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UNAM BIBLIOTECA CENTRAL PR 142 css LO AZ eo tos Michel de Montaigne MAIR OS S403 ENSAYOS I Num, apa. Sat) 3 Director de coleeion CARLOS GARCIA GUAL Hoard: (© EDITORIAL GREDOS, S.A, 2005 inches Pacheco, 85 28002 Madi sernonuccion, manacOn won ee dittip ae MARIE-JOSE LEMARCHAND Tuo orignal Eset de Michel Seigneur de Montaigne © Intreducién,teduceida y notas MARIBJOSE LEMARCHAND Disenode colecion MANUEL JANEIRO Depésto Legal M, 23183-2005, ISBN 88.249.27729, Obra completa IsbN 8424927672. Volumen | rmuTECA Impreso en Espefia Printed in Spain UNIVERSAL Sobee papel Hermes de 80 gramos REDOS Grea: Conder, $A Esteban Terradas, 12 ~Poligono Industil ain bn ios Eneuademacion Ramos INTRODUCCION «Yo mismo soy la materia de mi libro (..) Libro consustancial a su autor y parte de su vida, libro que hizo mas a su autor de lo que él 2 su obra», Estas afirmaciones acerca de la primacia del texto sobre elescritot son probablemente las mas citadas por los comentaristas, y han merecido tantas andlisis como el célebre «Madame Bovary, c'est moiv de Flaubert. Son, en cualquier caso, las declaraciones del hace- dor de un libro que no es otro que el de su propia vida, algo tan revo- lucionario en el siglo xv1 que se tardaria siglo y medio en aceptar ese huevo canion: «(Hacer stt propio retrato, qué propésito mas encanta dor'»?, exclamara Voltaire en réplica a la sentencia condenatoria de Pascal: «Retratarse, jqué estupidez!» El libro va creciendo y desarrollandose como un organismo vivo, por sucesivas capas y una proliferacion de aniadidos que, a modo de nuevas células, Montaigne va injertando incansablemente hasta su muerte, que lo encuentra cubriendo de notas e incluso pegando pape- les sobre la copia impresa de una quinta edicion, que resultara ser péstuma. {Qué vida fue entonces la del Seftor Michel Eyquem de Montaigne y le de su libro, los Ensayos? Vida y obra fueron precisamente esto: unos Essais, es decir, unas experiencias (en el apartado II de esta In- 2 ale n'ay pas plus fait mon livre que mon live a fai, Horeconsubstantel son ae theur, dure occupation propre, membre de ma ve, non d'une occupation et fin tere et estrangere comme tous autres livres Libro I, cap. XVID} P Lecharmant projet qua ex dese peindre! > Lesot projet qu'il a eu dese peindre! @ Michel de Montaigne troduccion volveremos sobre el término essai, que dista mucho de la significacion de «ensayo»), Sobre las circunstancias biogréficas y los acontecimientos hist6- ricos —jtantos!— que nutren la fecunda vida de Montaigne, no me voy a extender, ni aludiré a ellos de forma precisa, porque remito al lector ala Cronologia que figura tras esta Introduccion. 1. UN RETRATO OBLICUO DE MONTAIGNE «Las fantasias de mi imaginacién se van siguiendo, pero desde muy lejos a veces, y si se miran, es con una vista oblicua», afirma Montaigne en el capitulo IX del Libro IIT, en el que engarzando citas y anécdotas, recordando aventuras de juventud y confesando males propios de la vejez, va esbozando, y emborronando a la vez, un auto- retrato, el ltimo, No resulta facil seguirle, pero intentemos trazar una semblanza que pueda guiar al lector. Con unos pocos adjetivos, diriamos que es —y utilizo a propési- to el presente, porque como todos los grandes clasicos, Montaigne se nos hace presente y vivo en cada lines tolerante, sincero, muy amigo de sus amigos. Politico con maytiscula (en una época en la que no existian los partidos politicos, pero si, naturalmente, la politica y un gran esfuerzo de reflexion sobre las ideas politicas: es el siglo de Erasmo, de Tomas Moro, de Vitoria, de Jean Bodin, y de La Boétie, su amigo mas querido, por no citar mas que algunos), bon vivant en el sentido més profundo y hasta las tltimas consecuencias, y finalmen- te, curioso, de una forma cercana a su etimologia de cura, es decir, un querer y preocuparse por el saber y un cuidar del saber. Curiosidad que va ala par con cierto ritmo de vida, el propio de un espiritu aler- ta, en poste y con el caballo siempre ensillado, cabalgando por los li- bros y las tierras, Introducetén 9 Retomemos brevemente estos calificativos. Tolerante, pero tole- rante en una época de intolerancia sangrienta, de fanatismo y dogma- tismo fratricida, de masacres en nombre de un mismo Dios, hecho trizas entre dos bandos. Como él mismo afirma, aludiendo a una gue- tra civil anterior, italiana en ese caso, es «gielfo para los gibelinos y gibelino para los gitelfos» (L. II, cap. XII. Tolerante hacia lo otro, lo distinto, y sobre todo hacia el Otro, en una Europa que atin entregada a unas monstruosas carnicerias la comparacién es de Montaigne, y supongo que es la primera vez, que no la ditima, en que viene aplica- daa la guerra-, tiene el descaro de llamar «barbaro» a un Nuevo Mundo que ha sabido edificar ciudades de una magnificencia asom- brosa («Lespouventable magnificence des villes de Cusco et de Mexico», LANL, cap. VD, a las que no ha dudado en pillar y expoliar: «Tantas ciudades arrasadas, tantas naciones exterminadas, tantos millones de pueblos pasados por el filo de la espada, y la parte mas rica y hermo- sa del mundo jarruinada por el negocio de las perlas y la pimiental *», De la sinceridad nos dice Montaigne en uno de los capitulos més importantes del Libro primero, el que dedica a la educacién, que ‘junto con la firmeza y la fe, constituye la verdadera filosofia» y que todo lo demas, incluso las ciencias ~entendidas éstas como «el sa- ber», «no son més que afeites», una afirmacién que viene a redundar fen otras que pertenecen al capitulo IX, De la mentira. Si algo odia Montaigne es la mentira y el engaiio: él anda sin mascara aun en unas situaciones en las que lo justificarian los usos y costumbres, como en la diplomacia, que ejercié como amateur, pero al mas alto nivel (como veremos mas adelante}: «En lo poco que tuve que nego- ciar entre nuestros Principes, durante esas divisiones y subdivisiones en las que nos seguimos despedazando hoy todavia, tuve buen cui- dado de evitar que se equivocaran tomndome por otto y aferrindose ‘auna méscara mia. La gente de esa profesin se mantiene a cubierto (.) Yo me ofrezco con mis mas vivas opiniones, de la forma mas per- * Tané de villesrasées, tant de nations exterminees, tant de millions de peuples possez au fi de espee et la plus riche et belle partie du monde bouleversée par la negotiation des peres et du potve! (L. Ill, capNU)

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