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La presente imagen nos muestra, en mayor o menor medida, dos embarcaciones en u n primer plano, encalladas tras bajar la marea.

Sus colores, rojo y blanco en di stintas proporciones y superposiciones, se ven deteriorados por la falta de uso y el abandono, que ha mimetizado su figura en parte del paisaje cordillerano. So lo los dos navos rompen con la gama del azul imperante en la lejana de las montaas o en el puro espejo de agua que se divisa a su vera. Las nieves eternas se confu nden con la aridez que permite adivinar la vegetacin autctona, de contornos rudos y acostumbrada a la escacez de lluvias. Los barcos se mantienen ecunimes sobre un a superficie que, a primera vista, parece inaccesible y que, en un sentido absol utamente particular, condensa su significacin en la soledad ltima del paisaje, que ha pesar de la erosin de viento, agua o tiempo se eleva resuelta con una dignida d mayesttica.

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