Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Laura Chinchilla
En los próximos cuatro meses llegaremos a cada rincón de Costa Rica, de mar a
mar y de norte a sur, para pregonar esperanza.
Daremos cada paso con igual optimismo con el que hoy hace 58 años un grupo de
visionarios levantó por vez primera el estandarte verde, blanco y verde que
todavía hoy, quince campañas después, nos sigue cobijando.
De eso se trataba hace 58 años y de eso se trata ahora: de abrazar los tiempos
venideros, con valor para enfrentar los retos que nos plantea el futuro.
La especie humana tiene hoy en sus manos la posibilidad cierta de erradicar del
planeta la pobreza material, pero también la opción de aniquilar, por codicia o por
indiferencia, millones de años de prodigiosa evolución natural.
Nos toca enfrentar una transformación científica y tecnológica sin precedentes, tan
capaz de eliminar las distancias entre los seres humanos como de aumentar las
desigualdades entre ellos.
2
Es este un mundo más balanceado, más democrático quizá, pero casi con
seguridad más inestable. Nos toca transitar una época que entre caídas de muros
y caídas de bolsas ha derrotado la cómoda simplicidad de los mapas ideológicos
que durante mucho tiempo guiaron nuestras disputas políticas.
Cada vez que uno de nosotros baje los brazos y se deje llevar por la deriva de la
negatividad, debe recordar que, al abolir el ejército, este país le declaró la paz al
mundo primero que ninguno otro; que eliminó la pena de muerte y universalizó la
educación primaria cuando eso no era más que una quimera en naciones mucho
más avanzadas.
Este país sigue innovando todos los días con esquemas de protección ambiental
que el mundo ha terminado por adoptar.
El futuro no está escrito, es una tierra incógnita que aguarda ser conquistada, es
una página en blanco en la que Costa Rica estampará sus mejores logros con la
tinta de la esperanza y no de la negatividad; con la tinta de la generosidad y no de
la envidia; con la tinta de la alegría y no del resentimiento.
3
El PAC habla de una “tierra prometida” que no es más que la tierra prometida del
ayer. Se niega a aceptar que el mundo cambió, prefiere volver la espalda a la
historia antes que asumir el reto de los tiempos y porfiadamente continúa negando
la integración del mundo y considerándola como una traición a la patria.
En la Costa Rica que quiere Ottón Solis se vale desconocer la derrota electoral y
poner en duda la integridad de cualquier institución que tome una decisión que no
se comparta, desde el Tribunal Supremo de Elecciones hasta la Sala
Constitucional.
Como vemos, tiene razón el PAC: otra Costa Rica es posible. Es una Costa Rica
con la proa hacia el pasado, el motor en reversa, el resentimiento social a flor de
piel y el irrespeto a las instituciones democráticas del país.
Es una Costa Rica individualista que asume el “sálvese quien pueda” como
filosofía política; que no cree en el valor de la igualdad, ni en el de la solidaridad.
El gran proyecto nacional de Otto Guevara, es convertir al país en una gran zona
franca. A mí me luce más como un lugar donde se juega con dados cargados
contra la mayoría, donde ganan mucho unos pocos y pierden mucho, muchísimo
casi todos.
Que don Otto la llame como quiera, pero lo que nos ofrecen los libertarios no es
más que una gran sala de juegos de azar, no es más que hacer de Costa Rica un
gran casino.
Frente a esas dos propuestas, tan anacrónicas como indeseables, existe otra, que
es la que vamos a hacer posible.
Quiero que entre todos construyamos una Costa Rica próspera, pero no de
cualquier manera.
La ruta hacia la prosperidad debe ser testimonio de nuestro apego a los valores
que han hecho grande a nuestra nación: la creatividad, el amor a la naturaleza y la
solidaridad.
Esta es la única ruta abierta a un país pequeño como Costa Rica para que pueda
ser económicamente viable en el siglo XXI.
Aún más, es hora de desplegar el asombroso potencial del país para el desarrollo
de energías limpias. Costa Rica ya tiene un pie en las actividades económicas del
porvenir. Avancemos el otro pie para que todo el país se beneficie de los tiempos
venideros. Hagamos el esfuerzo de manera conjunta entre el Estado, la empresa
privada y los centros de conocimiento.
La Costa Rica que nos interesa es un país verde que otra vez tome al mundo por
sorpresa convirtiéndose en el primer país carbono neutral.
Que no se nos olvide: la única prosperidad por la que vale la pena luchar es
aquella fundada sobre la creación de empleos de calidad y adecuadamente
remunerados. En eso no podemos equivocarnos y, en particular, no vamos a
fallarles a las futuras generaciones.
6
Además de una Costa Rica próspera quiero que entre todos construyamos una
Costa Rica segura. Eso empieza por una política social robusta.
La Costa Rica que queremos es una en la que cada persona tenga la seguridad
de que cuenta con una red de apoyo institucional que dé acceso a las
oportunidades y permita enfrentar el infortunio, acceder al bienestar y, en última
instancia, desarrollar su proyecto de vida.
Pero además del mejoramiento de los grandes servicios universales, que son por
definición las herramientas de integración social, debemos continuar con el
enorme empeño desplegado en materia de políticas sociales dirigidas a los grupos
más vulnerables, particularmente el Programa Avancemos y la recuperación de las
pensiones del régimen no contributivo.
Dejo para el final la más importante tarea que tenemos si hemos de labrar una
sociedad segura: la de combatir efectivamente la delincuencia y el narcotráfico.
Quiero una Costa Rica donde no reinen el temor ni la impunidad; donde haya
menos rejas y más parques.
Vamos a pelear contra la inseguridad a dos manos: una mano firme contra los
delincuentes y una mano solidaria contra la marginación social en la que prolifera
la violencia.
Haremos todo eso y más, pero hay algo que no estamos dispuestos a hacer: no
engañaremos a los costarricenses diciendo que hay soluciones fáciles al problema
de la delincuencia, ni cederemos a los cantos de sirena del populismo represivo.
Amigas y amigos:
Ellos son dos grandes personas, que han logrado conjugar una exitosa trayectoria
profesional o empresarial con el compromiso frente a causas de trascendencia
social.
Dos personas que, al aceptar este reto, nos renuevan la fe en esta lucha que
hemos emprendido y honran nuestra causa.
Dio sus primeros pasos como profesional en el sector público de nuestro país. Su
experiencia incluye el haberse desempeñado en los años setentas como asesor
de la Presidencia de la República, Asesor de la Oficina Nacional de Planificación y
Viceministro de Hacienda. Posteriormente fue miembro de la Junta Directiva del
ICE y Vicepresidente de la Compañía Nacional de Fuerza y Luz.
Su éxito como empresario fue siempre acompañado de una gran conciencia sobre
su responsabilidad social. Impulsó diversas iniciativas como la reforestación de La
Sabana con especies de la zona, políticas para promover a las mujeres en
puestos de alta gerencia, infraestructura escolar en sectores marginales, y apoyo
a programas para proteger a niños y niñas en zonas de alta incidencia de
drogadicción y violencia.
Costarricenses:
Iniciamos hoy una nueva etapa en la larga travesía de Liberación Nacional desde
el corazón de nuestro pueblo. Emprendemos este camino con las manos llenas:
tenemos las metas claras, las ideas listas y el equipo completo.
Sólo nos faltan los votos: hay que ir a cosecharlos con convicción, con entusiasmo
y con optimismo.
Es tiempo de levantar una vez más nuestra bandera y salir a caminar hasta que
nos duelan los pies, hasta que toquemos cada puerta del país.
Lo haremos en la única forma en que sabe hacerlo nuestro Partido, con trazo firme
y hacia delante, siempre hacia delante.