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La Vuelta de Martín Fierro

José Hernández
ilustraciones: Juan C. Castagnino

una producción de “Literatura Argentina Contemporánea”


I 404 Más que los que ellos relatan,
Canta el pueblero... y es pueta; Mis cantos han de durar;
396 Canta el gaucho... y, ¡ay Jesús!, Mucho ha habido que mascar
Atención pido al silencio Lo miran como avestruz, Para echar esta bravata.
Y silencio a la atención, Su inorancia los asombra;
Que voy en esta ocasión, Mas siempre sirven las sombras 413
Si me ayuda la memoria, Para distinguir la luz.
A mostrarles que a mi historia Brotan quejas de mi pecho,
Le faltaba lo mejor. 405 Brota un lamento sentido;
El campo es del inorante, Y es tanto lo que he sufrido
397 El pueblo del hombre estruido; Y males de tal tamaño
Viene uno como dormido Yo que en el campo he nacido Que reto a todos los años
Cuando vuelve del desierto; Digo que mis cantos son A que traigan el olvido.
Veré si a esplicarme acierto Para los unos... sonidos,
Entre gente tan bizzarra Y para otros... intención. 414
Y si al sentir la guitarra Ya verán si me despierto
De mi sueño me despierto. 406 Cómo se compone el baile;
Yo he conocido cantores Y no se sorprenda naides
398 Que era un gusto el escuchar; Si mayor fuego me anima;
Siento que mi pecho tiembla, Mas no quieren opinar Porque quiero alzar la prima
Que se turba mi razón, Y se divierten cantando; Como pa tocar al aire.
Y de la viguela al son Pero yo canto opinando,
Imploro a la alma de un sabio Que es mi modo de cantar. 415
Que venga a mover mi labio Y con la cuerda tirante
Y alentar mi corazón 407 Dende que ese tono elija,
El que va por esta senda Yo no he de aflojar manija
399 Cuanto sabe desembucha, Mientras que la voz no pierda,
Si no llego a treinta y una Y aunque mi cencia no es mucha, Si no se corta la cuerda
De fijo en treinta me planto, Esto en mi favor previene; O no cede la clavija.
Y esta confianza adelanto Yo se el corazón que tiene
Porque recibí en mi mismo, El que con gusto me escucha. 416
Con el agua del bautismo, Aunque rompí el estrumento
La facultá para el canto. 408 Por no volverme a tentar,
Lo que pinta este pincel Tengo tanto que contar
400 Ni el tiempo lo ha de borrar; Y cosas de tal calibre,
Tanto el pobre como el rico Ninguno se ha de animar Que Dios quiera que se libre
La razón me la han de dar; A corregirme la plana; El que me enseñó a templar.
Y si llegan a escuchar No pinta quien tiene gana
Lo que esplicaré a mi modo, Sino quien sabe pintar. 417
Digo que no han de rair todos: De naides sigo el ejemplo,
Algunos han de llorar. 409 Naides a dirigirme viene;
Y no piensen los oyentes Yo digo cuanto conviene,
401 Que del saber hago alarde; Y el que en tal güeya se planta,
Mucho tiene que contar He conocido aunque tarde, debe cantar, cuando canta,
El que tuvo que sufrir, Sin haberme arrepentido, Con toda la voz que tiene.
Y empezaré por pedir Que es pecado cometido
No duden de cuanto digo; El decir ciertas verdades. 418
Pues debe creerse al testigo He visto rodar la bola
Si no pagan por mentir. 410 Y no se quiere parar;
Pero voy en mi camino Al fin de tanto rodar
402 Y nada me ladiará; Me he decidido a venir
Gracias le doy a la virgen, He de decir la verdá; A ver si puedo vivir
Gracias le doy al señor, De naides soy adulón; Y me dejan trabajar.
Porque entre tanto rigor Aqui no hay imitación;
Y habiendo perdido tanto, Esta es pura realidá. 419
No perdí mi amor al canto Sé dirigir la mansera
Ni mi voz como cantor. 411 Y tambien echar un pial;
Y el que me quiera enmendar Sé correr en un rodeo,
403 Mucho tiene que saber; Trabajar en un corral;
Que cante todo viviente Tiene mucho que aprender Me se sentar en un pértigo
Otorgó el Eterno Padre; El que me sepa escuchar; Lo mesmo que en un bagual.
Cante todo el que le cuadre Tiene mucho que rumiar
Como lo hacemos los dos El que me quiera entender. 420
Pues sólo no tiene voz Y enpriéstenmé su atención
El ser que no tiene sangre. 412 Si ansí me quieren honrar
Más que yo y cuantos me oigan, De no, tendré que callar,
Más que las cosas que tratan, Pues el pájaro cantor

M tí Fi II
Jamás se para de cantar 429 Se la deben a un cacique;
En árbol que no da flor. Recordarán que con Cruz Me manda que les esplique
Para el desierto tiramos Que se trata de un malón.
421 En la pampa nos entramos,
Hay trapitos que golpiar Cayendo, por fin del viaje, 438
Y de aquí no me levanto; A unos toldos de salvajes, "Les ha dicho a los demás
Si quieren que desembuche: Los primeros que encontramos. Que ustedes quedan cautivos
Tengo que decirles tanto Por si cain algunos vivos
Que les mando que me escuchen. 430 En poder de los cristianos,
La desgracia nos seguía: Rescatar a sus hermanos
422 Llegamos en mal momento; Con estos dos fugitivos."
Déjenmé tomar un trago: Estaban de parlamento
Estas son otras cuarenta Tratando de una invasión 439
Mi garganta esta sedienta, Y el indio en tal ocasión Volvieron al parlamento
Y de esto no me abochorno, Recela hasta de su aliento. A tratar de sus alianzas,
Pues el viejo, como el horno, O tal vez de las matanzas,
Por la boca se calienta. 431 Y, conforme les detallo,
Se armó un tremendo alboroto Hicieron cerco a caballo
Cuando nos vieron llegar; recostándose en las lanzas.
II No podiamos aplacar
Tan peligroso hervidero; 440
423 Nos tomaron por bomberos Dentra al centro un indio viejo
Triste suena mi guitarra Y nos quisieron lanciar. Y alli a lengüetiar se larga;
Y el sunto lo requiere; ¡Quién sabe qué les encarga!
Ninguno alegrías espere 432 Pero toda la riunión
Sino sentidos lamentos Nos quitaron los caballos Lo escuchó con atención
De aquel que en duros tormentos A los muy pocos minutos; Lo menos tres horas largas.
Nace, crece, vive y muere. Estaban irresolutos;
¡Quién sabe qué pretendían! 441
424 Por los ojos nos metían Pegó al fin tres alaridos
Es triste dejar sus pagos Las lanzas aquellos brutos. Y ya principiaba otra danza;
Y largarse a tierra ajena Para mostrar su pujanza
Llevándose la alma llena 433 Y dar pruebas de jinete,
De tormentos y dolores; Y déle en su lengüeteo Dió riendas rayando el flete
Mas nos llevan los rigores Hacer gestos y cabriolas; Y revoliando la lanza.
Como el pampero a la arena. Uno desató las bolas
Y se nos vino enseguida; 442
425 Ya no créiamos con vida Recorre luego la fila,
Irse a cruzar el desierto Salvar ni por carambola. Frente a cada indio se para,
Lo mesmo que un forajido, Lo amenaza cara a cara
Dejando aquí en el olvido, 434 Y, en su juria, aquel maldito
Como dejamos nosotros, Alla no hay misericordia Acompaña con su grito
Su mujer en brazos de otro Ni esperanza que tener; El cimbrar de la tacuara.
Y sus hijitos perdidos. El indio es de parecer
Que siempre matar se debe, 443
426 Pues la sangre que no bebe Se vuelve aquello un incendio
¡Cuantas veces al cruzar Le gusta verla correr. Mas feo que la mesma guerra:
En esa inmensa llanura, Entre una nube de tierra
Al verse en tal desventura 435 Se hizo allí una mezcolanza
Y tan lejos de los suyos, Cruz se dispuso a morir De potros, indios y lanzas,
Se tira uno entre los yuyos Peliando y me convidó."Aguantemos", Con alaridos que aterran.
A llorar con amargura! dije yo,'
"El fuego hasta que nos queme". 444
427 Menos los peligros teme Parece un baile de fieras
En la orilla de un arroyo Quien más veces lo venció. Sigún yo me lo imagino;
Solitario lo pasaba, Era inmenso el remolino,
En mil cosas cavilaba 436 Las voces aterradoras;
Y, a una güelta repentina, Se debe ser mas prudente Hasta que al fin de dos horas
Se me hacía ver a mi china Cuando el peligro es mayor; Se aplacó aquel torbellino.
O escuchar que me llamaba. Siempre se salva mejor
Andando con alvertencia 445
428 Porque no está la prudencia De noche formaban cerco
Y las aguas serenitas Reñida con el valor. Y en el centro nos ponían;
Bebe el pingo trago a trago, Para mostrar que querían
Mientras sin ningún halago 437 Quitarnos toda esperanza,
Pasa uno hasta sin comer, Vino al fin el lenguaraz Ocho o diez filas de lanzas
Por pensar en su mujer, Como a trairnos el perdón; Alrrededor nos hacían.
En sus hijos y en su pago. Nos dijo:"La salvación

M tí Fi II
446 454 Nos trataban como ajenos
Allí estaban vigilante Mas todo varón prudente Como dos años, lo menos,
Cuidandonos a porfía; Sufre tranquilo sus males; Duro esta separación.
Cuando roncar parecían Yo siempre los hallo iguales
"Huincá", gritaba cualquiera, En cualquier senda que elijo; 463
Y toda la fila entera La desgracia tiene hijos, Relatar nuestras penurias
"Huincá", "huincá", repetía. Aunque ella no tiene madre. Fuera alargar el asunto.
Les diré sobre este punto
447 455 Que a los dos años recién
Pero el indio es dormilón Y al que le toca la herencia, Nos hizo el cacique el bien
Y tiene un sueño projundo; Donde quiera halla su ruina: De dejarnos vivir juntos.
Es roncador sin segundo Lo que la suerte destina
Y en tal confianza es su vida, No puede el hombre evitar, 464
Que ronca a pata tendida Porque el cardo ha de pinchar Nos retiramos con Cruz
Aunque se de güelta el mundo. Es que nace con espinas. A la orilla de un pajal;
Por no pasarlo tan mal
448 456 Hicimos como un bendito
Nos aviriguaban todo Es el destino del pobre En el desierto infinito,
Como aquel que se previene, Un continuo zafarrancho Con dos cueros de bagual.
Porque siempre les conviene Y pasa como el carancho,
Saber las juerzas que andan, Porque el mal nunca se sacia, 465
Donde estan, quienes las mandan, Si el viento de la desgracia Fuimos a esconder allí
Que caballos y armas tienen. Vuela las pajas del rancho. Nuestra pobre situación,
Aliviando con la unión
449 457 Aquel duro cautiverio,
A cada respuesta nuestra Mas quien manda los pesares Tristes como un cementerio
Uno hace una esclamación, Manda también el consuelo: Al toque de la oración.
Y luego en continuación La luz que baja del cielo
Aquellos indios feroces, Alumbra al más encumbrao, 466
Cientos y cientos de voces Y hasta el pelo mas delgao Debe el hombre ser valiente
Repiten al mesmo son. Hace su sombra en el suelo. Si ha rodar se determina,
Primero, cuando camina;
450 458 Segundo, cuando descansa;
Y aquella voz de un solo, Pero por más que uno sufra Pues en aquellas andanzas
Que empieza por un gruñido, Un rigor que lo atormente, Perece el que se acoquina.
Lega hasta ser alarido No debe bajar la frente
De toda la muchedumbre, Nunca, por ningún motivo: 467
Y ansí adquieren la costumbre El álamo es mas altivo Cuando es manso el ternerito
De pegar esos bramidos. Y gime constantemente. En cualquier vaca se priende;
El que es gaucho esto lo entiende
459 Y ha de entender si le digo
El indio pasa la vida Que andábamos con mi amigo
III Robando o echao de panza; Como pan que no se vende.
La única ley es la lanza
451 A que se ha de someter: 468
De ese modo nos hallamos Lo que le falta en saber Guarecidos en el toldo
Empeñaos en la partida; Lo suple con descondianza. Charlábamos mano a mano:
No hay que darla por perdida Eramos dos veteranos
Por dura que sea la suerte, 460 Mansos pa las sabandijas,
Ni que pensar en la muerte, Fuera cosa de engarzarlo Arrumbaos como cubijas
Sino en soportar la vida. A un indio caritativo: Cuando calienta el verano.
Es duro con el cautivo,
452 Le dan un trato horroroso; 469
Se endurece el corazón, Es astuto y receloso, El alimento no abunda
No teme peligro alguno; es audaz y vengativo. Por mas empeño que se haga;
Por encontrarlo oportuno Lo pasa uno como plaga,
Allí juramos los dos: 461 Ejercitando la industria,
Respetar tan sólo a Dios; No hay que pedirle favor Y siempre como la nutria
De Dios abajo, a ninguno. Ni que aguardar tolerancia; Viviendo a la orilla del agua.
Movidos por su inorancia
453 y de puro desconfiaos, 470
El mal es árbol que crece Nos pusieron separaos En semejante ejercicio
Y que cortado retoña; Bajo sutil vigilancia. Se hace diestro el cazador:
La gente esperta o bisoña Cai el piche engordador,
Sufre de infinitos modos; 462 Cai el pájaro que trina;
La tierra es madre de todos, No pude tener con Cruz Todo bicho que camina
Pero también da ponzoña. Ninguna conversación: Va parar al asador.
No nos daban ocasión,

M tí Fi II
471 479 Y, como tiene alma grande,
Pues allí a los cuatro vientos El indio que tiene un pingo No hay plegaria que lo ablande
La persecución se lleva; Que se llega a distinguir, Ni dolor que lo conmueva.
Nadie escapa de la leva Lo cuida hasta pa dormir;
Y dende que el alba asoma De ese cudao es esclavo. 488
Ya recorre uno la loma, Se lo alquila a otro indio bravo Odia de muerte al cristiano,
El bajo, el nido y la cueva. Cuando vienen a invadir. Hace guerra sin cuartel;
Para matar es sin yel,
472 480 Es fiero de condición;
El que vive de la caza Por vigilarlo no come No golpia la compasión
A cualquier bicho se atreve, Y ni aun el sueño concilia: En el pecho del infiel.
Que pluma o cáscara lleve, Sólo en eso no hay desidia;
Pues, cuando la hambre se siente, De noche les asiguro, 489
El hombre le clava el diente Para tenerlo siguro Tiene la vista del águila,
A todo lo que se mueve. Le hace cerco la familia. Del leon la temeridá;
En el desierto no habrá
473 481 Animal que él no lo entienda,
En las sagradas alturas Por eso habrán visto ustedes, Ni fiera de que no aprienda
Esta el maistro principal Si en el caso se han hallao, Un instinto de crueldá.
Que enseña a cada animal Y si no lo han observao,
A procurarse el sustento, Tenganló dende hoy presente, 490
Y le brinda el alimento Que todo pampa valiente Es tenaz en su barbarie:
A todo ser racional. Anda siempre bien montao. No esperen verlo cambiar;
El deseo de mejorar
474 482 En su rudeza no cabe;
Y aves y bichos y pejes Marcha el indio a trote largo, El bárbaro solo sabe
Se mantienen de mil modos: Paso que rinde y que dura; Emborracharse y peliar.
Pero el hombre en su acomodo Viene en dirección sigura
Es curioso de oservar: Y jamas a su capricho; 491
Es el que sabe llorar No se les escapa bicho El indio nunca ríe,
Y es el que los come a todos. En la noche mas escura. Y el pretenderlo es en vano,
Ni cuando festeja ufano
483 El triunfo en sus correrías;
Caminan entre nieblas La risa en sus alegrías
IV Con un cerco bien formao; Le pertenece al cristiano.
Lo estrechan con gran cuidao
475 Y agarran, al aclarar, 492
Antes de aclarar el día Ñanduces, gamas, venaos, Se cruzan en el desierto
Empieza el indio a aturdir Cuanto a podido dentrar. Como un animal feroz;
La pampa con su rugir, Dan cada alarido atroz
Y en alguna madrugada, 484 Que hace erizar los cabellos;
Sin que sintiéramos nada, Su señal es un humito Parece que a todos ellos
Se largaban a invadir. Que se eleva muy arriba, Los ha maldecido Dios.
Y no hay quien no lo aperciba
476 Con esa vista que tienen; 493
Primero entierran las prendas De todas partes se vienen Todo el peso del trabajo
En cuevas como peludos; A engrosar la comitiva. Lo dejan a las mujeres:
Y aquellos indios cerdudos, El indio es indio y no quiere
Siempre llenos de recelos, 485 Apiar de su condición
En los caballos en pelos Ansina se van juntando, Ha nacido indio ladrón
Se vienen medio desnudos. Hasta hacer esas riuniones Y como indio ladrón muere.
Que cain en las invasiones
477 En número tan crecido; 494
Para pegar el malón Para formarla han salido El que envenenan sus armas
El mejor flete procuran; De los últimos rincones. Les mandan sus hechiceras;
Y como es su arma segura Y como ni a Dios veneran,
Vienen con la lanza sola, 486 Nada a los pampa contiene:
Y varios pares de bolas Es guerra cruel la del indio Hasta los nombres que tienen
Atados a la cintura. Porque viene como fiera; Son de animales y fieras.
Atropella donde quiera
478 Y de asolar no se cansa; 495
De ese modo anda liviano De su pingo y de su lanza Y son, ¡por Cristo bendito!,
No fatiga al mancarrón; Toda salvacion espera. Los más desasiaos del mundo:
Es su espuela en el malón, Esos indios vagabundos,
Después de bien afilao, 487 Con repunancia me acuerdo,
Un cuernito de venao Debe atarse bien la faja Viven lo mesmo que el cerdo
Que se amarra en el garrón. Quien a aguardarlo se atreva; En esos toldos inmundos.
Siempre mala intención lleva,

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496 Empiezan con todo empeño, Trata pior a la mujer:
Naides puede imaginar Como dijo un santiagueño, Yo no sé que pueda haber
Una miseria mayor; A hacerse la repartija. Sin ella dicha ni goce.
Su pobreza causa horror; 502 ¡Feliz el que la conoce
No sabe aquel indio bruto Se reparten el botín Y logra hacerse querer!
Que la tiera no da fruto Con igualdad, sin malicia;
Si no la riega el sudor. No muestra el indio codicia, 511
Ninguna falta comete: Todo el que entiende la vida
Solo en eso se somete Busca a su lao los placeres;
A una regla de justicia. Justo es que las considere
El hombre de corazón;
503 Sólo los cobardes son
Y cada cual con lo suyo Valientes con sus mujeres.
A sus toldos enderieza;
Luego la matanza empieza 512
Tan sin razon ni motivo, Pa servir a un desgraciao
Que no queda animal vivo Pronta la mujer está;
De esos miles de cabezas. Cuando en su camino va
No hay peligro que le asuste;
504 Ni hay una a quien no le guste
Y satisfecho el salvaje Una obra de caridá.
De que su oficio ha cumplido,
Lo pasa por ahi tendido 513
Volviendo a su haraganiar, No se allará una mujer
Y entra la china a cueriar A la que esto no le cuadre;
Con un afán desmedido. Yo alabo al Eterno Padre,
No porque las hizo bellas,
505 Sino porque a todas ellas
A veces a tierra adentro Les dió corazón de madre.
Algunas puntas se llevan;
V
Pero hay pocos que se atrevan 514
A hacer esas incursiones, Es piadosa y diligente
497 Porque otros indios ladrones Y sufrida en los trabajos;
Aquel desierto se agita Les suelen pelar la breva. Tal vez su valor rebajo
Cuando la invasion regresa; Aunque la estimo bastante;
Llevan miles de cabezas 506 Mas los indios inorantes
De vacuno y yeguarizo; Pero pienso que los pampas La trata al estropajo.
Pa no afligirse es preciso Deben de ser los mas rudos;
Tener bastante firmeza. Aunque andan medio desnudos 515
Ni su conveniencia entienden: Echan la alma trabajando
498 Por una vaca que venden Bajo el mas duro rigor;
Aquello es un hervidero Quinientas matan al ñudo. El marido es su señor,
De pampas -un celemín-. Como tirano la manda,
Cuando riunen el botín 507 Porque el indio no se ablanda
Juntando toda la hacienda, Estas cosas y otras piores Ni siquiera en el amor.
Es cantidá tan tremenda Las he visto muchos años;
Que no alcanza a verse el fin. Pero si yo no me engaño 516
Concluyó ese vandalaje, No tiene cariño a naides
499 Y esos bárbaros salvajes Ni sabe lo que es amar.
Vuelven las chinas cargadas No podran hacer mas daño. ¿Ni que se puede esperar
Con las prendas en montón; 508 De aquellos pechos de bronce?
Aflige esa destrucción: Las tribus están deshechas; Yo los conocí al llegar
Acomodaos en cargueros Los caciques más altivos Y los calé dende entonces.
Llevan negocios enteros Estan muertos o cautivos,
Que han saquiao en la invasión. Privaos de toda esperanza, 517
Y de la chusma y de la lanza, Mientras tiene qué comer
500 Ya muy pocos quedan vivos. Permanece sosegao;
Su pretensión es robar, Yo que en sus toldos he estao
No quedar en el pantano; 509 Y sus costumbres oservo,
Viene a tierra de cristianos Son salvajes por completo Digo que es como aquel cuervo
Como juria del infierno; Hasta pa su diversión, Que no volvio del mandao.
No se llevan al Gobierno Pues hacen una junción
Poerque no lo hallan a mano. Que naides se la imagina; 518
Recien le toca a la china Es para él como un juguete
501 El hacer su papelón. Escupir un crucifijo;
Vuelven locos de contento Pienso que Dios los maldijo
Cuando han venido a la fija; 510 Y ansina al ñudo desato:
Antes que ninguno elija Cuando el hombre es mas salvaje El indio, el cerdo y el gato

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Redaman sangre del hijo. 527 Con un güevo bien caliente
A la voluntad de Dios De alguna gallina bruja.
519 Ni con la intención resisto:
Mas ya con cuentos de pampas El nos salvó...¡ah, Cristo!, 536
No ocuparé su atención; Muchas veces he deseado Conoce el indio el peligro
Debo pedirles perdón, No nos hubiera salvado Y pierde toda esperanza;
Pues sin querer me distraje; Ni jamás haberlo visto. Si a escapárseles alcanza
Por hablar de esos salvajees Dispara como la liebre;
Me olvidé de la junción. 528 Le da delirios la fiebre,
Quien recibe beneficios Y ya le cain con la lanza.
520 Jamás los debe olvidar;
Hacen un cerco de lanzas, Y al que tiene que rodar 537
Los indios quedan ajuera; En su vida trabajosa, Esas fiebres son terribles,
Dentra la china ligera Le pasan a veces cosas Y aunque de esto no disputo
Como yeguada en la trilla, Que son duras de pelar. Ni de saber me reputo,
Y empieza allí la cuadrilla "Será", decíamos nosotros,
A dar güeltas en la era. 529 "De tanta carne de potro
Voy dentrando poco a poco Como comen esos brutos".
521 En lo triste del pasaje;
A un lao están los caciques, Cuando es amargo el brebaje 538
Capitanejos y el trompa El corazón no se alegra; Había un gringuito cautivo
Tocando con toda pompa Dentró una virgüela negra Que siempre hablaba del barco,
Como un toque de fajina; Que los diezmó. Y lo augaron en un charco
Adentro muere la china, Por causante de la peste;
Sin que aquel circulo rompa. 530 Tenía los ojos celestes
Al sentir tal mortandá Como potrillo zarco.
522 Los indios, desesperaos,
Muchas veces se les oyen Gritaban alborotados: 539
A las pobres los quejidos; "¡Cristiano echando gualicho!" Que le dieran esa muerte
Mas son lamentos perdidos: No quedó en los toldos bicho Dispuso una china vieja,
Al rededor del cercao, Que no salió redotao. Y aunque se aflije y se queja,
En el suelo están mamaos 531 Es inútil que resista:
Los indios dando alaridos. Sus remedios son secretos, Ponia el infeliz la vista
Los tienen las adivinan; Como la pone la oveja.
523 No los conocen las chinas
Su canto es una palabra Sino alguna ya muy vieja, 540
Y de ahi no salen jamás; Y es la que lo aconseja Nosotros nos alejamos
Llevan todas el compás Con mil embustes, la indina. Para no ver tanto estrago;
"Ioká-ioká" repitiendo; Cruz sentia los amagos
Me parece estarlas viendo 532 De la peste que reinaba,
Mas fieras que Satanás. Alli soporta el paciente Y la idea nos acosaba
Las terribles curaciones, De volver a nuestros pagos.
524 Pues a golpes y estrujones
Al trote dentro del cerco, Son los remedios aquellos: 541
Sudando, hambrientas, juriosas, Los agarran de los cabellos Pero contra el plan mejor
Desgreñadas y rotosas, Y le arrancan los mechones. El destino se rebela.
De sol a sol se lo llevan: ¡La sangre se me congela!
Bailan aunque truene o llueva, 533 El que nos había salvado
Cantando la mesma cosa. Les hacen mil herejías Cayó tambien atacado
Que el presenciarlas da horror; De la fiebre y la virgüela.
Brama el indio de dolor
VI Por los tormentos que pasa, 542
Y untandolo todo de grasa No podiamos dudar,
525 Lo ponen a hervir al sol. Al verlo en tal padecer,
El tiempo sigue su giro El fin que habia de tener,
Y nosotros, solitarios; 534 Y Cruz que era tan humano:
De los indios sanguinarios Y puesto allí boca arriba, "Vamos", me dijo,"paisano
No teníamos qué esperar; Alrededor le hacen fuego; A cumplir con un deber".
El que nos salvó al llegar Una china biene luego
Era el más hospitalario. Y al oido le da de gritos; 543
Hay algunos tan malditos Fuimos a estar a su lado
526 Que sanan con este juego. Para ayudarlo a curar;
Mostró noble corazón, Lo vinieron a buscar
Cristiano anhelaba ser; 535 Y hacerle como a los otros;
La justicia es un deber, A otros les cuecen la boca Lo defendimos nosotros,
Y sus méritos no callo: Aunque de dolores cruja; No lo dejamos lanciar.
Nos regaló unos caballos Lo agarran allí y lo estrujan,
Y a veces nos vino a ver. Labios le queman y diente

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544 552 Degollar a una chinita
Iba creciendo la plaga Y yo, con mis propias manos, Y tirarsela a los perros.
Y la mortandá seguía. Yo mesmo lo sepulté;
A su lado nos tenía A Dios por su alma rogué 561
Cuiandolo con pacencia, De dolor el pecho lleno, He presenciado martirios,
Pero acabó su esistencia Y humedeció aquel terreno He visto muchas crueldades,
Al fin de unos pocos días. El llanto que redamé. Crímenes y atrocidades
Que el cristiano no imagina,
545 553 Pues ni el indio ni la china
El recuerdo me atormenta; Cumplí con mi obligación; Sabe lo que son piedades.
Se renueva mi pesar; No hay falta de que me acuse,
Me dan ganas de llorar; Ni deber de que se escuse, 562
Nada a mis penas igualo; Aunque de dolor sucumba: Quise curiosiar los llantos
Cruz también cayó muy malo Allá señala su tumba Que llegaban hasta mí;
Ya para no levantar. Una cruz que yo le puse. Al punto me dirigí
554 Al lugar de ande venían:
546 Andaba de toldo en toldo ¡Me horroriza todavía
Todos pueden figurarse Y todo me fastidiaba; El cuadro que descubrí!.
Cuánto tuve que sufrir; El pesar me dominaba,
Yo no haciá sino gemir, Y entregao al sentimiento 563
Y aumentaba mi aflición Se me hacía cada momento Era una infeliz mujer
No saber una oración Oir a Cruz que me llamaba. Que estaba de sangre llena,
Pa ayudarlo a bien morir. Y como una madalena
555 Lloraba con toda gana;
547 Cual más, cual menos, los criollos Conocí que era cristiana
Se le pasmó la virgüela, Saben lo que es amargura; Y esto me dió mayor pena.
Y el pobre estaba en un grito; En mi triste desventura
Me recomendó un hijito No encontraba otro consuelo 564
Que en su pago había dejado: Que ir a tirarme en el suelo, Cauteloso me acerqué
"Ha quedado abandonado". Al lao de su sepultura. A un indio que estaba al lao,
Me dijo, "aquel pobrecito". Porque el pampa es desconfiao
556 Siempre de todo cristiano,
548 Allí pasaba las horas Y vi que tenía en la mano
"Si vuelve, búsquemeló", Sin haber naides conmigo El rebenque ensangrentao.
Me repetía a media voz; Teniendo a Dios por testigo,
"En el mundo eramos dos, Y mis pensamientos fijos
Pues él ya no tiene madre; En mi mujer y mis hijos,
Que sepa el fin de su padre En mi pago y en mi amigo. VIII
Y encomiende mi alma a Dios".
557 565
549 Privado de tantos bienes Mas tarde supe por ella,
Lo apretaba contra el pecho, Y perdido en tierra ajena, De manera positiva,
Dominao por el dolor; Parece que se encadena Que dentró una comitiva
Era su pena mayor El tiempo y que no pasara, De pampas a su partido,
El morir allá entre infieles Como si el sol se parara Mataron a su marido
Sufriendo dolores crueles A contemplar tanta pena. Y la llevaron cautiva.
Entrego su alma al Criador.
558 566
550 Sin saber qué hacer de mí En tan dura servidumbre
De rodillas a su lado Y entregao a mi aflición, Hacían dos años que estaba;
Yo lo encomendé a Jesús. Estando allí una ocasión, Un hijito que llevaba
Faltó a mis ojos la luz, Del lao que venía el viento A su lado lo tenía.
Tuve un terrible desmayo; Oi unos tristes lamentos La china la aborrecía
Cai como herido del rayo Que llamaron mi atención. Tratandola como esclava.
Cuando lo vi muerto a Cruz.
559 567
No son raros los quejidos Deseaba para escaparse
En los toldos del salvaje, hacer una tentativa,
VII Pues aquél es vandalaje Pues a la infeliz cautiva
Donde no se arregla nada Naides la va a redimir,
551 Sino a lanza y puñalada, Y allí tiene que sufrir
Aquel bravo compañero A bolazos y coraje. El tormento mientras viva.
En mis brazos espiró;
Hombre que tanto sirvio, 560 568
Varon que fue tan prudente, No preciso juramento, Aquella china perversa,
Por humano y por valiente Deben creerle a Martín Fierro; Dende el punto que llegó,
En el desierto murió. He visto en este destierro Crueldá y orgullo mostró
A un salvaje que se irrita, Porque el indio era valiente:

M tí Fi II 8
Usaba un collar de dientes 577 585
De cristianos que él mató. Llora la pobre afligida, Yo no sé lo que pasó
Pero el indio, en su rigor, En mi pecho en ese instante;
569 Le arrebató con juror Estaba el indio arrognte
La mandaba a trabajar, Al hijo de entre sus brazos, Con una cara feroz:
Poniendo cerca a su hijito Y del primer rebencazo Para entendernos los dos
Tiritando y dando gritos, La hizo crujir de dolor. La mirada fué bastante.
Por la mañana temprano,
Atado de pies y manos 578 586
Lo mesmo que un corderito. Que aquel salvaje tan cruel Pegó un brinco como gato
Azotándola seguía; Y me ganó la distancia,
570 Más y más se enfurecía Aprovechó esa distancia
Ansí le imponía tarea Cuanto mas la castigaba Como fiera cazadora:
De juntar leña y sembrar Y la infeliz se atajaba Desató las boliadoras
Viendo a su hijito llorar, Los golpes como podía. Y aguardó con vigilancia.
Y hasta que no terminaba,
La china no la dejaba 579 587
Que le diera de mamar. Que le gritó muy furioso Aunque yo iba de curioso
"Confechando no querés;" Y no por buscar contienda,
571 La dió vuelta de un revés Al pingo le até la rienda,
Cuando no tenían trabajo Y, por colmar su amargura, Eché mano dende luego
La emprestaban a otra china, A su tierna criatura A éste que no yerra juego,
"Naides", decía, "se imagina, Se la desgolló a los pies. Y ya se armó la tremenda.
Ni es capaz de presumir
Cuanto tiene que sufrir 580 588
La infeliz que esta cautiva. "Es increible" me decía, El peligro en que me hallaba
"Que tanta fiereza esista; Al momento conocí;
572 No habrá madre que resista; Nos mantuvimos ansí,
Si ven crecido a su hijito, Aquel salvaje inclemente Me miraba y lo miraba:
Como de piedá no entienden Cometió tranquilamente Yo al indio le desconfiaba,
Y a suplicas nunca atienden, Aquel crimen a mi vista." Y él me descofiaba a mí.
Cuando no es éste es el otro,
Se lo quitan y lo venden 581 589
O lo cambian por un potro. Esos horrores tremendos Se debe ser precavido
No los inventa el cristiano: Cuando el indio se agazape:
573 "Es bárbaro inhumano" En esa postura el tape
En la crianza de los suyos -Sollozando me lo dijo- Vale por cuatro o por cinco;
Son bárbaros por demás. "Me amarró luego las manos Como el tigre es para el brinco
No lo habia visto jamás: Con las tripitas de mi hijo." Y fácil que a uno lo atrape.
En una tabla los atan,
Los crian así, y les achatan 590
La cabeza por detrás. Peligro era atropellar
Y era peligro el juir,
574 IX Y más peligro seguir
Aunque esto parezca extraño, Esperando de ese modo,
Ninguno lo ponga en duda: 582 Pues otros podían venir
Entre aquella gente ruda, De ella fueron los lamentos Y carniarme allí entre todos.
En su bárbara tropeza, Que en mi soledá escuché:
Es gala que la cabeza En cuanto al punto llegué, 591
Se les forme puntiaguda. Quedé enterado de todo: A juerza de precaución
Al mirarla de aquel modo Muchas veces he salvado,
575 Ni un instante tutubié. Pues es un trance apurado
Aquella china malvada, Es mortal cualquier descuido;
Que tanto la aborrecía, 583 Si Cruz hubiera vivido
Empezó a decir un día, Toda cubierta de sangre No habría tenido cuidado.
Porque falleció una hermana, Aquella infeliz cautiva, 592
Que sin duda la cristiana Tenia dende abajo arriba Un hombre junto con otro
Le había echado brujería. Las marcas de los lazazos: En valor y en juerza crece;
Sus trapos echos pedazos El temor desaparece;
576 Mostraban la carne viva. Escapa de cualquier trampa;
El indio la sacó al campo 584 Entre dos, no digo a un pampa,
Y la empezó a amenazar Alzó los ojos al cielo A la tribu, si se ofrece.
Que le había de confesar En sus lágrimas bañada;
Si la brujería era cierta; Tenía las manos atadas; 593
O que la iba a castigar Su tormento estaba claro; En tamaña incertidumbre,
Hasta que quedara muerta. Y me clavó una mirada En trance tan apurado,
Como pidiéndome amparo. No podía por de contado
Escarparme de otra suerte,

M tí Fi II
Sino dando al indio muerte Si me da bien, me lo quiebra, 605
O quedando alli estirado. Pues las bolas son de piedra Esa infeliz tan llorosa,
Y vienen como balazo. Viendo el peligro se anima;
Como una flecha se arrima
597 Y olvidando su aflición,
A la primer puñalada Le pegó al indio un tirón
El pampa se hizo un ovillo; Que me lo sacó de encima.
Era el salvaje mas pillo
Que he visto en mis correrías, 606
Y, a más de las picardías, Ausilio tan generoso
Arisco para el cuchillo. Me libertó del apuro;
Si no es ella, de siguro
598 Que el indio me sacrifica;
Las bolas las manejaba Y mi valor se duplica
Aquel bruto con destreza; Con un ejemplo tan puro.
Las recogía con presteza
Y me las volvía a largar, 607
Haciéndomelas silbar En cuanto me enderecé
Arriba de la cabeza. Nos volvimos a topar,
No se podía descansar
599 Y me chorriaba el sudor:
Aquel indio, como todos, En un apuro mayor
Era cauteloso... ¡ahijuna! Jamás me he vuelto a encontrar.
Ahí me valió la fortuna
De que peliando se apotra 608
Me amenazaba con una Tampoco yo le daba alce
Y me largaba con otra. Como deben suponer;
Se había aumentao mi quehacer
600 Para impedir que el brutazo
Me sucedió una desgracia Le pegar algún bolazo
En aquel percance amargo; De rabia a aquella mujer.
En momento que lo cargo
Y que él reculando va, 609
Me enredé en el chiripá La bola en manos del indio
Y caí tirao largo a largo. Es terrible y muy ligera;
Hace de ella lo que quiera
601 Saltando como una cabra.
Ni pa enconmendarme a Dios Mudos, sin decir palabra,
Tiempo el salvaje me dió; Peliábamos comos fieras.
Cuanto en el suelo me vió
Me saltó con ligereza: 610
Juntito de la cabeza Aquel duelo en el desierto
El bolazo retumbó. Nunca jamás se me olvida;
Iba jugando la vida
602 Con tan terrible enemigo,
Ni por respeto al cuchillo Teniendo allí de testigo
Dejó el indio de apretarme; A una mujer afligida.
Allí pretende ultimarme
594 Sin dejarme levantar, 611
Y como el tiempo pasaba Y no me daba lugar Cuanto él más se enfurecía
Y aquel asunto me urgía, Ni siquiera a enderezarme. Yo más me empiezo a calmar;
Viendo que él no se movía Mientras no logra matar
Me juí medio de soslayo 603 El indio no se desfoga;
Como a agarrarle el caballo, De balde quiero moverme: Al fin le corté una soga
A ver si se me venía. Aquel indio no me suelta. Y lo empecé a aventajar.

595 Como persona resuelta 612


Ansí jué, no aguardó más Toda mi juerza ejecuto, Me hizo sonar las costillas
Y me atropelló el salvaje; Pero abajo de aquel bruto De un bolazo aquel maldito;
Es preciso que se ataje No podía ni darme güelta. Y al tiempo que le di un grito
Quien con el indio pelee; Y le dentro como bala,
El miedo de verse a pie 604 Pisa el indio, y se refala
Aumentaba su coraje. ¡Bendito, Dios poderoso, En el cuerpo del chiquito.
Quien te puede comprender!
596 Cuando a una débil mujer 613
En la dentrada no más Le diste en esa ocación Para explicar el misterio
Me largó un par de bolazos; La juerza que en un varón Es muy escasa mi cencia:
Uno me tocó en un brazo; Tal vez no pudiera haber. Lo castigó, en mi conciencia,

M tí Fi II
Su Divina Majestá; Sollozando dolorida.
Donde no hay casualidá 630
Suele estar la Providencia. 622 En el caballo de un pampa
Me hinqué también a su lado No hay peligro de rodar,
614 A dar gracias a mi santo; ¡Jue pucha!, y pa disparar
En cuanto trastabilló En su dolor y quebranto Es pingo que no se cansa;
Más de firme lo cargué, Ella, a la Madre de Dios, Con prolijidad lo amansa
Y aunque de nuevo hizo pie Le pide en su triste llanto Sin dejarlo corcoviar.
Lo perdió aquella pisada; Que nos ampare a los dos.
Pues en esa atropellada 631
En dos partes lo corté. 623 Pa quitarle las cosquillas
Se alzó con pausa de leona Con cuidao lo manosea;
615 Cuando acabó de implorar, Horas enteras emplea,
Al sentirse lastimao Y, sin dejar de llorar, Y, por fin, sólo lo deja
Se puso medio afligido, Envolvió en uno trapitos Cuando agacha las orejas
Pero era indio decidido, Los pedazos de su hijito, Y ya el potro ni cocea.
Su valor no se aquebranta; Que yo le ayudé a juntar.
Le salían de la garganta 632
Como una especie de aullidos. Jamás le sacude un golpe,
Porque lo trata al bagual
616 X Con paciencia sin igual
Lastimao en la cabeza, -Al domarlo no le pega-,
La sangre lo enceguecía; 624 Hasta que al fin se le entrega
De otra herida le salía Dende ese punto era juerza Ya dócil el animal.
Haciendo un charco ande estaba, Abandonar el desierto,
Con los pies chapaliaba Pues me hubieran descubierto,
Sin aflojar todavía. Y aunque lo maté en pelea,
De fijo que me lancean
617 Por vengar al indio muerto.
Tres figuras imponentes 625
Formábamos aquel terno: A la afligida cautiva
Ella en su dolor materno, Mi caballo le ofrecí:
Yo con la lengua dejuera, Era un pingo que adquirí,
Y el salvaje como fiera Y, donde quiera que estaba,
Disparada del infierno. En cuanto yo lo silbaba
Venia a refregarse en mí.
618 633
Iba conociendo el indio 626 Y aunque yo sobre los bastos
Que tocaban a degüello: Yo me lo senté al del pampa; Me sé sacudir el polvo,
Se le erizaba el cabello Era un escuro tapao A esa costumbre me amoldo:
Y los ojos revolvía; (Cuando me hallo bien montao Con pacencia lo manejan
Los labios se le perdían De mis casillas me salgo), Y al día siguiente lo dejan
Cuando iba a tomar resuello. Y era un pingo como galgo Rienda arriba junto al toldo.
Que sabía correr boliao.
619 634
En una nueva dentrada 627 Ansí todo el que procure
Le pegué un golpe sentido, Para correr en el campo Tener un pingo modelo,
Y al verse ya malherido, No hallaba ningun tropiezo; Lo ha de cuidar con desvelo
Aquel indio furibundo Los ejercitan en eso, Y debe impedir también
Lanzó un terrible alrido Y los ponen como luz, El que de golpes le den
Que retumbó como un ruido De dentrarle a un aveztruz O tironeen en el suelo.
Si se sacudiera el mundo. Y boliar bajo el pescuezo.
635
620 628 Muchos quieren dominarlo
Al fin de tanto lidiar, El pampa educa al caballo Con el rigor y el azote,
En el cuchillo lo alcé, Como pa un etrevero: Y, si ven al chafalote
En peso lo levanté Como rayo es de ligero Que tiene trazas de malo,
Aquel hijo del desierto; En cuando el indio lo toca, Lo embraman en algún palo
Ensartado lo llevé, Y como trompo en la boca Hasta que se descogote.
Y allá recién lo largué Da gueltas sobre un cuero.
Cuando ya lo sentí muerto. 636
629 Todos se vuelven pretestos
621 Lo varea en la madrugada Y güeltas para ensillarlo;
Me persiné dando gracias (Jamas falta a este deber), Dicen que es por quebrantarlo,
De haber salvado la vida; Luego lo enseña a correr Mas compriende cualquier bobo
Aquella pobre afligida, Entre fangos y guadales: Que es de miedo del corcovo,
De rodillas en el suelo, Asina esos animales Y no quieren confesarlo.
Alzó sus ojos al cielo Es cuanto se puede ver.

M tí Fi II
637 Sigiéndoló con fijeza, 654
El animal yeguarizo Y, si duerme, la cabeza Concluyo esta relación,
-Perdónenme esta alvertencia- Ponga para el lao que va. Ya no puedo continuar;
Es de mucha conocencia Permítanmé descansar:
Y tiene mucho sentido; 646 Estan mis hijos presentes,
Es animal consentido: Oserve con todo esmero Y yo ansioso porque cuenten
Lo cautiva la pacencia. Adonde el sol aparece; Lo que tengan que contar.
Si hay ñeblina y le entorpece
638 Y no lo puede oservar,
Aventaja a los demás Guárdese de caminar,
El que estas cosas entienda; Pues quien se pierde perece. XI
Es bueno que el hombre aprienda,
Pues hay pocos domadores 655
Y muchos frangoyadores 647 Y mientras que tomo un trago
Que andan de bozal y, rienda. Dios le dió istintos sutiles Pa refrescar el garguero,
A toditos los mortales; Y mientras tiempla el muchacho
639 El hombre es uno de tales, Y prepara su estrumento,
Me vine, como les digo, Y en las llanuras aquelas, Les contaré de qué modo
Trayendo esa compañera; Lo guían el sol, las estrellas, Tuvo lugar el encuentro.
Marchamos la noche entera, El viento y los animales. Me acerqué a algunas estancias
Haciendo nuestro camino, Por saber algo de cierto,
Sin más rumbo que el destino 648 Creyendo que en tantos años
Que nos llevara ande quiera. Para ocultarnos de día Esto se hubiera compuesto;
A la vista del salvaje, Pero cuanto saqué en limpio
640 Ganábamos un paraje Jué que estábamos lo mesmo.
Al muerto, en un pajonal En que algún abrigo hubiera, Ansí, me dejaba andar
Había tratao de enterrarlo, A esperar que anocheciera Haciéndome el chancho rengo,
Y después de maniobrarlo Para seguir nuestro viaje. Porque no me convenía
Lo tapé bien con las pajas, Revolver el avispero;
Para llevar de ventaja 649 Pues no inorarán ustedes
Lo que emplearan en hallarlo. Penurias de toda clase Que en cuentas con el Gobierno
Y miserias padecimos: Tarde o temprano lo llaman
641 Varias veces no comimos Al pobre a hacer el arreglo.
En notando nuestra ausiencia O comimos carne cruda,
Nos habían de perseguir, Y en otras, no tengan duda,
Y, al decidirme a venir, Con raices nos mantuvimos.
Con todo mi corazón
Hice la resolución 650
De peliar hasta morir. Después de mucho sufrir
Tan peligrosa inquietú,
642 Alcanzamos con salú
Es un peligro muy serio A divisar una sierra,
Cruzar juyendo el desierto: Y al fin pisamos la tierra
Muchísimos de hambre han muerto, En donde crece el ombú.
Pues en tal desasosiego
No se puede ni hacer juego, 651
Para no ser descubierto. Nueva pena sintió el pecho
Por Cruz, en aquel paraje,
643 Y en humilde vasallaje
Sólo el albitrio del hombre A la Majestá infinita,
Puede ayudarlo a salvar: Besé esta tierra bendita,
No hay ausilio que esperar, Que ya no pisa el salvaje.
Sólo de Dios hay amparo;
En el desierto es muy raro 652
Que uno se pueda escapar. Al fin la misericordia
De Dios nos quiso amparar;
644 Es preciso soportar
¡Todo es cielo y horizonte Los trabajos con constancia:
En inmenso campo verde! Alcanzamos a una estancia
¡Pobre de aquel que se pierde Después de tanto penar.
O que su rumbo estravea!
Si alguien cruzarlo desea, 653
Este consejo recuerde: Ah¡ mesmo me despedí
De mi infeliz compañera:
645 "Me voy", le dije,"ande quiera,
Marque su rumbo de día Aunque me agarre el Gobierno,
Con toda fidelidá; Pues, infierno por infierno
Marche con puntualidá, Prefiero el de la frontera."

M tí Fi II
Pero al fin tuve la suerte Y de ese encuentro feliz
De hallar un amigo viejo Le doy las gracias al Cielo.
que de todo me informó, A todos cuantos hablaba
Y por él supe al momento Les preguntaba por ellos,
Que el Juez que me perseguía Mas no me da ninguno
Hacía tiempo que era muerto: Razón de su paradero.
Por culpa suya he pasado Casualmente, el otro día
Diez años de sufrimiento Llegó a mi conocimiento
Y no son pocos diez años De una carrera muy grande
Para quien ya llega a viejo. Entre varios estancieros,
Y los he pasado ansí, Y juí como uno de tantos,
Si en mi cuenta no me yerro: Aunque no llevaba un medio.
Tres años en la frontera, No faltaban, ya se entiende,
Dos como gaucho matrero, En aquel gauchaje inmenso,
Y cinco allá entre los indios Muchos que ya conocían
Hacen los diez como yo cuento. La historia de Martín Fierro;
Me dijo, a más, ese amigo Y allí estaban los muchachos
Que anduviera sin recelo, Cuidando unos parejeros.
Que todo estaba tranquilo, Cuando me oyeron nombrar EL HIJO MAYOR DE MARTIN FIERRO
Que no perseguía el Gobierno, Se vinieron al momento,
Que ya naides se acordaba Diciéndome quiénes eran XII
De la muerte del moreno, Aunque no me conocieron,
Aunque si yo lo maté Porque venía muy aindiao LA PENITENCIARIA
Mucha culpa tuvo el negro. Y me encontraban muy viejo.
Estuve un poco imprudente, La junción de los abrazos 656
Puede ser, yo lo confieso, De los llantos y los besos Aunque el gajo se parece
Pero el me precipitó, Se deja pa las mujeres, Al árbol de donde sale,
Porque me cortó primero, Como que entienden el juego. Solía decirlo mi madre,
Y a más me cortó la cara, Pero el hombre, que compriende Y en su razón estoy fijo:
Que es un asunto muy serio. Que todos hacen lo mesmo, "Jamás puede hablar el hijo
Me asiguró el mesmo amigo En público canta y baila, Con la autoridad del padre".
Que ya no había ni el recuerdo Abraza y llora en secreto.
De aquel que en la pulpería Lo único que me han contado 657
Lo dejé mostrando el sebo. Es que mi mujer a muerto; Recordarán que quedamos
Él de engreido, me buscó: Que en procuras de un muchacho Sin tener donde abrigarnos,
Yo ninguna culpa tengo; Se jue la infeliz al pueblo, Ni ramada ande ganarnos,
El mismo vino a peliarme, Donde infinitas miserias Ni rincón ande meternos,
Y tal vez me hubiera muerto Habrá sufrido, por cierto; Ni camisa que ponernos.
Si le tengo más confianza Que, por fin, a un hospital Ni poncho con que taparnos.
O soy un poco más lerdo. Jué a parar medio muriendo,
Fue suya toda la culpa Y en ese abismo de males 658
Porque ocasionó el suceso. Falleció al muy poco tiempo. Dichoso aquel que no sabe
Que ya no hablaban tampoco, Les juro que de esa pérdida Lo que es vivir sin amparo;
Me lo dijo muy de cierto, Jamás he de hallar consuelo, Yo con verdá les declaro,
De cuando con la partida Muchas lágrimas me cuesta Aunque es por demás sabido,
Llegué a tener el encuentro. Dende que supe el suceso. Dende chiquito he vivido
Esa vez me defendí Mas dejemos cosas tristes En el mayor desmparo.
Como estaba en mi derecho, Aunque alegrías no tengo;
Porque fueron a prenderme Me parece que el muchacho 659
De noche y en campo abierto: Ha templao y está dispuesto No le mermam el rigor
Se me acercaron con armas, Vamos a ver qué tal lo hace Los mesmos que le socorren;
Y, sin darme voz de preso, Y a juzgar su desempeño. tal vez porque no se borren
Me amenazaron a gritos Ustedes no lo conocen Los decretos del destino,
De un modo que daba miedo, Yo tengo confianza en ellos, De todas parten lo corren
Que iban a arreglar mis cuentas, No porque lleven mi sangre Como ternero dañino.
Tratándome de matrero: -Eso juera de lo menos-,
Y no era el jefe el que hablaba Sino porque dende chicos 660
Sino un cualquiera de entre ellos. Han vivido padeciendo. Y vive como los bichos
Y ése, me parece a mí Los dos son aficionados; Buscando alguna rendija;
No es modo de hacer arreglos, Les gusta jugar con juego, El güerfano es sabandija
Ni con el que es inocente, Vamos a verlos correr: Que no encuentra compasión,
Ni con el culpable menos. Son cojos... hijos de rengo. Y el que anda sin dirección
Con semejantes noticias Es guitarra sin clavija.
Yo me puse muy contento
Y me presenté ande quiera 661
Como otros pueden hacerlo. Sentiré que cuanto digo
De mis hijos he encontrado A algún oyente le cuadre.
Sólo a dos hasta el momento, Ni casa tenía, ni madre,

M tí Fi II
Ni parentela, ni hermanos; 670 Y un silencio tan projundo,
Y todos limpian sus manos "A la justicia ordinaria Que parece que en el mundo
En el que vive sin padre. Voy a mandar a los tres." Es el único que está.
Tenia razón aquel Juez,
662 Y cuantos ansí amenacen; 679
Lo cruza éste de un lazazo Ordinaria... es como la hacen: El más altivo varón
Lo abomba aquél de un moquete, Lo he conocido después. Y de cormillo gastao
Otro le busca el cachete, Allí se verá agobiao
Y, entre tanto soportar, 671 Y su corazón marchito,
Suele a veces no encontrar Nos remitió, como digo, Al encontrarse encerrao
Ni quien le arroje un zoquete. A esa Justicia Ordinaria, A solas con su delito.
Y juimos con la sumaria
663 A esa cárcel de malevos 680
Si lo recogen, lo tratan Que, por un bautismo nuevo, En esa cárcel no hay toros,
Con la mayor rigidez; Le llaman Penicentiaria. Allí todos son corderos;
Piensan que es mucho tal vez, No puede el más altanero,
Cuando ya muestra el pellejo, 672 Al verse entre aquellas rejas,
Si le dan un trapo viejo El porqué tiene ese nombre Sino amujar las orejas
Pa cubrir su desnudez. Naides me lo dijo a mí, Y sufrir callao su encierro.
Mas yo me lo esplico ansí:
664 Le diran Penitenciaria 681
Me crié, pues, como les digo, Por la penitencia diaria, Y digo a cuantos inoran
Desnudo a veces y hambriento; Que se sufre estando allí. El rigor de aquellas penas,
Me ganaba mi sustento, Yo, que sufrí las cadenas
Y ansí los años pasaban; 673 Del destino y su inclemencia:
Al ser hombre me esperaban Criollo que cai en desgracia Que aprovechen la esperencia
Otra clase de tormentos. Tiene que sufrir un poco; Del mal en cabeza ajena.
Naides lo ampara tampoco
665 Si no cuenta con recursos. 682
Pido a todos que no olviden El gringo es de más discurso: ¡Ay! madres, las que dirigen
Lo que les voy a decir; Cuando mata, se hace el loco. Al hijo de sus entrañas,
En la escuela del sufrir No piensen que las engaña,
He tomado mis leciones, 674 Ni que les habla un falsario
Y hecho muchas reflesiones No sé el tiempo que corrió Lo que es el ser presidiario
Dende que empece a vivir. En aquella sepoltura; No lo sabe la campaña.
Si de ajuera no lo apuran,
666 El asunto va con pausa; 683
Si alguna falta cometo Tienen la presa sigura Hijas, esposas, hermanas,
La motiva mi inorancia; Y dejan dormir la causa. Cuantas quieren a un varón,
No vengo con arrogancia Díganles que esa prisión
Y les diré, en conclusión, 675 Es un infierno temido,
Que trabajando de pión Inora el preso a que lado Donde no se oye más ruido
Me encontraba en una estancia. Se inclinará la balanza, Que el latir del corazón.
Pero es tanta la tardanza
667 Que yo les digo por mí: 684
El que manda siempre puede El hombre que dentre allí Alla el día no tiene sol,
Hacerle al pobre un calvario; Deje ajuera la esperanza. La noche no tiene estrellas;
A un vecino propietario Sin que le valgan querellas
Un boyero le mataron, 676 Encerrao lo purifican,
Y aunque a mí me lo achacaron Sin perfecionar las leyes Y sus lágrimas salpican
Salió cierto en el sumario. Perfecionan el rigor; En las paredes aquellas.
Sospecho que el inventor
668 Habrá sido algún maldito: 685
Piensen los hombres honrados Por grande que sea un delito, En soledá tan terrible
En la vergüenza y la pena Aquella pena es mayor. De su pecho oye el latido;
De que tendría el alma llena Lo sé, porque lo he sufrido,
Al verme, ya tan temprano, 677 Y, creameló el aulitorio,
Igual a los que sus manos Eso es para quebrantar Tal vez en el purgatorio
Con el crimen envenenan. El corazón mas altivo; Las almas hagan más ruido.
Los llaveros son pasivos,
669 Pero más secos y duros 686
Declararon otros dos Tal vez que los mesmos muros Cuentan esas horas eternas
Sobre el caso del dijunto, En que uno gime cautivo. Para más atormentarse;
Mas no se aclaró el asunto, Su lágrima al redamarse
Y el Juez, por darlas de listo, 678 Calcula, en sus afliciones,
"Amarrados como un Cristo", No es en grillo ni en cadenas Contando sus pulsaciones,
Nos dijo, "irán todos juntos". En lo que usté penará, Lo que dilata en secarse.
Sino en una soledá

M tí Fi II
687 Aunque más duro que un perno, 704
Allí se amansa el más bravo, Metido en aquel infierno La justicia es muy severa;
Allí se duebla el más juerte; Sufre, gime, llora y calla. Suele rayar en crueldá:
El silencio es de tal suerte Sufre el pobre que allí está
Que, cuando llegue a venir, 696 Calenturas y delirios,
Hasta se le han de sentir De juror el corazón Pues no esiste pior martirio
Las pisadas a la muerte. Se le quiere reventar, Que esa eterna soledá.
Pero no hay sino aguantar
688 Aunque sosiego no alcance. 705
Adentro mesmo del hombre ¡Dichoso, en tan duro trance, Conversamos con las rejas
Se hace una revolución: Aquel que sabe rezar! Por solo el gusto de hablar,
Metido en esa prisión, Pero nos mandan callar
De tanto no mirar nada, 697 Y es preciso conformarnos;
Le nace y queda grabada ¡Dirige a Dios su plegaria Pues no se debe irritar
La idea de la perfección. El que sabe una oración! A quien puede castigarnos.
En esa tribulación
689 Gime olvidado del mundo, 706
En mi madre, en mis hermanos, Y el dolor es más projundo Sin poder decir palabra
En todos pensaba yo; Cuando no halla compasión. Sufre en silencio sus males,
Al hombre que alli dentró Y uno en condiciones tales,
De memoria más ingrata, 698 Se convierte en animal,
Fielmente se le retrata En tan crueles pesadumbres, Privao del don principal
Todo cuanto ajuera vió. En tan duro padecer, Que Dios hizo a los mortales.
Empezaba a encanecer
690 Después de muy pocos meses; 707
Aquel que ha vivido libre Alli lamenté mil veces Yo no alcanzo a comprender
De cruzar por donde quiera, No haber aprendido a leer. Por que motivo será
Se aflige y se desespera Que el preso privado está
De encontrarse allí cautivo: 699 De los dones más preciosos
Es un tormento muy vivo Viene primero el juror, Que el justo Dios bondadoso
Que abate la alma más fiera. Después la melancolia; Otorgó a la humanidá.
En mi angustia no tenía
691 Otro alivio ni consuelo, 708
En esa estrecha prisión, Sino regar aquel suelo Pues que de todos los bienes,
Sin poderme conformar, Con lágrimas noche y día. En mi inorancia lo infiero,
No cesaba de esclamar: Que le dió al hombre altanero
¡Qué diera yo por tener 700 Su Divina Majestá,
Un caballo en que montar ¡A visitar otros presos La palabra es el primero,
Y una pampa en que correr! Sus familias solían ir! El segundo es la amistá.
Naides me visitó a mí
692 Mientras estuve encerrado. 709
En un lamento constante ¡Quien iba a costiarse allí Y es muy severa la ley
Se encuentra siempre embretao; A ver a un desamparado! Que, por un crimen o un vicio,
El castigo han inventao Somete al hombre a un suplicio
De encerrarlo en las tinieblas, 701 El más tremendo y atroz,
Y alli esta como amarrao ¡Bendito sea el carcelero Privado de un beneficio
A un fierro que no se duebla. Que tiene buen corazón! Que ha recebido de Dios.
Yo sé que esta bendición
693 Pocos pueden alcanzarla, 710
No hay un pensamiento triste Pues si tienen compasión La soledá causa espanto;
Que al preso no lo atormente; Su deber es ocultarla. El silencio causa horror;
Baja un dolor permanente Ese continuo terror
Agacha al fin la cabeza, 702 Es el tormento más duro,
Porque siempre es la tristeza Jamás mi lengua podrá Y en un presidio siguro
Hermana de un mal presente. Espresar cuanto he sufrido; Está demás tal rigor.
En ese encierro metido,
694 Llaves, paredes, cerrojos 711
Vierten lágrimas sus ojos, Se graban tanto en los ojos Inora uno si de allí
Pero su pena no alivia; Que uno los ve hasta dormido. Saldrá pa la sepoltura;
En esa constante lidia El que se halla en desventura
Sin un momento de calma, 703 Busca a su lao otro ser,
Contempla con los del alma El mate no se permite; Pues siempre es güeno tener
Felicidades que envidia. No le permiten hablar; Companeros de amargura.
No le permiten cantar
695 Para aliviar su dolor, 712
Ningún consuelo penetra Y hasta el terrible rigor Otro más sabio podrá
Detrás de aquellas murallas; De no dejarlo fumar. Encontrar razón mejor;
El varón de mas agallas, Yo no soy rebuscador,

M tí Fi II
Y ésta me sirve de luz: 720 726
Se los dieron al Señor El rigor de las desdichas Era hombre de mucha labia,
Al clavarlo en una cruz. Hemos soportado diez años, Con mas leyes que un dotor,
Pelegrinando entre estraños, Me dijo: "Vos sos menor,
713 Sin tener donde vivir, Y por los años que tienes
Y en las projundas tinieblas Y obligados a sufrir No podés manejar bienes;
En que mi razón esiste, Una máquina de daños. Voy a nombrarte un tutor."
Mi corazón se resiste
A ese tormento sin nombre, 721 727
Pues el honbre alegra al hombre El que vive de ese modo Tomó un recuento de todo,
Y el hablar consuela al triste. De todos es tributario; Porque entendía su papel,
Falta la cabeza primario Y después que aquel pastel
714 Y los hijos que él sustenta Lo tuvo bien amasao,
Grábenlo como en la piedra Se dispersan como cuentas Puso al frente un encargao,
Cuanto he dicho en este canto, Cuando se corta el rasario. Y a mí me llevó con él.
Y, aunque yo he sufrido tanto,
Debo confesarlo aquí: 722 728
El hombre que manda allí Yo anduve ansí como todos, Muy pronto estuvo mi poncho
Es poco menos que un santo. Hasta que al fin de sus días Lo mismo que cernidor;
Supo mi suerte una tía El chiripá estaba pior,
715 Y me recogió a su lado; Y aunque para el frio soy guapo
Y son güenos los demás Allí viví sosegado Ya no me quedaba un trapo
(A su ejemplo se manejan), Y de nada carecía. Ni pa el frío, ni pa el calor.
Pero por eso no dejan
Las cosas de ser tremendas; 723 729
Piensen todos y compriendan No tenía cuidado alguno En tan triste desabrigo
El sentido de mis quejas. Ni que trabajar tampoco, Tras de un mes, iba otro mes;
Y como muchacho loco Guardaba silencio el Juez,
716 Lo pasaba de holgazán; La miseria me invadía,
Y guarden en su memoria Con razón dice el refrán Me acordaba de mi tía
Con toda puntualidá Que lo güeno dura poco. Al verme en tal desnudez.
Lo que con tal claridá
Les acabo de decir: 724 730
Mucho tendran que sufrir En mí todo su cuidado No se decir con fijeza
Si no creen en mi verdá. Y su cariño ponía; El tiempo que pasé allí;
Como a un hijo me quería Y despues de andar ansí
717 Con cariño verdadero, Como moro sin señor,
Y si atienden mis palabras Y me nombró de heredero Pasé a poder del tutor
No habrá calabozos llenos; De los bienes que tenía. Que debia cuidar de mí.
Manejense como güenos;
No olviden esto jamás; 725
Aqui no hay razón de más; El juez vino sin tardanza
Mas bien las puse de menos. Cuanto falleció la vieja."De los bienes XIV
que te deja",
718 Me dijo, "yo he de cuidar: 731
Y con esto me despido Es un rodeo regular Me llevó consigo un viejo
(Todos han de perdonar): Y dos majadas de ovejas". Que pronto mostró la hilacha,
Ninguna debe olvidar Dejaba ver por la facha
La historia de un desgraciado. Que era medio cimarrón,
Quien ha vivido encerrado Muy renegao, muy ladrón,
Poco tiene que contar. Y le llamaban Vizcacha.

732
Lo que el Juez iba buscando
Sospecho, y no me equivoco;
EL HIJO SEGUNDO DE Pero este punto no toco
MARTIN FIERRO Ni su secreto aviriguo;
XIII Mi tutor era un antiguo
De los que ya quedan pocos;
719
Lo que les voy adecir 733
Ninguno lo ponga en duda: Viejo lleno de camándulas,
Y aunque la cosa es peluda, Con un empaque a lo toro,
Hare la resolución; Andaba siempre en un moro
Es ladino el corazón, Metido no sé en qué enriedos,
Pero la lengua no ayuda. Con las patas como loro
De estribar entre los dedos.

M tí Fi II 6
734 740 En los bañaos, como el tero;
Andaba rodiao de perros Porque maté una vizcacha Un haragán, un ratero,
Que eran todo su placer, Otra vez me reprendió; Y más chillón que un varraco.
Jamas dejó de tener Se lo vine a contar yo,
Menos de media docena, Y no bien se lo hube dicho: 749
Mataba vacas ajenas "Ni me nuembres ese bicho", Tampoco tenía más bienes
Para darles de comer. Me dijo, y se me enojó. Ni propiedad conocida
Que una carreta podrida,
735 741 Y las paredes sin techo
Carniábamos noche a noche Al verlo tan irritao De un rancho medio deshecho
Alguna res en el pago, Hallé prudente callar."Este me va a Que le servía de guarida.
Y dejando alli el rezago castigar",
Alzaba en ancas el cuero, Dije entre mí, "si se agravia." 750
Que se lo vendía a un pulpero Ya vi que les tenía rabia, Después de las trasnochadas
Por yerba, tabaco y trago. Y no las volví a nombrar. Allí venía a descansar;
Yo desiaba aviriguar
742 Lo que tuviera escondido,
Una tarde halló una punta Pero nunca había podido,
De yeguas medio bichocas; Pues no me dejaba entrar.
Despues que voltió unas pocas,
Las cerdiaba con empeño: 751
Yo vide venir al dueño, Yo tenía unas jergas viejas,
Pero me callé la boca. Que habian sido mas peludas;
Y con mis carnes desnudas,
743 El viejo, que era una fiera,
El hombre venía jurioso Me hechaba a dormir ajuera
Y nos cayó como un rayo; Con unas heladas crudas.
Se descolgó del caballo
Revoliando el arriador, 752
Y lo cruzó de un lazazo Cuando mozo jué casao,
Ahi no más a mi tutor. Aunque yo lo desconfío,
Y decía un amigo mío
744 Que, de arrebatao y malo,
No atinaba don Vizcacha Mató a su mujer de un palo
A qué lado disparar, Porque le dió un mate frío.
Hasta que logró montar,
Y, de miedo del chicote, 753
736 Se lo apretó hasta el cogote, Y viudo por tal motivo
¡Ah!, viejo más comerciante Sin pararse a contestar. Nunca se volvió a casar;
En mi vida lo he encontrado. No era fácil encontrar
Con ese cuero robao 745 Ninguna que lo quisiera:
El arreglaba el pastel, Ustedes creerán tal vez Todas temerían llevar
Y allí entre el pulpero y él, Que el viejo se curaría... La suerte de la primera.
Se estendía el certificao. No, señores, lo que hacía,
Con mas cuidao dende entonces, 754
737 Era maniarlas de día Soñaba siempre con ella,
La echaba de comedido; Para cerdiar a la noche. Sin duda por su delito,
En las transquilas, lo viera, Y decía el viejo maldito,
Se ponía como una fiera 746 El tiempo que estuvo enfermo,
Si cortaban una oveja; Ese jué el hombre que estuvo Que ella dende el mesmo infierno
Pero de alzarse no deja Encargao de mi destino; Lo estaba llamando a gritos.
Un vellón o unas tijeras. Siempre anduvo en mal camino,
Y todo aquel vecindario
738 Decía que era un perdulario,
Una vez me dió una soba Insufrible de dañino.
Que me hizo pedir socorro,
XV

Porque lastimé a un cachorro 747 755


En el rancho de unas vascas; Cuando el juez me lo nombró, Siempre andaba retobao:
Y al irse se alzó unas guascas: Al dármelo de tutor, Con ninguno solía hablar;
Para eso era como zorro. Me dijo que era un señor Se divertía en escarbar
El que me debía cuidar, Y hacer marcas con el dedo,
739 Enseñarme a trabajar Y en cuanto se ponía en pedo
"¡Ahijuna!", dije entre mí, Y darme la educación. Me empezaba a aconsejar.
"Me has dao esta pesadumbre;
Ya verás; cuanto vislumbre 748 756
Una ocasión medio güena, ¡Pero que había de aprender Me parece que lo veo
Te he quitar la costumbre Al lao de ese viejo paco; Con su poncho calamaco,
De cerdiar yeguas ajenas." Que vivía como un chuncaco Despues de echar un güen taco,

M tí Fi II
Ansí principiaba a hablar: 765 Y de noche sobre todo,
"Jamás llegues a parar "El zorro que ya es corrido Debés llevarlo de modo
Ande veas perros flacos." Dende lejos la olfatea; Que al salir, salga cortando."
No se apure quien desea
757 Hacer lo que le aproveche 774
"El primer cuidao del hombre La vaca que más rumea "Los que no saben guardar
Es defender el pellejo. Es la que da mejor leche." Son pobres aunque trabajen;
Lleváte de mi consejo, Nunca, por más que se atajen,
Fijáte bien en lo que hablo: 766 Se librarán del cimbrón:
El diablo sabe por diablo, "El que gana su comida Al que nace barrigón
Pero más sabe por viejo." Güeno es que en silencio coma; Es al ñudo que lo fajen."
Ansina, vos, ni por broma
758 Querás llamar la atención: 775
"Hacéte amigo del juez; Nunca escapa el cimarrón "Donde los vientos me llevan
No le des de que quejarse; Si dispara por la loma." Allí estoy como en mi centro;
Y cuando quiera enojarse Cuando una tristeza encuentro
Vos te debés encoger, 767 Tomo un trago pa alegrarme:
Pues siempre es güeno tener "Yo voy donde me conviene A mí me gusta mojarme
Palenque ande ir a rascarse." Y jamás me descarrío; Por ajuera y por adentro."
Lleváte el ejemplo mío,
759 Y llenarás la barriga: 776
"Nunca le llevés la contra, Aprendé de las hormigas: "Vos sos pollo, y te convienen
Porque él manda la gavilla: No van a un noque vacío." Toditas estas razones;
Allí sentao en su silla, Mis consejos y leciones
Ningún güey le sale bravo; 768 No echés nunca en el olvido:
A uno le da con el clavo "A naides tengás envidia: En las riñas he aprendido
Y a otro con la cantramilla." Es muy triste el envidiar; A no peliar sin puyones."
Cuando veás a otro ganar,
760 A estorbarlo no te metas: 777
"El hombre, hasta el más soberbio, Cada lechón en su teta Con estos consejos y otros
Con más espinas que un tala, Es el modo de mamar." Que yo en mi memoria encierro,
Aflueja andando en la mala Y que aquí no desentierro,
Y es blando como manteca: 769 Educándome seguía,
Hasta la hacienda baguala "Ansí se alimentan muchos Hasta que al fin se dormía
Cai al jagüel con la seca." Mientras los pobres lo pagan; Mesturao entre los perros.
Como el cordero hay quien lo haga
761 En la puntita, no niego;
"No andés cambiando de cueva; Pero otros, como el borrego,
Hacé las que hace el ratón. Todo entera se la tragan." XVI
Conserváte en el rincón
En que empezó tu esistencia: 770 778
Vaca que cambia querencia "Si buscás vivir tranquilo Cuando el viejo cayó enfermo,
Se atrasa en la parición." Dedicate a solteriar Viendo yo que se empioraba
Más si te querés casar, Y que esperanza no daba
762 Con esta alvertencia sea: De mejorarse siquiera,
Y menudiando los tragos Que es muy difícil guardar Le truje una culandrera
Aquel viejo, como cerro, Prenda que otros codicean." A ver si lo mejoraba.
No "olvidés", me decía,"Fierro,
Que el hombre no debe crer 77l 779
En lágrimas de mujer "Es un bicho la mujer n cuanto lo vió, me dijo:
Ni en la renguera del perro." Que yo aquí no lo destapo, "Este no aguanta el sogazo:
Siempre quiere al hombre guapo; Muy poco le doy de plazo;
763 Mas fijate en la eleción, Nos van ha dar un epetáculo,
"No te debes afligir Porque tiene el corazón Porque debajo del brazo
Aunque el mundo se desplome. Como barriga de sapo." Le ha salido un tabernáculo."
Lo que más precisa el hombre
Tener, según yo discurro, 772 780
Es la memoria del burro, Y gangoso con la tranca, Dice el refrán que en la tropa
Que nunca olvida ande come. Me solia decir: "Potrillo, Nunca falta un güey corneta:
Recién te apunta el cormillo, Uno que estaba en la puerta
764 Mas te lo dice un toruno: Le pegó el grito ahi no más:
"Deja que caliente el horno No dejés que hombre ninguno "Tabernáculo,... ¡que bruto!
El dueño del amasijo; Te gane el lao del cuchillo." Un tubérculo dirás."
Lo que es yo, nunca me aflijo
Y a todito me hago el sordo: 773 781
El cerdo vive tan gordo, "Las armas son necesarias, Al verse ansí interrumpido,
Y se come hasta los hijos." Pero naides sabe cuándo; Al punto dijo el cantor:
Ansina, si andás pasiando, "No me parece ocasión

M tí Fi II 8
De meterse los de ajuera; 790 798
Tabernáculo, senor, Cuando ya no pudo hablar "Si ensartaba algún asao
Le decía la culandrera." Le até en la mano un cencerro, -¡Pobre! ¡como si lo viese!-,
Y al ver cercano su entierro, Poco antes de que estuviese
782 Arañando las paredes, primero lo maldecía,
El de ajuera repitió, espiró allí entre los perros Luego después lo escupía
Dándole otro chaguarazo: Y este servidor de ustedes. Para que naides comiese."
"Allá va un nuevo bolazo
Copo y se la gano en puerta 799
A las mujeres que curan "Quien le quitó esa costumbre
Se las llama curanderas." XVII De escupir el asador
Fue un mulato resertor
783 791 Que andaba de amigo suyo:
No es güeno -dijo el cantor- Le cobré un miedo terrible Un diablo muy peliador
Muchas manos en un plato Después que lo vi dijunto; Que le llamaban barullo."
Y diré al que ese barato Llamé al alcalde, y al punto
Ha tomao de entrometido, Acompañado se vino 800
Que no creia haber venido De tres o cuatro vecinos "Una noche que les hizo
A hablar entre literatos. A arreglar aquel asunto. Como estaba acostumbrao,
Se alzó el mulato enojao
784 792 Y le gritó: -¡viejo indino,
Y para seguir contando "Anima bendita", dijo Yo te he de enseñar, cochino,
La historia de mi tutor, Un viejo medio ladiao A echar saliva al asao!-"
Le pediré a ese dotor "Que Dios lo haiga perdonao,
Que en mi inorancia me deje, Es todo cuanto deseo, 801
Pues siempre encuentra el que teje Le conocí un pastoreo "Lo saltó por sobre el juego
Otro mejor tejedor. De terneritos robaos." Con el cuchillo en la mano;
¡La pucha el pardo liviano!
785 793 En la mesma atropellada
Seguía enfermo, como digo, "Ansina es", dijo el Alcalde; Le largó una puñalada
Cada vez más emperrao; "Con eso empezó a poblar; que la quitó otro paisano...
Yo estaba ya acobardao Yo nunca podré olvidar
Y lo espiaba dende lejos; Las travesuras que hizo; 802
Era la boca del viejo Hasta que al fin fué preciso "Y ya caliente barullo,
La boca de un condenao. Que le privasen carniar. Quiso seguir la chacota;
Se le había erizao la mota
786 794 Lo que empezó la reyerta:
Allá pasamos los dos "De mozo fue muy jinete: el viejo ganó la puerta
Noches terribles de invierno: No lo bajaba un bagual; Y apeló a las de gaviota."
El maldecía al Padre Eterno Pa ensillar un animal
Como a los Santos benditos, Sin necesitar de otro, 803
Pidiendolé al diablo a gritos Se encerraba en el corral, "De esa costumbre maldita
Que lo llevara al infierno. Y alli golpiaba el potro." dende entonces se curó;
A las casas no volvió:
787 795 Se metió en un cicutal
Debe ser grande la culpa "Se llevaba mal con todos: Y alli escondido pasó
Que a tal punto mortifica; Era su costumbre vieja Esa noche sin cenar."
Cuando vía una reliquia El mesturar las ovejas,
Se ponía como azogado, Pues al hacer el aparte 804
Como si a un endemoniado Sacaba la mejor parte, Esto hablaban los presentes,
Le echaran agua bendita. Y despues venía con quejas." Y yo, que estaba a su lao
Al oir lo que he relatao,
788 796 Aunque él era un perdulario,
Nunca me le puse a tiro, "Dios lo ampare al pobrecito", Dije entre mí: "¡Que rosario
Pues era de mala entraña; Dijo en seguida un tercero. Le estan lanzando al finao!."
Y viendo herejía tamaña, "Siempre robaba carneros;
Si alguna cosa le daba, En eso tenía destreza: 805
De lejos se la alcanzaba Enterraba las cabezas Luego comenzó el Alcalde
En la punta de una caña. Y despues vendía los cueros. A registrar cuanto había,
Sacando mil chucherias
789 797 Y guascas y trapos viejos,
"Será mejor", decía yo, "¡Y qué costumbre tenía Temeridá de trebejos
"Que abandonado lo deje, Cuando en el jogón estaba! Que para nada servían.
Que blasfeme y que se queje, Con el mate se agarraba
Y que siga de esta suerte, estando los piones juntos. 806
Hasta que venga la muerte -Yo tallo -decía-y apunto- Salieron lazos, cabrestos,
Y cargue con este hereje." Y a ninguno convidaba." Coyundas y maniadores,
Una punta de arriadores,

M tí Fi II
Cinchones, maneas, torzales 815 Comieran el guasquerío
Una porción de bozales "¡Bendito Dios!', pensé yo, Y como anda a su albedrío
Y un montón de tiradores. "Ando como un pordiosero, Todo el que güerfano queda,
Y me nuembran heredero Alzando lo que era mío
807 De toditas estas guascas. Abandoné aquella cueva.
Habia riendas de domar ¡Quisiera saber primero
frenos, estribos quebraos; Lo que se han hecho mis vacas!" 824
Bolas, espuelas, recaos, Supe después que esa tarde
Unas pavas, unas ollas, Vino un pión y lo enterró;
Y un gran manojo de argollas XVIII Ninguno lo acompañó
De cinchas que había cortao. Ni lo velaron siquiera;
816 Y al otro día amaneció
808 Se largaron, como he dicho, Con una mano dejuera.
Salieron varios cencerros, A disponer el entierro;
Alesnas, lonjas, cuchillos, Cuando me acuerdo me aterro: 825
Unos cuantos cojinillos Me puse a llorar a gritos Y me ha contao además
Un alto de jergas viejas, Al verme allí tan solito El gaucho que hizo el entierro
Muchas botas desparejas Con el finao y los perros. -Al recordarlo me aterro,
Y una infinidá de anillos. 817 Me da pavor este asunto-
Me saqué el escapulario, Que la mano del dijunto
809 Se lo colgué al pecador, Se la había comido un perro.
Había tarros de sardinas, Y como hay en el señor
Unos cueros de venao, Misericordia infinita, 826
Unos ponchos aujeriaos, Rogué por la alma bendita Tal vez yo tuve la culpa
Y en tan tremendo entrevero Del que antes jué mi tutor. Porque de asustao me fuí;
Apareció hasta un tintero Supe, despues que volví,
que se perdió en el Juzgao. 818 Y asigurárselos puedo,
No se calmaba mi duelo Que los vecinos, de miedo,
810 De verme tan solitario; No pasaban por allí.
Decía el alcalde muy serio: Ahí le champurrié un rosario
"es poco cunato se diga; Como si juera mi padre, 827
Había sido como hormiga. besando el escapulario Hizo del rancho guarida
He de darle parte al Juez. Que me había puesto mi madre. La sabandija mas sucia
¡Y que me venga después -El cuerpo se despeluza
Con que no se los persiga!" 819 Y hasta la razón se altera-;
"Madre mía", gritaba yo, Pasaba la noche entera
811 "¿Dónde estarás padeciendo? Chillando allí una lechuza.
Yo estaba medio azorao El llanto que estoy virtiendo
De ver lo que sucedía; Lo redamarías por mí, 828
Entre ellos mesmos decían Si vieras a tu hijo aquí Por mucho tiempo no pude
Que unas prendas eran suyas, Todo lo que esta sufriendo." Saber lo que me pasaba;
Pero a mi me parecía Los trapitos con que andaba
que estas eran aleluyas. 820 Eran puras hojarascas;
Y mientras ansí clamaba Todas las noches soñaba
812 Sin poderme consolar, Con viejos, perros y guascas.
Y cuando ya no tuvieron Los perros, para aumentar
Rincón donde registrar, Mas mi miedo y mi tormento,
Cansaos de tanto huroniar En aquel mesmo momento
Y de trabajar en balde, Se pusieron a llorar. XIX
"Vámosnos", dijo el Alcalde,
"Luego lo haré sepultar." 821 829
Libre Dios a los presentes Anduve a mi voluntá,
813 De que sufran otro tanto; Como moro sin señor;
Y aunque mi padre no era Con el muerto y esos llantos Ese jué el tiempo mejor
El dueño de ese hormiguero, Les juro que faltó poco Que yo he pasado tal vez;
El, allí muy cariñero, Para que me vuelva loco De miedo de otro tutor,
Me dijo con muy buen modo: En medio de tanto espanto. Ni aporté por lo del Juez.
"Vos serás heredero 830
Y te harás cargo de todo." 822 "Yo cuidaré", me había dicho,
Decían entonces las viejas, "De lo de tu propiedá:
814 Como que eran sabedoras, Todo se conservará,
"Se ha de arreglar este asunto Que los perros cuando lloran El vacuno y los rebaños,
Como es preciso que sea; Es porque ven al demonio; Hasta que cumplas 30 años,
Voy a nombrar albacea Yo creia en el testimonio En que seás mayor de edá."
Uno de los circustantes; Como cré siempre el que inora.
Las cosas no son como antes 831
Tan enredadas y feas." 823 Y aguardando que llegase
Ahi dejé que los ratones El tiempo que la ley fija,

M tí Fi II
Pobre como lagartija 840 Para curarme sin duda,
Y sin respetar a naides, Y me recetó un hincao Diciendo que aquella viuda
Anduve cruzando el aire En un trapo de la viuda, Era hija de confisión.
Como bola sin manija. Frente a una planta de ruda,
Hiciera mis horaciones, 849
832 Diciendo: "No tengás duda; Y me dijo estas palabras
Me hice hombre de esa manera Eso cura las pasiones." Que nunca las he olvidao:
Bajo el más duro rigor; "Has de saber que el finao
Sufriendo tanto dolor 841 Ordenó en su testamento
Muchas cosas aprendí; A la viuda, en cuanto pude, Que naides de casamiento
Y, por fin, vítima fuí Un trapo le manotié; Le hablara en lo sucesivo;
Del mas desdichado amor. Busqué la ruda y al pie, Y ella prestó el juramento
Puesto en cruz, hice mi rezo; Mientras él estaba vivo."
833 Pero, amigos, ni por eso
De tantas alternativas De mis males me curé. 850
Esta es la parte peluda "Y es preciso que lo cumpla,
Infeliz y sin ayuda, 842 Porque ansí lo manda Dios;
Fué estremado mi delirio, Me recetó otra ocasión Es necesario que vos
Y causaban mi martirio Que comiera abrojo chico; No la vuelvas a buscar,
Los desdenes de una viuda. El remedio no me esplico, Porque si llega a faltar
Mas, por desechar el mal, Se condenarán los dos."
834 Al ñudo en un abrojal
Llora el hombre ingratitudes Fí a ensangrentarme el hocico. 851
Sin tener un jundamento; Con semejante alvertencia
Acusa sin miramiento 843 Se completó mi redota;
A la que el mal le ocasiona, Y con tanta medecina Le vi los pies a la sota,
Y tal vez en su persona Me parecía que sanaba; Y me le alejé a la viuda,
No hay ningún merecimiento. Por momentos se aliviaba Mas curao que con la ruda,
Un poco mi padecer, Con los grillos y las motas.
835 Mas si a la viuda encontraba,
Cuando yo mas padecía Volvia la pasión a arder. 852
La crueldá de mi destino, Despues me contó un amigo
Rogando al poder divino 844 Que al Juez le había dicho el cura
Que del dolor me separe, Otra vez que consulté Que yo era un cabeza dura
Me hablaron de un adivino Su saber estrordinario, Y que era un mozo perdido;
Que curaba esos pesares. Recibió bien su salario, Que me echaran del partido,
Y me recetó aquel pillo Que no tenía compostura.
836 Que me colgase tres grillos
Tuve recelos y miedos, Ensartaos como rosario. 853
Pero al fin me disolví: Tal vez por ese consejo
Hice coraje y me fuí 845 Y sin que mas causa hubiera,
Donde el adivino estaba, Por fin la última ocasión Ni que otro motivo diera,
Y por ver si me curaba, Que por mi mal lo fí a ver, Me agarraron redepente
Cuanto llevaba le di. Me dijo: "No, mi saber Y en el primer contingente
No ha perdido su virtú; Me echaron a la frontera.
837 Yo te daré la salú:
Me puse, al contar mis penas, No triunfará esa mujer. 854
Mas colorao que un tomate, De andar persiguiendo viudas
Y se me añudó el gaznate 846 Me he curao el deseo;
Cuando dijo el hermitaño: "Y tené fe en el remedio, En mil penurias me veo,
"Hermano, le han hecho daño Pues la cencia no es chacota; Mas pienso volver tal vez
Y se lo han hecho en un mate. De esto no entendés ni jota. A ver si sabe aquel Juez
Sin que ninguno sospeche, Lo que se ha hecho de mi rodeo.
838 Cortále a un negro tes motas
"Por verse libre de usté Y hacélas hervir en leche."
Lo habrán querido embrujar." XX
Despues me empezó a pasar 847
Una pluma de avestruz, Yo andaba ya desconfiando 855
Y me dijo:"De la Cruz De la curación maldita, Martín Fierro y sus dos hijos,
Recebí el don de curar. Y dije: "Este no me quita Entre tanta concurrencia,
La pasión que me domina; Siguieron con alegría
839 Pues que viva la gallina, Celebrando aquella fiesta.
"Debés maldecir", me dijo, Aunque sea con la pepita." Diez años, los más terribles,
"A todos tus conocidos; Había durado la ausencia,
Ansina el que te ha ofendido 848 Y al hallarse nuevamente
Pronto estará decubierto, Ansí me dejaba andar, Era su alegría completa.
Y deben ser maldecidos Hasta que, en una ocasión, En ese mesmo momento
Tanto vivos como muertos." El cura me echó un sermón, Uno que vino de ajuera,

M tí Fi II
A tomar parte con ellos 860 Y a cada paso refalo,
Suplicó aue lo almitieran. Me llevó a su lado un hombre Como si me entrara el Malo
Era un mozo forastero Para cuidar las ovejas, Cuanto me hincaba a rezar.
De muy regular presencia, Pero todo el día eran quejas
Y hacía poco que en le pago Y guascazos a lo loco, 869
Andaba dando sus güeltas. Y no me daba tampoco Era como tentación
Asiguran algunos Siquiera unas jergas viejas. Lo que yo esperimenté,
Que venía de la frontera; Y jamas olvidaré
Que había pelao a un pulpero 861 Cuanto tuve que sufrir,
En las últimas carreras; Dende la alba hasta la noche, Porque no podia decir
Pero andaba despilcho, En el campo me tenía; "Artículos de la Fe".
No traia una prenda güena: Cordero que se moría
Un recadito cantor -Mil veces me sucedió- 870
Daba fe de sus pobrezas. Los caranchos lo comían, Tenía al lao una mulata
Le pidió la bendición Pero lo pagaba yo. Que era nativa de allí;
Al que causaba la fiesta Se hincaba cerca de mí
Y, sin decirles su nombre, 862 Como el ángel de la guarda;
Les declaró con franqueza De trato tan rigoroso ¡Pícara!, y era la parda
Que el nombre de Picardía Muy pronto me acobardé; La que me tentaba ansí.
Es el único que lleva. El bonete me apreté
Y para contar su historia Buscando los mejores fines, 871
A todos pide licencia, Y con unos volantines "Rezá", me dijo mi tía,
Diciéndoles que en seguida Me fuí para Santa Fe. "Artículos de la Fe".
Iban a saber quien era. Quise hablar y me atoré;
Tomo al punto la guitarra, 863 La dificultá me aflige;
La gente se puso atenta, El pruebista principal Miré a la parda, y ya dije:
Y ansí cantó Picardía A enseñarme me tomó, "Artículos de Santa Fe".
En cuanto templó las cuerdas: Y ya iba aprendiendo yo
A bailar en la maroma, 872
Mas me hicieron una broma Me acomodó el coscorrón
Y aquello me indijustó. Que estaba viendo venir,
Yo me quise corregir,
PICARDIA 864 A la mulata miré
Una vez que iba bailando, Y otra vez volví a decir:
XXI Porque estaba el calzón roto, "Artículos de Santa Fe".
Armaron tanto alboroto
856 Que me hicieron perder pie; 873
- Voy a contarles mi historia De la cuerda me largué Sin dificultá ninguna
(Perdónenme tanta charla) , Y casi me descogotó. Rezaba todito el día,
y les diré al principiarla, Y a la noche no podía
Aunque es triste hacerlo ansí: 865 Ni con un trabajo inmenso;
A mi madre la perdí Ansí me encontre de nuevo Es por eso que yo pienso
Antes de saber llorarla. Sin saber dónde meterme, Que alguno me tentaría.
Y ya pensaba volverme
857 Cuando, por fortuna mía, 874
Me quedé en el desamparo, Me salieron unas tías Una noche de tormenta
Y al hombre que me dió el ser Que quisieron recogerme. Vi a la parda y me entró chucho;
No lo pude conocer; Los ojos -me asusté mucho-
Ansí, pues, dende chiquito, 866 Eran como refocilo:
Volé como el pajarito Con aquella parentela, Al nombrar a San Camilo,
En busca de qué comer. Para mí desconocida, Le dije San Camilucho.
Me acomodé ya en seguida,
858 Y eran muy buenas señoras; 875
O por causa del servicio, Pero las más rezadoras Esta me da con el pie,
Que tanta gente destierra, Que he visto en toda mi vida. Aquella otra con el codo:
O por causa de la guerra, ¡Ah, viejas, por ese modo,
Que es causa bastante seria, 867 Aunque de corazón tierno,
Los hijos de la miseria Con el toque de oración Yo las mandaba al infierno
Son muchos en esta tierra. Ya principiaba el rosario; Con oraciones y todo!
Noche a noche un calendario
859 Tenían ellas que decir, 876
Ansí, por ella empujado, Y a rezar solían venir Otra vez, que como siempre
No sé las cosas que haría, Muchas de aquel vecindario. La parda me perseguía,
Y aunque con verguenza mía, Cuando yo acordé, mis tías
Debo hacer esta alvertencia: 868 Me habían sacao un mechón
Siendo mi madre Inocencia, Lo que allí me aconteció Al pedir la estirpación
Me llamaban Picardía. Siempre lo he de recordar, De todas las herejías.
Pues me empiezo a equivocar

M tí Fi II
877 890
Aquella parda maldita El contrario abre los suyos,
Me tenía medio afligido, Pero nada ve el que es ciego:
Y ansí; me había sucedido Dandole soga, muy luego
Que, al decir "estirpación", Se deja pescar el tonto;
Le acomodé "entripación" Todo chapetón cre pronto
Y me cayeron sin ruido. Que sabe mucho en el juego.

878 891
El recuerdo y el dolor Hay hombres muy inocentes
Me duraron muchos días; Y que a las carpetas van;
Soñe con las herejías Cuando azariados están
Que andaban por estirpar -Les pasa infinitas veces-
Y pedía siempre al rezar Pierden en puertas y en treses,
La estirpación de mis tías. Y dándoles mamarán.

879 892
Y dale siempre rosarios, El que no sabe no gana
Noche a noche sin cesar; Aunque ruegue a Santa Rita;
Dale siempre barajar En la carpeta a un mulita
Salves, trisagios y credos; Se le conoce al sentarse,
Me aburrí de esos enriedos Y conmigo era matarse:
Y al fin me mandé mudar. No podían ni a la manchita.

893
En el nueve y otros juegos
XXII Llevo ventaja y no poca,
Y siempre que dar me toca
885 El mal no tiene remedio,
880
Con un socio que lo entiende Porque sé sacar del medio
Anduve como pelota,
Se arman partidas muy güenas; Y sentar la de la boca.
Y más pobre que una rata: Queda allí la plata ajena,
Cuando empecé a ganar plata
Quedan prendas y botones: 894
Se armó no sé que barullo:
Siempre cain a esas riuniones En el truco, al más pintao
Yo dije: A tu tierra, grullo, Zonzos con las manos llenas.
Aunque sea con una pata. Solía ponerlo en apuro;
Cuando aventajar procuro,
886 Sé tener, como fajadas,
881 Hay muchas trampas legales,
Eran duros y bastantes Tiro a tiro el as de espadas,
Recursos del jugador; O flor, o envite siguro.
Los años que allá pasaron;
No cualquiera es sabedor
Con lo que ellos me enseñaron A lo que un naipe se presta:
Formaba mi capital; 895
Con una cincha bien puesta Yo sé defender mi plata
Cuanto vine, me enrolaron
Se la pega uno al mejor. Y lo hago como el primero:
En la Guardia Nacional.
El que ha de jugar dinero
887 Preciso es que no se atonte;
882
Deja a veces ver la boca, Si se armaba una de monte,
Me habia ejercitao al naipe, Haciendo el que se descuida;
El juego era mi carrera; Tomaba parte el fondero.
Juega el otro hasta la vida
Hice alianza verdadera
Y es siguro que se ensarta, 896
Y arreglé una trapisonda Porque uno muestra una carta
Con el dueño de una fonda Un pastel, como un paquete,
Y tiene otra prevenida. Se llevarlo con limpieza;
Que entraba en la peladera.
Dende quc a salir empiezan
888 No hay carta que no recuerde;
883
Al monte, las precauciones Sé cuál se gana o se pierde
Me ocupaba con esmero
No han de olvidarse jamás; En cuanto cain en la mesa.
En floriar una baraja; Debe afirmarse además
El la guardaba en la caja
Los dedos para el trabajo, 897
En paquetes, como nueva;
Y buscar asiento bajo También por estas jugadas
Y la media arroba lleva Que le dé la luz de atrás.
Quien conoce la ventaja. Suele uno verse en aprietos;
Mas yo no me comprometo
889 Porque sé hacerlo con arte,
884 Pa tayar, tome la luz;
Comete un error inmenso Y aunque les corra el descarte
Dé la sombra al alversario; No se descubre el secreto.
Quien de la suerte presuma;
Acomódese al contrario
Otro mas hábil lo fuma, En todo juego cartiao:
En un dos por tres lo pela, 898
Tener ojo ejercitao Si me llamaban al dao,
Y lo larga que no vuela,
Es siempre muy necesario. Nunca me solía faltar
Porque le falta una pluma.
Un cargado que largar,

M tí Fi II
Un cruzao para el mas vivo, Y a mí me seguía la pista 915
Y hasta atracarles un chivo Un ñato muy enredista Era todo en el Juzgao,
Sin dejarlos maliciar. Que era Oficial de partida. Y como que se achocó,
Ahi no más me contestó:
899 907 "Cuanto el caso se presiente
Cargaba bien una taba, Se me presentó a esigir Te he de hacer tomar caliente,
Porque la sé manejar; La multa en que había incurrido, Y has de saber quién soy yo."
No era manco en el billar, Que el juego estaba prohibido,
Y por fin de lo que esplico, Qus iba a llevarme al cuartel
Digo que hasta con pichicos Tuve que partir con él
Era capaz de jugar. Todo lo que había alquirido.

900 908
Es un vicio de mal fin Empecé a tomarlo entre ojos
El de jugar, no lo niego; Por esa albitrariedá;
Todo el que vive del juego Yo había ganao, es verdá,
Anda a la pesca de un bobo, Con recursos, eso sí;
Y es sabido que es un robo Pero el me ganaba a mí
Ponerse a jugarle a un ciego. Fundao en su autoridá.

901 909
Y esto digo claramente Decían que por un delito
Porque he dejao de jugar; Mucho tiempo anduvo mal;
Y le puedo asigurar, Un amigo servicial
Como que fuí del oficio: Lo compuso con el Juez,
Más cuesta aprender un vicio Y poco tiempo después
Que aprender a trabajar. Lo pusieron de Oficial.

910
En recorrer el partido
XXIII Continuamente se empleaba;
Ningún malevo agarraba,
902 Pero traia en un carguero
Un nápoles mercachifle Gallinas, pavos, corderos
Que andaba con un arpista, Que por ahi recoletaba.
Cayó también en la lista
Sin dificultá ninguna: 911
Lo agarré a la treinta y una No se debía permitir
Y le daba bola vista. El abuso a tal estremo.
Mes a mes hacía lo mesmo,
903 Y ansí decía el vecindario:
Se vino haciendo el chiquito, "Este ñato perdulario
Por sacarme esa ventaja; Ha resucitao el diezmo."
En el pantano se encaja,
Aunque robo se le hacía; 912
Lo cegó Santa Lucía La echaba de guitarrero
Y desocupó las cajas. Y hasta de concertador:
Sentao en el mostrador
904 Lo hallé una noche cantando
¡Lo hubieran visto afligido Y le dije: "Co...mo...quiando
Llorar por las chucherías! Con ganas de oir un cantor."
"Me gañao con picardía",
Decía el gringo y lagrimiaba, 913
Mientras yo en un poncho alzaba Me echó el ñato una mirada
Todita su mercheria. Que me quiso devorar,
Mas no dejó de cantar 916
905 Y se hizo el desentendido; Por causa de una mujer
Quedó allí aliviao del peso Pero ya había conocido Se enredó más la cuestión;
Sollozando sin consuelo; Que no lo podía pasar. Le tenía el ñato afición;
Había caido en el anzuelo, Ella era mujer de ley,
Tal vez porque era domingo, 914 Moza con cuerpo de güey,
Y esa calidá de gringo Una tarde que me hallaba Muy blanda de corazón.
No tiene santo en el cielo. De visita... vino el ñato,
Y para darle un mal rato 917
906 Dije juerte: "Ña...to...ribia, La hallé una vez de amasijo;
Pero poco aproveché No cebe con la agua tibia", Estaba hecha un embeleso,
De fatura tan lucida; Y me la entendió el mulato. Y le dije: "Me intereso
El diablo no se descuida, En aliviar sus quehaceres,

M tí Fi II
Y ansí, señora, si quiere Has de votar por la lista Unos cuantos infelices
Yo le arrimaré los güesos." Que ha mandao el Comiqué." Que entraron en la voltiada.

918 926 934


Estaba el ñato presente Me dió verguenza de verme Decía el ñato con soberbia:
Sentado como de adorno; Tratado de esa manera; ¡Esta es una gente indina!
Por evitar un trastorno Y como si uno se altera Yo los rodié a la sordina:
Ella, al ver que se dijusta, Ya no es fácil que se ablande, No pudieron escapar;
Me contestó: "Si usté gusta, Le dije: "Mande el que mande, Y llevaba orden de arriar
Arrímelos junto al horno." Yo he de votar por quien quiera. Todito lo que camina."

919 927 935


Ahi se enredó la madeja "En las carpetas de juego Cuando vino el Comendante
Y su enemistá conmigo; Y en la mesa eletoral, Dijeron: "¡Dios nos asista!"
Se declaró mi enemigo, A todo hombre soy igual, Llegó les clavó la vista
Y, por aquel cumplimiento, Respeto al que me respeta, (Yo estaba haciendome el zonzo);
Ya sólo buscó el momento Pero el naipe y la boleta Le echó a cada uno un responso
De hacerme dar un castigo. Naides me lo ha de tocar." Y ya lo plantó en la lista.

920 928 936


Yo vía que aquel maldito Ahi no más ya me cayó "¡Cuadráte!", le dijo a un negro.
Me miraba con rencor, A sable la polecía; "Te estás haciendo el chiquito,
Buscando el caso mejor Aunque era una picardía Cuando sos el más maldito
De poderme echar el pial; Me decidí a soportar, Que se encuentra en todo el pago.
Y no vive más el lial Y no los quise peliar Un servicio es el que te hago,
Que lo que quiere el traidor. Por no perderme ese día. Y por eso te remito."

921 929 A OTRO


No hay matrero que no caiga, Atravesao me agarró 937
Ni arisco que no se amanse; Y se aprovechó aquel ñato; "Vos no cuidás tu familia
Ansí, yo, dende aquel lance, Dende que sufrí ese trato Ni le das los menesteres;
No salía de algún rincón, No dentro donde no quepo; Visitás otras mujeres,
Tirao como el San Ramón Fi a jinetiar en el cepo Y es preciso, calavera,
Después que se pasa el trance. Por cuestión de candilatos. Que aprendás en la frontera
A cumplir con tus deberes."
930
Injusticia tan notoria A OTRO
XXIV No la soporté de flojo; 938
Una venda de mis ojos "Vos también sos trabajoso;
922 Vino el suceso a voltiar: Cuando es preciso votar
Me le escapé con trabajo Vi que teníamos que andar Hay que mandarte llamar
En diversas ocasiones; Como perro con tramojo. Y siempre andás medio alzao;
Era de los adulones; Sos un desubordinao,
Me puso mal con el Juez; 931 Y yo te voy a filiar."
Hasta que al fin una vez Dende equellas eleciones
Me agarró en las eleciones. Se siguió el batiburrillo; A OTRO
Aquél se volvió un ovillo 939
923 Del que no había ni noticia, "¿Cuánto tiempo hace que vos
Ricuerdo que esa ocasión ¡Es señora la justicia... Andás en este partido?
Andaban listas diversas; Y anda en ancas del mas pillo! ¿Cuantas veces has venido
Las opiniones dispersas A la citación del Juez?
No se podían arreglar: No te he visto ni una vez:
Decían que el Juez, por triunfar, Has de ser algún perdido."
Hacía cosas muy perversas. XXV
A OTRO
924 932 940
Cuando si riunió la gente Después de muy pocos dias, "Este es otro barullero
Vino a proclamarla el ñato, Tal vez por no dar espera Que pasa en la pulpería
Diciendo con aparato Y que alguno no se juera, Predicando noche y día
"Que todo andaría mal, Hicieron citar la gente, Y anarquizando a la gente:
Si pretendía cada cual Pa riunir un contingente Irás en el contingente
Votar por un candilato." Y mandar a la frontera. Por tamaña picardía."

925 933 A OTRO


Y quiso al punto quitarme Se puso arisco el gauchaje: 941
La lista que yo llevé, La gente está acobardada; "Dende la anterior remesa
Mas yo se la mesquiné, Salió la partida armada Vos andás medio perdido;
Y ya me gritó: "¡Anarquista! Y trujo como perdices La autoridá no ha podido

M tí Fi II
Jamás hacerte votar: Les dijo: "Tengan pacencia El guapo Sargento Cruz.
Cuando te mandan llamar Pues yo no puedo hacer nada."
Te pasás a otro partido." 958
950 Yo conocía bien su historia
A OTRO Ante aquella autoridá Y la tenía muy presente:
942 Permanecían suplicantes, Sabía que Cruz, bravamente,
"Vos siempre andas de florcita: Y, después de hablar bastante, Yendo con una partida,
No tenés renta ni oficio; "Yo me lavo"; dijo el Juez, Había jugado la vida
No has hecho ningún servicio; "Como Pilatos los pies: Por defender a un valiente.
No has votado ni una vez. Esto lo hace el Comendante."
¡Marchá!... para que dejés 959
De andar haciendo perjuicio." 951 Y hoy ruego a mi Dios piadoso
De ver tanto desamparo Que lo mantenga en su gloria;
A OTRO El corazón se partía; Se ha de conservar su historia
943 Había madre que salía En el corazón del hijo;
"Dame vos tu papeleta: Con dos; tres hijos o más, El al morir me bendijo
Yo te la voy a tener. Por delante y por detrás, Yo bendigo su memoria.
Esta queda en mi poder; Y las maletas vacías.
Despúes la recogerás, 960
Y ansí, si te resertás, 952 Yo juré tener enmienda
Todos te puedan prender." "¿Dónde irán?", pensaba yo, Y lo conseguí de veras;
"¿A perecer de miseria? Puedo decir ande quiera
A OTRO Las pobres, si de esta feria Que, si faltas he tenido,
944 Hablan mal, tienen razón; De todas me he corregido
"Vos, porque sos ecetuao, Pues hay bastante materia Dende que supe quién era.
Ya te querés sulevar; Para tan justa aflición."
No vinistes a votar 961
Cuando hubieron eleciones; El que sabe ser güen hijo
No te valdrán ececiones: XXVI A los suyos se parece;
¡Yo te voy a enderezar! " Y aquel que a su lado crece
953 Y a su padre no hace honor,
945 Cuando me llegó mi turno Como castigo merece
Y a éste por este motivo Dije entre mí: "Ya me toca", De la desdicha el rigor.
Y a otro por otra razón, Y aunque mi falta era poca
Toditos, en conclusión, No sé por que me asustaba; 962
Sin que escapara ninguno, Les asiguro que estaba Con un empeño costante
Jueron pasando uno a uno Con el Jesús en Ia boca. Mis faltas supe enmendar;
A juntarse en un rincón. Todo conseguí olvidar,
954 Pero, por desgracia mía,
946 Me dijo que yo era un vago, El nombre de Picardía
Y allí las pobres hermanas, Un jugador, un perdido; No me lo pude quitar.
Las madres y las esposas Que dende que fí al partido
Redamaban cariñosas Andaba de picaflor; 963
Sus lágrimas de dolor; Que había de ser un bandido Aquel que tiene güen nombre
Pero gemidos de amor Como mi antesucesor. Muchos dijustos se ahorra,
No remedian estas cosas. Y entre tanta mazamorra
955 No olviden esta alvertencia:
947 Puede que uno tenga un vicio Aprendí por esperencia
Nada importa que una madre Y que de él no se reforme, Que el mal nombre no se borra.
Se desespere o se queje, Mas naides esta conforme
Que un hombre a su mujer deje Con recebir ese trato:
En el mayor desamparo; Yo conocí que era el ñato XXVII
Hay que callarse, o es claro Quien le había dao los informes.
Que lo quiebran por el eje. 964
956 He servido en la frontera
948 Me dentro curiosidá, En un cuerpo de milicias;
Dentran despúes a empeñarse Al ver que de esa manera No por razón de justicia
Con este o aquel vecino; Tan siguro me dijera Como sirve cualesquiera.
Y, como en el masculino, Que jué mi padre un bandido;
El que menos corre, vuela, Luego, lo habrá conocido, 965
Deben andar con cautela Y yo inoraba quien era. La bolilla me tocó
Las pobres, me lo imagino. De ir a pasar malos ratos
957 Por la facultá del ñato,
949 Me empeñé en aviriguarlo; Que tanto me persiguió.
Muchas al Juez acudieron, Promesas hice a Jesús;
Por salvar de la jugada; Tuve por fin una luz 966
El les hizo una cuerpiada, Y supe con alegría Y sufrí en aquel infierno
Y, por mostrar su inocencia, Que era el autor de mis días Esa dura penitencia,

M tí Fi II 6
Por una malaquerencia 972 Se la vuelven a quitar:
De un oficial subalterno. Andan como pordioseros Poncho, caballo, recao,
Sin que un peso los alumbre, Todo tiene que dejar.
967 Porque han tomao la costumbre
No repetiré las quejas De deberle años enteros. 984
De lo que se sufre allá: Y esos pobres infelices,
Son cosas muy dichas ya 973 Al volver a su destino,
Y hasta olvidadas, de viejas. Siempre hablan de lo que cuesta; Salen como unos Longinos
Que allá se gasta un platal: Sin tener con que cubrirse.
968 ¡Pues yo no he visto ni un rial
Siempre el mesmo trabajar, En lo que duró la fiesta! 985
Siempre el mesmo sacrificio, A mí me daba congojas
Es siempre el mesmo servicio, 974 El mirarlos de ese modo,
Y el mesmo nunca pagar. Es servicio estrordinario Pues el más aviao de todos
Bajo el jusil y la vara, Es un perejil sin hojas.
969 Sin que sepamos qué cara
Siempre cubiertos de harapos, Le ha dao Dios al Comisario. 986
Siempre desnudos y pobres, Aura poco ha sucedido,
Nunca le pagan un cobre 975 Con un invierno tan crudo,
Ni le dan jamás un trapo. Pues si va a hacer la revista Largarlos a pie y desnudos
Se vuelve como una bala: Pa volver a su partido.
970 Es lo mesmo que luz mala 987
Sin sueldo y sin uniforme Para perderse de vista; Y tan duro es lo que pasa
Lo pasa uno aunque sucumba: Que, en aquella situación,
Confórmese con la tumba; 976 Les niegan un mancarrón
Y si no... no se conforme. Y de yapa cuando va, Para volver a su casa.
Todo parece estudiao:
971 Van con meses atrasaos 988
Pues si usté se ensoberbece De gente que ya no está; ¡Lo tratan como a un infiel!
O no anda muy voluntario, Completan su sacrificio
Le aplican un novenario 977 No dándole ni un papel
De estacas... que lo enloquecen. Pues si adrede que lo hagan, Que acredite su servicio.
Podrán hacerlo mejor:
Cuando cai, cai con la paga 989
Del contingente anterior; Y tiene que regresar
Más pobre de lo que jué;
978 Por supuesto, a la mercé
Porque son como sentencia Del que lo quiere agarrar.
Para buscar al ausente,
Y el pobre que está presente 990
Que perezca en la endigencia; Y no averigüe después
De los bienes que dejó:
979 De hambre, su mujer vendió
Hasta que, tanto aguantar por dos lo que vale diez.
El rigor con que lo tratan
O se resierta, o lo matan, 991
O lo largan sin pagar. Y como están convenidos
A jugarle manganeta,
980 A reclamar no se meta,
De ese modo es el pastel, Porque ése es tiempo perdido.
Porque el gaucho -ya es un hecho-
No tiene ningún derecho, 992
Ni naides vuelve por él. Y luego, si a alguna estancia
A pedir carne se arrima,
981 Al punto le cain encima
¡La gente vive marchita! Con la ley de la vagancia.
Si viera cuando echan tropa:
Les vuela a todos la ropa 993
Que parecen banderitas. Y ya es tiempo, pienso yo,
De no dar más contingente:
982 Si el Gobierno quiere gente,
De todos modos lo cargan, Que la pague y se acabó.
Y al cabo de tanto andar,
Cuando lo largan, lo largan 994
Como pa echarse a la mar. Y saco así en conclusión,
En medio de mi inorancia,
983 Que aquí el nacer en estancia
Si alguna prenda le han dao Es como una maldición.

M tí Fi II
995 Decían que estaba aprendiendo 1013
Y digo, aunque no me cuadre Pa recebirse de flaire. Decían que estaba de acuerdo
Decir lo que naides dijo: La Bruja y el provedor,
La Provincia es una madre 1006 Y que recebía lo pior;
Que no defiende a sus hijos. Aunque lo pifiaban tanto, Puede ser, pues no era lerdo.
Jamás lo vi dijustao;
996 Tenía los ojos paraos 1014
Mueren en alguna loma Como los ojos de un santo. Que a más en la cantidá
En defensa de la ley, Pegaba otro dentellón,
O andan lo mesmo que el güey, Y que por cada ración
Arando pa que otros coman. Le entregaban la mitá;

997 1015
Y he de decir ansí mismo Y que esto lo hacía del modo
Porque de adentro me brota Como lo hace un hombre vivo:
Que no tiene patriotismo Firmando luego el recibo,
Quien no cuida al compatriota. Ya se sabe, por el todo.

1016
Pero esas murmuraciones
XXVIII No faltan en campamento.
Déjenme seguir mi cuento,
998 O historia de las raciones.
Se me va por donde quiera
Esta lengua del demonio. 1017
La Bruja las recebía,
Voy a darles testimonio Como se ha dicho, a su modo;
De lo que vi en la frontera. Las cargabamos, y todo
Se entriega en la Mayoría.
999
Yo sé que el único modo, 1018
A fin de pasarlo bien, Sacan allí en abundancia
Ee decir a todo: Amén, Lo que les toca sacar,
Y jugarle risa a todo. 1007 Y es justo que han de dejar
Muy delicao, dormía en cuja; Otro tanto de ganancia.
1000 Y no sé por qué sería,
El que no tiene colchón La gente lo aborrecía 1019
En cualquier parte se tiende: Y le llamaban La Bruja. Van luego a la compañía;
El gato busca el jogón Las recibe el Comendante,
Y ese es mozo que lo entiende. 1008 El que, de un modo abundante,
Jamás hizo otro servicio Sacaba cuanto quería.
1001 Ni tuvo mas comisiones
De aquí comprenderse debe, Que recebir las raciones 1020
Aunque yo hable de este modo, De víveres y de vicios. Ansí la cosa liviana
Que uno busca su acomodo Va mermada, por supuesto;
Siempre lo mejor que puede. 1009 Luego se le entrega el resto
Yo me pasé a su jogón Al oficial de semana.
1002 Al punto que me sacó, Araña, ¿quien te arañó?
Lo pasaba como todos Y ya con el me llevó Otra araña como yo.
Este pobre penitente; A cumplir su comisión.
Pero salí de asistente, 1021
Y mejoré en cierto modo; 1010 Este le pasa al sargento
Estos diablos de milicos Aquello tan reducido,
1003 De todo sacan partido: Y, como hombre prevenido,
Pues aunque esas privaciones Cuando nos vían riunidos Saca siempre con aumento.
Causen desesperación, Se limpiaban los hocicos.
Siempre es mejor el jogón 1022
De aquel que carga galones. 1011 Esta relación no acabo
Y decían en los jogones Si otra menudencia ensarto,
1004 Como por chocarrería: El sargento llama al cabo
De entonces en adelante "Con la Bruja y Picardía Para encargarle el reparto.
Algo logré mejorar, Van a andar bien las raciones."
Pues supe hacerme lugar 1023
Al lado del ayudante. 1012 El también saca primero
A mí no me jué tan mal, Y no se sabe turbar:
1005 Pues mi oficial se arreglaba; Naides le va a aviriguar
El se daba muchos aires: Les diré lo que pasaba Si ha sacado más o menos.
Pasaba siempre leyendo; Sobre este particuIar.

M tí Fi II 8
1024 Como la encuentra la deja. Quien no está de tentaciones.
Y sufren tanto bocao
Y hacen tantas estaciones, 1036
Que ya casi no hay raciones Y se hallan hombres tan malos
Cuando llegan al soldao. Que dicen de güena gana:
"El gaucho es como la lana:
1025 Se limpia y compone a palos."
¡Todo es como pan bendito!
Y sucede de ordinario 1037
Tener que juatarse varios Y es forzoso el soportar
Para hacer un pucherito. Aunque la copa se enllene;
Parece que el gaucho tiene
1026 Algún pecao que pagar.
Dicen que las cosas van
Con arreglo a la ordenanza.
¡Puede ser! pero no alcanzan; XXIX
¡Tan poquito es lo que dan!
1027 1038
Algunas veces, yo pienso, Esto cantó Picardía
Y es muy justo que lo diga, Y después guardó silencio,
Solo llegaban las migas Mientras todos celebraban
Que habían quedao en los lienzos. Con placer aquel encuentro.
Mas una casualidá
1028 Y esplican aquel infierno -Como que nunca anda lejos-
En que uno está medio loco Entre tanta gente blanca
Diciendo gue dan tan poco Llevó tambien un moreno,
Porque no paga el Gobierno. Presumido de cantor 1041
Y que se tenía por güeno. A un cantor le llaman güeno
1029 Y como quien no hace nada, Cuando es mejor que los piores;
Pero eso yo no lo entiendo, O se descuida de intento, Y sin ser de los mejores,
Ni a aviriguarlo me meto; Pues siempre es muy conocido Encontrándose dos juntos,
Soy inorante completo Todo aquel que busca pleito, Es deber de los cantores
Nada olvido y nada apriendo. Se sentó con toda calma, El cantar de contrapunto.
Echo mano al estrumento
1030 Y ya le pegó un ragido: 1042
Tiene uno que soportar Era fantástico el negro; El hombre debe mostrarse
El tratamiento mas vil: Y para no dejar dudas, Cuando la ocasión le llegue;
A palos en lo civil Medio se compuso el pecho. Hace mal el que se niegue,
A sable en lo militar. Todo el mundo conoció Dende que lo sabe hacer;
La intención de aquel moreno: Y muchos suelen tener
1031 Era claro el desafío Vanagloria en que los rueguen.
El vistuario es otro infierno; Dirigido a Martín Fierro,
Si lo dan, llega a sus manos Hecho con toda arrogancia, 1043
En invierno el de verano, De un modo muy altanero. Cuando mozo fuí cantor
Y en el verano el de invierno. Tomó Fierro la guitarra, (Es una cosa muy dicha);
Pues siempre se halla dispuesto, Mas la suerte se encapricha
1032 Y ansí cantaron los dos, Y me persigue costante:
Y yo el motivo no encuentro En medio de un gran silencio. De ese tiempo en adelante
Ni la razón que esto tiene, Canté mis propias desdichas.
Mas dicen que eso ya viene
Arreglao dende adentro. XXX 1044
Y aquellos años dichosos
1033 MARTIN FIERRO Trataré de recordar;
Y es necesario aguantar Veré si puedo olvidar
El rigor de su destino; 1039 Tan desgraciada mudanza,
El gaucho no es argentino Mientras suene el encordao, Y quien se tenga confianza
Sino pa hacerlo matar. Mientras encuentre el compás Tiemple, y vamos a cantar.
Yo no he de quedarme atrás
1034 Sin defender la parada, 1045
Ansi ha de ser, no lo dudo; Y he jurado que jamás Tiemple y cantaremos juntos;
Y por eso decía un tonto: Me la han de llevar robada. Trasnochadas no acobardan.
"Si los han de matar pronto, Los concurrentes aguardan,
Mejor es que estén desnudos," 1040 Y porque el tiempo no pierdan,
Atiendan, pues, los oyentes Haremos gemir las cuerdas
1035 Y cáyense los mirones; Hasta que las velas no ardan.
Pues esa miseria vieja A todos pido perdones,
No se remedia jamás; Pues a la vista resalta 1046
Todo el que viene detrás Que no está libre de falta Y el cantor que se presiente,

M tí Fi II
Que tenga o no quien lo ampare, Del verano y del invierno; Cuál es el canto del cielo.
No espere que yo dispare Sé también de donde salen
Aunque su saber sea mucho: Las aguas que cain del cielo. EL MORENO
Vamos en el mesmo pucho
A prenderle hasta que aclare. 1055 1063
Yo sé lo gue hay en la tierra Cuentan que de mi color
1047 En llegando al mesmo centro; Dios hizo al hombre primero,
Y seguiremos si gusta En dónde se encuentra el oro, Más los blancos altaneros,
Hasta que se vaya el día; En dónde se encuentra el fierro Los mesmos que lo convidan,
Era la costumbre mía Y en dónde viven bramando Hasta de nombrarlo olvidan
Cantar las noches enteras: Loe volcanes que echan juego. Y sólo le llaman negro.
Había entonces, donde quiera,
Cantores de fantasía. 1056 1064
Yo sé del fondo del mar Pinta el blanco negro al diablo,
1048 Donde los pejes nacieron; Y el negro, blanco lo pinta;
Y si alguno no se atreve Yo sé por que crece el árbol, Blanca la cara o retinta
A seguir la caravana, Y por que silban los vientos: No habla en contra ni en favor:
O si cantando no gana, Cosas que inoran los blancos De los hombres el Criador
Se lo digo sin lisonja: Las sabe este pobre negro. No hizo dos clases distintas.
Haga sonar una esponja
O ponga cuerdas de lana. 1057 1065
Yo tiro cuando me tiran; Y después de esta alvertencia
EL MORENO Cuando me aflojan, aflojo; Que al presente viene al pelo,
No se ha de morir de antojo Veré, señores, si puedo,
1049 Quien me convide a cantar; Sigún mi escaso saber,
Yo no soy, señores míos, Para conocer a un cojo Con claridá responder
Sino un pobre guitarrero, Lo mejor es verlo andar. Cuál es el canto del cielo.
Pero doy gracias al Cielo 1066
Porque puedo, en la ocasión, 1058 Los cielos lloran y cantan
Toparme con un cantor Y si una falta cometo Hasta en el mayor silencio:
Que esperimente a este negro. En venir a esta riunión, Lloran al cair el rocío
Echándola de cantor, Cantan al silbar los vientos
1050 Pido perdón en voz alta Lloran cuando cain las aguas.
Yo también tengo algo blanco, Pues nunca se halla una falta Cantan cuando brama el trueno.
Pues tengo blancos los dientes; Que no esista otra mayor.
Sé vivir entre las gentes
Sin que me tengan en menos: 1059
Quien anda en pagos ajenos De lo que un cantor esplica
Debe ser manso y prudente. No falta qué aprovechar
Y se le debe escuchar
1051 Aunque sea negro el que cante:
Mi madre tuvo diez hijos, Apriende el que es inorante,
Los nueve muy regulares; Y el que es sabio, apriende más.
Tal vez por eso me ampare
La Providencia divina: 1060
En los güevos de gallina Bajo la frente mas negra
El décimo es el mas grande. Hay pensamiento y hay vida.
La gente escuche tranquila,
1052 No me haga ningún reproche:
El negro es muy amoroso, Tambien es negra la noche
Aunque de esto no hace gala; Y tiene estrellas que brillan.
Nada a su cariño iguala
Ni a su tierna voluntá; 1061
Fs lo mesmo que el macá: Estoy, pues, a su mandao;
Cría los hijos bajo el ala. Empiece a echarme la sonda,
Si gusta que le responda,
1053 Aunque con lenguaje tosco:
Pero yo he vivido libre En leturas no conozco
Y sin depender de naides; La jota, por ser redonda.
Siempre he cruzado los aires
Como el pájaro sin nido; MARTIN FIERRO
Cuanto se lo he aprendido
Porque me lo enseñó un flaire. 1062 MARTIN FIERRO
¡Ah, negro!, si sos tan sabio
1054 No tengás ningun recelo 1067
Y sé como cualquier otro Pero has tragao el anzuelo Dios hizo al blanco y al negro
El porqué retumba el trueno; Y al compás del estrumento Sin declarar los mejores;
Por qué son las estaciones Has de decirme al momento Les mandó iguales dolores

M tí Fi II
Bajo de una mesma cruz; Para ganar esta apuesta; 1083
Mas también hizo la luz Mucho el contestar me cuesta. Y el consejo del prudente
Pa distinguir los coIores. Pero debo contestar; No hace falta en la partida;
Yoy a decir en respuesta Siempre ha de ser comedida
1068 Cuál es el canto del mar. La palabra de un cantor.
Ansi, ninguno se agravie; Y aura quiero que me digas
No se trata de ofender, 1076 De dónde nace el amor.
A todo se ha de poner Cuando la tormenta brama,
El nombre con que se llama, El mar, que todo lo encierra, EL MORENO
Y a naides le quita fama Canta de un modo que aterra,
Lo que recibio al nacer. Corno si el mundo temblara: 1084
Parece que se quejara A pregunta tan escura
1069 De que lo estreche la tierra. Trataré de responder,
Y ansí me gusta un cantor Aunque es mucho pretender
Que no se turba ni yerra; MARTIN FIERRO De un pobre negro de estancia,
Y si en tu saber se encierra Mas conocer su inorancia
El de los sabios projundos; 1077 Es principio del saber.
Decíme cual en el mundo Toda tu sabiduría
Es el canto de la tierra. Has de mostrar esta vez; 1085
Ganarás sólo que estés Ama el pájaro en los aires
EL MORENO En baca con algún santo. Que cruza por donde quiera,
La noche tiene su canto, Y si al fin de su carrera
1070 Y me has de decir cuál es. Se asienta en alguna rama,
Es pobre mi pensamiento, Con su alegre canto llama
Es escasa mi razón, EL MORENO A su amante compañera.
Mas pa dar contestación
Mi inorancia no se arredra: 1078 1086
También da chispas la piedra No galope, que hay aujeros, La fiera ama en su guarida,
Si la golpia el eslabón. Le dijo a un guapo un prudente De la que es rey y señor;
Le contestó humildemente: Allí lanza con juror
1071 La noche por cantos tiene Esos bramidos que espantan,
Y le daré una respuesta Esos ruidos que uno siente Porque las fieras no cantan:
Sigún mis pocos alcances: Sin saber por dónde vienen. Las fieras braman de amor.
Forman un canto en la tierra
El dolor de tanta madre, 1079 1087
El gemir de los que mueren Son los secretos misterios Ama en el fondo del mar
Y el llorar de los que nacen. Que las tinieblas esconden; El pez de lindo color;
Son los ecos que responden Ama el hombre con ardor;
MARTIN FIERRO A la voz del que da un grito; Ama todo cuanto vive:
Como un lamento infinito De Dios vida se recibe,
1072 Que viene no sé de dónde. Y donde hay vida, hay amor.
Moreno, alvierto que trais
Bien dispuesta la garganta; 1080 MARTIN FIERRO
Sos varón, y no me espanta A las sombras sólo el sol
Verte hacer esos primores; Las penetra y las impone; 1088
En los pájaros cantores En distintas direcciones Me gusta, negro ladino,
Solo el macho es el que canta. Se oyen rumores inciertos: Lo que acabás de esplicar;
Son almas de los que han muerto, Ya te empiezo a respetar;
1073 Que nos piden oraciones. Aundue al principio me rei,
Y ya que al mundo vinistes Y te quiero preguntar
Con el sino de cantar, MARTIN FIERRO Lo que entendés por la ley.
No te vayás a turbar,
No te agrandés ni te achiques; 1081 EL MORENO
Es preciso que me expliques Moreno, por tus respuestas
Cuál es el canto del mar. Yo te aplico el cartabón, 1089
Pues tenés desposición Hay muchas dotorerías
EL MORENO Y sos estruido, de yapa: Que yo no puedo alcanzar;
Ni las sombras se te escapan Dende que aprendí a inorar
1074 Para dar esplicación. De ningún saber me asombro,
A los pájaros cantores Mas no ha de llevarme al hombro
Ninguno imitar pretiende; 1082 Quien me convide a cantar.
De un don que de otro depende Pero cumple su deber
Naides se debe alabar, El lial diciendo lo cierto, 1090
Pues la urraca apriende a hablar, Y, por lo tanto, te alvierto Yo no soy cantor ladino
Pero sólo la hembra apriende. Que hemos de cantar los dos, Y mi habilidá es muy poca;
Dejando en la paz de Dios Más cuando cantar me toca
1075 Las almas de los que han muerto. Me defiendo en el combate,
Y ayúdame, ingenio mío, Porque soy como los mates:

M tí Fi II
Sirvo si me abren la boca. EL MORENO 1107
Escuchá con atención
1091 1099 Lo que en mi inorancia arguyo:
Dende que elige a su gusto, No te trabes lengua mía; La medida la inventó
Lo más espinoso elige; No te vayas a turbar; El hombre para bien suyo;
Pero esto poco me aflige Nadie acierta antes de errar,
Y le contesto a mi modo: Y, aunque la fama se juega, 1108
La ley se hace para todos, El que por gusto navega Y la razón no te asombre,
Mas sólo al pobre le rige. No debe temerle al mar. Pues es fácil presumir:
Dios no tenía que medir
1092 1100 Sino la vida del hombre.
La ley es tela de araña Voy a hacerle mis preguntas,
—En mi inorancia lo esplico—. Ya que a tanto nne convida, EL MORENO
No la tema el hombre rico; Y vencerá en la partida
Nunca la tema el que mande; Si una esplicación me da 1109
Pues la ruempe el bicho grande Sobre el tiempo y la medida, Si no falla su saber
Y sólo enrieda a los chicos. El peso y la cantidá. Por vencedor lo confieso;
Debe aprender todo eso
1093 1101
Es la ley como la lluvia: Suya sera la vitoria
Nunca puede ser pareja; Si es que sabe contestar;
El que la aguanta se queja, Se lo debo declarar
Pero el asunto es sencillo: Con claridá, no se asombre,
La ley es como el cuchillo: Pues hasta aura ningún hombre
No ofiende a quien lo maneja. Me lo ha sabido esplicar.

1094 1102
Le suelen llamar espada Quiero saber y lo inoro,
Y el nombre le viene bien; Pues en mis libros no está
Los que la gobiernan ven -Y su respuesta vendrá
A dónde han de dar el tajo: A servirme de gobierno-,
Le cai al que se halla abajo Para que fin el Eterno
Y corta sin ver a quién. Ha criado la cantidá.

1095 MARTIN FIERRO


Hay muchos que son dotores,
Y de su cencia no dudo; 1103
Mas yo soy un negro rudo Moreno, te dejas cair
Y aunque de esto poco entiendo, Como carancho en su nido;
Estoy diariamente viendo Ya veo que sos prevenido,
Que aplican la del embudo. Mas también estoy dispuesto;
Veremos si te contesto
MARTIN FIERRO Y si te das por vencido.

1096 1104
Moreno, vuelvo a decirte: Uno es el sol, uno el mundo,
Ya conozco tu medida; Sola y única es la luna
Has aprovechao la vida, Ansí han de saber que Dios
Y me alegro de este encuentro; No crió cantidá ninguna.
Ya veo que tenés adentro
Capital pa esta partida. 1105
El ser de todos los seres
1097 Solo formo la unidá;
Y aura te voy a decir; Lo demás lo ha criado el hombre
Porque en mi deber está Después que aprendió a contar.
(Y hace honor a la verdá
Quien a la verdá se duebla) EL MORENO
Que sos por juera tinieblas
Y por dentro claridá. 1106
Verernos si a otra pregunta
1098 Da una respuesta cumplida:
No ha de decirse jamás EI ser que Ha criado la vida
Que abusé de tu pacencia, Lo ha de tener en su archivo,
Y en justa correspondencia, Mas yo inoro que motivo
Si algo querés preguntar, Tuvo al formar la medida.
Podés al punto empezar,
Pues ya tenés mi licencia. MARTIN FIERRO

M tí Fi II
Y sin que tu lengua yerre, Quien no nace para el cielo
Quien a cantar se dedique; Me has de decir lo que empriende; De balde es que mire arriba.
Y aura quiero que me esplique El que del tiempo depende,
La que significa el peso. En los meses que train erre. 1127
Y suplico a cuantos me oigan
MARTIN FIERRO EL MORENO Que me permitan decir
Que, al decidirme a venir,
1110 1119 No sólo jué por cantar,
Dios guarda entre sus secretos De la inorancia de naides Sino porque tengo a más
El secreto que eso encierra, Ninguno debe abusar; Otro deber que cumplir.
Y mandó que todo peso Y aunque me puede doblar
Cayera siempre en la tierra; Todo el que tenga más arte, 1128
No voy a ninguna parte Ya saben que de mi madre
1111 A dejarme machetiar. Jueron diez los que nacieron,
Y sigún compriendo yo, Mas ya no esiste el primero
Dende que hay bienes y males, 1120 Y mas querido de todos:
Jué el peso para pesar He reclarao que en leturas Murió por injustos modos
Las culpas de los mortales. Soy redondo como jota; A manos de un pendenciero.
No avergüence mi redota,
EL MORENO Pues con claridá le digo: 1129
No me gusta que conmigo Los nueve hermanos restantes
1112 Naides juegue a la pelota. Como güerfanos quedamos;
Si responde a esta pregunta Dende entonces lo lloramos
Tengase por vencedor 1121 Sin consuelo, creanmeló,
(Doy la derecha al mejor); Es güena ley que el más lerdo Y al hombre que lo mató,
Y respóndame al momento: Debe perder la carrera; Nunca jamás lo encontramos.
¿Cuándo formó Dios el tiempo Ansí le pasa a cualquiera,
Y por que lo dividió? Cuando en competencia se halla 1130
Un cantor de media talla Y queden en paz los güesos
MARTIN FIERRO con otro de talla entera. De aquel hermano querido;
A moverlos no he venido,
1113 1122 Mas, si el caso se presienta,
Moreno, voy a decir, ¿No han visto en medio del campo Espero en Dios que esta cuenta
Sigún mi saber alcanza: Al hombre que anda perdido, Se arregle como es debido.
El tiempo sólo es tardanza Dando güeltas afligido,
De lo que está por venir; Sin saber donde rumbiar 1131
Ansí le suele pasar Y si otra ocasión payamos
1114 A un pobre cantor vencido. Para que esto se complete,
No tuvo nunca principio Por mucho que lo respete,
Ni jamás acabará, 1123 Cantaremos, si le gusta,
Porque el tiempo es una rueda. También los árboles crujen Sobre las muertes injustas.
Y rueda es eternidá. Si el ventarrón los azota, Que algunos hombres cometen.
Y si aquí mi queja brota
1115 Con amargura, consiste 1132
Y si el hombre lo divide, En que es muy larga y muy triste Y aquí, pues, señores míos,
Sólo lo hace, en mi sentir, La noche de la redota. Diré, como en despedida,
Por saber lo que ha vivido Que todavía andan con vida
O le resta que vivir. 1124 Los hermanos del dijunto,
Y dende hoy en adelante, Que recuerdan este asunto
1116 Pongo de testigo al Cielo Y aquella muerte no olvidan.
Ya te he dado mis respuestas, Para decir sin recelo
Mas no gana quien despunta; Que, si mi pecho se inflama. 1133
Si tenés otra pregunta No cantaré por la fama Y es misterio tan projundo
O de algo te has olvidao, Sino por buscar consuelo. Lo que está por suceder,
Siempre estoy a tu mandao Que no me debo meter
Para sacarte de dudas. 1125 A echarla aquí de adivino;
Vive ya desesperao Lo que decida el destino
1117 Quien no tiene qué esperar; Después lo habran de saber.
No procedo por soberbia A lo que no ha de durar
Ni tampoco por jactancia, Ningún cariño se cobre; MARTIN FIERRO
Mas no ha de faltar costancia Alegrías en un pobre
Cuando es preciso luchar; Son anuncios de pesar. 1134
Y te convido a cantar Al fin cerrastes el pico
Sobre cosas de la estancia. 1126 Después de tanto charlar;
Y este triste desengaño Ya empezaba a maliciar,
1118 Me durará mientras viva; Al verte tan entonao,
Ansi prepará, moreno, Aunque un consuelo reciba Que traías un embuchao
Cuanto tu saber encierre, Jamás he de alzar el vuelo: Y no lo querías largar.

M tí Fi II
1135 XXXI A procurarse un refugio
Y ya que nos conocemos, Que aliviara su miseria.
Basta de conversación; Y antes de desparramarse
Para encontrar la ocasión 1143 Para empezar vida nueva,
No tienen que darse priesa; Y después de estas palabras En aquella soledá
Ya conozco yo que empieza Que ya la intención revelan, Martín Fierro, con prudencia,
Otra clase de junción. Procurando los presentes A sus hijos y al de Cruz
Que no se armara pendencia, Les habló de esta manera:
1136 Se pusieron de por medio
Yo no sé lo que vendrá; Y la cosa quedó quieta.
Tampoco soy adivino; Martín Fierro y los muchachos,
pero firme en mi camino Evitando la contienda, XXXII
Hasta el fin he de seguir: Montaron y paso a paso,
Todos tienen que cumplir Como el que miedo no lleva, 1144
Con la ley de su destino. A la costa de un arroyo -Un padre que da consejos
Llegaron a echar pie a tierra. Más que padre es un amigo;
1137 Desensillaron los pingos Ansi como tal les digo
Primero jué la frontera Y se sentaron en rueda, Que vivan con precaución:
Por persecución de un juez; Refiriéndose entre sí Naides sabe en que rincón
Los indios jueron después, Infinitas menudencias Se oculta el que es su enemigo.
Y, para nuevos estrenos, Porque tiene muchos cuentos
Aura son estos morenos Y muchos hijos la ausiencia. 1145
Pa alivio de mi vejez. Allí pasaron la noche Yo nunca tuve otra escuela
A la luz de las estrellas, Que una vida desgraciada:
1138 Porque ese es un cortinao No estrañen si en la jugada
La madre echó diez al mundo, Que lo halla uno donde quiera, Alguna vez me equivoco,
Lo que cualquiera no hace, Y el gaucho sabe arreglarse Pues debe saber muy poco
Y tal vez de los diez pase Como ninguno se arregla: Aquel que no aprendió nada.
Con iguales condiciones: El colchón son las caronas,
La mulita pare nones, El lomillo es cabecera, 1146
Todos de la mesma clase. El cojinillo es blandura Hay hombres que de su cencia
Y con el poncho o la jerga; Tienen la cabeza llena;
1139 Para salvar del rocío, Hay sabios de todas menas,
A hombre de humilde color Se cubre hasta la cabeza. Mas digo, sin ser muy ducho:
Nunca sé facilitar; Tiene su cuchillo al lado Es mejor que aprender mucho
Cuando se llega a enojar -Pues la precaución es güena-, El aprender cosas gúenas.
Suele ser de mala entraña: Freno y rebenque a la mano,
Se vuelve como la araña, Y, teniendo el pingo cerca, 1147
Siempre dispuesta a picar. Que pa asigurarlo bien No aprovechan los trabajos
La argolla del lazo entierra Si no han de enseñarnos nada;
1140 —Aunque el atar con el lazo El hombre, de una mirada,
Yo he conocido a toditos Da del hombre mala idea—, Todo ha de verlo al momento:
Los negros mas peliadores; Se duerme ansí muy tranquilo El primer conocimiento
Había algunos superiores Todita la noche entera; Es conocer cuándo enfada.
De cuerpo y de vista... ¡ahijuna! Y si es lejos del camino,
Si vivo, les daré una... Como manda la prudencia, 1148
Historia de las mejores. Mas siguro que en su rancho Su esperanza no la cifren
Uno ronca a pierna suelta Nunca en corazón alguno;
1141 Pues en el suelo no hay chinche En el mayor infortunio
Mas cada uno ha de tirar Y es una cuja camera Pongan su confianza en Dios;
En el yugo en que se vea; Que no ocasiona disputas De los hombres, sólo en uno;
Yo ya no busco peleas, Y que naides se la niega. Con gran precaución en dos.
Las contiendas no me gustan, Ademas de eso, una noche
Pero ni sombras me asustan La pasa uno como quiera, 1149
Ni bultos que se menean. Y las va pasando todas Las faltas no tiene límites
Haciendo la mesma cuenta; Como tienen los terrenos;
1142 Y luego los pajaritos Se encuentran en los mas güenos,
La creia ya desollada, Al aclarar lo dispiertan, Y es justo que les prevenga:
Mas todavía falta el rabo, Porque el sueño no lo agarra Aquel que defetos tenga,
Y por lo visto no acabo A quien sin cenar se acuesta. Disimule los ajenos.
De salir de esta jarana; Ansí, pues, aquella noche
Pues esto es lo que se llama Jué para ellos una fiesta, 1150
Remacharsele a uno el clavo. Pues todo parece alegre Al que es amigo, jamás
Cuando el corazón se alegra. Lo dejen en la estacada,
No pudiendo vivir juntos Pero no le pidan nada
Por su estado de pobreza, Ni lo aguarden todo de el:
Resolvieron separarse Siempre el amigo más fiel
Y que cada cual se juera Es una conducta honrada.

M tí Fi II
1151 Y es gúeno que lo recuerden: 1168
Ni el miedo ni la codicia Si la verguenza se pierde, La sangre que se redama
Es güeno que a uno le asalten, Jamás se vuelve a encontrar. No se olvida hasta la muerte;
Ansi, no se sobresalten La impresión es de tal suerte,
Por los bienes que perezcan; 1160 Que, a mi pesar, no lo niego,
Al rico nunca le ofrezcan Los hermanos sean unidos Cai como gotas de juego
Y al pobre jamás le falten. Porque ésa es la ley primera En la alma dei que la vierte.
Tengan unión verdadera
1152 En cualquier tiempo que sea, 1169
Bien lo pasa, hasta entre pampas, Porque, si entre ellos pelean, Es siempre, en toda ocasión,
El que respeta a la gente; Los devoran los de ajuera. El trago el pior enemigo;
El hombre ha de ser prudente Con cariño se los digo,
Para librarse de enojos: 1161 Recuérdenlo con cuidado:
Cauteloso entre los flojos, Respeten a los ancianos: Aquel que ofiende embriagado
Moderado entre valientes. El burlarlos no es hazaña; Merece doble castigo.
Si andan entre gente estraña
1153 Deben ser muy precavidos, 1170
El trabajar es la ley, Pues por igual es tenido Si se arma algun revolutis,
Porque es preciso alquirir; Quien con malos se acompaña. Siempre han de ser los primeros,
No se espongan a sufrir No se muestren altaneros,
Una triste situación: 1162 Aungue la razón les sobre:
Sangra mucho el corazón La cigüeña, cuando es vieja, En la barba de los pobres
Del que tiene que pedir. Pierde la vista, y procuran Aprienden pa ser barberos.
Cuidarla en su edá madura
1154 Todas sus hijas pequeñas: 1171
Debe trabajar el hombre Apriendan de las cigüeñas Si entriegan su corazón
Para ganarse su pan; Este ejemplo de ternura. A alguna mujer querida,
Pues la miseria, en su afán No le hagan una partida
De perseguir de mil modos, 1163 Que la ofienda a la mujer:
Llama en la puerta de todos Si les hacen una ofensa, Siempre los ha de perder
Y entra en la del haragán. Aunque la echen en olvido, Una mujer ofendida.
Vivan siempre prevenidos;
1155 Pues ciertamente sucede 1172
A ningún hombre amenacen, Que hablará muy mal de ustedes Procuren, si son cantores,
Porque naides se acobarda; Aquel que los ha ofendido. El cantar con sentimiento,
Poco en conocerlo tarda Ni tiemplen el estrumento
Quien amenaza imprudente: 1164 Por sólo el gusto de hablar,
Que hay un peligro presente El que obedeciendo vive Y acostúmbrense a cantar
Y otro peligro se aguarda. Nunca tiene suerte blanda, En cosas de jundamento.
Mas con su soberbia agranda
1156 El rigor en que padece: 1173
Para vencer un peligro, Obedezca al que obedece Y les doy estos consejos
Salvar de cualquier abismo Y será gúeno el que manda. Que me ha costado alquirirlos,
-Por esperencia lo afirmo-, Porque deseo dirigirlos;
Más que el sable y que la lanza 1165 Pero no alcanza mi cencia
Suele servir la confianza Procuren de no perder Hasta darles la prudencia
Que el hombre tiene en si mismo. Ni el tiempo ni la vergüenza; Que precisan pa seguirlos.
Como todo hombre que piensa,
1157 Procedan siempre con juicio; 1174
Nace el hombre con la astucia Y sepan que ningún vicio Estas cosas y otras muchas
Que ha de servirle de guía; Acaba donde comienza. Medité en mis soledades;
Sin ella sucumbiría: Sepan que no hay falsedades
Pero, sigún mi esperencia, 1166 Ni error en estos consejos:
Se vuelve en unos prudencia Ave de pico encorvado Es de la boca del viejo
Y en los otros picardía. Le tiene al robo afición; De ande salen las verdades.
Pero el hombre de razón
1158 No roba jamás un cobre,
Aprovecha la ocasión Pues no es vergúenza ser pobre
El hombre que es diligente; Y es vergúenza ser ladrón. XXXIII
Y, tenganló bien presente:
Si al compararla no yerro, 1167 1175
La ocasión es como el fierro: El hombre no mate al hombre Después a los cuatro vientos
Se ha de machacar caliente. Ni pelé por fantasía; Los cuatro se dirigieron;
Tiene en la desgracia mía Una promesa se hicieron
1159 Un espejo en que mirarse; Que todos debían cumplir;
Muchas cosas pierde el hombre Saber el hombre guardarse Mas no la puedo decir
Que a veces las vuelve a hallar; Es la gran sabiduría. Pues secreto prometieron.
Pero les debo enseñar,

M tí Fi II
1176 Que el juego, pa calentar, 1193
Les alvierto solamente Debe ir siempre por abajo. Mas naides se crea ofendido
-Y esto a ninguno le asombre, Pues a ninguno incomodo,
Pues muchas veces el hombre 1185 Y si canto de este modo,
Tiene que hacer de ese modo-; En su ley está el de arriba Por encontrarlo oportuno,
Convinieron entre todos Si hace lo que le aproveche; NO ES PARA MAL DE NINGUNO
En mudar allí de nombre. De sus favores sospeche SINO PARA BIEN DE TODOS.
Hasta el mesmo que lo nombra
1177 Siempre es dañosa la sombra
Sin ninguna intención mala Del árbol que tiene leche.
Lo hicieron, no tengo duda;
Pero es la verdá desnuda 1186
—Siempre suele suceder—: Al pobre, al menor descuido,
Aquel que su nombre muda Lo levantan de un sogazo,
Tiene culpas que esconder. Pero yo compriendo el caso
Y esta consecuencia saco:
1178 El gaucho es el cuero flaco:
Y ya dejo el estrumento Da los tientos para el lazo.
Con que he divertido a ustedes;
Todos conocerlo pueden 1187
Que tuve costancia suma: Y en lo que esplica mi lengua
Este es un botón de pluma Todos deben tener fé;
Que no hay quien lo desenriede. Ansí; pues, entiendanmé,
Can codicias no me mancho:
1179 No se ha de llover el rancho
Con mi deber he cumplido, En donde este libro esté.
Y ya he salido del paso;
Pero diré, por si acaso, 1188
Pa que me entiendan los criollos: Permítanme descansar,
Todavía me quedan rollos ¡Pues he trabajado tanto!
Por si se ofrece dar lazo. En este punto me planto
Y a continuar me resisto:
1180 Estos son treinta y tres cantos,
Y con esto me despido Que es la mesma edá de Cristo.
Sin espresar hasta cuándo;
Siempre corta por lo blando 1189
El que busca lo siguro, Y guarden estas palabras
Mas yo corto por lo duro, Que les digo al terminar:
Y ansí he de seguir cortando. En mi obra he de continuar
Hasta dárselas concluida,
1181 Si el ingenio o si la vida
Vive el águila en su nido, No me llegan a faltar.
El tigre vive en su selva,
El zorro en la cueva ajena, 1190
Y, en su destino incostante, Y si la vida me falta,
Solo el gaucho vive errante Tenganló todos por cierto
Donde la suerte lo lleva. Que el gaucho, hasta en el desierto,
Sentirá en tal ocasión
1182 Tristeza en el corazón,
Es el pobre en su orfandá Al saber que yo estoy muerto.
De la fortuna el desecho,
Porque naides toma a pechos 1191
El defender a su raza: Pues son mis dichas desdichas
Debe el gaucho tener casa, Las de todos mis hermanos;
Escuela, iglesia y derechos. Ellos guardaran ufanos
En su corazón mi historia:
1183 Me tendrán en su memoria
Y han de concluir algún día Para siempre mis paisanos.
Estos enriedos maaditos;
La obra no la facilito 1192 Ilustraciones de Juan C. Castagnino
Porque aumentan el fandango Es la memoria un gran don, extraídas de la versión publicada
Los que están, como el chimango Calidá muy meritoria; por E.U.D.E.B.A en 1962. © 1962
Sobre el cuero y dando gritos. Y aquellos que en esta historia
1184 Sospechen que les doy palo,
Mas Dios ha de permitir Sepan que olvidar lo malo
Que esto llegue a mejorar; También es tener memoria.
Pero se ha de recordar,
Para hacer bien el trabajo,

M tí Fi II 6

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