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ESCUELA NORMAL SUPERIOR

ARTICULACIÓN ESCUELA PADRES DE FAMILIA


CIENCIAS NATURALES 7°, EDUCACIÓN AMBIENTAL Y SALUD

Gigante, 10 de Junio de 2005

Apreciada Colega y futura en potencia.

Cordial saludo:
Con el ánimo de reflexionar y enriquecer nuestro quehacer docente nos
hemos propuesto hacer lecturas y extractar lo que nos parece podemos
compartir, para mejorar el medio ambiente social. Tenga en cuenta que la
etapa más importante de nuestro ciclo de vida es la de antes de nacimiento
y las medidas preventivas para que el niño conserve con buena salud.
Deseamos disfrute de la lectura.

Atentamente,
CLARA INES DE MONTEALEGRE

VIVIR, AMAR Y APRENDER


Autor: Leo Buscaglia

Como educadores, debemos creer en el cambio, debemos saber que es


factible o, de lo contrario, no nos pondríamos a orientar, pues la educación
es un proceso constante de cambio. Cada vez que “enseñas” algo a
alguien, ese algo es asimilado y provoca cierta transformación, emergiendo
un nuevo ser humano. No puedo comprender por qué la gente no se muere
por aprender, pues es la mayor aventura del mundo – es el proceso de
llegar a ser -. Cada vez que aprendemos algo nuevo, nos convertimos en
algo nuevo.
Por eso he cambiado. No soy el mismo que llegó esta mañana. Me he
renovado de alguna forma, porque he experimentado algo nuevo con
vosotros. Por esto aprender es algo tan emocionante, que no debería
constituir ningún lastre, porque cada libro te lleva a nuevos libros.
Podemos decirle continuamente a alguien: “Eres estupendo, eres
estupendo, eres estupendo”. Si te lo dice un número suficiente de
personas, empezarás a conducirte como un tipo estupendo. Andarás con la
cabeza más alta, te enorgullecerás más de ti mismo. Pero “Eres feo, eres
feo, eres feo”, te hará achicarte, hasta que llegues a ser feo de verdad.
“¡Estás equivocado! ¡Eres tonto!”, te harán equivocarte y ser tonto.
El amor se aprende, igual que el miedo, los prejuicios, el odio, las
inquietudes, la responsabilidad, el compromiso, el respeto, la amabilidad y
la gentileza. Todas estas cosas se aprenden en la sociedad, en el hogar, en
las relaciones humanas, pero la concepción de uno mismo – quién soy – la
adquirimos principalmente de nuestra familia. Esto explica por qué la
familia tiene una responsabilidad tan grande. Nadie enseña a la gente a
ser padres. Sin darte cuenta, te encuentras de repente con un niño. Lo
más importante del mundo es que cada cual haga de sí mismo la persona
con mayor capacidad de amar posible, porque esta característica es la que
vais a transmitir a vuestros hijos y a todos aquellos que se crucen en tu
camino.
Así aprende un niño, desarrollando su destreza con los dedos y las uñas,
ensimismado con ello. Absorbiendo los hábitos y las actitudes de quienes
lo rodean, empujando y tirando de su propio mundo. Así aprende un niño,
mas por medio de sus tentativas, que mostrándole sus errores; más por
medio del placer, que del dolor; más por medio de su propia experiencia,
que de las indicaciones de los demás y más por medio de ésta que de
instrucciones. De este modo, el niño aprende en medio del afecto, del
amor, de la paciencia y de la comprensión.
Día a día, el niño asimila un poco de lo que tú sabes, un poco mas de lo que
piensas y entiendes. Aquello en lo que sueñas y crees, es ciertamente lo
que llega a ser ese niño. Tal como tú percibas, con torpeza o claridad; tal
como sea su pensamiento, equivocado o certero; tal como sean tus
convicciones, estúpidas o llenas de sabiduría; tal como sueñes, de forma
apagada o brillante; tal como alegues falsos testimonios o, por el contrario,
digas la verdad; tal como sea el testimonio que tú das, así aprenderá el
niño.
Necesitamos decir a los niños que tienen ante sí la elección de fracasar o
amar. Pues perder el amor es perder la vida. No podéis dar a nadie lo que
no tenéis. Por tanto habéis de concentrar tus esfuerzos en conseguir ser la
persona mas sensible, extraordinaria, maravillosa, única y fantástica del
mundo para compartir estas cualidades con las demás.
Piensa que, si no tengo sabiduría, sólo puedo enseñarle mi ignorancia. Si
carezco de alegría sólo puedo enseñarle mi tristeza. Si carezco de libertad,
sólo puedo encerrarlo en una cárcel. En cambio, todo cuanto poseo puedo
revertirlo al prójimo.
¿Queréis saber lo que sois? Mira a los ojos de quienes te rodean y te
quieren. Ellos son los únicos que se atreverán a decirte que tienes la nariz
sucia. Todos los demás podrían estar junto a ti todo el día sin decírtelo. No
así la persona que te ame, te dirá: “¡Caramba, cariño, tienes sucia la
nariz!”.
Para aprender, para cambiar y para llegar a ser, el hombre necesita, en
definitiva, la libertad. Uno ha de ser libre para aprender. Uno debe tener
gente interesada en su propio árbol, no en el repollo de la profesora, y ese
uno debe interesarse por los árboles de los demás. “Muéstrame tu árbol,
Johnny. Enséñame quién eres tú y entonces sabré dónde he de empezar”.
Necesitamos ser libres para crear. No enseño tal materia, sino que la
facilito, hago posible su aprendizaje. Me siento con la gente y aprendo de
ellos. Aprendemos juntos. Puesto que el amor se aprende, cada uno de
vosotros lo habéis adquirido de forma distinta. Por eso realmente, en el
fondo, el amor es compartir.
El hombre necesita asimismo un sentimiento de realización. Todos lo
necesitamos. Hemos de ser reconocidos por hacer algo bien. A alguien
tenemos que aprenderle; alguien tiene que venir de vez en cuando a
darnos una palmadita en el hombro y decirnos: “Está bien. Me gusta eso
de veras.”
El cúmulo de conocimientos no es la sabiduría. Aprender sin más no es
sabiduría. La sabiduría consiste en la aplicación de los conocimientos y de
la experiencia. La sabiduría es darse cuenta de que no sabes nada y decir:
“Mi espíritu está abierto. Donde quiera que me halle no he hecho más que
empezar. Me falta por conocer más de cien veces lo que sé”. Ese es el
comienzo de la sabiduría.
Una tarde les dije lo molesto que estaba con mi cuerpo. Algunos de ellos
se asustaron, pues creyeron que lo que estaba tratando de decir es que me
disponía a destruirlo. ¡No! ¡Me gusta!. Por entonces tenía una profesora de
yoga que era una amiga fenomenal y que me dijo: “¡Eh, aguarde un
minuto! Ese cuerpo es su vehículo. Si quiere llegar al sitio adecuado, a la
hora y de modo oportuno, debe ponerlo en lo alto de un pedestal.
Respételo, porque es el vehículo que transporta su esencia, al menos
durante el tiempo que te cuides o que Dios te dé de vida”.
Repentinamente me invadió un sentimiento renovado de respeto hacia mi
persona. ¡Ahora, incluso me dedico algún elogio de vez en cuando!

Continua...

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CIENCIAS NATURALES 7°, EDUCACIÓN AMBIENTAL Y SALUD

VIVIR, AMAR Y APRENDER


Autor: Leo Buscaglia

Continuación...

Hay un texto escrito por Frederick Moffett, del Servicio de Supervisión de


Enseñanza, del Departamento de Educación de Nueva York. Lo llama
“Cómo aprende un niño”: Así aprende un niño, desarrollando su destreza
con los dedos y las uñas, ensimismado con ello. Absorbiendo los hábitos y
las actitudes de quienes lo rodean, empujando y tirando de su propio
mundo. Así aprende un niño, más por medio de sus tentativas, que
mostrándole sus errores; más por medio del placer, que del dolor; más por
medio de su propia experiencia, que de las indicaciones de los demás y
más por medio de ésta que de instrucciones. De este modo, el niño
aprende en medio del afecto, del amor, de la paciencia y de la
comprensión. Si hay lectura en familia, el niño adopta el hábito de la
lectura y escritura; si hay afectividad familiar, el niño aprende a dialogar y
concertar, y si mejora la calidad de vida del niño, se alarga su ciclo de vida,
porque la vida no es una aventura en sí misma ni una meta. Es un proceso
que se va corriendo paso a paso. Si cada paso tiene su propia magia y su
propio encanto, también la vida tendrá ese carácter especial. No seáis
como esos individuos que llegan a las puertas de la muerte sin haber vivido
la verdad. No olvidéis nunca una cosa: no miréis a nadie por encima del
hombro; miradlo a los ojos. No habléis simplemente a vuestros hijos;
cogedles la cara con las manos y hablad con ellos. Y comenzad desde
ahora mismo porque las ocasiones no duran siempre, huyen raudas y jamás
volverán. La mayoría de la gente se pasa la vida lamentándose sobre las
ocasiones perdidas en el pasado. ¡Demasiado tarde! Sin embargo, aún
quedan millones de ellas por venir.
Al empezar cada día, trataré de aprender algo nuevo sobre mí, sobre ti y
sobre el mundo en que vivimos, de tal modo que pueda continuar sintiendo
y viviendo todas las cosas como si acabaran de nacer.
También, me acordaré de participarte de mi alegría , así como mi pena, de
manera que nos podamos conocer mejor el uno al otro. Al empezar cada
día, me propondré escucharte de verdad e intentaré comprender tu punto
de vista, al tiempo que trataré de darte el mío de la forma más suave,
recordando que ambos estamos creciendo y cambiando de mil formas
distintas. Al empezar cada día, recordaré que soy un ser humano y no
exigiré de ti la perfección hasta que yo sea perfecto.
Sé que hay fealdad. Pero también hay belleza y no dejad que ésta quede
oculta. Admiraré las flores. Miraré los pájaros. Contemplaré a los niños.
Sentiré la fresca brisa del bosque. Probaré la buena comida. Y compartiré
estas cosas con los demás. Una de las mejores atenciones, es decir a
alguien: “Mira qué puesta de sol”
“La necesidad más imperiosa del hombre es superar su aislamiento,
liberarse de la cárcel de su soledad. El fracaso rotundo en conseguir tal
empeño se traduce en la demencia”. Quien lo escribió es un psiquiatra.
Si te fijas en los enfermos mentales, te darás cuenta que son los que se han
apartado más de sus semejantes. Los sanos y cuerdos se lo pasan de
perlas, cualquiera que sea la situación. En la clase de amor hemos
comentado el hecho de arriesgarse y abrirse a los demás.
Leí una vez algo de Ashley Montague; decía lo siguiente: “Sin
interdependencia, ningún grupo de organismos vivientes puede sobrevivir.
Cuando los organismos interactúan de una manera coordinada, están
prestándose el beneficio de supervivencia unos a otros, dándose vida entre
sí”. Así pues, estoy inmerso en el proceso de dar vida. Es el mayor de los
regalos que puedo ofrecer a los demás.
Hay grandes momentos en nuestra vida que han sido angustiosos; si se
piensa en ellos y se saca partido de ellos, éstos le ayudan a uno a crecer y
a convertirse en una persona de horizontes más amplios.
Escoged el camino de la vida, del amor, de la inquietud por los demás, de la
esperanza, de la fe en el mañana, de la confianza y de la bondad. Es un
asunto vuestro. La opción es vuestra. También podéis inclinaros por la
desesperación, por la miseria, por hacer la vida incómoda al prójimo y por
la intolerancia. Pero, ¿para qué? No tiene sentido. Sólo es una
autoflagelación. Ahora bien, te advierto que si te decides a asumir la plena
responsabilidad para elegir tu vida, ello no te será fácil y tendrás que
aprender a arriesgarte de nuevo. El riesgo es la llave del cambio.
“El hombre solía mantener su mente ocupada en el trabajo y ahora la
pierde en su espejo”
uno tiene que empezar por decir: “Sí, amo el lugar donde estoy, con todas
mis manías y limitaciones, sin que ello signifique necesariamente qué vaya
a continuar aquí mañana”. Tan sólo quiere decir que me gusta el lugar
donde estoy ahora. “Me gusta lo que soy en este momento. ¡soy grande!”.
Quienes de veras se preocupen por su profesión y sean auténticos
maestros, estarán siempre aprendiendo de los chicos. Estarán plenamente
abiertos a ellos y no serán como esos que se plantan delante de una clase y
refunfuñan: “Estamos esperando a Sally”. No sorprenderá que Sally
replique: “Espere usted, viejo gruñón”. Imaginaos qué sentimiento de
triunfo representa tener a toda una clase esperándole a uno. A veces el
profesor debería preguntarse qué es lo que la tal Sally considera tan
importante de decir, y debería prestarle atención. Resulta curioso
comprobar el modo en que los adultos hablan “a” los niños. Escuchaos a
vosotros mismos. En el noventa por ciento de los casos, les estáis
hablando a ellos nunca con ellos. No tenéis apenas conversaciones con los
pequeños, solo les atiborráis sin cesar de conceptos y conceptos.
Por otra parte, estamos aprendiendo mucho sobre la enseñanza. Soy
profesor, lo he sido toda mi vida y me gusta hacerlo, pero tan solo me he
podido dar cuenta recientemente de que no enseño nada a nadie. Se
incurre en una ceguera al suponer que se puede enseñar algo a la gente.
Todo lo más, lo único en que puedo convertirme es en un ardiente y
sugerente educador que facilita el conocimiento que oriento, que puedo
desplegarlo ante los estudiantes, pero si estos se niegan a asimilarlo, nada
puedo hacer al respecto. Más también sé que, si me esfuerzo en hacer que
mi exposición sea atractiva e incitante, al menos unos pocos se sentirán
cautivados y se preguntarán: “¿De qué está hablando este buen hombre? Si
tan locamente está obsesionado con la vida, quizás merezca la pena
vivirla”.
Leí en un libro de Haim Ginott, escrito por una directora de escuela en la
segunda guerra mundial que decía así: “Soy una superviviente de un
campo de concentración. Mis ojos han visto lo que nadie debería
presenciar. Cámaras de gas construidas por ingenieros especialistas.
Niños envenenados por licenciados en medicina. Recién nacidos
asesinados por competentes enfermeras. Madres e hijos fusilados por
bachilleres y graduados. Por todo ello, sospecho de la educación. Mi ruego
es que ayudemos a los estudiantes a ser humanos. Nuestros esfuerzos
nunca deben producir monstruos o psicópatas. El leer, el escribir, la
historia y la aritmética son sólo importantes si sirven para hacer humanos a
nuestros estudiantes.

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VIVIR, AMAR Y APRENDER


Autor: Leo Buscaglia

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Enseñamos a la gente toda clase de cosas, excepto la más esencial: la vida.


Nadie te enseña acerca de la vida. Se supone que ya sabes de ella. Nadie
te enseña cómo ser hombre o mujer, ni lo que esto significa, ni la dignidad
que lleva consigo el afirmar : Soy un ser humano”.
Es muy difícil definir el amor, porque es un concepto sumamente amplio.
Cuánto más viva en medio de la alegría y la belleza, más grande será mi
capacidad de amar, por eso, tengo el convencimiento de que para definir el
amor, la única palabra lo suficientemente amplia que lo abarca es “vida”.
“Amar es correr el riesgo de no ser correspondido”. También es posible,
en efecto. Pero uno ama para amar y no para recibir nada a cambio, pues
de lo contrario no sería amor. El amor es vida en todos sus aspectos y, si
os olvidáis del amor, os olvidáis de la vida. Por favor, no hacedlo. Las
relaciones de amor y compañía, en las que el “yo” está supeditado al
“nosotros”, son fuente de auténtico gozo. Disfrutar de una buena comida
en solitario está bien, pero compartirla con cinco o seis personas a las que
se quiere es como estar en la mismísima gloria.
No podéis dar a nadie lo que no tenéis. Por tanto habéis de concentrar
vuestros esfuerzos en conseguirlo. Habéis de convertiros en la persona
más sensible, extraordinaria, maravillosa, única y fantástica del mundo,
para ser capaces de tener todas estas cualidades y darlas después,
compartiéndolas con los demás. Pensad en ello. Si no tengo sabiduría,
sólo puedo enseñaros mi ignorancia. Si carezco de alegría, sólo puedo
enseñaros la tristeza. Si carezco de libertad, sólo puedo encerraros en
cárceles. En cambio, todo cuanto posea puedo revertirlo al prójimo.
Quienes hayan estudiado las percepciones y las sensaciones, saben que
cada cual ve el mundo de un modo diferente. Sin embargo, se trata del
mismo mundo.
Creo que habremos progresado mucho cuando nos demos cuenta de que
incluso la caída de una hoja nos afecta de alguna manera. ¡Ya no hay sitio
en donde ocultarnos! El jefe te grita. Al volver a casa gritas a tu esposa o
marido. Tu esposa o marido da una bofetada al niño. El niño da una
patada al perro; el perro muerde al gato y el gato se hace pis en la
alfombra. ¿Dónde empezó todo?. Tendremos que aprender a confiar, a
creer y a trabajar juntos de nuevo.

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