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EL ZCALO EN LLAMAS 14 de septiembre 2013 Por Jos Luis Flores

Se tom la decisin insensata de la represin bajo el principio del uso del poder de quien lo detenta, sin considerar que la pradera est seca y estos actos carentes de oficio poltico pueden incendiarla; sta es una ptica pacifista, pero tal parece que los responsables de los hechos le apuestan a prender la mecha de un nuevo ciclo revolucionario en Mxico, un auto haraquiri del propio sistema capitalista. Lejos est considerar que la represin en la poca actual en Mxico es una medida inteligente para disuadir posturas polticas contrarias al rgimen. El sistema est conducido principalmente por la faccin que detenta el poder econmico sin fronteras (neoliberal) y su pensar no es poltico, sino econmico. Incrustados directamente o con sus operadores en el gobierno, la clase capitalista va por lo que le interesa: el petrleo. La clase dominante defender su status quo con todo y contra todos. Ante la ceguera que les provoca la ambicin, la burguesa de dentro y fuera del gobierno utilizar la barbarie como se est viendo en el zcalo de la capital y en vastas regiones del pas para apoderarse a cabronazos con lo que queda en recursos naturales y el suelo patrio. El Zcalo de la Ciudad de Mxico, corazn poltico de la nacin, puede convertirse en la chispa que detone una insurreccin armada contra la dictadura ya imperfecta del sistema capitalista, y que en su agona practica dementemente el salvajismo contra sus oponentes. Los sistemas no son puros y en las llamadas democracias, los contrapesos polticos son necesarios para no caer en el fascismo. Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz: Jurez. Todo tiene un lmite, dice mi compadre.

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