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Captulo 1 Leo y Marisa encendieron las linternas casi al mismo tiempo, enfocaron sus rostros y sonrieron.

El cementerio no pareca tan aterrador despus de todo. Marisa movi su linterna de un lado a otro, entonces suspir. El lugar era enorme, era imposible recorrerlo todo en una noche. Tardaremos aos en encontrar la tumba en este lugar lleno de tumbas dijo Marisa irritada. No te preocupes, he venido un par de veces, seguro que recuerdo el camino. Mi familia tiene su propio mausoleo con una enorme cruz encima, ser fcil reconocerlo respondi Leo tratando de tranquilizar a su amiga, pero la chica lo mir incrdula. Si en algo era bueno su amigo, era en olvidar las cosas. Sin ms remedio lo sigui a travs del mar de lpidas que se extenda a su alrededor. A Marisa le pareci que Leo se mostraba seguro al moverse por el lugar y decidi confiar en l, pero despus de que sus pies comenzaran a cansarse, tom su celular para comprobar la hora. Sus ojos se abrieron al comprobar que llevaban casi media hora caminando hacia ningn lugar. No tienes ni idea de a dnde ir, cierto? sentenci la joven. Leo se detuvo y se volvi hacia ella con una sonrisa de disculpa dibujada en su rostro. Lo siento, lo olvid se disculp. Marisa hizo rodar sus ojos antes de ponerse en marcha de nuevo sin decir una sola palabra, algo que sola hacer cuando se enfadaba. El muchacho la sigui de cerca soltando un <<lo siento>> de vez en cuando, pero la chica ni siquiera se volva a mirarlo. Comenzaron a leer uno a uno los epitafios en busca del apellido Velmar, pero despus de un rato comenzaron a desesperarse.

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