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Viendo lo invisible. No fue un da comn y corriente.

Aunque el cansancio llenaba cada centmetro del cuerpo era imposible ir a dormir sin antes no comentar todo lo que haban pasado. Ya era la madruga, Jess no estaba con ellos, as que se reunieron en una de las casas. -Yo creo que Jess es el Hijo de Dios. -Yo tambin, solo l pudo alimentar con cinco panes y dos peses a todas esas personas. Eran ms de cinco mil, y sobr comida. -Pero, qu me dicen de lo que pas en el mar? Yo me asust mucho. -Yo si pens que era un fantasma. -No le vieron la ropa? Antes de que l dijera que era Jess, yo ya me haba dado cuenta. -No digas eso. Yo te vi, t tambin estabas muy asustado. -Pero quin no? A esa hora, navegando con el viento en contra, y ver a alguien caminado sobre el mar. -El que s supo en realidad qu era caminar sobre el mar fue Pedro. Pedro?, dnde est Pedro? Mientras todos hablaban haban olvidado a uno, Pedro. En un rincn de la sala, silencioso y pensativo estaba Pedro. Durante toda la conversacin no haba dicho una sola palabra. -Pedro, caminaste sobre el mar, ven cuntanos. Pedro levanto la mirada, con una voz cortante solo dijo: -No, no camin sobre el mar, me hund en el mar. El silencio llen la sala. En la mente de cada uno de ellos estaba la imagen de un Pedro fuerte caminando sobre el mar, pero inmediatamente pasaba la imagen de un Pedro temeroso que se hunda mientras gritaba: Seor, slvame. Uno se arriesg. -Pedro, Por qu te hundiste? -Tuve miedo. El ms vil de los sentimientos. Por un instante me qued fro, quieto, y lo nico que vi fue el viento. -Pedro, el viento no se ve.

-Por eso, me qued mirando lo invisible, mientras al frente mo estaba el Hijo de Dios que s era visible. El silencio rein. Cada uno se levant de su silla, y fue saliendo de la sala. Muchos aos despus, mientras Mateo se dispona a dejar testimonio escrito del evangelio de Jess habra de recordar aquella conversacin. Luego de escribir lo acontecido ese da con Jess, dijo: -Cuantas veces nos quedamos fros viendo lo invisible, lo que nunca deberamos ver, y perdemos de vista lo que realmente es visible. l slo es el visible Hijo de Dios, y mis ojos siempre deben estar fijos en l.

John Anzola. 07 de marzo de 2014

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