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Entre el inters pblico y el morbo


07/08/11 Por Pablo Miguel Jacoby ABOGADO ESPECIALIZ ADO EN LIBERTAD DE EXPRESION Tiempo atrs, cuando se nos consultaba por una pinchadura telef nica, los abogados debamos responder que tal actividad no era delictiva. El consejo en esos casos era denunciar el hecho para que la justicia detuviera la intromisin; pero lo cierto es que, descubierto el autor, no le caba sancin alguna. A partir de la sancin de la ley 26.388, en 2008, interceptar conversaciones telef nicas o correos electrnicos constituye un delito , agravado si el responsable es f uncionario pblico. La situacin es distinta para quien se limita a dif undir el contenido de la conversacin o del correo electrnico (lgicamente, sin ser autor de la pinchadura). En ese caso, la difusin es en principio tan ilcita como la pinchadura , pero con una importante excepcin : si la publicacin est f undada en un inters pblico, la propia ley (respetando el derecho a la libertad de expresin) establece que su difusin queda eximida de responsabilidad penal. El caso protagonizado por Wikileaks,a partir del cual la comunidad pudo conocer correspondencia de f uncionarios pblicos y entes estatales, podra ilustrar este punto. Siguiendo el razonamiento, la pregunta para determinar si se actu ilcitamente es: era la inf ormacin revelada de inters pblico? Personalmente, considero que las cuestiones de inters pblico son aquellas relacionadas con la administracin de intereses estatales; las que competen a la esf era de la poltica, o al comportamiento de un f uncionario pblico en ejercicio de sus f unciones. No hay que conf undir inters pblico con curiosidad o morbo pblico, pues resultara injustif icable dif undir un correo obtenido ilcitamente cuando atae a la esf era privada e ntima, independientemente de que involucre a personas pblicas.

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