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LA TRAGEDIA DE LAS HOJAS

Despert crudo y los helechos estaban muertos, las plantas amarillas como maz; mi mujer se haba ido y las botellas vacas como cadveres desangrados me rodeaban con su inutilidad; sin embargo haba sol y la nota de mi casera estaba arrugada en una agradable e inofensiva amarillez, lo que necesito ahora es un buen comediante, del viejo estilo, un bufn que haga bromas sobre lo absurdo del dolor, el dolor es absurdo porque existe, nada ms. Me rasur cuidadosamente con una navaja vieja el hombre que una vez fue joven y dijo ser un genio, pero esa es la tragedia de las hojas, de los helechos muertos, de las plantas muertas. Entr en un pasillo oscuro donde estaba la casera gritando y maldiciendo, agitando sus gordos y sudorosos brazos gritando pidiendo a gritos la renta porque el mundo nos haba fallado a los dos.

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