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El hombre triste

Vi su rostro, era el rostro de un hombre triste. La mirada perdida, sus ojos fijos sin pestaear; como estar a punto de llorar.

Exhalaba sin querer, con la boca entreabierta pequeos hlitos de formas arabescas.

El hombre, triste, pobre, vuelve los ojos locos ante el golpe del destino; que con todo lo vivido lo golpea en el alma.

Vuelve, camina, va. Se ha tropezado incontables veces. Ante las piedras de su camino.

Va, vuelve, llora. En la vera de la vida se lamenta con la mirada fija y los ojos perdidos.

Llora, llora. Y entre llanto y llanto, vi sus ojos; y sus ojos eran mis ojos.

Vi su boca; y su boca era mi boca. Vi su rostro; y su rostro era mi rostro.

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