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traduccién de max figueroa y carlos Givarez ia introduccién de giuseppe boffa fue traducida del italiano por carlos echagtie los bolcheviques y la revoluci6n de octubre actas del comité central del partido obrero socialdemécrata ruso (b) agosto de 1917 a febrero de 1948 CUADERNOS DE PASADO Y PRESENTE portada de anhelo hernéndex primera edicién en espaiol, 1972 segunda edieién en espaiiol, 1978 © ediciones pasado y presente impreso y distribuido yor siglo xxi editores, s. a. ave, cerro del agua 288 - méxico 20, d. f ISBN 968-23-0194-7 primera edicién en francés, 1964 © francois maspero, paris titulo original: les boleheviks et la révolution octobre derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxieo/printed and made in mexico INTRODUCCION Los textos recopilados constituyen una fotografia del momento mis decisivo de toda Ia historia de la URSS (y por cierto de toda nuestra historia més reciente). Los mismos tienen el valor y los limites de todo documento fotogrifico. Sobre todo, conservan de éste su gran inmediatez. Constituyen todo lo que ha quedado de las reuniones de quien fuera el estado mayor de 1a Revolucién de octubre. Los que en 1917 fueran Jos maximos dirigentes bolcheviques, miembros del Co- mité Central del partido, se encuentran, discuten, actiian y deciden con Lenin y a su alrededor. Tres decenas de personas. Nombres cono- cidos, tantas veces recordados, aunque todavia implacablemente discu- tidos: Stalin, Sverdlov, Dzherzhinski, Trotski, Zinéviev, Kamenev, Bu- in, Algjandra Kollontai. Otros, que fueron menos conocidos en el exterior y por ello més ficilmente olvidados (pocos conocen ain hoy quiénes fueron un Artiom, un Berzin, un Bubnov) pero que en aque- los meses desempeftaron ‘por cierto, un papel no inferior. De las reuniones en las que ellos adoptaron decisiones capitales para la revo- lucién y su desarrollo, sdlo quedan estos apuntes, anotados sobre simples hojas de papel en el curso de las discusiones, en general de ufo y letra de la propia Elena Stésova, que entonces era candidata a miembro del Comité Central y secretaria del mismo, Estas hojitas representan hoy uno de los documentos mis preciotos del archivo det Instituto de Marxismo-Leninismo de Moscé. Mientras los jefes bolche- viques discutian, y la Stasova consignaba en el papel sus actos y sus palabras, Petrogrado y toda Rusia vivian las jornadas més intensas de Ja revolucién: aquéllas en las que se armaban los obreros, #n las que los campesinos comenzaban a apoderarse de la tierra por la fuerza, en que los soldados se rehusaban a continuar combatiendo y el gobierno de la burguesia, coaligado con Jas fuerzas intermedias, daba sus tl- timos estertores, en las que la insurreccién triunfaba en Petrogrado, ‘en Mosca y después en todo el pais y en que el joven poder obrero y campesino empefizba las primeras feroces batallas contra la reaccién intema y la presién imperialista externa. De las presentes notas surgen Jas posiciones que los ditigentes bolcheviques asumieron en aquellas semanas decisivas, a la cabeza del partido que en ese momento era ol corazén y el cerebro del movimiento, librando batallas que no s6lo entonces tuvieron gran importancia sino que durante mucho tiempo serin objeto de escritos y de discusiones. Al mismo tiempo emergen las figuras politicas més sobresalientes con sus dotes y sus defectos, ¥ hasta a veces con sus temperamentos, f 1Los apuntes, por cierto, estin tomados apresuradamente, inclusive son incompletos © a veces estan truncos. Fueron hechos de ta manera como era posible en aquellas circunstancias. No habia, ciertamente, ni taquigrafos ni grabadores para recoger todo lo que decia cada uno. Las primeras actas, por otra parte, son las més sintéticas: poco a Poco, luego, se hacen mas minuciosas. A menudo st recurre a abrevia- turas, a referencias alusivas, a rapldisimas valoraciones, acerca de hechos que se suponen conocidos. Aqui o alld el texto puede ser, inclusive, indescifrable; en otro lugar dejaré alguna duda. Como es obvio, no se trata de una obra de historia, sino de una de esas ppreciosas imégenes de una época, que constituyen la materia prima indispensable para poder hacer después Ia historia. Quedan como uno de los documentos més vilidos de los que se dispone en tanto que fuente de informacion sobre la revolucién, acerca del modo de actuar del partido bolchevique y de su niicleo dirigente. Las actas son inva- igblemente citadas en todas las historias que tocan aquel periodo, con cierta amplitud, Por lo mismo, puede parecer por lo menos ins6- lito que se haya pensado en publicarlas integramente. Pero ahora, y de aqui en adelante, estas actas no sox! més un documento que pueda interesar solamente los historiadores. No lo son, porque el perfodo al que estén referidas es demasiado extraordinario: no puede dejar de suscitarse también, en el profano, el deseo de conocerlo, yendo direc tamente a las fuentes. Precisamente por las pasiones’ que aquellos acontecimientos son capaces ain dé provocar, Is informacién, asi sea la més minuciosa, nunca puede parecer del todo suficiente, El Comité Cerral, de cuyas reuniones se recogen aqui las actas, es aquél que fue ¢ieeto en ei VI Congreso del partido bolchevique y permanece en funciones, aun con algunas modificaciones debidas a ciertas dimisiones, hasta el VII Congreso. BI primero tuvo lugar entre fines de julio y comienzos de agosto (Segiin el viejo calendario) de 1917. EL segundo se efectud, en cambio, a comienzos de marzo de 1918 (segiin nuestro calendario, que en aquel entonces también ya se habia _adoplado en Rusia). Un periodo de siete meses, por Jo tanto, que si conmovieron al mundo, como se ha sefielado con una expre- sion afortunada, lo hicieron abriendo —hoy nuestra misma experiencia nos da la certeza de ello— una nueva fase en la historia de los hom- bres, fase que estuvo y estard cada vez mds condicionada por esa revolucin. Son meses que por si mismos valen por décadas: vieron marchar yelozmente Ia historia, con es¢ paso tan répido y persuasivo ‘que es ~segiin observ aquél que fue en ella el principal protagonista- caracteristico solo de las épocas profundamente revolucionarias. De la crisis de julio, que colocd a los bolcheviques en condiciones de semi legalidad, se lego a la paz de Brest Litovsk, pasando a través del levantamiento de Komiloy, de su derrota, de la paralisis del gobierno a de Kerenski, de la insurrecei6n y la proclamacion del poder obrero, la isolucién de la Asamblea Constituyente, el armisticio con los alema- nes, Ia renovada ofensiva de éstos, las primeras crisis del poder so) tico hasta la decision de firnar la paz impuesta por las potencias centrales. Fueron meses de tal manera densos en acontecimientos, en ‘opciones decisivas y en duros conflictos, que sin los mismos ni siquie- a puede quedar clara la continuidad de la historia soviética. ‘Asi se explica también el papel politico que desempefiaron estas actas, en dos ocasiones, en el restablecimiento de la verdad historica. Las dos apariciones de las actas en la URSS —por primera vez en 1929 y después en 19S8— tuvieron en ambas oportunidades una fun- cién demistificadora. Sirvieron para disolver los mitos con los que s© habia tratado de auiibuir a éta o a aquella personalidad, méritos excepcionales 0 casi exclusives en la gran victoria de octubre. La primera vez, las actas golpearon la leyenda de Trotski. Tres décadas Gespués servian para disolver la de Stalin, En realidad, las actas no destruyen nia una,ni a la otra figura: Ia reubican en su justo lugar, colocando en su verdadera dimension aquélla que fue su parte —todo Jo contrario que secundaria o desdeflable— en los meses de la revo- lucién victoriosa, ‘Las actas permitieron, en la polémica com Trotski, ain antes de he- ber sido publicadas, esclarecer ciertos equivocos cuando, en 1924, el entonces ‘ministro de guerra intent6 acteditar con las Leceiones de octubre, o hacer acreditar por medio de sus partidarios, 1a conviccién de que él habia sido, junto con Lenin, el dnico fautor y dirigente de Ja revolucién, Esta campafla trotskista encontraba un apoyo en una ‘version por fuerza inexacta, de algunos acontecimientos capitales que habia sido difundida por John Reed en su muy famoso reportaje. El periodista norteamericano habia narrado} que en Ja reunién del 23 de Octubre de 1917, en la cual el Comité Central bolchevique, con la participacién de Otros militantes de Petrogrado, debia decidir la insu- Hreccién, slo se habian pronunciado a favor de esta decision, Lenin y Trotski: hasta que un obrero enfurecido se puso de pie y planted, en nombre del proletariado de la capital, que se marchase a la insurrec- ign pues de lo contrario las fabricas abandonarian a los boichevi- ques. Sélo entonces habria sido aprobada la decisién. Por cierto que esta imagen es, como otras similares del libro de Reed, sugestiva y eficaz. Pero no corresponde a la realidad de Jos hechos, tal como pueden ser establecidos por las actas; éstas sintetizan de manera co- recta la verdadera naturaleza de la batalla que Lenin tuvo que condu- cir, incluso en el Comité Central del partido, para afirmar oportunamente el proyecto sobre la insurreccién armada. La decision sobre ésta fue adoptada por el Comité Central en su sesion del 10 (23) de octubre: pero esta sesidn no fue ampliada a otros militantes y en ella se manifest tnicamente la oposicién de Zindviev y Kimenev. Seis dias después se realiza una reunién en la cual estaban presontes otros militantes de Petrogrado: no obstante la renovada hostilidad de iit

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