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A fines del 80 e inicios del 90, se podía aún hablar con fundamento de "tendencias
educativas" y hasta construir diferentes clasificaciones de estas: Jesús Palacios,
Ronald Paulsten, G. Weimber, G. Rama, Tedesco, entre otros.
En un atrevido intento, el autor de este trabajo logró conformar una ordenación
para explicar, con sentido histórico, los diferentes esfuerzos que se intentaron, con
disímiles alientos teóricos, para situar la educación a la altura de las exigencias de
la época.
Ese ensayo titulado: Tendencias contemporáneas para transformar la educación,
intentó analizar el surgimiento, el auge y la crisis de las diferentes corrientes
educativas, desde mediados de la década del 50 a inicios del 90.
Hace sólo 8 o 10 años, esos "enfoques" de la educación iluminaban una serie de
líneas de fuerza, que intentaron orientar la realidad educativa (teórica y práctica),
por senderos más avanzados, aunque sólo pudieron, en realidad, provocar
pequeñas grietas y ligeros cambios en la pedagogía dominante, que en la mayoría
de los países se proyectaba como oficial y tradicionalista. En Cuba, el proceso
revolucionario y su orientación ideológica introdujo esenciales cambios en la
educación.
Hoy resulta sumamente difícil hacer un intento teórico aglutinador de las
tendencias educativas, no sólo por su multiplicidad y por su corpus teórico -
práctico aún en proceso de construcción, en muchos casos, sino por el impreciso
rumbo que ha tomado el mundo a escasos dos años de concluir el controvertido
siglo XX.
El vigésimo primer siglo de la era cristiana se vislumbra con tintes muy sombríos y
apocalípticos, pero no se puede perder la esperanza.
En la actualidad se ofrecen a la educación tantos enfoques, contradictorios,
eclécticos e inacabados, que ante tal dificultad, sólo es posible intentar hacer un
"inventario" de tendencias, en vez de conformar una clasificación metodológica y
científicamente concebida. Se puede perfectamente repetir la interrogante que se
hacen diferentes estudiosos que comparten tal incertidumbre:
¿Hay alguna corriente o algún movimiento educativo en
nuestros días que podamos identificar como una
tendencia al estilo de lo que tan fácilmente reconocíamos
hace 8 o 10 años?
¡Que lejos parece que estamos de la certidumbre teórica de hace un lustro!
Sólo podemos proponer, a manera de agrupamiento, un esquema absolutamente
provisional:
a. La escuela tradicionalista - de gran perseverancia - y las llamadas
pedagogías críticas, que representan determinadas corrientes de
pensamiento y de prácticas educativas, que se enfrentan entre sí.
b. La tendencia neo-liberal y la tecnología educativa, que marcan el rumbo
más "seguro" de los acontecimientos educativos hoy en día.
c. Las tendencias democráticas, que posibilitan que se canalicen a través de
ellas, diferentes temas de gran interés formativo.
d. la educación extraescolar y las teorías curriculares, que no son en sí
mismas tendencias educativas, pero representan "campos" que posibilitan
analizar diferentes corrientes en el interior de ellas.
e. Las tendencias que se inclinan hacia la globalización (integración) de la
enseñanza y el papel del entorno en el proceso educativo.
f. Las corrientes pedagógicas vinculadas directamente a diferentes escuelas
pedagógicas, así como, las que destacan el rol relevante del profesor en la
educación actual.
g. Diferentes campos que son incluidos en la pedagogía como: el feminismo,
el multi - culturalismo, entre otras.
Como se puede apreciar es un espacio de análisis tan complejo y brumoso, que el
interés mayor estaría, entonces, en conocer, ¿por dónde se escuchan doblar las
campanas ?. La respuesta sería: por sitios diversos y con diferente intensidad.
A continuación se analizará someramente cada una de las tendencias, según el
guión más arriba propuesto.
EL ESPECTRO DEL TRADICIONALISMO EDUCACIONAL
Se llama escuela tradicionalista a la que su práctica educativa no responde a los
intereses de este período histórico y se ha quedado retenida en el tiempo.
José Martí afirmó contra ese anti-modelo de escuela que: es criminal el divorcio
entre la educación que se recibe en una época y la época. Sobran las
aclaraciones.
Por diferentes razones históricas el tradicionalismo ha perdurado y se resiste a
desaparecer.
Esta escuela es: autoritaria, jerárquica, centrada en el maestro, memorística,
rutinaria, acrítica, dogmática, alejada de la vida, etc.
La preparación de este tipo de tendencia resulta muy caricaturesca, pues siempre
un esquema se traza con pocos argumentos, pero con muchos adjetivos.
Bien es verdad, que cuando se estudia esta "tendencia" con profundidad, para
comprenderla mejor, como lo han hecho, entre otros, Snyders y Suchodolsky,
entonces, se aprecia que los maniqueísmos se vienen abajo : ni lo tradicionalista
resulta tan obsoleto, ni lo nuevo que se propone para reemplazarlo es tan nuevo.
Lo que resulta evidente y preocupante es que las prácticas educativas conservan
aún, a pesar de los serios intentos por transformarlos, el espectro adjetivado del
tradicionalismo, que limita la función que la educación debe tener en este
momento histórico.
LA EUFORIA DEL NEO-LIBERALISMO EDUCACIONAL
Resulta bien conocido que la doctrina neo-liberal comienza por cuestionarse el
papel del Estado en el desarrollo social y conmina a sus seguidores a su re-
estructuración y a su desmantelamiento, basado en las leyes impersonales del
mercado.
El discurso del neo-liberalismo posee una fuerte incidencia en el ámbito educativo.
Se habla de: libre elección, competitividad docente, autonomía, productividad
escolar y por ende privatización.
La educación neo-liberal la encontramos en el Reino Unido, Estados Unidos y
España. Se extiende por Suecia hasta los antiguos países socialistas. Ha
penetrado también en América Latina (Argentina y Chile), con gran auge y más
tímidamente en otras naciones. En dichos países, las políticas de ajuste
estructural han tenido su correlato en el sector educativo con la privatización, la
descentralización y la des-regulación.
Entre los pensadores más significativos que se ubican dentro de la ortodoxia neo-
liberal se encuentra el premio Nobel Milton Friedman. Este eminente pensador
hace una crítica demoledora a la intervención y a la burocracia estatal, al sostener
que el Estado es incapaz de ofrecer, entre otras cosas, una escuela de calidad y
aboga por la libre oferta y demanda en educación.
En la obra: Libertad de elegir, se exponen los ideales del neoliberalismo actual.
Otro representante de esta corriente de pensamiento es Von Hayek, el que critica
duramente al intervencionismo estatal. Propone que el Estado tenga las mínimas
atribuciones posibles y mantenga su carácter subsidiario, es decir, subordinado a
la libre competencia.
David Friedman - hijo del anterior - es aún más radical en su posición, pues
plantea que : el Estado puede desaparecer y dar paso a una sociedad de mercado
integral.
A partir de la década del 70, con el ascenso neo-liberal, tuvo gran énfasis los
aspectos cualitativos del sistema educativo y se prestó gran atención a su
rentabilidad y a su productividad.
Entre los argumentos más significativos de este enfoque están:
• La escuela privada es mejor que la pública.
• El mercado facilita la libre elección para escoger la educación de los hijos.
• La gestión educativa debe empresalizarse.
El lema del neo-liberalismo es muy claro: La educación se ha convertido en una
cuestión demasiado importante para dejársela a los educadores.
En una serie de países de América Latina los intentos neo-liberales en materia
educacional se presentan enmascarados. Se trata de vincularlos al progreso social
y a "los cambios" necesarios, por supuesto sólo en el discurso.
El magisterio organizado ofrece gran resistencia a este proyecto educativo.
Algunas reformas actuales (Modernización), constituyen un proceso de transición
hacia el neo-liberalismo más abierto.
Por la fuerza de la crítica que se ejerce sobre esta corriente, en los círculos
intelectuales más progresistas latino - americanos, se puede deducir la intensidad
que tiene la presencia del neo-liberalismo en las reformas educativas en procesos
de ejecución, en una buena parte de los países del área.
LA DEMOCRATIZACION DE LA EDUCACIÓN
Se habla con insistencia que democratizar la educación no significa sólo extender
indiscriminadamente los servicios educativos, sino que implica también consolidar
una escuela que favorezca, por su organización y por las relaciones de poder una
educación democrática.
En materia de educación, se puede partir de diferentes concepciones acerca de la
democracia, pero en este sentido, se aprecian también puntos comunes a pesar
de los diferentes enfoques y los resultados que se obtienen.
El concepto de educación democrática no es nuevo. Entre sus seguidores
históricos están: J. Dewey, con sus amplias reflexiones acerca de las relaciones
entre democracia (al estilo burgués) y la educación; A. S. Neill, el que en la
escuela de Summerhill concedió libertad casi absoluta al alumnado: A. Makarenko
que con sus experiencias descubrió las posibilidades y las contradicciones del
proceso educativo en la colectividad; los ideales de C. Rogers y M. Lobrot,
representantes de la pedagogía no directiva e institucional, respectivamente; los
aportes de L. Kohlberg, en relación con la escuela como "comunidad justa"; las
concepciones de F. Giner de los Ríos y M. y B. Cossío, miembros de la Institución
Libre de Enseñanza, una de los primeros intentos de democratización escolar en
España; y por último, las ideas de J. Franch, como una contribución importante
acerca de la teoría y la práctica de la auto-gestión escolar.
No se puede pasar por alto, la filosofía de la educación de P. Freire, y el Proyecto
Alternativo de Francisco Gutiérrez, en Brasil y Costa Rica, respectivamente. ¿Qué
ofrece esta tendencia educativa?. Agrupa un conjunto de ideas y de realizaciones,
interesadas en crear formas escolares que preparen a los alumnos en el ejercicio
real de la autonomía y la participación.
Se afirma, que la escuela como comunidad participativa es la expresión de una
voluntad cultural y política propia de los regímenes democráticos. Por supuesto,
que se trata del reflejo escolar de la democracia política.
La escuela debe ser un espacio social regido por criterios de participación,
inspirados en la misma filosofía que nutre los sistemas democráticos.
Sobre este particular existen debates: la escuela debe preparar para la
democracia o ser democrática. Es decir, la institución escolar debe dispensar una
preparación cultural y cívica, para el ejercicio de la participación de la edad adulta,
o bien, debe constituirse en un espacio de participación real del alumnado y del
conjunto de la comunidad escolar.
¿Cómo asegurar en el plan de estudios un contenido que posibilite arraigar la
democracia y sus hábitos en el escuela?. Este particular se privilegia a través, de
los llamados "temas transversales", entre ellos: la educación moral y cívica, la
educación para la paz, la educación para la igualdad de oportunidades de ambos
sexos, la educación ambiental, la educación para la salud, la educación sexual, la
educación del consumidor, la educación vial y la ínter - cultural, son líneas a las
que se acude con más frecuencia.
Se trata, por tanto, que los alumnos debatan sobre estas cuestiones que resultan
controvertidas, que atraviesan la convivencia social y que en esos debates -
diálogos - puedan hacerse de un criterio propio y contrarrestarlo con el de sus
compañeros, para sí, redescubrir valores que le permitan encarar mejor dichas
polémicas.
El interés por formar una escuela como "comunidad democrática" se abre paso
con lentitud, pero es una preocupación fuerte de la educación actual.
LA EDUCACIÓN EXTRA-ESCOLAR: PRESENTE Y FUTURO
La educación llegó a tal punto a convertirse en el paradigma de la acción
educativa, que el objeto de reflexión pedagógica, tanto teórica como metodológica,
se circunscribió casi exclusivamente a dicha institución.
Se pensó con fuerza que lo único que importaba realmente era que la escuela
llegara a todos, más tiempo y con mayor calidad.
En las décadas de los 60 y los 70, se hizo evidente la crisis de los sistemas
educativos y se comenzó a pensar, entonces, en un principio que parecía una
nimiedad, pero que alcanzaba una gran relevancia, por el olvido en que había
caído. Se trata del hecho, que las personas se educan también más allá de la
escuela y de la familia, que otros entornos y medios son tanto o más potentes que
los que proceden de la escuela y que incluso interfieren en la acción de la misma.
Se desarrollaron puntos de vista acerca de la educación extra - escolar y se creó
todo un sistema orientado en este sentido (Educación Popular).
Apareció una posición extrema (J. Holt e I. Illich), llamada teoría de la
desescolarización, que planteaba que la escuela no era necesariamente la
instancia más idónea para satisfacer cualquier demanda educativa.
Las obras de P. H. Coombs: La crisis mundial de la educación. Perspectivas
actuales (1971-1985) y el libro, auspiciado por la UNESCO, dirigido por Edgar
Faure: Aprender a ser (1972), tuvieron gran repercusión en América Latina, al
reforzar esta arista de la educación.
Después del auge anti-institucional, las aguas desbordadas volvieron a su nivel.
En 1990, en la Conferencia Mundial sobre educación, celebrada en
Jartum(Tailandia), la escuela volvió a ocupar el lugar que le correspondía.
Hoy por hoy, las tinieblas se han disipado y se tiene una visión más realista acerca
de la relación: educación escolar y extra-escolar.
La escuela es, sin dudas, la forma educativa más importante que hasta ahora la
sociedad ha sido capaz de crear, pero no es la única, ni la óptima para todo tipo
de aprendizaje o para cualquier situación.
Es más, hoy se refuerza el criterio, que para algunos cometidos educativos y para
ciertos destinatarios, la escuela comienza a revelarse como notoriamente
insuficiente, cuando no apropiada.
Hoy se plantea la necesidad de crear otros ámbitos educativos, que se proyectan
como "tendencias" para encaminar la educación en el trabajo, para el ocio y la
cultura, la educación social, etc. En fin, se trata de dar una imagen rápida de un
universo aún disperso, pero potente y expansivo, como es: la educación no
escolar.
EL SINDROME DE LA TECNOLOGIA EDUCATIVA
Vivimos bajo el signo de la tecnología. La versatilidad y el carácter de las
tecnologías informáticas, hace que las propuestas de utilización se sitúen en todas
las etapas del sistema educativo escolar, desde el preescolar hasta la universidad,
con inclusión de la educación informal, de adultos, la comunitaria y la formación
permanente.
En un principio, la tecnología penetró en la educación del brazo del conductismo y
del neo-conductismo. En estos momentos su uso se encuentra fundamentado por
diferentes criterios sobre la enseñanza.
Las concepciones cognitivas del aprendizaje han convertido también al ordenador
en metáfora explicativa del cerebro humano.
Se considera que el ordenador, no sólo es capaz de realizar acciones humanas:
calcular, tomar ciertas decisiones, enseñar, sino que se dice, que toda actividad
mediada por él, presupone el desarrollo de capacidades cognitivas y
metacognitivas: resolución de problemas, planificación, algoritmización de tareas,
etc.
Se afirma con celo que a partir de esta óptica, el estudio, la experimentación y la
exploración de la información, en cualquier área del plan de estudio, mejoran
inmediatamente la motivación, el rendimiento académico y las capacidades
cognitivas del alumnado.
La tecnología aplicada a la educación es saludada desde diferentes posiciones
teóricas:
• Para quienes el problema del aprendizaje radica en la expresividad y la
diversificación de los códigos utilizados para representar la información en
los medios de enseñanza, la facilidad de integrar textos, gráficos y lenguaje
audiovisual y pictórico proporcionada por los sistemas multi-media, viene a
ser la respuesta a los problemas de motivación y rendimiento del alumnado.
• Quienes consideran que el aprendizaje se basa en el intercambio de
cooperación, el planteamiento de hipótesis, el reconocimiento del otro y la
aceptación de la diversidad, ven en los medios informáticos, en la
"navegación" por la información y en la ampliación de la comunicación con
personas o instituciones distantes, la respuesta a las limitaciones que
impone el espacio escolar.
Desde la década de los 80, la mayoría de los países han puesto en marcha una
serie de programas, con el fin de propiciar la utilización de las tecnologías de la
información y de la comunicación en la enseñanza.
Es sabido que cada nuevo aporte tecnológico: redes telemáticas, sistema multi-
media, despierta un gran entusiasmo. La euforia se mantiene, aunque falten
evidencias en cuanto al logro de los beneficios que se le atribuye, y se soslayan
las serias dificultades que tiene su utilización en los cetros de enseñanza.
Hay que destacar, que se plantea que las ideas más luminosas acerca de las
necesidades educativas y formativas de los ciudadanos en la sociedad actual, no
provienen de especialistas o de personas que están directamente involucradas en
la actividad. Es tal el síndrome de la tecnología, que una figura tan importante
como Tedesco (1995) expresó: