de una vida que es siempre materia de reconquista. No se trata tinicamente de desconstruir la lengua invasora en que los genocidas se han nombrado a si mismos como civilizadores, se asume el impe- 401 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ner algo... entonces conocimos de cerca que debfamos separamnos de los dog- mas, de la linealidad, y adentrarnos en los ciclos o lo ciclico, cuestién que nos hace sentir la brisa de un nuevo ciclo histérico que se ha iniciado, en el que la memoria que acarreamos se posicione como la catapulta que nos proyecte mas alld del odio, mostrandonos como creadores y articuladores de lo que puede y debe venir, algo no solo sustentable, sino que posible, y en el intento debemos arriesgar més, reconociendo que muchas de las estructuras y organicas que co- nocimos ya no sirven o serviran, que no sélo el Leviatén ha mutado, sino que nosotros también y nuestras formas de relacionarnos y organizarnos, o de nece- sitar organizarnos, todo muta y se transforma y no debemos temerle a los cam- bios que estn operando y que tienen como raiz el odio, que es en si una fuerza, una parte de nosotras y nosotros que debemos saber asumir, desde el odio tam- bién es posible construir, claro estd desde la deconstruccién... tendremos enton- ces que hacernos cargo de nosotras y nosotros mismos sies que queremos avan- zar, tendremos que asumir que la formacién que recibimos de los setentistas no fue la suficiente, que los ritmos disco y la masica punk s{ nos ayudaron a enten- der, tal vez mas que la Harnecker; asumir que somos los hijos legitimos de la dictadura, puesto que nos reconocen y nos reconocemos y que, en la actualidad, vivimos un peligroso desfase comunicacional y vivencial con los hijos de la tran- sicién... al menos nosotros teniamos algunas claridades... a quién odiar y por qué organizar dicho odio y violencia... hoy no es apatia, es miseria de escena- rios... no vale casi la pena odiar a los que se podria odiar... odiarles seria darles una importancia y trascendencia que no tienen. Yo, en particular he planteado la cornisa del odio para recordar, para asumirse de mejor manera también, para poder intentar un posicionamiento histérico que me permita leer mi realidad hoy, no sésies la mejor ubicacién, pero no puedo obviar mi esencia generacional que da claros indicios de que el ciclo de revoluciones proletarias se acabé, y que seran nuevos horizontes los que habré que pintar, nuevos y alejados del estructuralismo, nuevos e imperfectos, imposibles para acercar lo posible... no he venido a relatar, sino a vivir de nuevo mi génesis, a confrontar todo lo que debe y puede ser cambiado... mi memoria de 25 afios como pais me plantea la interrogante de identidad que sé no podré responder solo, tal vez como conti- nente... cuando nos referimos a la memoria tenemos la tendencia a aferrarnos a nuestros recuerdos,... si perdemos nuestra memoria, perdemos la oportunidad de saber o intentar saber qué se siente ser hamano. 407 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. rios comunitarios y de la presién de la cultura winka por cambiar la mentali- dad de los mapuche habitantes de comunidades, se produjo la emigracién de muchos mapuche sin tierras hacia otros sectores y actividades de la misma «Araucania» (aunque a veces fuera de ella, en Santiago o en el Norte minero), sin romper radicalmente los vinculos con la comunidad de origen. Esta situa~ cién se mantuvo hasta cerca de 1930. La coyuntura mundial posterior a la gran crisis de 1929, que provocé cesantia y recesién en todo Chile, caus6 que la zona agricola cercana a los territorios mapuche dejase de ser el polo de atraccién de los mapuche emi- grantes o exiliados. Los que hasta entonces fueron centros de destino de una emigracién local y regional (Nueva Imperial, Temuco, Angol, Valdivia, etc.) ya no pudieron absorber la oferta de mano de obra mapuche, por lo que mucha gente comenzé a emigrar a Santiago y otras grandes ciudades. Por ello, el grueso de la emigracién mapuche hacia Santiago y otras grandes ciudades, comenzé alrededor de 1935. En esta etapa, los emigrantes fueron casi todos varones. La emigraci6n mapuche femenina slo comenza- ria unos diez a quince afios después de que los primeros varones de las fa- milias afectadas Ilegasen a las ciudades como Santiago; sélo unos 10-15 afios después del establecimiento de un var6n mapuche en la ciudad, éste pudo comenzar a atraer a las ciudades a sus hermanas y parientes. Como el perfil predominante de esta primera emigraci6n es de varo- nes solteros, éstos se casaron o formaron parejas con chilenas (chiflura) y se produjo una primera generacién que biolégicamente era mestiza: lo que le sucedié al winka de la época de Pedro de Valdivia, progenitor de mestizos con madre indigena, se repitié ahora pero al revés. A esta generacién biolégicamente mestiza, correspondié una identi- dad cultural ambigua. No hubo (ni hay en todos los casos del presente) una identidad unica, predominante, sino més bien una dualidad cultural, lo que su- pone tener dos culturas 0 «no tener ninguna». Siempre cada persona tiene su propia identidad, en realidad, pero en este caso se trata de una situacién criti- ca, en queambas identidades y conjuntos de valores estén en cuestionamiento, causando confusién y falta de perspectivas, de adaptaci6n y de esquemes de valores. En el otro caso, de la dualidad cultural, la persona asume Ja identidad paterna para algunos efectos, generalmente dentro del seno familiar y en un estrecho circulo, pero también asume la identidad materna frente a la sociedad dominante. Asi, la cultura mapuche esté en la casa. Pero la cultura chilena esta en la casa también, y ademas estA fuera de ella. El problema es que afuera es marginante y opresora, desde la infancia. 416 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. dades ancestrales (Lonko, machi, werken, weupife, ngenpin), lo que hoy se ha denominado Auki Wallmapu Ngiilam, Consejo de Todas las Tierras. El Con- sejo plantea en favor del pueblo mapuche las reivindicaciones estratégicas de tierra, territorio, cultura, autonomia y autodeterminacién. Ademés, ha desa~ rrollado el concepto e idea-fuerza de la Nueva Relacién, de que hablaremos més adelante’. El presente del pueblo mapuche La situaci6n presente de los pueblos originarios, y de los mapuche en particular, esté marcada por la problematica de la presién desde el poder eco- némico y politico, por consumar la destruccién de la comunidad indigena, la usurpacién de la propiedad indigena (comunitaria o individual), la desinte- gracién de la cultura y la asimilacién a la sociedad globalizante. Para el pro- yecto integrador, bajo el signo del desarrollo, heredero actual de las ideas de civilizacion, progreso e integraci6n, el Estado cuenta con la Ley Indigena 19.253 de 1993 y su instrumento, la Comisién Nacional de Desarrollo Indigena, CONADL Este instrumento legal no cuenta con poder coercitivo frente a sus propios contraventores; su texto original fue negociado por los parlamenta- ios chilenos frente al poder de los grandes terratenientes que han constituido su propiedad sobre la base de las tierras indigenas, y de las empresas transnacionales que hoy acaparan la mayor parte de los recursos de tierras y aguas, representados por la derecha politica, hasta que el texto aprobado por el parlamento chileno no representa una salvaguardia para los intereses de los indigenas. No s6lo es débil frente a los problemas de tierras y aguas de las comunidades agricolas, asimismo no cuenta con mecanismos de defensa ni de apoyo efectivo ante la discriminacién social y cultural de que a diario son vic- timas los mapuche urbanos; no establece recursos ni mecanismos en favor de una educacién verdaderamente no discriminatoria y los proyectos de educa- cién intercultural bilingiie son atin de escaso alcance. Por ultimo, siendo la voluntad politica de las estructuras de poder, el consumar la integracién de los pueblos originarios dentro de la sociedad global neoliberal, los instrumentos de este poder, como la CONADI y otras instituciones, no pueden optar por el apoyoa la defensa de la integridad de las culturas originarias. ‘ Los principios del Consejo de Todas las Tierras se encuentran en el libro del mismo, El Pueblo Mapuche, su territorio y sus derechos (Temuco, 1997) 422 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. La politica y sus consensos Los desafortunados hechos que no queremos olvidar, para ser justos con las victimas del holocausto, tienen su origen en la forma en que se con- cibe la politica desde que esta fue y se constituyé en la filosofia de la admi- nistracién del poder. La experiencia nos indica que el poder delegado en representantes que le dan sentido y forma al Estado como administrador de una naci6n 0 a una republica, se ha convertido en un fin de la politica y no en un medio para lograr que sean satisfechas las necesidades de los individuos o indivi- duas que delegan su poder. La existencia de un poder central, ya no como cuestién simbélica sino como estructura politica y social, se ha convertido en la negacién del poder y la autodeterminacién de los individuos, es como el dinero, que en lugar de ser un valor de cambio, se ha convertido en una mercancia més, en un pro- ducto més. La gestién del poder, entonces, se ha transformado en un fin de la politica, y de alli que las transformaciones necesarias se han retardado para el beneficio de las mayorias que no administran el poder. Sucede entonces que en la aplicacién de este principio, los que go- biernan sienten que pueden ejercer -y de hecho lo hacen- la capacidad de incrementar su poder, con el fin de mantenerse en él. Son capaces de modi- ficar las estructuras del poder, solo con el fin de mantenerse en é1. Surgen las burocracias estatales, y surgen los apetitos de nuevas estructuras de po- der hoy llamado mercado, como una nueva forma de administrarlo en forma casi aut6noma del Estado, que tedricamente est al servicio de las mayorias a las cuales est destinado a servir. La desviacién de la politica hacia un fin en si misma, es uno de los elementos que hace posible que los homosexuales, las lesbianas, las travestis y otras minorfas sexuales hayan sido objeto y atin hoy lo sean, de los més atroces crimenes que se han mantenido en la impunidad. No solo hablamos aqui de los crimenes cometidos por el Estado, sino aquellos cometidos por otros individuos que sienten su pudor y moral ofendidos ante la insinua- cién sexual de un individuo de su mismo sexo. Crimenes que no se justifica- ron bajo ningtin punto de vista si se hubieran dado entre personas de dife- rente sexo. En nuestra sociedad la sexualidad ha sido puesta en un batl, en el ropero, o en un closet para hablar en términos contempordneos. Pero la ra- 427 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Negandose a acepiar que esta puede tener tantas finalidades como seres hu- manos existan, porque ésta es parte constitutiva que se expresa de manera distinta en cada uno de ellos. Sigue la sexualidad sometida al estrecho marco de lo privado y de lo individual, pero con un punto més en contra, ahora ya no existe la nocién de la propiedad colectiva que antes se representaba en el papel del Estado. Hoy el Estado no es el propietario de los bienes nacionales. Ahora el Estado es un simple administrador de servicios, que también se pretende someter a lo privado. Entonces todo debe ser privado, y nada de lo que nos pase a cada uno de nosotros es cuestién de interés de los demas. Nos des-solidarizamos de los problemas comunes. Sin embargo hoy se comienza a reconocer la diversidad sexual, pero siempre en lo privado, como cuestién que a los dems no debe importarles. Los homosexuales no podemos manifestar nuestros afectos ptiblicamente porque constituye eso un mal ejemplo para los nifios. Viejo argumento que no se sostiene un segundo sobre las estadisticas que demuestran que los nifios son abusados en més de un 90% por conocidos o familiares heterosexuales, y que los delitos sexuales son cometidos en porcentaje pare- cido por los llamados heterosexuales. Lo dicho hasta ahora son hechos para registrarlos en la historia, sin héroes 0 martires, pero con miles de muertos en la invisibilidad. Constitui- mos hoy una masa sacrificada como fueron sacrificados los judios, o los ne- gros o los indigenas, todos considerados no-personas por el poder institucionalizado. La globalizacién Pero el fenémeno més controvertido en nuestros dias es el fenémeno de la globalizacion. Fenémeno que ha producido que las minorias sexuales podamos extender nuestra influencia més alla de las fronteras y lograr que desde aquellos paises que han logrado avanzar en nuestro reconocimiento se impongan condiciones a aquellos paises menos poderosos. Pero jcuida- do! No nos engafiemos. Las minorfas sexuales estamos conscientes que he- mos jugado con las reglas impuestas por el mercado, y que no son esas re- gas las que nos van a liberar como sociedad. Es posible que con ello ganemos ciertos espacios de libertad, pero siempre dentro de un ghetto, con ello sola- mente hemos logrado correr la cerca mas alla del limite que nos han impuesto. Es requisito necesario que otras minorfas discriminadas y explotadas se reco 432 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. blacién un cura stiper choro que se llamaba Juan Kaiquer. Nos decia que noso- tros éramos capaces, que a pesar de nuestras carencias podiamos procurarnos un mejor futuro, que tenfamos que amar a nuestros padres y a todas las perso- nas sin discriminacién de credos politicos ni religiosos y yo me preguntaba ten- dr raz6n el cura Juan o mis padres que decian “estos momios de mierda estén contra los pobres” y le preguntaba al cura Juan y este me decfa no importa, j4malos a todos, pero tirafto pa’ la izquierda! Este cura Juan nos compré una casa en la calle Venecia, donde formamos un centro juvenil llamado “Que tu si, sea si”, alli organizamos paseos a la playa, campo, cordillera y lo mas importan- te es que nos ensefié a pasear por dentro de nosotros, a conocernes, a darme cuenta que mi don erael liderazgoy que lo podia usar para cosas malas o para el bien mfo y de los demés, en ese tiempo comencé a acuffar una frase de mi padre que decia “hijo, sé que La Legua tiene cosas malas, pero cuando un lider se cansa y se va, mAs mala queda la poblacién, aunque te canses sigue luchando porque esa es tu responsabilidad”. Ahora me doy cuenta que amo a La Legua mas que a todo, no importa si somos delincuentes, terroristas 0 ciudadanos de segunda clase, lo que si importa es lo que decian los sefores de terno y corbata que hablaban pituco, porque si somos artistas. Cuando cumpli 13 afios se produjo la separacién de mis padres y nos quedamos en La Legua junto a mi mam. En esos afios me dediqué a ayudar en la feria, 0 sea, le llevaba las bolsas a las vecinas y me ganaba unos pesos que entregaba a mi mamé, esta accién me gustaba mucho y me fui acostum- brando a tener mis monedas, me acostumbré a trabajar y esto me Ilevé a dejar de lado la escuela. Me puse mas callejero, pero sin ser maldadoso. Después, al cumplir los 15 afios, la Maria Concha, una muy buena pobladora, traté de convencerme de que siguiera estudiando, pero al no con- seguirlo me consiguié trabajo ya formal donde ella trabajaba y donde tam- bién era presidenta del sindicato, esa etapa fue quizas la més importante de mi vida. Ella sabia de leyes laborales y también los patrones -unos italianos-, a los cuales quiero mucho, me ensefiaron mucho de derechos y deberes del obre- ro, me sacaron libreta de seguro, me trataban muy bien y me daban la oportuni- dad de ganarme unos pesos mas enceréndoles sus casas y lo mas importante es que me sentaban en su mesa y coms junto a sus familias En esos tiempos que trabajé con los italianos tuve la suerte de conocer a Pablo Neruda, con el cual fuimos muy amigos. Resulta que al lado de la empresa en la que yo trabajaba existia la imprenta Horizonte donde impri- mian el diario El Siglo, y hacia ese lugar me mandaban a buscar diarios vie- jos, entonces conversaba con todos y me decian que yo era hijo de los italia 436 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Pinceladas de mi memoria. La mia, la de muchos Pilar Macaya! Para mi la memoria, mi memoria tiene el valor de un tesoro guardado en un batil, donde yo solo tengo la Ilave, pero lo mejor es que yo puedo sacar lo que deseo, mis mejores momentos para disfrutarlos y los peores para sa- car alguna experiencia. No sé cémo podriamos vivir sin memoria, con ella sé quién soy, dén- de vivi, qué dia es, a quién amo, qué me gusta, es todo. Sin ella es una cosa, un cuerpo sin cabeza. jLa memoria es mia! Pero también es la de muchos con los cuales he participado y trabajado, con los miembros de mi comunidad o poblacién, es una memoria de todos los que hemos tratado de mejorar las cosas. Es una memoria con muchos fracasos pero con algunos logros tam- bién, los menos tal vez, ya que la pobreza, la falta de oportunidades siguen vigentes. Es decir, nuestra memoria nos permite reconocer las faltas, las ca~ rencias, los fracasos, pero es también fuente de aprendizaje para reconocer las potencialidades de la comunidad, de los pobres que en su historia han podido luchar y rebelarse. Naci un 21 de noviembre de 1957, en una casona de Zapallar, llamada “Quebraé Honda”. Nagf en la casa y no en un hospital, eso dificulté més la cosa, mi padre que asistié al parto, siempre me ha dicho que me tuvo que dar respiracién ya que estaba asfixiada, que me destapé los ofdos, en fin, que me vio nacer. En otra casona que era y es de la familia Echeverria Baeza, mi abuela paterna era la encargada de la cocina. ‘ Dirigenta social de Huechuraba. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. dia cambié de estado, ahora era discapacitada, rol que tampoco existe en esta sociedad. Pero igual decidida a volver como fuera, legué a Chile en junio del 82 cuando el Mapocho hizo de las suyas, Santiago estaba cambiado, ha- bia metro, edificios, en casi nueve afios era ya un “cachorro de jaguar”, para mi sélo un triste maquillaje. Mi familia, padres y hermanos seguian igual 0 peor, habia cesantia, hambre, desaparecidos, violencia, miedo todavia, empleo minimo. Yo Ile- gué donde mi tio Miguel y tia Dominga, comencé a buscar trabajo y no ha- bia, sdlo habia para saunas, toples y otros. Ubiqué a mi hija con mis padres en Zapallar y segui buscando trabajo, encontré uno donde no me pagaban mucho, pero el trato de la duefia de casa se notd distinto, me gust6 y me quedé a trabajar ahi. Siempre me trataron como persona, me dejaron tiempo para que siguiera estudiando, los fines de semana para que visitara a mi hija, y lo que fue mejor, me aconsejaron para ver un médico, para que me viera mi cojera y pude seguir un tratamiento, ellos tenian dos nifios a los que amo mucho, igual que el afecto que les tengo a estas dos personas. (Qué distinto es cuando la gente es mas hechos y no palabras! Ademas pude ex- presar mis ideas, caceroleamos cuando hubo que hacerlo, protestamos cuan- do habia que hacerlo, habia que gestar algo para dar forma al NO y mi pa- trén particip6 y varios personeros que hoy estan en el gobierno. Yo me habja cerrado completamente al amor de un hombre sin pensar que el destino 0 Dios me tenian preparada la gran sorpresa, conocer a Eduar- do, mi esposo, fue todo un suceso, y Cupido envi su flecha directo al cora- z6n, fue amor a primera vista y lo mejor que fue correspondido, podriamos llenar hojas y més hojas con nuestra vida cotidiana ya que cada dia ha sido diferente y especial, cada dia hemos ido construyendo nuestra vida juntos para poder tener la familia que somos. Después de hacer este bosquejo de lo que ha sido mi historia, des- prendo la siguiente reflexién, porque en el fondo eso ha querido ser este relato, un bosquejo. Que todo los temas de hoy: pobreza, discriminacién, falta de educaci6n, violencia, falta de oportunidad, cesantia, politica de par- tidos, participacion de la mujer, etc., todos también fueron los de ayer, de mis abuelos, de mis padres y mios. Y por eso que después de pasar por todo esto es que creo que estoy inmersa en el mundo social, para que de alguna manera mis hijos y la sociedad del maiiana tengan derecho a la educacién, a la salud, que las mujeres seamos parte de la democracia La memoria, nuestra memoria es un espejo, es un ctimulo de expe- tiencias, positivas y negativas, pero por sobre todo en mi caso es de perma- nente rebeldia. Nunca me he conformado con la situacién que viven los sec- aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. V Parte De voluntarismo y memoria regional. Otras reflexiones aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Operacion ;The Clinic? Lo ha logrado. A los 82 afios muestra tener en vilo al pais y ser capaz de terminar con la ilusi6n de la transicién a la democracia. “Yo el Supremo” diria Roa Bastos. El supremo en céleulo perverso. Nos preguntamos, pero después de sufrirlo 25 afios, podemos suponer que no hay tantos pasos en falso. Acepté la transicién mientras le convino y la toleré. Cuando miré que el juego se puso peligroso decidié, no sabria si consciente o inconsciente- mente, “patear el tablero”. Los malos jugadores de ajedrez cuando van per- diendo, se enojan, dan patadas al tablero y tiran las piezas por el suelo. Al igual que la Prensa Internacional, Pinochet no mira con delicadas sutilezas las diferencias del socialismo de antes y del de ahora. Ve que entregar el poder a un socialista seria la demostracién de su fracaso. Pinochet se ha determinado a concluir con el tipo de transici6n que habia comenzado con su derrota hace 10 aitos. Primero, hizo los flirteos hacia la derecha e izquierda y le dio la mano a Andrés Zaldivar, democratacristiano que vivi6 exi- liado por é! mismo en Madrid. Continuaron los gestos. Semanas atras, una hija de Pinochet dijoante una revista del coraz6n que la derecha habia sido “ingrata” con su padre. Lo que se cuece entre las ollas de la familia suele ser la verdad més verdadera acerca de los verdadero sentimientos politicos del jerarca. {Qué lo hizo venir a Londres?, se pregunta toda la prensa local. ¢Serd acaso su necesidad de protagonismo? Sera la necesidad de no dejar la esce- na mundial? ;Seré una combinacién de astucia y traicién, como lo ha de- mostrado a lo largo de toda su vida? Ahora, a quien esta traicionando, es a todo lo que supuestamente fue su obra: La Transicién a la democracia pacta- da, la nueva imagen de Chile como pais exitoso, todo ello y todo ello junto, posiblemente. El fracaso del voluntarismo democratico Independientemente de la hipstesis conspirativa anterior, este episo- dio de Pinochet en The Clinic, expresa con brutalidad el fracaso de una ge- neracién entre la que me cuento y con la que solidarizo, que traté, a punta de voluntad y voluntarismo, de resolver nuestros problemas pasados y levan- tar un pais posible. Hoy dia podemos agregar apesadumbradamente, artificialmente. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Pero la impunidad es inaceptable. Ese sentimiento est en el fondo de a cultu- ra de estos paises. Pinochet es un simbolo mas alla de su persona y de sus decisiones e incluso responsabilidades. Es el simbolo de haber roto ese suefio. Y el resto de los chilenos son muy poco apreciados en este momento, en esta coyuntura, porque no fueron, fuimos, capaces de tomar en nuestras manos lo que, a las finales, es el inico pedazo de cultura decente que hemos tenido y que nos ha diferenciado de otras naciones sin ninguna pretensién de decencia. El gobierno es quien esta preso En esta coyuntura, el gobierno chileno actual se ha visto encarcelado por la historia, Aparece defendiendo al dictador/ enfermo/ preso. Posiblemente, no hay otra alternativa. Esa conducta se decidié hace 10 afios, cuando dijimos emocionadamente que “NO” en el plebiscito y decidimos, en ese acto de voluntarismo, no plenamente consciente -como suele ser la historia de los pue- blos,, transitar de esta manera a la democracia. Hoy dia, los compaiieros de antes, funcionarios actuales del gobierno, muchos de ellos exiliados por Pinochet, solo pueden decir en privado lo que piensan. Envian a Londres a unos expertos que representan al “gobierno de Chile”, y que tratan de salvar al general de las garras de Scotland Yard. La imagen se desploma por minutos. Pasamos de ser una “na- cién exportadora” aser una “naciénde protectores de generales”. El entendimiento de Ia complejidad de lo que ocurre en Chile, puede ser posible, en la medida que exista buena voluntad por parte de los auditores extranjeros que escuchan. Pero, al minuto de separarse, dirén entre ellos: ;"estos chilenos”!; alguno, con carifio, agregaré: ;”pobres chilenos, miren en el problema en que estan”! Una identidad nacional derretida Fueron pocos los que reaccionaron al momento en que se simboliz6 con mayor grado de esquizofrenia el voluntarismo que aquejaba de manera patol6gica a todo un sector de la sociedad chilena. El 91, recién comenzada la transicion, se discutié qué llevar como simbolo de la identidad nacional a Sevilla. La cuestién del famoso Iceberg. Se lo sacé de la Antartida, se lo film6, se lo refrigeré, se lo Ilevé, fue observado por miles de personas y terminé sus dias derritiéndose en las aguas calientes y podridas del Guadalquivir. Alli se quiso expresar la transparencia de la sociedad chilena, el hielo milenario trans- parente, obviamente de sus negocios, comerciantes, empresarios, gobierno y 460 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. fundacién de la Universidad de Concepcién, que surge como un proyecto independiente de los sectores medios ilustrados, vinculados a las logias masénicas. La idea era crear una universidad regional, que estuviese vincu- lada al desarrollo econémico regional y nacional. No podemos dejar de reco- nocer que la memoria histérica de esta ciudad y regién, est4 marcada por la Universidad, las cosas no son igualmente dimensionadas antes y después de la creacién universitaria, la que marca un auge cultural con amplio reco- nocimiento a nivel nacional y fuera de él. Otro hito importante en la memoria penquista es la posicién econd- mica aleanzada en el proyecto industrializador, iniciado por el Estado a me- diados de este siglo, convirtiendo a Concepcion en centro del desarrollo in- dustrial. Esto se tradujo en transformaciones sociales y urbanas de conside- racién. Las ciudades como Concepcién y Talcahuano crecen, surgiendo nue- vas poblaciones estimuladas por las demandas de mano de obra industrial que intensificé la migracién campo-ciudad. Los trabajadores de las nuevas industrias como Huachipato, Petrox, Inchalam y otras tuvieron oportunidad de presenciar movilidad social a nivel familiar con el acceso de sus hijos a la Universidad de Concepcién. El surgimiento de grupos medios que surgie- ron al amparo del desarrollo industrial y educacional constituyen un rasgo importante dentro de la identidad regional. Estos dos hechos anteriores muestran una visién positiva en los re- cuerdos de Concepcién, son dos hitos que marcan procesos de desarrollo que ponen a la ciudad y la region en un protagonismo nacional. Eso signifi- ca que no se puede comprender a este territorio de la misma manera antes y después de estos hechos, y asi es recordado colectivamente; siempre se re- cuerda el esplendor de la Universidad, el protagonismo cultural en que lle- g6 a ponerse la ciudad. Pero los recuerdos e hitos fundadores no son s6lo positivos, también el dolor marca la memoria de los lugarefos. Las catastrofes teltiricas, tan constantes en la historia de este lugar, se manifestaron violentamente en dos oportunidades en este siglo, el terremoto de 1939 y el de 1960. Estos hitos son claves ya que dejan huellas materiales que muestran el Concepcién de antes y después, construcciones en ruinas que se convierten en fantasmas que recuerdan lo que fue y que sirven de base a las continuas mistificaciones con que la memoria colectiva de esta ciudad se nutre, un ejemplo concreto de ello son las ruinas del Teatro de Concepcién en la calle Victor Lamas. La construccién de la memoria a partir de un antes y un después que caracteriza a esta ciudad, no forma parte de una idea futurista, es decir, hacerse parte del discurso oficial que ha tendido hacia el olvido, como herramienta de 465 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Mientras a un sector mayoritario de la sociedad se le ha negado la posibilidad de soberania epistemolégica, los hechos particulares que cotidianamente despliegan los distintos sujetos histéricos, no constituyen materia de estudio y andlisis para la ciencia oficial, quien s6lo los registra en su versién delictual, anémica 0 anecdética. La construccién de visiones de mundo no es exclusiva ni de los intelectuales ni de la clase politica. Un hecho demostrativo de lo anterior es que en la actualidad, a nivel de discurso publico, existe una tensién entre pasado y futuro. Lo que impli- ca un sostenido afan de la clase politica por “mirar hacia el futuro” soste- niendo la idea de que rememorar el pasado reciente constituye una traba en el proceso de reconciliacién y modernizacién del pai El ejercicio de recordar parece ser en la sociedad chilena actual, un gesto de profunda irresponsabilidad politica. Por el contrario, el olvido ha sido una condicién indispensable para asegurar la estabilidad en el proceso de transicién a la democracia. El imperativo del olvido se transforma en un acuerdo pactado por la clase politica, de cierta manera asumido por la socie- dad, como una forma de enfrentar un pasado “traumatico”. La memoria y los recuerdos son asumidos como una amenaza desestabilizadora, asignan- dole caracteristicas y consecuencias negativas para el fortalecimiento del proceso democratico. En este contexto, pocas voces del mundo social se han hecho piblicas, més bien predomina el silencio en una sociedad civil que desde sujetos y espacios particulares se resisten a olvidar el pasado configurando, por ejem- plo, organizaciones sociales que refuerzan en su accionar cotidiano la cons- truccién de identidades histéricas. Valorando el hacer historia de acuerdo a fundamentos que reconocen la multiplicidad de sujetos y proyectos histéricos, es que planteamos en nuestras tesis sumergirnos en esta diversidad y ahondar en la subjetividad de sus portadores. Es preciso sefalar que no pretendemos centrar nuestra labor en los grandes procesos totalizadores de la realidad histérica, pues consideramos que la historia real, la de los hombres y mujeres que cotidianamente construyen su presente, no se articula a partir de totalida- des, sino desde aquellos procesos particulares que sustentan la totalidad social. Nuestro posicionamiento, sin embargo, no se proyecta tinicamente ha- cia estudios que rechazan la validez. de andlisis generalizadores, sino que se plantea en relacién a un didlogo constante entre el estudio de los procesos particulares y la revisién y construccién de aquellos conocimientos sobre lo general. 477 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. b) Recuperar las huellas extraviadas en el silencio, el mito, el secreto, la destrucci6n de los testimonios (fotos, afiches, murales, discos, libros, etc.), el exilio, las violaciones a los DDHH, la represién, la censura, el miedo y el disciplinamiento. c) Revisar los hechos, las biografias, lo intentado, las innovaciones, las propuestas, la herencia, lo fracasado, lo trunco, para conocer, compren- der e interpretar lo sucedido. d) Intentar, finalmente, articular un relato interpretativo y critico, in- corporando diversos planos y actores, intentando palpar y rescatar lo huma- no que da origen y habita esos procesos (lo particular vinculado a lo gene- ral... lo individual conectado a lo colectivo), aportando al mismo tiempo a la reconstruccién de esos mismos actores sociales que hemos ayudado a recu- perar desde el olvido. Tradicionalmente se ha sefialado que la historia es una disciplina que estudia el devenir del hombre en el tiempo... a lo cual con no menos fre- cuencia se ha agregado: en el tiempo pasado. No obstante, con suficiente frecuencia se ha hecho mencién a que también la historia es la mejor demos- tracién empirica de que se mantiene a la vez una relacién dindmica entre dos movimientos paralelos e indivisibles: uno de continuidad y uno de cam- bio, de inercia e innovaci6n. Y asf mismo, la historia tradicionalmente se ha constituido en un espejo, en el cual los pueblos miran buscando tanto ele- mentos que han ido forjando su identidad tanto como las huellas y sefias de su progreso. En consecuencia, para nosotros, la historia chilena de los ulti- mos cincuenta afios es, antes que una mera secuencia de hechos registrados en diarios y libros, antes que un pasado distante digno de ser observado como algo ajeno a nosotros mismos, una parte del presente que vivimos. Cabe entonces la pregunta acerca de cuales son los limites de “lo pre- sente”. Si consideramos que la realidad es una construccién psico-social (in- dividual y colectiva) -un marco experiencial comin (dentro de una organi- zaci6n temporal convencional) a todos los seres humanos en las més diver- sas escalas (locales, nacionales, regionales e incluso global)- podremos afir- mar que al hablar de la “realidad presente” hacemos referencia a la vigencia, actualidad 0 permanencia de esa construccién psico-social o de elementos de ella en el imaginario de las personas y sociedades. Es decir, al hablar de un “presente” hacemos basicamente mencién a una “presencia”. La Historia 484 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Este libro es el resultado de una invitaciéna unimportantendime- fode personas -académicos, ar- tistas, dirigentes sociales, estu- diantes— para conversar sobre nuestra memoria histrica en ef marco de! Seminario “Memoria para un nuevo siglo”, que organi- zaramos ECO, Educacién y Co- municacionesy el Departamento de Historia de la Universidad de Santiago, en noviembre de 1998. Al pensar en esta iniciativa, decfa- mos que lasociedad chilena llega~ baal fin del milenio con ansias de olvido ~zpara qué recordar si el pasado nos divide? ha sido el argumento més fuerte esarimido Por quienes han hecho del olvido una politica oficial-, olvidos, algu- ‘nos, ciertamente instrumentales, Porque es una de las maneras de construir consensos politicos; otros, olvidos alentados, porque ‘suponen que los chilenos no so- mos capaces de hacemos cargo de nuestro pasado. Sin embargo, el debate durante el Seminario tendi6, precisamente, a recono- cer las negativas consecuencias de las politicas del olvido para la Convivencia democratica denues- stra sociedad, sobre todo cuando este es también negacién de suje- tos sociales y politicos relevantes de nuestra historia. La memoria circula privadamen- te por los mas diversos intersti- cios de la sociabilidad chilena; circula, sobre todo como persis- tencia de los propésitos de cam- bio y de construccién de un or- den més equitativo y democrati- co para nuestro pais. Sin duda, esta Giltima funcién de la memo- ria, es una de sus grandes contri- buciones para repensar nuestros modos de ser sociedad en el pre- sente y en el futuro. TEMORIA PARE UN NEV rag HT:

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