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EL RBOL DEL CEMENTERIO No la tranquilidad de la arboleda que ofrece sombra fresca y regalada al remanso, al pastor y la manada y que paisaje

bblico remeda. No el suspiro de la ola cuando rueda a morir en la playa desolada, ni el morir de la tarde en la callada fronda que al ave taciturna hospeda, dieron a mi niez sta en que vivo sed de misterio torturante y honda, donde todos los pasos son inciertos: fue del panten el rbol pensativo en cuya fosca, impenetrable fronda anidaban las aves de los muertos.

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