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*¿Por qué el hombre en sus necesidades debe considerar el afecto?

El afecto es la ayuda que necesitamos para sobrevivir.


Si bien el punto anterior no ofrece dudas racionales sobre su verdad, puesto que los hechos
son evidentes, existen dificultades para comprender que lo que en nuestra vida cotidiana
llamamos 'afecto', no es otra cosa que la ayuda que necesitamos de los demás para
sobrevivir. Evidentemente, podríamos evitar plantear esta cuestión, ya que llamar afecto a la
ayuda que recibimos de los demás es simplemente un tema de orden lingüístico. No obstante,
nuestro interés estriba en demostrar que ambas palabras ('ayuda' y 'afecto') son sinónimas en
la medida que designan básicamente unos mismos hechos. El problema es que se suele
pensar que el afecto es un fenómeno no-material, intangible y no mesurable, lo cual acarrea
numerosos errores y perjuicios, ya que no es verdad. Comprender y aprender que el afecto es
un fenómeno material, tangible y cuantificable cambia radicalmente la forma de afrontar
nuestras relaciones afectivas y posibilita la solución a numerosos problemas derivados de los
desequilibrios afectivos. Para que nuestros alumnos se den cuenta de la identidad entre
ayuda y afecto, les pedimos primero que nos digan ejemplos de lo que ellos consideran actos
de ayuda. Nos suelen decir cosas como: "dejar los apuntes", "acompañar a alguien", "dar
dinero", "resolver un problema" (de otro), "cuidar a un enfermo", "hacer la comida" (a otros),
"hacer la compra" (para otro), "escuchar los problemas de otro", etc. Una vez han empezado,
no les cuesta mucho hacer tan larga como se quiera esta lista. Luego les decimos que
"reserven" esta lista a un lado, como si se tratase de una clase de cocina, y que centren su
atención en otro punto distinto. Entonces les proponemos hacer una lista de hechos que, para
ellos, signifiquen actos de afecto o amor. Ante un primer sentimiento de perplejidad, empiezan
a decir cosas como: "hacer un regalo", "convidar a cenar", "dar un beso o un abrazo", "decir te
quiero", "acompañar en los malos momentos", "comprender y respetar al otro", "proteger al
otro", etc. Mientras se van proponiendo ejemplos de afecto, alguien suele decir "ayudar a ...",
pero nosotros le decimos que no podemos ponerlo en la lista ya que lo que queremos ver
precisamente es si la ayuda es realmente lo mismo que el afecto. Una vez la lista ha llenado
la altura de la pizarra, les proponemos que comparen ambas listas, la de ejemplos de ayuda y
la de ejemplos de afecto. Aparentemente son distintas aunque existen ejemplos en común,
como "acompañar al otro", etc. La cuestión aparece más clara cuando planteamos qué
pasaría si hiciéramos las dos listas mucho más largas. ¿Aparecerían la mayoría de los
términos de una en la otra? Es decir, "hacer un regalo" no es un acto también de ayuda, al
igual que "dar un beso o un abrazo" cuando el otro lo necesita, o "decir te quiero",
"comprender y respetar al otro", etc. Del mismo modo, no es también un acto de afecto o
amor "dejar los apuntes", "dar dinero", "cuidar a un enfermo", etc. La mayoría de los alumnos
empiezan a darse cuenta de la gran similitud de ambas listas, de que lo que uno escribe en
una lista, puede también escribirlo en la otra. Quizás no todos los ejemplos son igualmente
intercambiables. Unos son muy claros y otros cuestan más. La razón de ello es que utilizamos
las palabras 'ayuda', 'afecto', 'amor', 'cariño', 'solidaridad', etc., en contextos distintos, pero
todas se refieren a la misma clase de actos. Esto mismo ocurre con muchas de nuestras
palabras más comunes. Por ejemplo, la palabra 'mesa' tiene muchos sinónimos según sea el
contexto en el que estemos hablando. Si la mesa sirve para escribir la llamamos 'escritorio', si
sirve para comer la llamamos 'comedor', si sirve para los alumnos de una escuela la llamamos
'pupitre' y si sirve para celebrar misa la llamamos 'altar'. 'Mesa', 'escritorio', 'comedor', 'pupitre'
y 'altar' son palabras distintas que se refieren básicamente a un mismo hecho u objeto,
escogiéndolas según el uso o el contexto que nos refiramos. Incluso, una misma mesa puede
servir de escritorio, pupitre, comedor o altar si la llevamos al sitio adecuado y la utilizamos
convenientemente. Igual nos pasa con las palabras 'ayuda', 'afecto', 'amor', 'cariño', etc. Si
prestamos ayuda a nuestra pareja o a nuestros hijos, lo llamamos 'amor' o 'cariño', si
prestamos ayuda a un amigo lo llamamos 'afecto' o 'amistad', y si prestamos ayuda a
desconocidos lo llamamos 'ayuda' o 'solidaridad'. Pero sea la que sea la palabra que
utilicemos, siempre nos estamos refiriendo a una misma clase de hechos. Quizás la palabra
más general y más amplia, a nuestro entender, que los designe sea 'ayuda', aunque es de
libre elección escoger otra cualquiera. No debemos confundir los problemas lingüísticos con
los problemas psicológicos. La lingüística nos aclarará cuando utilizamos una u otra palabra,
la psicología nos tiene que aclarar la naturaleza de los hechos que designamos con estas
palabras. Recapitulando lo que hemos planteado, constatamos que sin la ayuda de los
demás, los seres humanos no podemos sobrevivir y que esta ayuda adopta la forma de
afecto, amor, cariño, solidaridad, amistad, cuidados, atención, etc., según el contexto y el tipo
de ayuda proporcionada. Es decir, que podemos afirmar también que sin el afecto, amor,
cariño, etc., de los demás, los seres humanos no podemos sobrevivir. Después de este
paréntesis lingüístico, que esperamos haber aclarado, debemos seguir con nuestra tarea y
plantear cual es la naturaleza de los hechos involucrados en los actos de ayuda, afecto, amor,
etc.

*Mensajes para construir relaciones equitativas entre hombre y mujer.-


 
Es importante que la pareja sepa que se reconoce y valora sus cualidades personales, como,
sensibilidad, inteligencia, generosidad, etcétera.

Otro aspecto que alimenta, el amor, es el cuidado, la atención, el apoyo en momentos


difíciles y la protección que se recibe de la pareja.

Es vital en la relación, la generosidad y saber compartir los bienes materiales, las amistades
y los bienes espirituales.

No dejar para mañana, lo que se puede hacer hoy en pareja

Aprender a escuchar a la pareja, los hombres tienen que abandonar sus silencios y expresar
sus emociones y sentimientos. A mayor comunicación, se produce más intimidad en la pareja.

Reconocer las cualidades de la pareja; expresarle con verdadero orgullo, la satisfacción que
producen sus logros. No ayuda a la pareja que una parte se sienta poco valorada y no
comprendida por su compañero.

Hay un valor de convivencia que no es sencillo de aplicar, pero produce satisfacciones, se


llama, tolerancia y aceptación del otro como es y no cómo se cree que podría o debería ser.

Las parejas deben establecer un compromiso entre las libertades individuales y los
compromisos de pareja.

El hombre y la mujer debe tener acuerdos en el trato a los hijos, a la familia política, en el
trabajo doméstico, al uso de los ingresos, tratos que se respetan y se podrán ir ajustando de
acuerdo a las situaciones.

Los miembros de la pareja deben de sorprenderse mutuamente, en actitudes que alimenten el


romanticismo, el erotismo, la pasión y el compromiso.
 

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