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La Natividad del Seor (Misa del Da)

El verbo se hizo carne y habit entre nosotros, nos dice San Juan Evangelista. Hoy celebramos
ese gran misterio de amor cuando en la plenitud de los tiempos fue enviado el Redentor al mundo para la salvacin de nosotros los pecadores.

Tristemente perdemos muchas veces de vista lo que realmente significa la navidad, y nos olvidamos de lo sustancial para concentrarnos en lo vano y lo superfluo. Es lastimoso ver muchos de nuestros templos vacos en estos das de fiestas. Las nuevas catedrales son los centros comerciales, abarrotados de tope a tope en un frenes de consumismo inhumano. Un consumo que devora y destruye nuestra fe cristiana cuando nos olvidamos que la navidad no es gastar, viajar, comprar y parrandear; sino que es la conmemoracin del nacimiento de nuestro Salvador y el comienzo del plan salvfico del Padre en l aqu hecho carne en la Tierra. El consumo navideo al cual nuestra sociedad est ya muy acostumbrada, debe ser iluminado con las enseanzas de la Iglesia y de ese Cristo al cual celebramos en su nacimiento. En esta navidad mis queridos hermanos actuemos de manera distinta: si hemos de consumir que sea para compartir, si hemos de compartir que sea con alegra, y con esa misma alegra llevemos a todas parte un testimonio real de que s se puede vivir cristianamente la navidad en nuestra Isla. La prudencia, la templanza, la mansedumbre y el sentido comn sern nuestros mejores aliados para vivir, con la ayuda de la gracia de Dios, estos das de navidad conforme al magisterio de la Iglesia. Ahora, por tanto, nuestra paz no es prometida, sino enviada; no es diferida, sino concedida; es profetizada, sino realizada: el Padre ha enviado a la tierra algo as como un saco lleno misericordia; un saco, dira, que se romper en la pasin, para que se derrame el precio nuestro rescate que contiene; un saco que, si bien es pequeo, esta ya totalmente lleno. efecto, un nio se nos ha dado, pero en este nio habita toda la plenitud de la divinidad.1 no de de En

Qu locura de amor la de nuestro Dios! Se hizo carne, y se anonad a s mismo, pasando por uno de tantos. Y sabes qu? Lo hizo por ti y por m. Su gloriosa encarnacin diviniz nuestra humanidad. No nos desenfoquemos, volvamos a lo bsico. Que Jesucristo sea el centro de nuestra navidad.

San Bernardo, Sermn 1 de Epifana, 1-2.

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