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Hay das.

Hay das en que se esconde la luz tras los pasos agitados de pies casi descalzos tras horas de pie sobre gritos de maquinas pidiendo nuestro sudor para alimentar la bolsa del patrn.

Maana otra vez el tiempo nos persigue salir antes que el sol, y regresar a casa con la luna como acompaante. Apenas en la mesa unas cucharadas de sopa y nuestras copas llenas de culpa y nuestras manos casi vacas.

Hay das que pasan con rostros vacios opacos de anhelos, con los ojos llenos de deseos Pero tambin hay das que de furia se iluminan nuestros caminos y prometen amaneceres de venganzas espontaneas en que mirar como el rico paga su fortuna revolcndose en su vomito de blasfemias contra las banderas rojas que su sucia lengua no podr manchar.

Hay das que quema la lengua de demandas acumuladas de insultos guardados, por miedo al hambre y explotan las llamas y queman el miedo as miramos directo a sus ojos y es solo un hombre.

Y en las llamas que emergieron de nuestro descontento romper las cadenas del hambre y del miedo curar las heridas provocadas por el trabajo sin descanso en el blsamo del futuro, en el que los nios vern el sol sin anteojos, y florecer la verdad con sus rayos.

Construir el futuro con las mismas manos con las que se construyen las casas con las que se hace el pan con las que se engrasa la maquina.

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