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UN MUNDO MS FANTSTICO QUE CUALQUIER SUEO Llena tus ojos de ilusin.

Vive como si fueras a morir dentro de diez segundos. Ve al mundo. Es ms fantstico que, cualquier sueo real o imaginario. No pidas garantas, no pidas seguridad. Nunca ha existido algo as. Y, si existiera, estara emparentado con el gran perezoso que cuelga boca abajo de un rbol, y todos y cada uno de los das, empleando la vida en dormir. Al diablo con esto dijo-, sacude el rbol y haz que el gran perezoso caiga sobre su trasero. ('Fahrenheit 451', de Ray Bradbury)

TALA DE RBOLES A GRITO PELADO En las islas Salomn, en el sur del Pacfico, algunos lugareos practican una forma nica de tala de rboles. Si un rbol es demasiado grande para ser talado con un hacha, los nativos lo hacen caer a gritos. (No tengo a mano el artculo, pero juro que lo he ledo). Los leadores con poderes especiales se suben al rbol exactamente al amanecer y, de pronto, le gritan con toda la fuerza de sus pulmones. Lo harn durante treinta das. El rbol muere y se derrumba. La teora es que los gritos matan el espritu del rbol. Segn los lugareos, da siempre resultado. Ay, esos pobres inocentes ingenuos! Qu extraos y encantadores hbitos los de la jungla! Gritarles a los rboles, vaya cosa. Qu primitivo! Lstima que no tengan las ventajas de la tecnologa moderna y de la mentalidad cientfica. Y yo? Yo le grito a mi mujer. Y le grito al telfono y a la segadora de csped. Y le grito a la televisin y al peridico y a mis hijos. Incluso se dice que he agitado el puo y le he gritado al cielo algunas veces. El hombre de la puerta de al lado le grita mucho a su coche. Y este verano le o gritarle a una escalera de tijera durante casi toda una tarde.

Nosotros, la gente educada, urbana y moderna, le gritamos al trfico y a los rbitros y a las facturas y a los bancos y a las mquinas , sobre todo a las mquinas. Las mquinas y los parientes se llevan la mayor parte de los gritos. Yo no s lo que hay de bueno en ello. Las mquinas y las cosas siguen en su sitio. Ni siquiera darles patadas sirve a veces para nada. En cuanto a las personas, bueno, los isleos de Salomn pueden apuntarse un tanto. Gritarles a cosas vivas puede hacer que muera el espritu que hay en ellas. Los palos y las piedras pueden romper nuestros huesos, pero las palabras rompen nuestros corazones.

Robert Fulghum

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