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Mao Tsetung

LAS COSAS EMPIEZAN A CAMBIAR


Del
Obras Escogidas de Mao Tsetung
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN
Primera edición 1977
Tomo V, págs. 479-85.

Transcrito © para el Internet por Rafael Masada, Masada97@aol.com


Las indicaciones del HTML por David Romagnolo, djr@marx2mao.org (Mayo de 1998)

pág. 479

LAS COSAS EMPIEZAN A CAMBIAR[*]


15 de mayo de 1957

La unidad y la lucha de contrarios existen universalmente en la vida de la sociedad. Como resultado de la lucha,
cada uno de los contrarios se transforma en su opuesto y se establece una nueva unidad; así, la vida de la
sociedad da un paso adelante.
La campaña de rectificación del Partido Comunista es una lucha entre dos estilos de trabajo dentro de un todo
único. Esto es así tanto en el Partido Comunista como en el seno de todo el pueblo. En el Partido Comunista
existen diferentes tipos de personas. Hay marxistas, que constituyen la mayoría. Estos también tienen defectos,
pero no graves. Otra parte de sus miembros albergan erróneas ideas dogmáticas. Hablando en general, éstos
trabajan con toda fidelidad por el Partido y la patria, sólo que adolecen de unilateralidad "izquierdista" en el
enfoque de los problemas. Una vez que superen tal unilateralidad, darán un gran paso adelante. Hay también
cierto número de personas que tienen erróneas ideas revisionistas, ideas oportunistas de derecha. Ellas
representan un peligro mayor, pues sus ideas constituyen un reflejo de la ideología burguesa en el Partido;
suspiran por el liberalismo burgués, niegan todas las cosas en bloque y están vinculadas por miles de lazos con
los intelectuales burgueses de fuera del Partido. Desde hace varios meses se viene criticando el dogmatismo,
pero se ha pasado por alto el revisionismo. El dogmatismo debe ser criticado, pues de otra manera muchos
errores no podrán ser corregidos. Pero ha llegado el momento de que nos preocupemos por criticar el
revisionismo. Al transformarse en una cosa que le es contraria, el dogmatismo se convierte bien en marxismo,
bien en revisionismo. La experiencia de nuestro Partido muestra que el primer caso se ha presentado muchas
veces y pocas el segundo, lo cual

* Artículo escrito por el camarada Mao Tsetung y distribuido entre cuadros del Partido.
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se debe a que los dogmáticos representan una tendencia ideológica dentro del proletariado, sólo que teñida de
fanatismo pequeñoburgués. Lo que algunas veces es atacado como "dogmatismo" son en realidad simples
errores cometidos en el trabajo y, otras, es en verdad el marxismo, que cierta gente toma por "dogmatismo" y
ataca como tal. Los que efectivamente son dogmáticos creen que el "izquierdismo" es mejor que el derechismo,
y esto tiene una explicación: Ellos quieren hacer la revolución. Pero, por el daño que ocasiona a la causa
revolucionaria, el "izquierdismo" no es en nada mejor que el derechismo, y por eso hay que rectificarlo con
resolución. Algunos errores han sido cometidos debido a la aplicación de políticas procedentes de las
autoridades centrales y de ello no hay que culpar demasiado a los niveles inferiores. Muchos nuevos miembros
de nuestro Partido son intelectuales (los hay aún más en la Liga de la Juventud), y una parte de ellos tienen
realmente ideas revisionistas bastante graves. Niegan el espíritu de partido y el carácter de clase de la prensa;
borran la diferencia de principio entre el periodismo proletario y el burgués, y meten en el mismo saco el
periodismo que refleja la economía colectiva de un país socialista y el que refleja la economía de un país
capitalista, caracterizada por la anarquía y la rivalidad de grupos monopolistas. Se deleitan con el liberalismo
burgués y se oponen a la dirección del Partido. Aprueban la democracia, pero están en contra del centralismo.
Se oponen a que el trabajo cultural y educacional (incluido el periodístico) se someta a una dirección,
planificación y control adecuados -- desde luego, no excesivamente centralizados --, que son indispensables
para hacer realidad la economía planificada. Actúan en concomitancia con los intelectuales de derecha en el
ámbito social, se asocian y fraternizan con ellos. Son diversos los tipos de personas que critican el dogmatismo:
los comunistas, es decir, los marxistas; los "comunistas" entre comillas, esto es, los derechistas de dentro del
Partido Comunista, o revisionistas; y la izquierda, el centro y la derecha de fuera del Partido. El centro es
numeroso, representa alrededor del 70 por ciento de los intelectuales de Fuera del Partido, mientras que la
izquierda constituye más o menos un 20 por ciento, y la derecha, el 1, 3 ó 5 y hasta el 1o por ciento, según las
condiciones concretas.
En los últimos tiempos, los derechistas pertenecientes a los partidos democráticos y los que se hallan en los
centros de enseñanza superior se han mostrado sumamente decididos y desenfrenados. Creen que los elementos
de centro son gente suya y que no seguirán
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al Partido Comunista, pero, en realidad, esto no es más que un sueño. Algunos de los elementos de centro,
vacilantes como son, pueden pasarse a la izquierda o a la derecha; en este momento, ante los desaforados
ataques de los derechistas, prefieren callar y esperar a ver qué pasa. Hasta el presente estos ataques aún no han
llegado a su apogeo, y los derechistas están que bailan de alegría. Los derechistas de dentro y fuera del Partido
ignoran la dialéctica: Una cosa se convierte en su contrario cuando llega al extremo. Nosotros dejaremos que se
desmanden por un tiempo más y lleguen al colmo. Cuanto más desenfrenados se muestren, tanto mejor para
nosotros. Algunos de ellos manifiestan el temor de que. esto no sea más que un anzuelo, y otros, el de que se
esté empleando con ellos la táctica de atraer al enemigo para que penetre profundamente y luego acorralarlo y
aniquilarlo. Lo que sucede ahora es que gran cantidad de peces han salido a flor de agua sin necesidad de que se
les eche anzuelo alguno. No son peces ordinarios, sino probablemente tiburones, que tienen dientes afilados y
gustan de devorar a la gente. Las aletas que comemos son instrumentos natatorios de este tipo de pez. La lucha
entre nosotros y los derechistas gravita en torno al combate por ganar a los elementos de centro, quienes,
efectivamente, pueden ser atraídos a nuestro lado. Eso de apoyar la dictadura democrática popular, el gobierno
popular, el socialismo y la dirección del Partido Comunista, en boca de los derechistas, es todo falso y de
manera alguna debemos darle crédito. Esto rige para todos los derechistas, sean de los partidos democráticos, de
los círculos docentes, artísticos y literarios, periodísticos y científico-tecnológicos, o de los medios industriales
y comerciales. Hay dos tipos de gentes que dan muestras de la mayor resolución en su actitud: las de izquierda y
las de derecha. Unas y otras se disputan a los elementos de centro, se disputan la dirección sobre ellos. Los
derechistas intentan conquistar primero una parte y luego el todo. Luchan por conquistar primero la dirección
sobre los círculos periodísticos, docentes, artísticos y literarios y científico-tecnológicos. Saben que en estos
terrenos el Partido Comunista está en inferioridad de condiciones con respecto a ellos y ése es efectivamente el
caso. Son "tesoros de la nación" a los cuales no se les puede tocar ni un pelo. La campaña contra los "tres
males", la eliminación de los contrarrevolucionarios y la remodelación ideológica, ¡malditas todas esas cosas
del pasado! ¡Atreverse a tocar lo sagrado! Saben, además, que entre los estudiantes universitarios muchos son
hijos de terratenientes, campesinos ricos y burgueses, y creen que responderán
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a su llamado. Esto puede suceder con aquellos estudiantes que tienen ideas de derecha, pero es una quimera
suponer que así actuará la mayoría de los estudiantes. También hay indicios de que los derechistas de los
círculos periodísticos incitan a las masas obreras y campesinas contra el gobierno.
Hay quienes se oponen a la práctica de colocar etiquetas políticas, pero su oposición se limita a que el Partido
Comunista lo haga con ellos. En cambio, ellos sí se permiten colocarlas al Partido Comunista y a los elementos
de izquierda y de centro de los partidos democráticos y de los diversos círculos sociales. En los últimos meses,
¡cuántas etiquetas no han acomodado los derechistas valiéndose de los periódicos! En lo que se refiere a los de
centro, son sinceros en su oposición a la práctica de colgar etiquetas. A ellos es preciso quitarles todas aquellas
que les hayamos puesto inapropiadamente y, en adelante, abstenernos de colocar etiquetas de modo
indiscriminado. Hay que reparar de manera pública todas las injusticias que en efecto se hayan cometido con
algunas personas, sean quienes fueren, en la campaña contra los "tres males", durante la eliminación de los
contrarrevolucionarios y en el curso de la remodelación ideológica. Pero poner etiquetas a los derechistas es
harina de otro costal. Aun así, hay que hacerlo con acierto, y sólo a los verdaderos derechistas se les debe colgar
la etiqueta de derechistas. Salvo raras excepciones, no hace falta dar a conocer sus nombres, pues así les
dejamos un margen, de manera que pueda llegarse a un compromiso cuando las circunstancias lo permitan.
Aquello de que los derechistas representan el 1, 3 ó 5 y hasta el 10 por ciento es solamente un cálculo, pudiendo
el porcentaje resultar mayor o menor. Además, las circunstancias varían de una entidad a otra. Por todo ello, es
preciso fundamentar dicha calificación en pruebas fehacientes y en hechos, evitando incurrir en excesos, pues
incurrir en excesos es erróneo.
La burguesía y muchos de los intelectuales que sirvieron a la vieja sociedad siempre tratan con obstinación de
manifestarse, añoran su viejo mundo y se sienten un tanto desadaptados en el nuevo. Reeducarlos requiere un
tiempo muy largo y el empleo de métodos que no sean burdos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la
mayoría de ellos ha progresado mucho en comparación con los primeros años posteriores a la Liberación. La
mayor parte de las críticas que nos han hecho es correcta, y debemos aceptarla. Sólo una parte es incorrecta, y
esto exige un trabajo de explicación. A ellos les asiste la razón al pedir que se les tenga confianza y que se les
aseguren las
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atribuciones correspondientes a sus cargos. Es necesario tenerles confianza y conferirles autoridad y
responsabilidad. En cuanto a las críticas de los derechistas, algunas también son correctas y no se las debe
rechazar en bloque. Debemos aceptar cualquier crítica correcta. El rasgo distintivo de los derechistas es su
actitud política de derecha. Ellos mantienen con nosotros una cooperación formal, pero en esencia no cooperan.
0 mejor, en ciertos asuntos cooperan y en otros no. Lo hacen en circunstancias normales, pero, cuando se les
presenta algún resquicio como la actual coyuntura, se niegan de hecho a cooperar. Puesta a un lado su promesa
de acatar la dirección del Partido Comunista, pretenden zafarse de ella. Pero sin esta dirección no se podría
construir el socialismo y la nación sufriría enormes desastres.
Hay en nuestro país varios millones de burgueses y de intelectuales que sirvieron a la vieja sociedad.
Necesitamos que trabajen para nosotros y debemos seguir mejorando nuestras relaciones con ellos, a fin de que
presten un servicio más eficaz a la causa del socialismo y de que nosotros podamos dar nuevos pasos en su
reeducación, la que les permitirá transformarse poco a poco en parte de la clase obrera, convertirse en lo
contrario de lo que son hoy. La gran mayoría de ellos llegarán, sin duda, a esta meta. La reeducación implica
tanto unidad como lucha, esto es, conseguir la unidad mediante la lucha. La lucha es recíproca, y éste es un
momento en que mucha gente lucha contra nosotros. Son razonables, o razonables en lo fundamental, las
críticas de la mayoría de ellos, incluidas aquellas tan agudas como las del profesor Fu Ying, de la Universidad
de Pekín, que no se han publicado en los periódicos. Esta mayoría critica con miras a un mejoramiento de
nuestras relaciones mutuas y lo hace de buena fe. En cambio, las críticas de los derechistas son, por lo común,
malévolas, porque ellos abrigan sentimientos hostiles. El que sea buena o mala la intención es algo perceptible y
no imaginario.
La presente campaña de crítica y de rectificación la emprendió el Partido Comunista. Las hierbas venenosas
crecen junto con las flores fragantes, y los monstruos y demonios surgen al lado de los unicornios y fénix. Esto
es lo que preveíamos y esperábamos. Después de todo, lo bueno existe en mayor cantidad que lo malo. Cuando
algunos dicen que echamos el anzuelo para atrapar peces grandes, nosotros afirmamos que queremos escardar
hierbas venenosas; se trata de una misma cosa expresada en distintas formas. A fin de alcanzar sus propósitos,
los derechistas, que albergan sentimientos anticomunistas, no reparan en nada con tal de desatar en las tierras de
China un tifón con una
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Fuerza mayor de siete, tan violento como para destruir cultivos y casas. Cuanto más irrazonables se muestren en
sus actos, tanto menos tardarán en revelarse como lo contrario de lo que parecían ser en el pasado, cuando
fingían cooperar con el Partido Comunista y aceptar su dirección, y, de este modo, el pueblo caerá en la cuenta
de que no son sino un puñado de monstruos y demonios, opuestos al Partido Comunista y al pueblo. Entonces
se sepultarán a sí mismos. ¿Qué tiene esto de malo?
Hay dos caminos para los derechistas. El uno es meter el rabo entre las piernas y corregirse, y el otro, seguir
provocando disturbios y cavar así su propia tumba. Señores derechistas, está en las manos de ustedes (sólo por
un plazo breve) la iniciativa de optar por uno u otro camino.
Existen en nuestro país varios criterios que nos permiten discernir entre lo verdadero y lo falso, entre lo bueno y
lo malo, en cuanto al comportamiento político de la burguesía y de los intelectuales burgueses. Los principales
consisten en ver si aceptan realmente el socialismo y la dirección del Partido Comunista. Estos dos criterios
hace mucho que ellos los reconocieron, pero ahora algunos pretenden retractarse; tal proceder es inadmisible.
Con sólo renegar de esos dos criterios, ya no tendrán cabida en la República Popular China. El ideal de ustedes
está en el mundo occidental (llamado también "mundo libre"). Pues bien, ¡váyanse allá!
¿Por qué se ha permitido insertar en los periódicos tal cantidad de declaraciones reaccionarias y mefíticas? El
propósito ha sido que el pueblo conozca estas hierbas y vahos venenosos y acabe con ellos.
"¿Por qué ustedes no dijeron esto antes?" ¿Cómo que no? ¿Acaso no dijimos ya hace tiempo que toda hierba
venenosa debía ser escardada
"¿No se salen ustedes de la realidad cuando diferencian a la gente en elementos de izquierda, de centro y de
derecha?" Excepto en los parajes desérticos, allí donde hay grupos humanos invariablemente existen izquierda,
centro y derecha. Esto seguirá siendo así incluso después de diez mil años. ¿A qué viene eso de que nos salimos
de la realidad? Tal diferenciación orienta a las masas para juzgar a la gente y contribuye a ganarse a los
elementos de centro y aislar a los derechistas.
"¿Por qué no intentan ustedes ganarse a los derechistas?" Sí, lo haremos. Pero sólo será posible cuando ellos se
sientan aislados. ¿Como van a entrar en los carriles ahora, cuando andan con el rabo
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erguido hasta las nubes y tratan de quitar de en medio al Partido Comunista? El aislamiento traerá como
consecuencia la disgregación, y disgregar a los derechistas es lo que debemos hacer. Siempre hemos
diferenciado a la gente en elementos de izquierda, de centro y de derecha o, para decirlo con otras palabras, en
avanzados, intermedios y atrasados. Esto no es nada nuevo, sólo que algunos son olvidadizos.
¿.Se les impondrá un "correctivo" severo? Eso depende de cómo se comporten en adelante los señores
derechistas. Las hierbas venenosas tienen que ser escardadas, y de lo que aquí se trata es de una escarda en el
terreno ideológico. Otra cosa es imponer un "correctivo". Nadie será objeto de un "correctivo" a menos que
llegue a "violar gravemente la ley". ¿Qué significa "violar gravemente la ley"? Significa causar grandes
perjuicios a los intereses del Estado y del pueblo, perjuicios que se ocasionan al actuar arbitrariamente haciendo
caso omiso de repetidas advertencias. En cuanto a los que cometen errores ordinarios, con mayor razón se les
debe aplicar el principio de tratar la enfermedad para salvar al paciente. Es ésta una distinción apropiada,
aplicable tanto dentro como fuera del Partido. Desde luego, un "correctivo" también significa tratar la
enfermedad para salvar al paciente.
¿Cuánto tiempo requerirá el Partido para cumplir la tarea de rectificación? Ahora, cuando la situación se
desarrolla a un ritmo muy acelerado, las relaciones entre el Partido y las masas van a mejorar rápidamente. A lo
que parece, el cumplimiento de esta tarea sólo requiere unas semanas en algunos lugares, varios meses en otros
y alrededor de un año en el resto (por ejemplo, en las zonas rurales). En cambio, el estudio del marxismo y la
elevación del nivel ideológico necesitarán un tiempo más largo.
Nuestra unidad y lucha con la burguesía y los intelectuales se extenderán por largo tiempo. Cuando la campaña
de rectificación en el seno del Partido Comunista haya terminado básicamente, propondremos que los partidos
democráticos y los diversos círculos sociales realicen también campañas de rectificación, las cuales acelerarán
su progreso y facilitarán el aislamiento del puñado de elementos de derecha. En el momento actual, las personas
de fuera del Partido nos ayudan en nuestra rectificación; luego, nosotros les ayudaremos en la suya. He aquí una
ayuda mutua para rectificar lo que hay de malo, convirtiéndolo en su contrario, en algo bueno. Esto es
precisamente lo que el pueblo espera de nosotros. Debemos responder a sus esperanzas.

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